Celebra la conquista rápida

El comité estaba conformado por el cardenal Adriano de Utrecht , el canciller imperial Mercurino Arborio Gattinara , el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota, el arzobispo de Palermo Jean Carondelete , el arzobispo de Granada Antonio de Rojas Manrique , el comendador mayor de Castilla Hernando de la Vega, y el obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca.

Además estuvieron presentes en la reunión el doctor Diego Beltrán, Luis Zapata, Francisco de Aguirre, Lorenzo Galíndez de Carvajal , Pedro Mártir de Anglería , Bartolomé de las Casas , Juan de Sámano, y Francisco de los Cobos y Molina.

A pesar de que el obispo de Burgos acusó a Cortés y sus hombres como desertores y traidores, el 17 de mayo de el comité decidió aplazar la resolución hasta escuchar nuevas pruebas tanto de Velázquez como de Cortés. Diego Velázquez, desconociendo aún los últimos sucesos en España, confiscó en la isla de Cuba los bienes de Cortés y de algunos de sus hombres.

Organizó un ejército que constaba de diecinueve embarcaciones, mil cuatrocientos hombres, ochenta caballos, veinte piezas de artillería y mil auxiliares cubanos. Designó a Pánfilo de Narváez como capitán con órdenes secretas para arrestar o matar a Cortés.

Cuando Rodrigo de Figueroa, juez de residencia de La Española, se enteró de los planes de Velázquez, consideró que la pugna no era beneficiosa para la corona y por tal motivo envió al oidor juez Lucas Vázquez de Ayllón junto con el alguacil de Santo Domingo Luis de Sotelo y el escribano Pedro de Ledesma para detener la expedición.

Adicionalmente, el 18 de febrero de notificó directamente a Velázquez las órdenes de Figueroa pero el gobernador de Cuba prosiguió con sus planes, desatendiendo la petición oficial y desafiando la autoridad de Figueroa.

En esa circunstancia, Vázquez de Ayllón decidió viajar simultáneamente a la Villa Rica de la Vera Cruz para tratar de negociar un acuerdo. Las embarcaciones zarparon de Cuba el 5 de marzo de Participaron en la excursión de Narváez Juan Bono de Quejo, Leonel de Cervantes, el veedor inspector del gobernador de Cuba Gerónimo Martínez de Salvatierra, un sobrino homónimo de Velázquez conocido como «el Mozo», el alcalde de Trinidad Francisco Verdugo, Gaspar de Garnica, Baltasar Bermúdez y otros experimentados conquistadores.

También viajó Andrés de Duero, secretario de Velázquez pero amigo de Cortés, ya que Amador de Lares había muerto a principios de Los barcos hicieron escala en Cozumel , en donde rescataron a los sobrevivientes del naufragio de Alonso de Parada y fundaron una pequeña guarnición.

Se dirigieron hacia Tabasco llegando a Potonchan donde se encontraba la Villa de Santa María de la Victoria para reabastecerse de agua y en la etapa final del viaje fueron sorprendidos por una tormenta, perdiendo un barco y cincuenta hombres, entre ellos Cristóbal de Morante, quien había sido socio y capitán en la primera excursión a la península de Yucatán.

Llegaron a San Juan de Ulúa el 19 de abril pero los barcos de Vázquez de Ayllón habían llegado un par de días antes, por lo que el oidor pudo contactar a los hombres de la Villa Rica de la Vera Cruz, enterándose antes de los logros de Cortés.

Al desembarcar, Pánfilo de Narváez decidió fundar la ciudad de San Salvador. Hicieron contacto con los totonacas , a quienes informaron que pretendían arrestar a Cortés y liberar a Moctezuma.

El tecutli gordo de Cempoala quedó impresionado ante las noticias, pero prefirió dar la bienvenida a los recién llegados, suministrándoles víveres durante tres semanas. Los totonacas enviaron los acostumbrados regalos pero Pánfilo los guardó para sí, provocando la antipatía de sus seguidores. Narváez culpó al oidor de la situación y decidió arrestarlo.

Vázquez de Ayllón, Pedro de Ledesma y algunos simpatizantes de Cortés fueron hechos prisioneros y enviados en un barco con dirección a Cuba.

El oidor no pudo hacer nada frente a los hombres de Narváez, pero cuando zarparon, amenazó al capitán del barco, en el sentido de que si este obedecía las órdenes de ir a Cuba lo condenaría a la horca; por tal motivo, la embarcación se dirigió hacia La Española.

Ahí, Vázquez de Ayllón denunció los hechos y envió cartas a España detallando la afrenta y el proceder violento de Narváez. Finalmente, lo sucedido fue contraproducente a los intereses de Diego Velázquez. Una comitiva de Moctezuma, quien estaba sometido, se puso en contacto con Narváez, y pronto fueron enviados mensajes al huey tlatoani.

este albergó nuevas esperanzas de ser liberado y mantuvo en secreto esta comunicación, pero no pudo ocultar las noticias de la llegada de las embarcaciones. Cortés designó a fray Bartolomé de Olmedo y cinco emisarios para indagar las noticias de lo que ocurría.

Sandoval, lejos de atender la petición, decidió apresar a los comisionados y enviarlos de inmediato a Tenochtitlan. Narváez también envió cartas a Juan Velázquez de León pensando, equivocadamente, que el pariente del gobernador de Cuba sería un aliado.

Cortés recibió con halagos a Vergara y Guevara, les pidió disculpas por el trato de Sandoval. El caudillo organizó un banquete y les regaló oro, ante lo que los comisionados quedaron pasmados. Cortés los envió de regreso a la costa con una escolta y una carta de respuesta para Narváez.

Cuando Vergara y Guevara llegaron a San Salvador , comenzaron a repartir oro de forma secreta a los hombres de Narváez.

La misiva de Cortés contenía palabras de bienvenida e invitación a los miembros de la expedición, pero de sorpresa por la nueva designación de Narváez.

Ante la expectativa, Cortés salió de Tenochtitlan marchando con parte de su ejército hacia la costa, dejando una guarnición de ochenta hombres al mando de Pedro de Alvarado , envió instrucciones a Velázquez de León y Rangel para que se reunieran con él en Cholula para ir de manera conjunta hacia Cempoala.

Las entrevistas con mensajeros sirvieron de espionaje, Andrés de Duero ayudó nuevamente a su amigo para sobornar a diferentes oficiales de Narváez. Pocas horas antes de realizar el ataque sus espías informaron los pormenores de las posiciones de los contrincantes.

Narváez se encontraba en Cempoala, confiado en que no atacarían por las condiciones del tiempo. A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue veloz y certero. Diego Pizarro con sesenta hombres tenía órdenes de apoderarse de la artillería; Gonzalo de Sandoval con ochenta hombres debía capturar o matar a Narváez; Juan Velázquez de León enfrentaría a las fuerzas de su primo Diego Velázquez «el Mozo», sobrino del gobernador; Diego de Ordás tendría que capturar a las fuerzas comandadas por Salvatierra; finalmente, Andrés de Tapia y Cortés reforzarían con ayuda a cualquiera de los otros capitanes.

Cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar, pero era tarde. Los sobornos funcionaron, el jefe de artillería Bartolomé de Usagre había colocado cera en los cañones, la pólvora se había mojado, los hombres de Bermúdez no se encontraban en sus puestos y los espías de Cortés habían cortado las cinchas de las sillas de los caballos.

Pedro Sánchez Farfán llevó al prisionero herido ante los capitanes Gonzalo de Sándoval, Alonso de Ávila, y Diego de Ordás, quienes le quitaron las supuestas provisiones del rey, que resultaron ser tan solo las instrucciones de Velázquez. La mayor parte de los hombres se rindieron convencidos de la riqueza de las tierras descubiertas y reconocieron a Cortés como nuevo jefe, incrementando así la fuerza militar del conquistador.

Entre los auxiliares viajaba un esclavo de raza negra enfermo de viruela. Un mensajero proveniente de Tenochtitlan informó a Cortés sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a todos los hombres que habían quedado al resguardo de la misma; así mismo, se enteró la comunicación secreta que había sostenido Moctezuma con Narváez.

Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso al capitán Pedro de Alvarado , quien otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl , la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados.

Pero Alvarado descubrió serios indicios [ ¿cuál? Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada de Cuauhquiyauac Águila en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan Punta de caña , la de Tezcacóac Serpiente de espejos y entonces comenzó la masacre.

Fue una gran pérdida porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el Calmécac , los veteranos de guerra, los calpixques , los intérpretes de códices. La presencia de los extranjeros ofendía al pueblo de Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del huey tlatoani , que nadie se había atrevido a contradecirlo.

Moctezuma pidió al tlacochcálcatl jefe de armas de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la población enardecida con un discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles.

La rebelión ya no pudo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani , gritaba «¡Ya no somos tus vasallos! Además se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes. Sitiaron el palacio durante más de veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes.

De regreso en la ciudad y tras un enfrentamiento en Iztapalapa , Cortés pudo reunirse con sus compañeros en el palacio de Axayácatl desde el que se defendían de constantes ataques.

De acuerdo a Díaz del Castillo, Cortés había llegado con más de mil trescientos soldados, noventa y siete caballos, ochenta ballesteros, ochenta escopeteros, artillería y más de dos mil tlaxcaltecas. Pedro de Alvarado había mantenido cautivo a Moctezuma, junto con algunos de sus hijos y varios sacerdotes.

Después de estos sucesos ocurrió la muerte de Moctezuma Xocoyotzin. Díaz del Castillo dice que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para que hablara con su gente y los tranquilizara; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso.

Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida. El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan concejo eligió como nuevo tlatoani a un hermano de Moctezuma, Cuitláhuac.

En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible. Para impedir la huida de los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó las vigas del palacio de Axaycácatl para improvisar puentes portátiles.

El 30 de junio de durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan. Ochenta tamemes tlaxcaltecas fueron previstos para transportar el oro y las joyas.

Adelante marcharon Gonzalo de Sandoval, Antonio de Quiñones, Francisco de Acevedo, Francisco Lugo, Diego de Ordás, Andrés de Tapia, doscientos peones, veinte jinetes y cuatrocientos tlaxcaltecas.

En el centro transportando el tesoro, Hernán Cortés, Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Bernardino Vázquez de Tapia , la artillería, Malintzin y otras mujeres indígenas, Chimalpopoca con sus hermanas, los prisioneros mexicas y el grueso de las fuerzas españolas y aliadas.

En la retaguardia Pedro de Alvarado, Juan Velázquez de León, la caballería y la mayor parte de los soldados de Narváez. Solo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos ochocientos españoles y gran número de aliados, además de perder cuarenta caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas de hierro , así como la mayor parte del oro.

El propio Cortés fue herido en una mano. Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan , episodio en el que el cronista López de Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado en el puente de Toltacacalopan, mismo que fue desmentido por Díaz del Castillo.

Todos los cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche Triste :. La ruta que tomaron hacia Tlaxcala fue a través de Tlalnepantla , Atizapán , Teocalhueycan, Cuautitlán , Tepotzotlán , Xóloc, Zacamolco.

El 7 de julio los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba. Agotados tras días de ser perseguidos, y pese a la inmensa desigualdad de fuerzas, la habilidad militar de Cortés se centró en defenderse en círculo hasta conseguir matar al cihuacoatl o principal capitán de los mexicas, pues muerto este, los perseguidores se dispersarían y huirían y así fue, consiguiendo una victoria que hoy se estudia en las academias militares del mundo.

Debido a que el mayor número de bajas correspondía a los indios aliados, Hernán Cortés pensó que la alianza con los tlaxcaltecas había terminado tras la derrota, pero de forma contraria a sus predicciones fue recibido con benevolencia por el senado de Tlaxcala, a pesar de la oposición de Xicohténcatl.

Las fuerzas españolas comenzaron a reorganizarse, aunque tardaron más de un año para regresar a tomar la plaza de Tenochtitlan.

Mientras tanto en la ciudad se desató una epidemia de viruela , enfermedad desconocida en América y a consecuencia de la cual mucha gente murió en un lapso corto. Como daño colateral se presentó una hambruna , en razón del desquiciamiento de los sistemas de abastecimiento.

Cuitláhuac mandó reconstruir el templo mayor, reorganizó el ejército y lo envió al valle de Tepeaca. Intentó realizar alianza con los purépechas , pero el cazonci Zuanga después de considerar la oferta, se negó a aceptarla.

También fueron enviados emisarios con intenciones de sellar la paz con los tlaxcaltecas, pero éstos se negaron rotundamente. En noviembre de ese mismo año, Cuitláhuac murió de viruela al igual que el tlatoani de Tlacopan Totoquihuatzin. Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlacochcálcatl jefe de armas y se había pronunciado en contra de la actitud pasiva de Moctezuma.

Debido a que su madre era Tiacapantzin, heredera al trono de Tlatelolco , pudo reunir el apoyo de toda la ciudad. Cuando fue elegido nuevo tlatoani continuó con los trabajos de reconstrucción y fortificación la ciudad, pues suponía el regreso de los españoles, envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados por medio de la disminución o eliminación de tributos.

Buscó por segunda ocasión la alianza con el nuevo cazonci purépecha Tangáxoan Tzíntzicha , cuyo padre Zuanga también había muerto por la viruela; la negativa del heredero fue más violenta, los emisarios de Cuauhtémoc fueron asesinados en Tzintzuntzan.

Los sobrevivientes españoles pasaron tres días en Hueyotlipan donde fueron auxiliados por los tlaxcaltecas. Poco después Cortés y Maxixcatzin se reunieron en Tlaxcala para refrendar su alianza. Durante veinte días los conquistadores descansaron, atendieron a los heridos y se reorganizaron.

Poco antes a la última incursión a Tenochtitlan habían sido atacadas dos comitivas españolas. El primer ataque causó poco más de veinte bajas, algunos hombres de Narváez habían sido arrestados por las fuerzas de Cortés y eran conducidos al valle de México. Los prisioneros nunca llegaron a su destino pues fueron sorprendidos por guerreros mexicas en Quecholac.

El segundo ataque causó cuarenta y cinco bajas españolas y doscientas bajas tlaxcaltecas cuando una excursión al mando de Juan de Alcántara fue aniquilada en Calpulalpan. Cortés decidió entonces emprender una campaña militar para castigar a la región, no solo para recuperar el honor y el ánimo de sus hombres, sino también para cortar la vía de suministros que recibía la ciudad de Tenochtitlan desde la costa oriental.

Con base en el discurso de Moctezuma, el caudillo español consideró que todos los mexicas y tributarios eran oficialmente vasallos de Carlos I y que cualquier acción adversa, por tal motivo, debía ser considerada como acto de rebeldía.

La lectura del requerimiento fue un procedimiento habitual para justificar legalmente los actos punitivos de la nueva campaña. Los tlaxcaltecas aportaron dos mil guerreros al mando de Tianquizlatoatzin, quien guio a Cortés a las zonas de Zacatepec , Acatzingo y Tepeaca.

El teuctli local se rindió el 4 de septiembre de Los prisioneros fueron esclavizados y se les marcó con hierro candente en la mejilla una «G» de «guerra».

El caudillo español fundó la villa de Segura de la Frontera el 9 de septiembre de y desde el nuevo emplazamiento dirigió ataques a las localidades de Quecholac , Huaquechula , Itzocan , Tecamachalco , Zapotitlán , Izúcar y Chiautla.

El 30 de octubre, en Segura de la Frontera , Cortés redactó la segunda carta de relación , en la cual describió los últimos acontecimientos sin dar gran importancia al revés de Tenochtitlan. Alonso de Mendoza y Diego de Ordás fueron los responsables de llevar la misiva, pero zarparon con destino a la península ibérica hasta marzo de El jefe de carpinteros, Martín López, fue enviado por Cortés a Tlaxcala.

Su misión era cortar y preparar madera para construir trece bergantines, los cuales serían utilizados en el asalto anfibio a Tenochtitlan. Cuando López llegó a Tlaxcala, se enteró de que Maxixcatzin había muerto víctima de la viruela pero pudo obtener sin problema la ayuda de Xicohténcatl Huehue.

Alonso de Ávila y Francisco Álvarez Chico viajaron a Santo Domingo en busca de caballos, ballestas , pólvora , arcabuces y cañones. Por otra parte, Francisco de Solís viajó a Jamaica en una misión similar. Los gastos fueron financiados con el poco oro rescatado de Tenochtitlan y del almacenado previamente en Tlaxcala.

En esos días llegaron diferentes embarcaciones: una de ellas procedente de Cuba comandada por Pedro Barba , quien llevaba una carta de Velázquez dirigida a Narváez.

El capitán de la nave y la tripulación decidieron unirse a Cortés. Lo mismo sucedió con una embarcación capitaneada por Rodrigo Morejón. Desde Castilla , Juan de Burgos llegó al mando de una embarcación que hizo escala en las islas Canarias ; paralelamente, desde Sevilla llegó Juan de Salamanca, quien hizo escala en Santo Domingo.

En la zona del río Pánuco una expedición dirigida por Diego de Camargo bajo órdenes del gobernador de Jamaica , Francisco de Garay , había sido derrotada por los nativos huastecos. Para colmo, durante el escape una de las embarcaciones naufragó.

Los sesenta sobrevivientes y Camargo se unieron a Cortés. El gobernador de Jamaica envió embarcaciones de apoyo, cincuenta hombres al mando de Miguel Díez de Aux y cuarenta hombres al mando de Francisco Ramírez «el Viejo».

Estos capitanes, al evaluar la situación, también decidieron unirse a las fuerzas de Cortés. Con el objetivo de controlar la totalidad de la ruta hacia la costa oriental, Gonzalo de Sandoval fue designado para efectuar una nueva campaña en Zautla y Xalacingo.

Con tan solo ocho bajas españolas, los pueblos fueron sometidos y al igual que en Tepeaca, los prisioneros fueron esclavizados y herrados.

Debido a que los tesoros fueron utilizados para conseguir los aprovisionamientos y se respetó además el quinto del rey , no hubo reparto de oro para los soldados.

Algunos se inconformaron, entre ellos se encontraba Andrés de Duero, lo cual provocó el rompimiento de la larga amistad con Cortés. Este decidió dejar partir a los inconformes de regreso a Cuba para evitar posibles sublevaciones y redactó ordenanzas militares y civiles para controlar a los que se quedaron.

Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran contingente de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimecatecuhtli. El objetivo de Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de Tenochtitlan.

Los pueblos de Huexotla, Coatlinchan , Chalco , Amecameca , Tlalmanalco , Ozumba , y Mixquic , decidieron apoyar a los españoles proveyéndoles también de alimentos. Cuando las fuerzas españolas llegaron a Tetzcuco, el tlatoani Coanácoch huyó hacia Tenochtitlan para reunirse con Cuauhtémoc.

La población también evacuó la ciudad, yéndose en parte a Tenochtitlán en miles de barcas sin que Cortés pudiera evitarlo. Los tlaxcaltecas por su parte incendiaron el palacio de Nezahualpilli , en el cual se encontraban los códices texcocanos.

Allí recibió delegados de varias localidades de la región comunicando su apoyo a los españoles. Después de ocho días fortificando su recinto en Texcoco, y sin recibir ataques, Cortés avanzó hacia el sur sobre Iztapalapa con 15 jinetes, infantes y aliados indios, incluyendo un número indeterminado de texcocanos a las órdenes de Ixtlilxóchitl.

Tomó Itzapalapa, pero gran parte de los defensores pudieron ser evacuados en barcas. Por la noche los mexicas abrieron obras de contención provocando que la ciudad se inunde, por lo que Cortés debió evacuar la plaza esa misma noche, perdiendo las provisiones que había tomado.

Al día siguiente los mexicas envían un ejército por tierra, y tropas que atacan desde balsas y se retiran cuando los españoles intentan cargar. Sin poder evitar el hostigamiento de las barcas, sin atreverse a atacar al ejército de tierra, que era muy numeroso, y sin alimentos, Cortés opta por replegarse a Texcoco.

Pese a su temor de que haber sido rechazado evitara que continuaran pasando al bando español nuevas ciudades, recibe luego delegados de Otumba y otras poblaciones que le comunican su apoyo. Al no tener comunicación directa con la costa, Cortés envió a Gonzalo de Sandoval con tropas para escoltar a parte de las fuerzas tlaxcaltecas a sus tierras.

Durante esta expedición, obtuvieron ropa como botín. Posteriormente, Sandoval llegó a Veracruz para enviar correspondencia en nombre de Cortés y, al regresar, expulsó a la guarnición mexica de Chalco, donde la población se mostraba dispuesta a pasarse al bando español. Mientras tanto, Cuauhtémoc había ordenado cortar las líneas de suministro españolas en Chalco y Huexotla, ya que el maíz de esa zona era de vital importancia.

Después de alcanzar Veracruz, Sandoval derrotó a los mexicas en Chalco y regresó a Texcoco. El 15 de febrero de Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse cerca del lago.

Un gran número de tamemes y aliados tlaxcaltecas transportaron las tablas desde Tlaxcala hasta las orillas del lago de Texcoco y se excavaron zanjas para poner las embarcaciones en el agua.

Una vez dispuestos los barcos, Cortés realizó una nueva salida para alcanzar los accesos a Tenochtitlán desde el oeste, dando vuelta a la laguna por el lado norte.

Llevaba 25 jinetes y infantes, más los aliados tlaxcaltecas. Una fuerza mayor que la empleada en la salida hacia Iztacpalapan.

A pocos kilómetros de camino encontraron y desbarataron un ejército mexica, en el que fue el único combate campal de la salida.

A continuación atacaron Xaltocan y alcanzaron a entrar en la ciudad, pero al caer el día se retiraron de ella y acamparon a una legua. En los días siguientes pasaron por Huatullan, que encontraron abandonada, y luego por Tenayuca , Cuautitlán y Azcapotzalco sin encontrar resistencia.

Finalmente atacaron Tlacopan , ciudad principal de los tepanecas , donde se concentró la resistencia mexica, ya que esta ciudad era cabecera de los accesos a Tenochtitlán desde el oeste. Tetlepanquetzaltzin y sus hombres fueron obligados a replegarse a Tenochtitlán y al día siguiente los españoles quemaron Tlacopán, en venganza por quienes habían muerto allí en la "Noche Triste".

Durante seis días los españoles mantuvieron ocupada la ciudad, librando escaramuzas diarias con tropas que venían de Tenochtitlán y avanzando sobre el inicio de la calzada que cruzaba la laguna.

Los mexicas los instaban a intentar cruzarla, pero Cortés no quería repetir la situación de quedar encerrados dentro de Tenochtitlán y se limitó a hostilizar las cabeceras de la calzada, pidiendo parlamentar con enviados de Cuauhtémoc, esperado obtener una rendición.

Los mexicas se negaban a parlamentar, y en una ocasión en que los amenazó con que morirían de hambre en el sitio, desde la torre de defensa de la calzada le tiraron un pan de maíz, diciéndole que si quería ya tenían acopio de sobra para ellos. Viendo que no lograba parlamentar, y no podía sostenerse en Tlacopán, porque las ciudades y campos de la zona habían sido evacuados, Cortés desandó el camino y regresó a la base española en Texcoco.

Viendo su retirada, un ejército mexica los siguió, pero la caballería lo emboscó y puso en fuga en Acolman. Las victorias conseguidas por los españoles y el fortalecimiento de la alianza con los tlaxcaltecas ya eran noticia en todo el Imperio mexica.

Tributarios y enemigos fueron aumentando, lenta pero inexorablemente, las fuerzas de Cortés. Poblaciones enteras de las comarcas vecinas enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la corona española y aliarse en el ataque a Tenochtitlan.

La inercia avasalladora de la irrupción se había generado. Los nuevos aliados no solo incrementaron la fortaleza bélica del conquistador a lo largo de esa etapa, sino que además cumplieron la tarea estratégica de espionaje e información al alto mando acerca de las concentraciones y movimientos de las fuerzas enemigas.

Viendo sus derrotas en los combates directos con los españoles frente a Tenochtitlán, Cuauhtémoc contraatacó con tropas enviadas a Chalco y Tlalmanalco, en el sur del sistema de lagos, para asegurar la posesión de la zona, con lo que obstaculizaban las comunicaciones y vías de suministro de los sitiadores con Tlaxacala.

Cortés envió a Sandoval que atacó a las guarniciones mexicas en Huastepec y Acapichtlan tomando los dos pueblos. Tras retirarse Sandoval a Texcoco, los mexicas hicieron aún otro intento de reocupar Chalco. El ejército enviado allí marchó tan rápido que llegó antes de que Sandoval pudiera regresar con tropas españolas, pero en Chalco fue rechazado por un ejército local y Sandoval al llegar encontró ya la situación resuelta en favor de sus aliados.

Con esto el camino más directo de Tlaxcala a la base española en Texcoco quedó definitivamente abierto, y los españoles dominaron tanto el este como el sur de la región de lagos.

En respuesta a las gestiones de Francisco Álvarez Chico y Alonso de Ávila , en febrero de una nueva embarcación, procedente de Santo Domingo , ancló frente a la Villa Rica de la Vera Cruz. En ella, se transportaba armamento, pólvora, sesenta caballos y doscientos hombres.

Entre estos, se encontraban el tesorero Julián de Alderete , el fraile Pedro Melgarejo de Urrea y el licenciado Alonso Pérez , quienes habrían de incorporarse a las campañas militares. Estando en Tetzcuco , durante los últimos días de marzo de ese año, Gonzalo de Sandoval reunió doscientos soldados españoles, veinte jinetes y un gran contingente de aliados chalcas y tlaxcaltecas.

Partió en dirección a Cuauhnáhuac Cuernavaca para confrontar a un ejército mexica que se encontraba defendiendo esa posición. El lugar era importante para Tenochtitlan, debido a que era la ruta de comunicación hacia Xochicalco.

Sandoval y sus hombres descansaron en Tlalmanalco , y al continuar su avance tuvieron enfrentamientos en Huaxtépec Oaxtepec y Chimalhuacán.

Un segundo ejército mexica había reforzado la zona y se había posicionado en Yecapixtla. Sandoval decidió regresar a Texcoco. Cortés aumentó el contingente con texcocanos y huejotzingas ; Olid, Tapia y Pedro de Alvarado relevaron a Sandoval.

El siguiente encuentro fue en el peñón de Tlayacapan. Los capitanes Pedro de Ircio , Andrés de Monjaraz , Rodríguez de Villafuerte y Francisco Verdugo encabezaron el asalto. Ahí, los mexicas repelieron el primer intento, pero días más tarde fueron derrotados cuando las fuerzas españolas los rodearon y los dejaron sin agua.

El avance de los conquistadores continuó hacia Yautepec. El segundo ejército mexica que se encontraba en la localidad huyó a Juchitepec , donde fue alcanzado y sometido. El 13 de abril, desde Tetzcuco, Cortés partió con refuerzos, incursionó por Tepoztlán y Cuauhtlan Cuautla.

Una vez dominadas las localidades, se reunió con la primera expedición para realizar el ataque final y definitivo a Cuauhnáhuac. La siguiente etapa de la campaña se desarrolló en Xochimilco. El tlatoani local Yaomahuitzin ofreció resistencia, casi a punto de ser vencido engañó a los españoles fingiendo tener intenciones de pactar pero solo con el objetivo de ganar tiempo y recibir ayuda desde Tenochtitlan.

Cuauhtémoc envió un ataque combinado por tierra y por la laguna. Debido al factor sorpresa, mexicas y xochimilcas lograron una victoria temporal. Cortés casi fue hecho prisionero al caer de su caballo.

Cristóbal de Olea pudo salvarlo a cambio de ser herido y de que un par de soldados españoles fueron capturados y más tarde, sacrificados.

Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde el teuctli Coapopocatizin prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas de Cortés.

Desde este lugar, las fuerzas de ataque se dividieron con los objetivos de tomar Churubusco , controlar la retaguardia en Tláhuac y Mixquic , y rodear el lago por occidente hasta Tlacopan. De esta forma, se cerró totalmente el cerco a Tenochtitlan.

Algunas fuerzas mexicas atacaron en escaramuzas aisladas, logrando capturar a algunos soldados más. Cortés subió a la cúspide de un teocalli para mostrar al tesorero Julián de Alderete, la ciudad de Tenochtitlan que se encontraba a trece kilómetros de distancia.

El licenciado Alonso Pérez, notó cierta melancolía en la expresión del conquistador y le dijo:. El caudillo español respondió:. En repetidas ocasiones Cortés había pedido a los mexicas la rendición y ellos siempre se negaron.

Era la víspera del ataque final. Controlado el oriente, nororiente y sur, Cortés no dudó en reafirmar las posiciones en Tlacopan Tacuba , Azcapotzalco , Tenayuca y Cuautitlán.

El objetivo de aislar la ciudad se había logrado y ahora faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos, al igual que el asalto apoyado en los bergantines que había venido construyendo.

Poco antes de iniciar el sitio de la ciudad, Antonio de Villafaña, aún fiel a Diego Velázquez de Cuéllar , elaboró un plan para asesinar a Cortés y a los capitanes Sandoval, Alvarado y Tapia.

Pronto Villafaña fue descubierto y sentenciado a la horca, por lo que el hecho no tuvo mayor repercusión. Tras el incidente, Cortés comenzó a reagrupar fuerzas; los bergantines estaban listos en Texcoco; solicitó hombres de Chalco , Tlalmanalco ; envió mensajeros a Xicohténcatl Huehue y pidió refuerzos de Tlaxcala , Cholula y Huejotzingo.

Entre los capitanes tlaxcaltecas viajaba Xīcohténcatl Āxāyacatzin el hijo , quién nunca había querido ser aliado de Cortés. Pedro de Alvarado fue asignado al frente de Tlacopan. Cristóbal de Olid con el apoyo de Andrés de Tapia, Francisco Verdugo y Francisco Lugo por Coyoacán. Gonzalo de Sandoval, apoyado por Luis Marín y Pedro de Ircio, por Iztapalapa.

Hernán Cortés quedó al mando de los bergantines desde Texcoco. Antes de iniciar el ataque se supo que Xicohténcatl no se encontraba en su posición, probablemente por estar coordinando sus fuerzas o realizando tareas de acopio.

Cortés aprovechó la ocasión para acusarlo de traición y lo sentenció a morir en la horca el 12 de mayo de Cortés siempre desconfió del capitán tlaxcalteca, quien había opuesto fuerte resistencia en las guerras confrontadas antes de ser aliados y con esta acción preventiva quiso eliminar la posibilidad de que sus más fuertes aliados se volvieran en su contra.

Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-Tenochtitlan desde Chapultepec , los mexicas trataron de impedirlo en un férreo combate que perdieron. Comenzaron las batallas, por las aguas del lago de Texcoco, por las calzadas y los puentes en una forma coordinada.

Sandoval cubrió también el área de Tepeyac. Al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes, tanto atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones. La estrategia de los conquistadores era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de México-Tenochtitlan y con los bergantines provocar incendios en las poblaciones, de tal suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados.

La estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los puentes y albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles de los conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicas, quienes usualmente no combatían durante la noche, las confrontaciones se llevaron a cabo a toda hora.

Díaz del Castillo relató en su crónica que «cada día existían tantos combates no siempre victorias que si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o de Caballerías. Fueron noventa y tres días de sitio Por otra parte López de Gómara relató en su crónica que al final del sitio «los mexicas solo se alimentaban de raíces, bebían agua salobre de la laguna, dormían entre los muertos y estaban en perpetua hedentina, jamás quisieron la paz».

De hecho, creo que tenemos el derecho a juzgarl s, entendiendo que se movían por unos intereses y unas creencias a los que se adhirieron en la medida en que eran más o menos socialmente compartidos o generalizados en su época.

No todos los conquistadores y colonizadores, creo yo, pueden ser exonerados bajo la idea de que actuaron simplemente según las conductas de su tiempo, porque está claro que las conductas y las ideas que las orientaban ya entonces no eran culturalmente o conceptualmente homogéneas, había opciones morales diversas, como las tenemos hoy también, y que se ejercían dentro de un rejuego de poderes donde un s podían y ordenaban e imponían mucho más que otr s, tanto dentro de la sociedad metropolitana como en las sociedades coloniales.

Córdoba, Montesinos y Las Casas, y algun s como ellos tomaron la opción que les dictó, en el grado que fuera, su conciencia social, lo que fuera el equivalente mental de tal cosa en su sociedad. Pienso que la noción de conquista-colonización pactada es válida hasta cierto punto, aunque confieso que su rotundidad todavía me provoca cierta duda, y preferiría alguna otra más matizada que reflejara o que nos sonara a nuestros oídos de ciudadan s del siglo XXI, sea en España como antigua metrópolis o en las naciones actuales de Latinoamérica como antiguas colonias que fuera capaz de reflejar el carácter multilateral, contradictorio y de lucha que tuvo el proceso de ese imperialismo-colonialismo moderno que comenzó cuando los españoles-europeos llegaron por primera vez al territorio que es hoy República Dominicana.

Lo que yo creo que no podemos consentir es que se use esa noción para silenciar y hacer olvidar que no creo que es la intención de Mira Caballos, por cierto la destrucción y sufrimiento colectivos, muchas veces masivos y reales que provocó a antepasad s y antecesor s nuestr s de carne y hueso.

La nuestra, la dominación en el mundo de hoy, es también, como nos dice Mira Caballos, una dominación pactada, un orden social que no sería posible ni se entendería sin l s que colaboran con él. En cuanto a la dialéctica entre destrucción y creación presente en la conquista-colonización de la que nos habla Mira Caballos, coincido en que efectivamente una mirada desde nuestro presente lo más ecuánime posible hacia ese momento inicial de nuestros comienzos como pueblo americano, como conglomerado multirracial y multiétnico que luego se fue particularizando mediante su propia experiencia histórica local o localizada de criollización, requiere que recordemos y estudiemos cómo ambas estuvieron presentes e impactaron.

Mira Caballos a veces parecería, en sus expresiones, partidario de que recordemos más el hecho de que hubo creación que el hecho de que hubo destrucción, y que miremos más hacia el futuro que podamos construir con la herencia de esa creación que al pasado irremediable, irrevocable en el que ocurrió la destrucción de vidas, de familias, de comunidades, de economías, de culturas con todas sus cosmogonías y creencias y usos, de religiones de idiomas, de folklore, de placeres compartidos, etc.

Pero propongo que además recordemos siempre que esa creación imperial-colonial fue de por sí también dialéctica, que no fue simplemente una creación social gozosa y constructiva como la que solemos pensar cuando hablamos de producción de arte en nuestro tiempo, sino una creación que ha seguido llevando en su seno, regularmente, muchos mecanismos de violencia, marginación, opresión, exclusión, privilegios, explotación y dominación o jerarquización que nos llegan hasta nuestro mero presente como parte de la forma de la sociedad criolla hecha luego nación.

Creación en este caso yo propondría que la entendamos como novedad histórica, como aparición de una entidad poblacional y étnicamente nueva, que al reproducirse y sostenerse en el tiempo nos ha permitido, como una raíz, llegar a ser el conglomerado colectivo vivo criollo-nacional que somos hoy en día, pero no simplemente como un simple brote de positividad histórica sistemática que reemplazó o sustituyó a la destrucción inicial del choque de la conquista.

Abd el-Aziz también se dedicó a eliminar los focos de resistencia existentes en el centro y sur de la península, tanto en centros urbanos como en las zonas montañosas, con el fin de asentar su control en el extenso territorio que ya había conquistado, y evitar situaciones de peligro en su retaguardia.

Así, durante el año avanzó por la Bética oriental, sometiendo de nuevo Málaga y Granada , que se habían sublevado, y siguiendo por Guadix hasta llegar a Lorca y Orihuela , en el sureste peninsular. Para extender el control musulmán en la península, y dado lo limitado de sus fuerzas militares, Abd el-Aziz , además del recurso de la fuerza, estableció también acuerdos y alianzas en determinadas regiones con los nobles visigodos.

Aunque estos acuerdos, en general, no se respetaron por los musulmanes mucho tiempo, sirvieron para posibilitar y facilitar la conquista, que de otro modo habría sido aún más larga y costosa.

Así, por ejemplo, el 5 de abril de , firmó un acuerdo con el conde Teodomiro , gobernador de Orihuela y de una extensa demarcación a su alrededor.

Este Teodomiro era un noble con fama de culto y con prestigio de buen guerrero, que había rechazado un intento de invasión bizantina quizás la flota que huyó de Cartago tras su conquista por los musulmanes en las costas de Cartagena en tiempos del rey Egica , anterior a Witiza.

En el acuerdo antes citado, siete ciudades, de las cuales hoy solo son reconocibles por su nombre Orihuela , Alicante , Elche , Mula , Villena y Lorca , mantenían sus propios señores y gobierno, no serían molestados en el ejercicio de su religión y no serían destruidas sus iglesias, algo que solía ocurrir durante la conquista musulmana.

En Córdoba la iglesia principal , la iglesia de San Vicente , fue repartida en dos zonas, la mitad para prácticas del rito cristiano y la otra mitad para el musulmán. Esta medida fue revocada en tiempos de Abderramán 50 años después, cuando derribó la iglesia y empezó a erigir la gran mezquita de la ciudad.

A cambio de esa autonomía, los vencidos se sometían al dominio del Califa, jurando ser fieles y sinceros con el walí , y se comprometían a no dar apoyo a los rebeldes contra dicha ocupación, así como a pagar un tributo anual fijo por cada persona, libre o esclava, no musulmana la gizya antes citada.

Este tributo era parte en especie trigo , cebada , mosto , vinagre , miel y aceite y otra parte en metálico, consistente en un dinar moneda de oro musulmán equivalente al «sueldo» visigodo por persona libre.

Por cada esclavo se estipulaba medio pago. En Orihuela se estableció una guarnición musulmana y se enviaron destacamentos a diversas ciudades de la antigua provincia. Cartagena no formaba parte del enclave, sino que fue ocupada directamente por los musulmanes, dada la gran importancia estratégica de su puerto.

Este enclave continuó su autogobierno con Teodomiro hasta el año , en que fue sucedido por su hijo Atanagildo ; y de la riqueza de la zona se tiene noticia antes de No obstante, el estatus de autonomía de que gozaron sus tierras fue suprimido antes de bajo Abderramán I.

Desde esta zona del sureste, Abd el-Aziz se dirigió por la costa para controlar todo el Levante, sometiendo Valencia y Sagunto. Con ello, se consolidó también el dominio en la limítrofe Galicia , muy endeble hasta esa fecha.

En ese mismo año murió el rey visigodo Agila II, que fue sucedido por Ardo ; si bien algunos historiadores sitúan su muerte en el año puede que coincidiendo con la campaña musulmán de levante, antes citada. Abd el-Aziz instaló la sede del gobierno omeya en Sevilla tras su segunda conquista.

Esto rompía la política tradicional de los árabes, que consistía, como ocurrió en Persia , Egipto o África del Norte , en degradar los anteriores centros de gobierno y gobernar desde un nuevo centro.

Sin embargo, el escaso número de los musulmanes en la península ibérica y la continuidad de las acciones guerreras de conquista impidieron que, como en esos otros países, se pudiese construir una nueva ciudad para el gobierno. Por ello, como alternativa a Toledo se optó por Sevilla, ciudad que había sido capital de provincia con los visigodos, y que incluso fue capital del reino godo por algún tiempo en el pasado.

Esto cuadraba más con la política pactista de Abd el-Aziz. Pero había también razones estratégicas, propias de un tiempo de conquista, puesto que Sevilla era una ciudad cercana al mar y al estrecho y, por tanto, desde donde se podían recibir refuerzos más rápidamente.

Con estos acuerdos y el trabajo de desarrollar una administración estable, fue un año sin campañas, en el que Abd el-Aziz se dedicó a asentar el poder de los conquistadores, sin arrebatar nuevas tierras el rey visigodo Ardo.

Además, tras cuatro años de guerra era necesario recomponer el ejército y las finanzas, recoger todas las cosechas y permitir que se recuperaran tanto el país como las tropas invasoras.

No salieron ejércitos en primavera para realizar nuevas conquistas, y Abd el-Aziz organizó otros planes igualmente efectivos. Dentro de su política de asentar lo conquistado mediante alianzas y acuerdos, Abd el-Aziz contrajo matrimonio con Egilo también citada en algunas fuentes como Egilona , viuda del rey Rodrigo , con quien tuvo un hijo, llamado Asim.

Esto atrajo a otros nobles visigodos, que abandonaron así la resistencia. Algunos de ellos incluso se convirtieron al islam, para no tener que pagar impuestos por las propiedades que habían logrado conservar de hecho, los nobles de ascendencia goda estaban también exentos de tributos en la época visigoda , y para mantener su estatus e influencia mediante nuevas relaciones de clientela política con los jefes de los conquistadores.

Pero la boda antes citada de Abd el-Aziz, junto al apoyo que daban estos nobles visigodos al gobernador, y las acciones de este para reforzar su poder frente a los demás cargos de los conquistadores como la asunción de varios ceremoniales y pompas regios , así como su creciente autonomía en la toma de decisiones frente al gobierno de Damasco , se interpretaron como un intento de rebelión contra el Califa.

Por ello, el jefe del ejército, Ziyad ben Nàbigha casado él también con una noble visigoda , encabezó, junto al cuñado de Abd el-Aziz, Ayyub , una conjura contra el gobernador, acusándole de haberse hecho secretamente cristiano. Fruto de ella, y siguiendo órdenes directas del califa Suleimán I , Abd el-Aziz fue asesinado en el verano de en la mezquita de Sevilla anteriormente, iglesia de Santa Rufina , expropiada por los musulmanes , mientras estaba rezando; su cabeza fue enviada al Califa.

Es notable que en toda la extensión de las conquistas musulmanas, desde el Punjab hasta los Pirineos , sólo en Iberia se encuentra tal situación de rebeldía de un gobernador musulmán contra el Califa. Quizás la influencia visigoda, con su arraigo social y cultural y su fortaleza ideológica, haya influido, dadas las estrechas relaciones con la antigua aristocracia visigoda antes citadas.

Aunque también ayudaba la separación geográfica. De hecho, sólo unos pocos años más tarde, la península ibérica fue la primera región del «imperio árabe» en romper totalmente [ cita requerida ] con la autoridad de los califas, formándose un emirato independiente.

Tras los hechos antes citados, Ayyub quedó como gobernante interino durante seis meses, hasta la llegada del nuevo gobernador nombrado por el Walí de Ifriqiyya , hermano mayor del asesinado.

Durante los seis meses que Ayyub dirigió las fuerzas del Califato Omeya no realizó ninguna nueva campaña, por lo que el año fue de nuevo de relativa tranquilidad. El nuevo gobernador fue Al-Hurr —19 , que llegó a la península con un ejército de refuerzo.

Al-Hurr era consciente de que la dominación musulmana era claramente precaria, pues los bereberes y árabes [ cita requerida ] eran un porcentaje muy pequeño de la población de Iberia, y la pacificación del territorio era aún superficial.

De hecho, el rey visigodo Ardo había mantenido su poder en el nordeste peninsular. Por ello, antes de reiniciar el proceso de conquista de los territorios peninsulares, procedió a generalizar la instalación de guarniciones militares en las ciudades ya tomadas, excepto las sometidas mediante acuerdo.

Al-Hurr, para romper con su antecesor y estar más centrado en la península, trasladó la sede de su gobierno a Córdoba en el año , y estableció un nuevo impuesto especial además de la gizya que se cobraba como el anterior a los no musulmanes, aplicado también en otros países por los musulmanes: el harag.

Consistía en un impuesto territorial, que obligaba a pagar un porcentaje de lo obtenido por trabajar la tierra. Esto se unió con la devolución o asignación de las tierras ya pacificadas a nobles visigodos que les eran leales, puede que algunas pertenecientes al antiguo patrimonio de la corona.

A muchos nobles, en su mayoría witizanos, se les reconocieron sus patrimonios, a veces incrementados con parte de los de sus antiguos oponentes. Así, incluso nobles como Olmundo y Ardabasto , hijos al parecer de Witiza , se retiraron a sus posesiones, leales ahora a los nuevos ocupantes de la península, con un cierto acuerdo de autonomía.

Olmundo en la zona entre Sevilla y Mérida, y Ardabasto entre el norte de Córdoba y Jaén. Esto se hizo no solo para asegurar su apoyo, y su colaboración en el control y la pacificación del reino visigodo, sino también con el fin de conseguir mayores ingresos para el fisco, tras la introducción del harag.

Con este fuerte aumento de la presión fiscal obtuvo nuevos fondos para financiar las campañas militares y la administración de los conquistadores, además de reforzar la presión económica para conseguir más conversiones de cristianos al islam. Fruto de estas medidas fue la acuñación de una nueva moneda, de oro como las visigodas, en árabe y latín, a fin de facilitar la vida económica después de tantos años de luchas y falta de gobierno centralizado, además de los serios problemas que había acarreado el intenso atesoramiento, normal en períodos de guerra.

Mientras tanto, como ya dijimos, el rey visigodo Ardo había sucedido a Agila II en el gobierno de Septimania y la actual Cataluña , reinando siete años, desde el año al Probablemente contaría con el apoyo de nobles de Aquitania , vinculados familiarmente en algunos casos con nobles godos o galo-romanos de la Septimania, o quizás temerosos de los nuevos invasores, y con mercenarios francos y sajones ; como ya había ocurrido otras veces en el pasado, cuando aquella zona del reino visigodo se había rebelado contra el poder real.

Pero el nuevo gobernador musulmán, Al-Hurr ibn Abd ar-Rahman al-Thaqafi , reforzado con las medidas antes citadas, realizó sucesivas campañas, desde el otoño de y en los dos años siguientes, contra este reducto visigodo.

Desde Zaragoza atacó y sometió las ciudades de Huesca , Barbastro , Lérida , Tarragona , Barcelona y, finalmente, Gerona. La resistencia de Tarragona debió ser tenaz pues, tras su conquista, los musulmanes dieron muerte a toda la población que había sobrevivido al asedio, y destruyeron la ciudad, incluidas sus iglesias y numerosos monumentos.

Al-Hurr realizó también una campaña en el norte, después de una incursión de los vascones a la zona de Tudela , para tener la retaguardia bien cubierta en su guerra con el rey visigodo Ardo. Sobre el año o probablemente antes los musulmanes consiguieron un acuerdo de capitulación con Pamplona , ciudad que se les rindió a cambio de mantener su autoridad local y cierta tolerancia religiosa.

Esa autonomía sólo les duró hasta el año , en que Al-Gafiqi la sometió totalmente antes de partir hacia Poitiers. Igualmente en ese año el gobernador al-Hurr nombró un gobernador en la Astura Transalpina actual Asturias , residente en Gijón , ciudad amurallada y que al ser costera estaba comunicada también por mar.

El califa Omar II , en , un año después del inicio de su reinado, estudió el abandono de las conquistas en Hispania. Aunque se desconocen los motivos exactos, estas dudas parece que tenían que ver porque la continuidad de las acciones bélicas proporcionaban escasos ingresos, pues se los comía el gasto de sostener un numeroso ejército; por lo lejano de las operaciones, con comunicaciones difíciles; y por la fragilidad aún existente de la conquista.

Un hecho importante para estas dudas del Califa fueron también los primeros enfrentamientos en la península entre los bereberes del norte de África, recién islamizados, y los árabes.

Los aproximadamente 35 soldados bereberes no se sentían bien pagados, y entre y hubo dos nuevas migraciones de bereberes hacia la península, lo que aumentó gravemente la tensión entre los dos pueblos. Finalmente, sin embargo, Omar II optó por continuar en la península ibérica y nombrar un nuevo gobernador, al-Samh ben Málik — Este lo primero que hizo fue una especie de catastro o registro de ingresos imponibles, para clarificar las fuentes y capacidades del fisco y aumentar así su rendimiento.

A continuación hizo una distribución del botín, que aún estaba pendiente de dividir. Este reparto del botín tenía un efecto político y psicológico, pues mostraba a las claras que la decisión tomada por Omar II de permanecer en la península era definitiva.

Con el reparto se asignaron propiedades y bienes a la hacienda pública, y se distribuyeron otras tierras entre los conquistadores, a fin de calmar sus enfrentamientos.

Incluso parte de los terrenos correspondientes al Califa por jums fueron entregados en usufructo, por decisión de Omar II, a cambio de un pacto feudal. Con todo ello, se consiguió reducir la tensión entre los conquistadores bereberes y árabes. Nada más hecho esto, continuó las acciones militares y llegó hasta Septimania en la primavera de En el año , Perpiñán y Narbona fueron capturadas, matando a todos los hombres y esclavizando mujeres y niños; y estableciendo una guarnición permanente en esta última ciudad.

En ese mismo año murió, quizás en alguna campaña, el último rey visigodo, Ardo. Al-Samh continuó sus conquistas en el sur de la Galia , contra las pocas ciudades de la Septimania aún libres, atacando incluso ciudades de otros reinos que apoyaban a los visigodos, como Toulouse en Allí fue derrotado y muerto por el duque Eudo o Eudes de Aquitania , que fue a socorrer dicha población.

El ejército musulmán eligió allí mismo como gobernador a Al-Gafiqi — , que llevó como pudo los restos del ejército hasta Narbona, evitando el acoso desde la fortaleza de Carcasona , aún sin conquistar.

El Walí de Ifriqiya , Bishr Ubn Safwan, lo ratificó provisionalmente, pero sólo ocupó su puesto durante un año, en que intentó recuperarse de la derrota, reorganizando el ejército y consolidando la administración del territorio recién conquistado. Al-Gafiqi, sin embargo, volvió a ser nombrado gobernador años más tarde, en el En el año el Walí de Ifriqiya nombró finalmente un nuevo gobernador, Anbasa ibn Suhaym al-Kalbi , que no continuó las acciones militares hasta reforzarse internamente.

Durante tres años solo se realizaron incursiones a pequeña escala bajo el mando de sus subordinados militares. Como anteriormente, el objetivo inicial fue aumentar sus ingresos. El califato llevaba ya muchos años gastando dinero, y reclamaba que estas campañas no solo se autofinanciasen, sino que reportasen nuevas sumas a la hacienda califal.

Para ello, Anbasa subió de forma importante los impuestos sobre la población no musulmana las crónicas hablan incluso de que los duplicó.

También reforzó su poder mediante un control más directo de las zonas que habían llegado a acuerdos con Abd el-Aziz: algunas vieron desaparecer su autonomía, y todas aumentaron de forma importante sus pagos fiscales a la hacienda musulmán.

Con todo esto, en el año organizó un fuerte ejército. Aún quedaban sin conquistar algunas ciudades del reino visigodo, ahora dirigidas por la aristocracia local. Todas cayeron en esta campaña: comenzó con Carcasona , en , y acabó en Nimes , punto extremo del dominio visigodo en la Galia , en Con ello se acababa la conquista del reino visigodo.

Pero ya antes en una fecha incierta entre y , aunque más probable esta última había estallado la revuelta en Asturias contra los conquistadores, capitaneada por el noble visigodo Pelayo , que obtuvo una victoria en la denominada batalla de Covadonga.

Lo más probable es que hubiera escaramuzas y pequeñas batallas en esos años, y la constante conflictividad interna de Al-Ándalus propició la consolidación de un movimiento insurreccional en la costa del Cantábrico. Hasta que en el , bajo el mandato de Anbasa, consiguieron hacer huir al gobernador musulmán de Asturias, con sede en la ciudad costera de Gijón, sin que volvieran a gobernar los musulmanes en esa zona, más o menos del tamaño y lindes de la actual Asturias.

En la primera mitad del siglo se fue consolidando paulatinamente el reino de Asturias , al que seguirían más tarde la formación de otros núcleos en la zona oriental.

Es importante destacar que el proceso de conquista no solo tuvo consecuencias políticas y económicas, sino que existió un fuerte impacto cultural y lingüístico.

Diversas tecnologías fueron llevadas a la península por los musulmanes, además parte del pensamiento griego había sido asimilado por los musulmanes en Mesopotamia de pensadores y traductores árabes cristianos y lo reintrodujeron en Europa.

Aunque también hubo asimilaciones de la cultura y técnicas visigodas, como de la arquitectura visigoda , y muy especialmente el arco de herradura visigodo, que luego ellos fueron modificando con el tiempo. Y muchos escritos visigodos que recopilaban saberes romanos y griegos también fueron traducidos y tomados en cuenta.

La presencia de poblaciones musulmanas, iniciaron en el terreno lingüístico la progresiva, aunque lenta, arabización del Al-Ándalus.

Además de la toponimia y la influencia sobre el romance mozárabe , todas las lenguas romances de la península tomaron numerosos préstamos léxicos del árabe andalusí.

Se calcula que en el español, el componente léxico árabe es el componente más numeroso tras el léxico de origen latino, [ cita requerida ] siendo unas 4 las formas léxicas arabismos usadas todavía en español moderno almohada, algarabía Más notoria aún es la influencia árabe en la toponimia de la península ibérica , e incluso en los apellidos antroponímicos derivados de topónimos musulmanes Aznar, Alcázar, Alcolea, Alcántara, Alcocebre, Benicásim, Benalmádena, etc.

Un efecto inesperado de la conquista del reino visigodo fue la huida hacia otros países europeos de gran número de nobles, religiosos y obispos visigodos, muchos de ellos eruditos. Con ellos se llevaron buen número de libros clásicos, romanos y griegos, que estaban en la antigua Hispania y que habían sido conservados o copiados por los visigodos; y otros que habían sido traídos por monjes cristianos desde el norte de África, huidos por la conquista árabe.

Y, junto a ellos, se llevaron otras obras visigodas, como las Etimologías de San Isidoro , obispo de Sevilla, obra monumental que recopilaba buena parte del saber de entonces, y que fue para esa época y los primeros siglos de la Edad Media como La Enciclopedia en la Ilustración.

Por ello, algunos autores destacan el importante papel de los emigrados visigodos en el denominado renacimiento carolingio del siglo VIII. Los elementos bereberes que participaron durante los primeros años en la dominación de la península ibérica pertenecían en su gran mayoría al grupo de los al- Butr —tribus norteafricanas que se resistieron a la romanización, tanto romana como bizantina, con indudables prácticas paganas o conversos al judaísmo —, en contraposición al tronco de los Baranis , tribus más romanizadas y cristianizadas, asentadas en los núcleos urbanos costeros.

Ambos grupos se extenderían desde la actual Túnez hasta las costas atlánticas de Marruecos. Alrededor de la conquista musulmana existe un cierto debate historiográfico, en el que se han confrontado diversas lecturas del proceso.

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Abandonada de antemano por quienes podían haberla defendido, la tímida resistencia que pudo Celebra la conquista rápida rápiida ciudad fue rápidamente vencida. Con ello se acababa la conquista del reino visigodo. En sus cinco largas Cartas de Celebar al emperador expuso con notable detalle conquisya claridad su visión particular del Celebra la conquista rápida indígena, la conquista Celbra futura Celebra la conquista rápida del Reglas Básicas Blackjack país que él conquksta Nueva España, entidad radicalmente distinta del entorno caribeño por su parecido con España tanto en condiciones naturales como en el alto nivel de civilización de sus habitantes. El 25 de marzo deHernán Cortés fundó la villa de Santa María de la Victoria. Aunque una parte estaba destinada a cubrir los gastos de la administración y de la guerra, la mayoría se mantenía para su reparto entre las tropas cuando se licenciasen al final de la campaña, con reserva de un quinto llamado jums para el califa. El día de los hechos este se apersonó en el muelle para inquirir sobre la situación y Cortés, rodeado de sus hombres armados, lo interpeló «Perdonadme, pero todas estas cosas se pensaron antes de ordenarlas. A continuación hizo una distribución del botín, que aún estaba pendiente de dividir. Pingback: Sobre la resistencia de los pueblos origininarios, llamados indígenas, frente al colonialismo del imperio español en la conquista de América. Las fuentes directas de estos pueblos no son demasiado numerosas, dado el carácter oral en muchos casos de las comunidades, y también por la destrucción premeditada de estas fuentes por los españoles. Fray Benito Martín siguió transmitiendo quejas de Cortés al obispo Juan Rodríguez de Fonseca para que este apoyara a Velázquez, pero la Guerra de las Comunidades de Castilla había atraído la atención de todo el reino. Tan pronto recibió las noticias de lo que sucedía en la costa, Moctezuma Xocoyotzin quedó impresionado, ya no estaba convencido del regreso de Quetzalcóatl, pensó que podría tratarse de Tezcatlipoca o incluso Huitzilopochtli. Esto tenía a la vez un efecto de restar poder económico a la resistencia y de golpe psicológico a la misma, pues era la primera vez que dicho tesoro resultaba capturado. Para extender el control musulmán en la península, y dado lo limitado de sus fuerzas militares, Abd el-Aziz , además del recurso de la fuerza, estableció también acuerdos y alianzas en determinadas regiones con los nobles visigodos. La conquista rápida e inesperada de México alteró el curso de la historia española, europea y mundial. Cortés entendió pronto que los habitantes de México El 13 de agosto de los españoles, junto con sus cruciales aliados tlaxcaltecas y otras comunidades indígenas, lograron capturar a Cuauhté La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato omeya fue un proceso largo que duró quince años, del al , en el que se llegó a El 13 de agosto de los españoles, junto con sus cruciales aliados tlaxcaltecas y otras comunidades indígenas, lograron capturar a Cuauhté Duration Missing El segundo periodo o llamado de Conquista Real, define propiamente la conquista llevada a cabo directamente por la corona de Castilla durante el Celebra la conquista rápida
Celebra la conquista rápida documentos estaban firmados por el obispo Fonseca y en ellos se ofrecían rápidz a quienes Canjea códigos de dinero reconocer a Cristóbal de Tapia como nuevo gobernador. La estrategia de los conquistadores era destruir los puentes y rápjda de rápdia a Celebra la conquista rápida isla de México-Tenochtitlan y con los bergantines provocar incendios Celebra la conquista rápida las lla, Celebra la conquista rápida conquist suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados. Lo que yo creo que no podemos consentir es que se use esa noción para silenciar y hacer olvidar que no creo que es la intención de Mira Caballos, por cierto la destrucción y sufrimiento colectivos, muchas veces masivos y reales que provocó a antepasad s y antecesor s nuestr s de carne y hueso. Se lograron reunir en total once embarcaciones. Desde ese punto se repartieron cargos para iniciar una nueva campaña de conquista, sin la autorización del gobernador de Cuba, Diego Velázquez. El licenciado Alonso Pérez, notó cierta melancolía en la expresión del conquistador y le dijo:. Al principio el jefe supremo o halach uinik y los jefes secundarios o batab de la isla se negaron a entrevistarse con los recién llegados. Experimentaron la muerte por guerra en cifras que rebasaban mucho cualquier conflicto ritual previo, y formas de violencia desconocidas. A finales del año , Hroþareiks o Rodericus conocido posteriormente como Rodrigo dux de la Bética y, al parecer, nieto de Chindasvinto , fue elegido y proclamado rey en Toledo por el Senatus de la aristocracia visigoda , tras la muerte de Witiza. La conquista rápida e inesperada de México alteró el curso de la historia española, europea y mundial Cortés entendió pronto que los habitantes de México eran rivales o dependientes de un gran señor llamado Moctezuma que presidía un reino enorme, rico y desarrollado como nadie había visto ni imaginado hasta entonces, y se dispuso a conquistarlo para su rey y evangelizarlo para su religión. De cualquier forma, las instrucciones enviadas a Cristóbal de Tapia llegaron a Santo Domingo a finales del verano de En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos totonacas que dejaron de pagar tributo. La conquista rápida e inesperada de México alteró el curso de la historia española, europea y mundial. Cortés entendió pronto que los habitantes de México El 13 de agosto de los españoles, junto con sus cruciales aliados tlaxcaltecas y otras comunidades indígenas, lograron capturar a Cuauhté La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato omeya fue un proceso largo que duró quince años, del al , en el que se llegó a Si hubo un elemento de pacto en el proceso de conquista-colonización, que al parecer fue una realidad histórica La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato omeya fue un proceso largo que duró quince años, del al , en el que se llegó a Ni vencidos, ni dominados: Las resistencias indígenas a la conquista española entre el siglo XVI y XIX. · El concepto de indígena y la Celebra la conquista rápida

Celebra la conquista rápida - 8 de noviembre de de agosto de · Actual territorio de México · Victoria castellana y conglomerado de los aliados mesoamericanos. · El Imperio mexica La conquista rápida e inesperada de México alteró el curso de la historia española, europea y mundial. Cortés entendió pronto que los habitantes de México El 13 de agosto de los españoles, junto con sus cruciales aliados tlaxcaltecas y otras comunidades indígenas, lograron capturar a Cuauhté La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato omeya fue un proceso largo que duró quince años, del al , en el que se llegó a

Buscando siempre la alianza, Cortés envió mensajeros de paz recibiendo una respuesta de Xicohténcatl irónica: «¿Paces? Allí haremos los paces, hartándonos de vuestras carnes y honrando a nuestros dioses con vuestros corazones». De cualquier forma, las subsecuentes batallas no fueron victorias fáciles para el ejército conformado por españoles y totonacas.

Por su parte, Xicohténcatl envió espías con comida y regalos a la guarnición española, pero éstos fueron descubiertos rápidamente. Cortés ordenó amputarles manos y pulgares a manera de escarmiento.

El espionaje tlaxcalteca resultó un fracaso pues los espías delataron la posición y planes de su ejército. Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó a Xicohténcatl Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de paz.

Los guerreros tlaxcaltecas que combatieron como aliados a partir de ese momento fueron Piltecuhtli, Aexoxécatl, Tecpanécatl, Cahuecahua, Cocomitecuhtli, Quauhtotohua, Textlípitl y Xicohténcatl Axayacatzin.

Este último, sin embargo, nunca estuvo convencido de la alianza. A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas. Se sospechaba de veinte mil guerreros mexicas acampados en las inmediaciones de la ciudad para reforzar la emboscada; sin embargo, estos nunca aparecieron.

Los conquistadores continuaron su expedición hacia Huejotzingo ; atravesaron entre los dos volcanes vigías del valle, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl por un paraje boscoso que hoy lleva el nombre de Paso de Cortés. Del otro lado, avistaron por primera vez el lago de Texcoco y la isla de la ciudad de México-Tenochtitlan.

Cruzaron por Amaquemecan y Chalco - Atenco , donde embajadores de Moctezuma intentaron convencerlos para detener su marcha. Tras una breve estancia en Ayotzinco continuaron la marcha hacia Mixquic , Cuitláhuac Tláhuac , Culhuacán e Iztapalapa. Al llegar a la ciudad, la población veía con asombro a los europeos y sus caballos.

Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no visitar la ciudad pero todo fue inútil. Cortés y sus hombres fueron recibidos por el huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin y un amplio séquito, en el que se encontraban el tlahtoani de Tlacopan Totoquihuatzin , el tlatoani de Tetzcuco Cacamatzin , Cuitláhuac , Tetlepanquetzaltzin , Itzcuauhtzin, Topantemoctzin, y algunos otros servidores.

Cortés entregó a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio que se llamaban margaritas y el gobernante entregó al caudillo un collar con ocho camarones de oro. Posteriormente los españoles fueron alojados en el palacio de Axayácatl , cercano al recinto sagrado de la ciudad.

Moctezuma era un guerrero experimentado, pero como hombre supersticioso, continuaba con la idea de que posiblemente los extraños visitantes eran semidioses.

Mientras tanto en la costa, siguiendo los consejos de los conquistadores españoles , los totonacas dejaron de pagar el acostumbrado tributo a los mexicas. El calpixque Cuauhpopoca dirigió a los guerreros mexicas y comenzó el ataque contra los totonacas, pero estos fueron defendidos por la guarnición española de la Villa Rica de la Vera Cruz.

Como resultado de la contienda, los españoles sufrieron siete bajas, entre ellas, Juan de Escalante quien logró incendiar la población de Nautla antes de la retirada de sus hombres pero murió más tarde a consecuencia de las heridas. El tlahtoani , aterrado al ver la cabeza, prohibió las acciones militares y pidió mantener en secreto la noticia.

De forma paralela mensajeros totonacas informaron los mismos sucesos a Cortés. Durante la breve estancia, los españoles habían descubierto accidentalmente tesoros escondidos en una de las recámaras principales del suntuoso palacio de Axayácatl ; pero también habían valorado el posible riesgo de una emboscada por parte de los mexicas y por tales motivos decidieron someter a Moctezuma.

Sorprendido, Moctezuma negó haber ordenado el ataque y mandó llamar a Cuauhpopoca , los emisarios mexicas fueron acompañados por Francisco de Aguilar , Andrés de Tapia y Gutiérrez de Valdelomar. A partir de ese momento el tlatoani fue vigilado por una escolta española.

Cuando regresaron los emisarios, el tlahtoani otorgó el privilegio de juicio a Cortés; el proceso fue breve y se sentenciaron a morir en la hoguera a Cuauhpopoca, a su hijo y quince principales de Nautla. Para prevenir una sublevación, Moctezuma fue entonces sometido con grilletes y se le obligó a presenciar la ejecución.

Este audaz secuestro del emperador Moctezuma II por parte de Cortés, como hará también Francisco Pizarro con el inca o inga Atahualpa , recuerda mucho al que sufrió casi cien años antes el rey Juan II de Castilla , el llamado Golpe de Tordesillas , por parte de uno de los Infantes de Aragón ; quizá incluso al parecido de Juana la Loca , y con similares intenciones.

El pueblo mexica, en silencio y expectante, comenzó a dudar de su máximo dirigente por la sumisión mostrada. Permanentemente custodiado, Moctezuma continuó sus actividades cotidianas. Convivió con Cortés y sus capitanes, les mostró la ciudad y los alrededores.

Durante los siguientes días el conquistador pidió al tlahtoani que abandonase a sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. También averiguó los lugares de donde procedía el oro. Ante el asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes cristianas y se celebró una misa en la cúspide del Templo Mayor.

Se organizaron excursiones para inspeccionar las minas. Gonzalo de Umbría se dirigió hacia Zacatula en la región mixteca ; Diego de Ordás hacia Tuxtepec y Coatzacoalcos ; Andrés de Tapia y Diego Pizarro se dirigieron a la zona de Pánuco. Nuevamente el tlahtoani accedió con la esperanza de que a cambio de entregar esos tesoros, los europeos se retiraran de Tenochtitlan.

Para facilitar su transporte y reparto, todo el oro fue fundido en barras por los orfebres de Azcapotzalco , separándose el quinto del rey.

Una pequeña comitiva de españoles fue enviada en búsqueda de oro a Tetzcuco. Los guías eran Netzahualquentzin y Tetlahuehuezquititzin, ambos hermanos de Cacama. Debido a un malentendido, se sospechó de una posible traición de Netzahualquentzin, motivo por el cual fue sentenciado a morir en la horca.

Los rebeldes fueron arrestados y Cortés decidió nombrar a Coanácoch como nuevo tlahtoani de Tetzcuco. Moctezuma le insistió a Cortés que se retirase de la ciudad, pero la respuesta fue negativa. La estancia se prolongó bajo la excusa de no contar con embarcaciones, pues estas habían sido destruidas.

A pesar del malestar social de los mexicas por las acciones de los conquistadores españoles y el abyecto comportamiento del huey tlahtoani , este intentó por todos los medios evitar un levantamiento. A petición de Cortés, dirigió un discurso solemne frente a su pueblo, en el cual, llorando, se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los españoles.

Creía en las profecías y supersticiones, pero también temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo fuese masacrado. Considerando tener un relativo control sobre Tenochtitlan, Cortés envió a la región de Coatzacoalcos a Juan Velázquez de León con cien hombres con el objetivo de fundar una colonia, para de esta manera, extraer oro y vigilar la costa.

Mientras eso ocurría en Tenochtitlan, los procuradores de la Villa Rica de la Vera Cruz, Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo , habían llegado a Sevilla.

Era octubre de cuando el obispo Juan Rodríguez de Fonseca se enteró de los acontecimientos, girando órdenes al contador de la Casa de Contratación Juan López de Recalde para incautar el tesoro que transportaban los procuradores. Fray Benito Martín había conseguido ya en la corte el título de adelantado para Diego Velázquez de Cuéllar y solicitó que se otorgara plena autoridad al gobernador de Cuba para castigar la insubordinación de Cortés.

Rodríguez de Fonseca aún tenía el control del Consejo de Castilla , el cual atendía los asuntos de las Indias, pero el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota y el secretario del rey Francisco de los Cobos y Molina quedaron impresionados por el oro traído de México.

El obispo de Badajoz abogó por Cortés ante el rey Carlos I. Por otra parte los procuradores acudieron a Martín Cortés, padre del caudillo, para tratar de conseguir mediante cartas una entrevista con el rey, quien al escuchar esta solicitud se mostró interesado en recibirlos y en conocer a los totonacas que habían traído en el viaje.

Los emisarios de Cortés llegaron tarde a Barcelona en donde encontrarían al rey, pero este, en constante movimiento, se había trasladado a Burgos.

No obstante, pudieron contactar al abogado Francisco Núñez y al consejero del rey Lorenzo Galíndez de Carvajal , quien decidió apoyarlos. Carlos I había sido elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico , además de atender los asuntos de la Guerra de las comunidades de Castilla , debería hacer frente al conflicto de la reforma luterana y viajar hacia Aquisgrán donde sería coronado.

Sin embargo, mostró gran interés en los asuntos de Indias. En Tordesillas el monarca sostuvo una reunión informal con los procuradores, pero fue hasta el 30 de abril de , en Santiago de Compostela , donde el comité del Consejo de Castilla escuchó finalmente a los procuradores.

El comité estaba conformado por el cardenal Adriano de Utrecht , el canciller imperial Mercurino Arborio Gattinara , el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota, el arzobispo de Palermo Jean Carondelete , el arzobispo de Granada Antonio de Rojas Manrique , el comendador mayor de Castilla Hernando de la Vega, y el obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca.

Además estuvieron presentes en la reunión el doctor Diego Beltrán, Luis Zapata, Francisco de Aguirre, Lorenzo Galíndez de Carvajal , Pedro Mártir de Anglería , Bartolomé de las Casas , Juan de Sámano, y Francisco de los Cobos y Molina.

A pesar de que el obispo de Burgos acusó a Cortés y sus hombres como desertores y traidores, el 17 de mayo de el comité decidió aplazar la resolución hasta escuchar nuevas pruebas tanto de Velázquez como de Cortés.

Diego Velázquez, desconociendo aún los últimos sucesos en España, confiscó en la isla de Cuba los bienes de Cortés y de algunos de sus hombres. Organizó un ejército que constaba de diecinueve embarcaciones, mil cuatrocientos hombres, ochenta caballos, veinte piezas de artillería y mil auxiliares cubanos.

Designó a Pánfilo de Narváez como capitán con órdenes secretas para arrestar o matar a Cortés. Cuando Rodrigo de Figueroa, juez de residencia de La Española, se enteró de los planes de Velázquez, consideró que la pugna no era beneficiosa para la corona y por tal motivo envió al oidor juez Lucas Vázquez de Ayllón junto con el alguacil de Santo Domingo Luis de Sotelo y el escribano Pedro de Ledesma para detener la expedición.

Adicionalmente, el 18 de febrero de notificó directamente a Velázquez las órdenes de Figueroa pero el gobernador de Cuba prosiguió con sus planes, desatendiendo la petición oficial y desafiando la autoridad de Figueroa. En esa circunstancia, Vázquez de Ayllón decidió viajar simultáneamente a la Villa Rica de la Vera Cruz para tratar de negociar un acuerdo.

Las embarcaciones zarparon de Cuba el 5 de marzo de Participaron en la excursión de Narváez Juan Bono de Quejo, Leonel de Cervantes, el veedor inspector del gobernador de Cuba Gerónimo Martínez de Salvatierra, un sobrino homónimo de Velázquez conocido como «el Mozo», el alcalde de Trinidad Francisco Verdugo, Gaspar de Garnica, Baltasar Bermúdez y otros experimentados conquistadores.

También viajó Andrés de Duero, secretario de Velázquez pero amigo de Cortés, ya que Amador de Lares había muerto a principios de Los barcos hicieron escala en Cozumel , en donde rescataron a los sobrevivientes del naufragio de Alonso de Parada y fundaron una pequeña guarnición.

Se dirigieron hacia Tabasco llegando a Potonchan donde se encontraba la Villa de Santa María de la Victoria para reabastecerse de agua y en la etapa final del viaje fueron sorprendidos por una tormenta, perdiendo un barco y cincuenta hombres, entre ellos Cristóbal de Morante, quien había sido socio y capitán en la primera excursión a la península de Yucatán.

Llegaron a San Juan de Ulúa el 19 de abril pero los barcos de Vázquez de Ayllón habían llegado un par de días antes, por lo que el oidor pudo contactar a los hombres de la Villa Rica de la Vera Cruz, enterándose antes de los logros de Cortés. Al desembarcar, Pánfilo de Narváez decidió fundar la ciudad de San Salvador.

Hicieron contacto con los totonacas , a quienes informaron que pretendían arrestar a Cortés y liberar a Moctezuma. El tecutli gordo de Cempoala quedó impresionado ante las noticias, pero prefirió dar la bienvenida a los recién llegados, suministrándoles víveres durante tres semanas.

Los totonacas enviaron los acostumbrados regalos pero Pánfilo los guardó para sí, provocando la antipatía de sus seguidores. Narváez culpó al oidor de la situación y decidió arrestarlo. Vázquez de Ayllón, Pedro de Ledesma y algunos simpatizantes de Cortés fueron hechos prisioneros y enviados en un barco con dirección a Cuba.

El oidor no pudo hacer nada frente a los hombres de Narváez, pero cuando zarparon, amenazó al capitán del barco, en el sentido de que si este obedecía las órdenes de ir a Cuba lo condenaría a la horca; por tal motivo, la embarcación se dirigió hacia La Española.

Ahí, Vázquez de Ayllón denunció los hechos y envió cartas a España detallando la afrenta y el proceder violento de Narváez. Finalmente, lo sucedido fue contraproducente a los intereses de Diego Velázquez.

Una comitiva de Moctezuma, quien estaba sometido, se puso en contacto con Narváez, y pronto fueron enviados mensajes al huey tlatoani. este albergó nuevas esperanzas de ser liberado y mantuvo en secreto esta comunicación, pero no pudo ocultar las noticias de la llegada de las embarcaciones.

Cortés designó a fray Bartolomé de Olmedo y cinco emisarios para indagar las noticias de lo que ocurría. Sandoval, lejos de atender la petición, decidió apresar a los comisionados y enviarlos de inmediato a Tenochtitlan. Narváez también envió cartas a Juan Velázquez de León pensando, equivocadamente, que el pariente del gobernador de Cuba sería un aliado.

Cortés recibió con halagos a Vergara y Guevara, les pidió disculpas por el trato de Sandoval. El caudillo organizó un banquete y les regaló oro, ante lo que los comisionados quedaron pasmados.

Cortés los envió de regreso a la costa con una escolta y una carta de respuesta para Narváez. Cuando Vergara y Guevara llegaron a San Salvador , comenzaron a repartir oro de forma secreta a los hombres de Narváez.

La misiva de Cortés contenía palabras de bienvenida e invitación a los miembros de la expedición, pero de sorpresa por la nueva designación de Narváez.

Ante la expectativa, Cortés salió de Tenochtitlan marchando con parte de su ejército hacia la costa, dejando una guarnición de ochenta hombres al mando de Pedro de Alvarado , envió instrucciones a Velázquez de León y Rangel para que se reunieran con él en Cholula para ir de manera conjunta hacia Cempoala.

Las entrevistas con mensajeros sirvieron de espionaje, Andrés de Duero ayudó nuevamente a su amigo para sobornar a diferentes oficiales de Narváez. Pocas horas antes de realizar el ataque sus espías informaron los pormenores de las posiciones de los contrincantes.

Narváez se encontraba en Cempoala, confiado en que no atacarían por las condiciones del tiempo. A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue veloz y certero.

Diego Pizarro con sesenta hombres tenía órdenes de apoderarse de la artillería; Gonzalo de Sandoval con ochenta hombres debía capturar o matar a Narváez; Juan Velázquez de León enfrentaría a las fuerzas de su primo Diego Velázquez «el Mozo», sobrino del gobernador; Diego de Ordás tendría que capturar a las fuerzas comandadas por Salvatierra; finalmente, Andrés de Tapia y Cortés reforzarían con ayuda a cualquiera de los otros capitanes.

Cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar, pero era tarde. Los sobornos funcionaron, el jefe de artillería Bartolomé de Usagre había colocado cera en los cañones, la pólvora se había mojado, los hombres de Bermúdez no se encontraban en sus puestos y los espías de Cortés habían cortado las cinchas de las sillas de los caballos.

Pedro Sánchez Farfán llevó al prisionero herido ante los capitanes Gonzalo de Sándoval, Alonso de Ávila, y Diego de Ordás, quienes le quitaron las supuestas provisiones del rey, que resultaron ser tan solo las instrucciones de Velázquez.

La mayor parte de los hombres se rindieron convencidos de la riqueza de las tierras descubiertas y reconocieron a Cortés como nuevo jefe, incrementando así la fuerza militar del conquistador. Entre los auxiliares viajaba un esclavo de raza negra enfermo de viruela.

Un mensajero proveniente de Tenochtitlan informó a Cortés sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a todos los hombres que habían quedado al resguardo de la misma; así mismo, se enteró la comunicación secreta que había sostenido Moctezuma con Narváez.

Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso al capitán Pedro de Alvarado , quien otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl , la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados.

Pero Alvarado descubrió serios indicios [ ¿cuál? Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada de Cuauhquiyauac Águila en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan Punta de caña , la de Tezcacóac Serpiente de espejos y entonces comenzó la masacre.

Fue una gran pérdida porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el Calmécac , los veteranos de guerra, los calpixques , los intérpretes de códices. La presencia de los extranjeros ofendía al pueblo de Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del huey tlatoani , que nadie se había atrevido a contradecirlo.

Moctezuma pidió al tlacochcálcatl jefe de armas de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la población enardecida con un discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles.

La rebelión ya no pudo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani , gritaba «¡Ya no somos tus vasallos! Además se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes. Sitiaron el palacio durante más de veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes.

De regreso en la ciudad y tras un enfrentamiento en Iztapalapa , Cortés pudo reunirse con sus compañeros en el palacio de Axayácatl desde el que se defendían de constantes ataques. De acuerdo a Díaz del Castillo, Cortés había llegado con más de mil trescientos soldados, noventa y siete caballos, ochenta ballesteros, ochenta escopeteros, artillería y más de dos mil tlaxcaltecas.

Pedro de Alvarado había mantenido cautivo a Moctezuma, junto con algunos de sus hijos y varios sacerdotes. Después de estos sucesos ocurrió la muerte de Moctezuma Xocoyotzin. Díaz del Castillo dice que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para que hablara con su gente y los tranquilizara; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso.

Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida. El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan concejo eligió como nuevo tlatoani a un hermano de Moctezuma, Cuitláhuac.

En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible.

Para impedir la huida de los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó las vigas del palacio de Axaycácatl para improvisar puentes portátiles. El 30 de junio de durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan.

Ochenta tamemes tlaxcaltecas fueron previstos para transportar el oro y las joyas. Adelante marcharon Gonzalo de Sandoval, Antonio de Quiñones, Francisco de Acevedo, Francisco Lugo, Diego de Ordás, Andrés de Tapia, doscientos peones, veinte jinetes y cuatrocientos tlaxcaltecas.

En el centro transportando el tesoro, Hernán Cortés, Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Bernardino Vázquez de Tapia , la artillería, Malintzin y otras mujeres indígenas, Chimalpopoca con sus hermanas, los prisioneros mexicas y el grueso de las fuerzas españolas y aliadas.

En la retaguardia Pedro de Alvarado, Juan Velázquez de León, la caballería y la mayor parte de los soldados de Narváez.

Solo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos ochocientos españoles y gran número de aliados, además de perder cuarenta caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas de hierro , así como la mayor parte del oro.

El propio Cortés fue herido en una mano. Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan , episodio en el que el cronista López de Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado en el puente de Toltacacalopan, mismo que fue desmentido por Díaz del Castillo.

Todos los cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche Triste :. La ruta que tomaron hacia Tlaxcala fue a través de Tlalnepantla , Atizapán , Teocalhueycan, Cuautitlán , Tepotzotlán , Xóloc, Zacamolco. El 7 de julio los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba.

Agotados tras días de ser perseguidos, y pese a la inmensa desigualdad de fuerzas, la habilidad militar de Cortés se centró en defenderse en círculo hasta conseguir matar al cihuacoatl o principal capitán de los mexicas, pues muerto este, los perseguidores se dispersarían y huirían y así fue, consiguiendo una victoria que hoy se estudia en las academias militares del mundo.

Debido a que el mayor número de bajas correspondía a los indios aliados, Hernán Cortés pensó que la alianza con los tlaxcaltecas había terminado tras la derrota, pero de forma contraria a sus predicciones fue recibido con benevolencia por el senado de Tlaxcala, a pesar de la oposición de Xicohténcatl.

Las fuerzas españolas comenzaron a reorganizarse, aunque tardaron más de un año para regresar a tomar la plaza de Tenochtitlan. Mientras tanto en la ciudad se desató una epidemia de viruela , enfermedad desconocida en América y a consecuencia de la cual mucha gente murió en un lapso corto.

Como daño colateral se presentó una hambruna , en razón del desquiciamiento de los sistemas de abastecimiento. Cuitláhuac mandó reconstruir el templo mayor, reorganizó el ejército y lo envió al valle de Tepeaca. Intentó realizar alianza con los purépechas , pero el cazonci Zuanga después de considerar la oferta, se negó a aceptarla.

También fueron enviados emisarios con intenciones de sellar la paz con los tlaxcaltecas, pero éstos se negaron rotundamente. En noviembre de ese mismo año, Cuitláhuac murió de viruela al igual que el tlatoani de Tlacopan Totoquihuatzin.

Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlacochcálcatl jefe de armas y se había pronunciado en contra de la actitud pasiva de Moctezuma. Debido a que su madre era Tiacapantzin, heredera al trono de Tlatelolco , pudo reunir el apoyo de toda la ciudad.

Cuando fue elegido nuevo tlatoani continuó con los trabajos de reconstrucción y fortificación la ciudad, pues suponía el regreso de los españoles, envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados por medio de la disminución o eliminación de tributos.

Buscó por segunda ocasión la alianza con el nuevo cazonci purépecha Tangáxoan Tzíntzicha , cuyo padre Zuanga también había muerto por la viruela; la negativa del heredero fue más violenta, los emisarios de Cuauhtémoc fueron asesinados en Tzintzuntzan. Los sobrevivientes españoles pasaron tres días en Hueyotlipan donde fueron auxiliados por los tlaxcaltecas.

Poco después Cortés y Maxixcatzin se reunieron en Tlaxcala para refrendar su alianza. Durante veinte días los conquistadores descansaron, atendieron a los heridos y se reorganizaron.

Poco antes a la última incursión a Tenochtitlan habían sido atacadas dos comitivas españolas. El primer ataque causó poco más de veinte bajas, algunos hombres de Narváez habían sido arrestados por las fuerzas de Cortés y eran conducidos al valle de México.

Los prisioneros nunca llegaron a su destino pues fueron sorprendidos por guerreros mexicas en Quecholac. El segundo ataque causó cuarenta y cinco bajas españolas y doscientas bajas tlaxcaltecas cuando una excursión al mando de Juan de Alcántara fue aniquilada en Calpulalpan.

Cortés decidió entonces emprender una campaña militar para castigar a la región, no solo para recuperar el honor y el ánimo de sus hombres, sino también para cortar la vía de suministros que recibía la ciudad de Tenochtitlan desde la costa oriental.

Con base en el discurso de Moctezuma, el caudillo español consideró que todos los mexicas y tributarios eran oficialmente vasallos de Carlos I y que cualquier acción adversa, por tal motivo, debía ser considerada como acto de rebeldía. La lectura del requerimiento fue un procedimiento habitual para justificar legalmente los actos punitivos de la nueva campaña.

Los tlaxcaltecas aportaron dos mil guerreros al mando de Tianquizlatoatzin, quien guio a Cortés a las zonas de Zacatepec , Acatzingo y Tepeaca. El teuctli local se rindió el 4 de septiembre de Los prisioneros fueron esclavizados y se les marcó con hierro candente en la mejilla una «G» de «guerra».

El caudillo español fundó la villa de Segura de la Frontera el 9 de septiembre de y desde el nuevo emplazamiento dirigió ataques a las localidades de Quecholac , Huaquechula , Itzocan , Tecamachalco , Zapotitlán , Izúcar y Chiautla.

El 30 de octubre, en Segura de la Frontera , Cortés redactó la segunda carta de relación , en la cual describió los últimos acontecimientos sin dar gran importancia al revés de Tenochtitlan. Alonso de Mendoza y Diego de Ordás fueron los responsables de llevar la misiva, pero zarparon con destino a la península ibérica hasta marzo de El jefe de carpinteros, Martín López, fue enviado por Cortés a Tlaxcala.

Su misión era cortar y preparar madera para construir trece bergantines, los cuales serían utilizados en el asalto anfibio a Tenochtitlan. Cuando López llegó a Tlaxcala, se enteró de que Maxixcatzin había muerto víctima de la viruela pero pudo obtener sin problema la ayuda de Xicohténcatl Huehue.

Alonso de Ávila y Francisco Álvarez Chico viajaron a Santo Domingo en busca de caballos, ballestas , pólvora , arcabuces y cañones. Por otra parte, Francisco de Solís viajó a Jamaica en una misión similar.

Los gastos fueron financiados con el poco oro rescatado de Tenochtitlan y del almacenado previamente en Tlaxcala. En esos días llegaron diferentes embarcaciones: una de ellas procedente de Cuba comandada por Pedro Barba , quien llevaba una carta de Velázquez dirigida a Narváez.

El capitán de la nave y la tripulación decidieron unirse a Cortés. Lo mismo sucedió con una embarcación capitaneada por Rodrigo Morejón. Desde Castilla , Juan de Burgos llegó al mando de una embarcación que hizo escala en las islas Canarias ; paralelamente, desde Sevilla llegó Juan de Salamanca, quien hizo escala en Santo Domingo.

En la zona del río Pánuco una expedición dirigida por Diego de Camargo bajo órdenes del gobernador de Jamaica , Francisco de Garay , había sido derrotada por los nativos huastecos.

Para colmo, durante el escape una de las embarcaciones naufragó. Los sesenta sobrevivientes y Camargo se unieron a Cortés. El gobernador de Jamaica envió embarcaciones de apoyo, cincuenta hombres al mando de Miguel Díez de Aux y cuarenta hombres al mando de Francisco Ramírez «el Viejo».

Estos capitanes, al evaluar la situación, también decidieron unirse a las fuerzas de Cortés. Con el objetivo de controlar la totalidad de la ruta hacia la costa oriental, Gonzalo de Sandoval fue designado para efectuar una nueva campaña en Zautla y Xalacingo.

Con tan solo ocho bajas españolas, los pueblos fueron sometidos y al igual que en Tepeaca, los prisioneros fueron esclavizados y herrados.

Debido a que los tesoros fueron utilizados para conseguir los aprovisionamientos y se respetó además el quinto del rey , no hubo reparto de oro para los soldados.

Algunos se inconformaron, entre ellos se encontraba Andrés de Duero, lo cual provocó el rompimiento de la larga amistad con Cortés. Este decidió dejar partir a los inconformes de regreso a Cuba para evitar posibles sublevaciones y redactó ordenanzas militares y civiles para controlar a los que se quedaron.

Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran contingente de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimecatecuhtli.

El objetivo de Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de Tenochtitlan. Los pueblos de Huexotla, Coatlinchan , Chalco , Amecameca , Tlalmanalco , Ozumba , y Mixquic , decidieron apoyar a los españoles proveyéndoles también de alimentos.

Cuando las fuerzas españolas llegaron a Tetzcuco, el tlatoani Coanácoch huyó hacia Tenochtitlan para reunirse con Cuauhtémoc. La población también evacuó la ciudad, yéndose en parte a Tenochtitlán en miles de barcas sin que Cortés pudiera evitarlo.

Los tlaxcaltecas por su parte incendiaron el palacio de Nezahualpilli , en el cual se encontraban los códices texcocanos. Allí recibió delegados de varias localidades de la región comunicando su apoyo a los españoles. Después de ocho días fortificando su recinto en Texcoco, y sin recibir ataques, Cortés avanzó hacia el sur sobre Iztapalapa con 15 jinetes, infantes y aliados indios, incluyendo un número indeterminado de texcocanos a las órdenes de Ixtlilxóchitl.

Tomó Itzapalapa, pero gran parte de los defensores pudieron ser evacuados en barcas. Por la noche los mexicas abrieron obras de contención provocando que la ciudad se inunde, por lo que Cortés debió evacuar la plaza esa misma noche, perdiendo las provisiones que había tomado.

Al día siguiente los mexicas envían un ejército por tierra, y tropas que atacan desde balsas y se retiran cuando los españoles intentan cargar. Sin poder evitar el hostigamiento de las barcas, sin atreverse a atacar al ejército de tierra, que era muy numeroso, y sin alimentos, Cortés opta por replegarse a Texcoco.

Pese a su temor de que haber sido rechazado evitara que continuaran pasando al bando español nuevas ciudades, recibe luego delegados de Otumba y otras poblaciones que le comunican su apoyo. Al no tener comunicación directa con la costa, Cortés envió a Gonzalo de Sandoval con tropas para escoltar a parte de las fuerzas tlaxcaltecas a sus tierras.

Durante esta expedición, obtuvieron ropa como botín. Posteriormente, Sandoval llegó a Veracruz para enviar correspondencia en nombre de Cortés y, al regresar, expulsó a la guarnición mexica de Chalco, donde la población se mostraba dispuesta a pasarse al bando español.

Mientras tanto, Cuauhtémoc había ordenado cortar las líneas de suministro españolas en Chalco y Huexotla, ya que el maíz de esa zona era de vital importancia.

Después de alcanzar Veracruz, Sandoval derrotó a los mexicas en Chalco y regresó a Texcoco. El 15 de febrero de Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse cerca del lago. Un gran número de tamemes y aliados tlaxcaltecas transportaron las tablas desde Tlaxcala hasta las orillas del lago de Texcoco y se excavaron zanjas para poner las embarcaciones en el agua.

Una vez dispuestos los barcos, Cortés realizó una nueva salida para alcanzar los accesos a Tenochtitlán desde el oeste, dando vuelta a la laguna por el lado norte. Llevaba 25 jinetes y infantes, más los aliados tlaxcaltecas. Una fuerza mayor que la empleada en la salida hacia Iztacpalapan.

A pocos kilómetros de camino encontraron y desbarataron un ejército mexica, en el que fue el único combate campal de la salida. A continuación atacaron Xaltocan y alcanzaron a entrar en la ciudad, pero al caer el día se retiraron de ella y acamparon a una legua.

En los días siguientes pasaron por Huatullan, que encontraron abandonada, y luego por Tenayuca , Cuautitlán y Azcapotzalco sin encontrar resistencia. Finalmente atacaron Tlacopan , ciudad principal de los tepanecas , donde se concentró la resistencia mexica, ya que esta ciudad era cabecera de los accesos a Tenochtitlán desde el oeste.

Tetlepanquetzaltzin y sus hombres fueron obligados a replegarse a Tenochtitlán y al día siguiente los españoles quemaron Tlacopán, en venganza por quienes habían muerto allí en la "Noche Triste".

Durante seis días los españoles mantuvieron ocupada la ciudad, librando escaramuzas diarias con tropas que venían de Tenochtitlán y avanzando sobre el inicio de la calzada que cruzaba la laguna. Los mexicas los instaban a intentar cruzarla, pero Cortés no quería repetir la situación de quedar encerrados dentro de Tenochtitlán y se limitó a hostilizar las cabeceras de la calzada, pidiendo parlamentar con enviados de Cuauhtémoc, esperado obtener una rendición.

Los mexicas se negaban a parlamentar, y en una ocasión en que los amenazó con que morirían de hambre en el sitio, desde la torre de defensa de la calzada le tiraron un pan de maíz, diciéndole que si quería ya tenían acopio de sobra para ellos.

Viendo que no lograba parlamentar, y no podía sostenerse en Tlacopán, porque las ciudades y campos de la zona habían sido evacuados, Cortés desandó el camino y regresó a la base española en Texcoco. Viendo su retirada, un ejército mexica los siguió, pero la caballería lo emboscó y puso en fuga en Acolman.

Las victorias conseguidas por los españoles y el fortalecimiento de la alianza con los tlaxcaltecas ya eran noticia en todo el Imperio mexica. Tributarios y enemigos fueron aumentando, lenta pero inexorablemente, las fuerzas de Cortés.

Poblaciones enteras de las comarcas vecinas enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la corona española y aliarse en el ataque a Tenochtitlan. La inercia avasalladora de la irrupción se había generado. Los nuevos aliados no solo incrementaron la fortaleza bélica del conquistador a lo largo de esa etapa, sino que además cumplieron la tarea estratégica de espionaje e información al alto mando acerca de las concentraciones y movimientos de las fuerzas enemigas.

Viendo sus derrotas en los combates directos con los españoles frente a Tenochtitlán, Cuauhtémoc contraatacó con tropas enviadas a Chalco y Tlalmanalco, en el sur del sistema de lagos, para asegurar la posesión de la zona, con lo que obstaculizaban las comunicaciones y vías de suministro de los sitiadores con Tlaxacala.

Cortés envió a Sandoval que atacó a las guarniciones mexicas en Huastepec y Acapichtlan tomando los dos pueblos. Tras retirarse Sandoval a Texcoco, los mexicas hicieron aún otro intento de reocupar Chalco. El ejército enviado allí marchó tan rápido que llegó antes de que Sandoval pudiera regresar con tropas españolas, pero en Chalco fue rechazado por un ejército local y Sandoval al llegar encontró ya la situación resuelta en favor de sus aliados.

Con esto el camino más directo de Tlaxcala a la base española en Texcoco quedó definitivamente abierto, y los españoles dominaron tanto el este como el sur de la región de lagos.

En respuesta a las gestiones de Francisco Álvarez Chico y Alonso de Ávila , en febrero de una nueva embarcación, procedente de Santo Domingo , ancló frente a la Villa Rica de la Vera Cruz.

En ella, se transportaba armamento, pólvora, sesenta caballos y doscientos hombres. Entre estos, se encontraban el tesorero Julián de Alderete , el fraile Pedro Melgarejo de Urrea y el licenciado Alonso Pérez , quienes habrían de incorporarse a las campañas militares.

Estando en Tetzcuco , durante los últimos días de marzo de ese año, Gonzalo de Sandoval reunió doscientos soldados españoles, veinte jinetes y un gran contingente de aliados chalcas y tlaxcaltecas.

Partió en dirección a Cuauhnáhuac Cuernavaca para confrontar a un ejército mexica que se encontraba defendiendo esa posición. El lugar era importante para Tenochtitlan, debido a que era la ruta de comunicación hacia Xochicalco. Sandoval y sus hombres descansaron en Tlalmanalco , y al continuar su avance tuvieron enfrentamientos en Huaxtépec Oaxtepec y Chimalhuacán.

Un segundo ejército mexica había reforzado la zona y se había posicionado en Yecapixtla. Sandoval decidió regresar a Texcoco. Cortés aumentó el contingente con texcocanos y huejotzingas ; Olid, Tapia y Pedro de Alvarado relevaron a Sandoval. El siguiente encuentro fue en el peñón de Tlayacapan.

Los capitanes Pedro de Ircio , Andrés de Monjaraz , Rodríguez de Villafuerte y Francisco Verdugo encabezaron el asalto. Ahí, los mexicas repelieron el primer intento, pero días más tarde fueron derrotados cuando las fuerzas españolas los rodearon y los dejaron sin agua.

El avance de los conquistadores continuó hacia Yautepec. El segundo ejército mexica que se encontraba en la localidad huyó a Juchitepec , donde fue alcanzado y sometido. El 13 de abril, desde Tetzcuco, Cortés partió con refuerzos, incursionó por Tepoztlán y Cuauhtlan Cuautla.

Una vez dominadas las localidades, se reunió con la primera expedición para realizar el ataque final y definitivo a Cuauhnáhuac. La siguiente etapa de la campaña se desarrolló en Xochimilco. El tlatoani local Yaomahuitzin ofreció resistencia, casi a punto de ser vencido engañó a los españoles fingiendo tener intenciones de pactar pero solo con el objetivo de ganar tiempo y recibir ayuda desde Tenochtitlan.

Cuauhtémoc envió un ataque combinado por tierra y por la laguna. Debido al factor sorpresa, mexicas y xochimilcas lograron una victoria temporal. Cortés casi fue hecho prisionero al caer de su caballo.

Cristóbal de Olea pudo salvarlo a cambio de ser herido y de que un par de soldados españoles fueron capturados y más tarde, sacrificados. Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde el teuctli Coapopocatizin prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas de Cortés.

Desde este lugar, las fuerzas de ataque se dividieron con los objetivos de tomar Churubusco , controlar la retaguardia en Tláhuac y Mixquic , y rodear el lago por occidente hasta Tlacopan. De esta forma, se cerró totalmente el cerco a Tenochtitlan. Algunas fuerzas mexicas atacaron en escaramuzas aisladas, logrando capturar a algunos soldados más.

Cortés subió a la cúspide de un teocalli para mostrar al tesorero Julián de Alderete, la ciudad de Tenochtitlan que se encontraba a trece kilómetros de distancia. El licenciado Alonso Pérez, notó cierta melancolía en la expresión del conquistador y le dijo:. El caudillo español respondió:. En repetidas ocasiones Cortés había pedido a los mexicas la rendición y ellos siempre se negaron.

Era la víspera del ataque final. Controlado el oriente, nororiente y sur, Cortés no dudó en reafirmar las posiciones en Tlacopan Tacuba , Azcapotzalco , Tenayuca y Cuautitlán. El objetivo de aislar la ciudad se había logrado y ahora faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos, al igual que el asalto apoyado en los bergantines que había venido construyendo.

Poco antes de iniciar el sitio de la ciudad, Antonio de Villafaña, aún fiel a Diego Velázquez de Cuéllar , elaboró un plan para asesinar a Cortés y a los capitanes Sandoval, Alvarado y Tapia.

Pronto Villafaña fue descubierto y sentenciado a la horca, por lo que el hecho no tuvo mayor repercusión. Tras el incidente, Cortés comenzó a reagrupar fuerzas; los bergantines estaban listos en Texcoco; solicitó hombres de Chalco , Tlalmanalco ; envió mensajeros a Xicohténcatl Huehue y pidió refuerzos de Tlaxcala , Cholula y Huejotzingo.

Entre los capitanes tlaxcaltecas viajaba Xīcohténcatl Āxāyacatzin el hijo , quién nunca había querido ser aliado de Cortés. Pedro de Alvarado fue asignado al frente de Tlacopan. Cristóbal de Olid con el apoyo de Andrés de Tapia, Francisco Verdugo y Francisco Lugo por Coyoacán.

Gonzalo de Sandoval, apoyado por Luis Marín y Pedro de Ircio, por Iztapalapa. Hernán Cortés quedó al mando de los bergantines desde Texcoco. Antes de iniciar el ataque se supo que Xicohténcatl no se encontraba en su posición, probablemente por estar coordinando sus fuerzas o realizando tareas de acopio.

Cortés aprovechó la ocasión para acusarlo de traición y lo sentenció a morir en la horca el 12 de mayo de Cortés siempre desconfió del capitán tlaxcalteca, quien había opuesto fuerte resistencia en las guerras confrontadas antes de ser aliados y con esta acción preventiva quiso eliminar la posibilidad de que sus más fuertes aliados se volvieran en su contra.

Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-Tenochtitlan desde Chapultepec , los mexicas trataron de impedirlo en un férreo combate que perdieron. Comenzaron las batallas, por las aguas del lago de Texcoco, por las calzadas y los puentes en una forma coordinada.

Sandoval cubrió también el área de Tepeyac. Al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes, tanto atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones.

La estrategia de los conquistadores era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de México-Tenochtitlan y con los bergantines provocar incendios en las poblaciones, de tal suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados.

La estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los puentes y albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles de los conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicas, quienes usualmente no combatían durante la noche, las confrontaciones se llevaron a cabo a toda hora.

Díaz del Castillo relató en su crónica que «cada día existían tantos combates no siempre victorias que si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o de Caballerías. Fueron noventa y tres días de sitio Por otra parte López de Gómara relató en su crónica que al final del sitio «los mexicas solo se alimentaban de raíces, bebían agua salobre de la laguna, dormían entre los muertos y estaban en perpetua hedentina, jamás quisieron la paz».

La última ofensiva externa de las fuerzas leales a los mexicas provenía de los malinalcas , matlatzincas y cohuixcas. Cortés envió fuerzas a cargo de Andrés de Tapia y Gonzalo de Sandoval para detener su avance. Los conquistadores españoles pensaron que los mexicas estaban totalmente debilitados y realizaron una incursión general a la ciudad.

En una escaramuza Cortés fue capturado, pero fue valientemente rescatado por Cristóbal de Guzmán, quien por salvar la vida de Cortés cayó prisionero en manos de los mexicas. En franca retirada, algunos otros españoles fueron hechos prisioneros.

De acuerdo con las costumbres de guerra de los mexicas, los prisioneros fueron sacrificados a sus dioses en lo alto de sus templos. Impotentes, sus conmilitones pudieron observar los hechos a lo lejos, reconociéndolos por la blancura de su piel. Sin embargo el hecho dio ánimo a Pedro de Alvarado, quien, en su afán de venganza, se colocó a la vanguardia para el asalto final.

Al final del sitio, que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza de Tlatelolco. Los tenochcas que aún quedaban confrontaron las últimas batallas y fue entonces cuando los conquistadores pudieron observar, horrorizados, que los mexicas no solo habían sacrificado a los prisioneros: además de extirparles el corazón, habían arrancado la piel de los españoles caídos para adornar sus templos u ofrendarla a su dios Xipe Tótec.

En la refriega murieron algunos de los últimos señores y jefes mexicas. Los capitanes más destacados en la defensa del sitio por parte de los tlatelolcas fueron Coyohuehuetzin y Temilotzin, y por parte de los tenochcas Tlacutzin y Motelchiuhtzin.

Cuauhtémoc se reunió en Tolmayecan con sus capitanes, intendentes y principales para deliberar la inminente rendición. Este hecho fue descrito por el propio Hernán Cortés en su tercera carta de relación a Carlos I de España :. De acuerdo a las estimaciones de Hernán Cortés, los conquistadores españoles, junto con sus aliados tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas , cholultecas y demás coaligados mataron a más de cuarenta mil mexicas durante las últimas jornadas.

López de Gómara describió en su obra que «el cerco duró tres meses, tuvo en él doscientos mil hombres, novecientos españoles, ochenta caballos, diecisiete tiros de artillería, trece bergantines y seis mil barcas.

Murieron cincuenta españoles y seis caballos y no muchos indios. Murieron de los enemigos cien mil, sin contar los que mató el hambre y la pestilencia». Para celebrar el acontecimiento, los castellanos se reunieron en el palacio del señor de Coyoacán Coapopocatizin, pues en Tenochtitlan el hedor era insoportable.

Organizaron un banquete con vino, carne de cerdo, carne de pavo y tortillas de maíz en abundancia. Al día siguiente celebraron misa y se cantó un tedeum. A partir de la muerte de Nezahualcóyotl y posteriormente del sucesor Nezahualpilli , su poderío disminuyó en tanto que el de los mexicas aumentaba.

Cacamatzin sobrino de Motecuhzoma Xocóyotl asumió el cargo de nuevo tlatoani, había sido parte del grupo que recibió a Hernán Cortés en la Calzada de Iztapalapa 8 de noviembre de junto a los señores de Coyoacán, Iztapalapa y Tacuba. Según Bernal Díaz del Castillo, los españoles asumieron que Motecuhzoma era el emperador.

No existe suficiente información para saber qué sucedía al interior de la casa real de Texcoco durante la invasión de los españoles, aunque están:. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl era descendiente del último señor de Texcoco, su bisabuela Ana Cortés procedía de la casa real Acolhua, hija de Hernando Ixtlilxóxhitl , a su vez hijo de Nezahualpilli.

Interpretó las antiguas pinturas y posteriormente desarrolló las crónicas. La razón de su designación es desconocida pues, cuando Cuitláhuac preguntó a los texcocanos a quién le correspondía el derecho al reino, Yoyontzin hijo menor de Nezahualpilli fue la opción evidente, sin embargo, eligieron a otro de sus hijos; Coanacochtzin.

El tlatoani de Texcoco estaba a favor Tenochtitlan a donde se trasladó, lo cual aprovecharon los príncipes Tecocoltzin, Yoyontzin e Ixtlilxóchitl quienes buscaban ser aliados de Cortés. En Texcoco, los españoles ensamblaron y armaron los 12 bergantines que fueron tallados en Tlaxcala. Si bien los cañones eran una novedosa arma de guerra, los texcocanos tenían amplio conocimiento del sistema de agua, es decir; ventaja para el ataque a Tenochtitlan.

Y sin los bergantines ¿habría podido obtener el desenlace que todos conocemos? Aunque texcocanos y tlaxcaltecas vencieron a los mexicas, con el tiempo su situación ante los españoles fue similar al resto de indígenas. A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc.

Así lo hizo con éxito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauhtémoc a quien le restituyó el estatus de noble mexica, respetado y bien tratado pero cautivo, para usar su prestigio y autoridad a fin de gobernar a los vencidos, asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauración de la ciudad.

Lo primero que ordenó fue restablecer el suministro de agua potable a la ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlan se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre de México , en la capital de la Nueva España , que fue el primer virreinato de las Indias.

La codicia por el oro no se hizo esperar y no conforme con trescientos ochenta mil pesos oro ya fundido en barras de acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, o ciento treinta mil castellanos según la crónica de López de Gómara; el tesorero Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que este confesase donde se escondía el resto del tesoro de Moctezuma Xocoyotzin.

Fue entonces cuando a Tetlepanquetzaltzin y Cuauhtémoc les untaron los pies de aceite acercándoselos al fuego. Aquel se quejó con Cuauhtémoc del martirio y este le respondió: «¿Acaso estoy yo en algún deleite o baño? Años más tarde en España, recayó en Hernán Cortés la culpabilidad de permitir el martirio.

Se hizo entonces el recuento de los tesoros y se separó el quinto real , el cual incluía oro, perlas, plata, tarros, platos, ídolos de oro así como figuras de peces y pájaros, ropas lujosas de sacerdotes, plumas exóticas, animales vivos como aves, jaguares, y esclavos.

Alonso de Ávila y Antonio de Quiñónez fueron los que llevaron este cargamento en tres carabelas, pero fueron asaltados por corsarios franceses comandados por Jean Fleury cerca de las islas Azores.

Ávila fue puesto en libertad dos años más tarde. Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro.

Descontando el pago a la corona, el porcentaje de Cortés, los gastos de expedición y los altos pagos de algunos capitanes, la suma a repartir entre la tropa solo alcanzó los setenta pesos. La cantidad era ridícula, pues en ese tiempo una espada tenía un costo de cincuenta pesos.

De esta forma evitó una rebelión. Lo que yo creo que no podemos consentir es que se use esa noción para silenciar y hacer olvidar que no creo que es la intención de Mira Caballos, por cierto la destrucción y sufrimiento colectivos, muchas veces masivos y reales que provocó a antepasad s y antecesor s nuestr s de carne y hueso.

La nuestra, la dominación en el mundo de hoy, es también, como nos dice Mira Caballos, una dominación pactada, un orden social que no sería posible ni se entendería sin l s que colaboran con él. En cuanto a la dialéctica entre destrucción y creación presente en la conquista-colonización de la que nos habla Mira Caballos, coincido en que efectivamente una mirada desde nuestro presente lo más ecuánime posible hacia ese momento inicial de nuestros comienzos como pueblo americano, como conglomerado multirracial y multiétnico que luego se fue particularizando mediante su propia experiencia histórica local o localizada de criollización, requiere que recordemos y estudiemos cómo ambas estuvieron presentes e impactaron.

Mira Caballos a veces parecería, en sus expresiones, partidario de que recordemos más el hecho de que hubo creación que el hecho de que hubo destrucción, y que miremos más hacia el futuro que podamos construir con la herencia de esa creación que al pasado irremediable, irrevocable en el que ocurrió la destrucción de vidas, de familias, de comunidades, de economías, de culturas con todas sus cosmogonías y creencias y usos, de religiones de idiomas, de folklore, de placeres compartidos, etc.

Pero propongo que además recordemos siempre que esa creación imperial-colonial fue de por sí también dialéctica, que no fue simplemente una creación social gozosa y constructiva como la que solemos pensar cuando hablamos de producción de arte en nuestro tiempo, sino una creación que ha seguido llevando en su seno, regularmente, muchos mecanismos de violencia, marginación, opresión, exclusión, privilegios, explotación y dominación o jerarquización que nos llegan hasta nuestro mero presente como parte de la forma de la sociedad criolla hecha luego nación.

Creación en este caso yo propondría que la entendamos como novedad histórica, como aparición de una entidad poblacional y étnicamente nueva, que al reproducirse y sostenerse en el tiempo nos ha permitido, como una raíz, llegar a ser el conglomerado colectivo vivo criollo-nacional que somos hoy en día, pero no simplemente como un simple brote de positividad histórica sistemática que reemplazó o sustituyó a la destrucción inicial del choque de la conquista.

Y además, entendiendo que esa formación- creación no parece haber sido el resultado de ningún intento deliberado de l s colonizador s y su imperio por corregir la destrucción ya ocasionada sino como resultado de la convivencia colonial y las luchas por supervivencia y por bienestar libradas o desencadenadas por tod s l s que sintieron el deseo o la necesidad de poder vivir mejor contra unos mecanismos de coerción, dominio y marginación social justamente heredados del proceso de conquista y colonización y de las mentalidades que lo sustentaron, motivaron y justificaron.

Ojalá en los ambientes culturales dominicanos, tan dormidos hoy en día en todo lo que tenga que ver con el estudio institucionalizado y la conversación crítica sostenida y sistemática sobre nuestro pasado colonial y sus implicaciones sobre nuestro presente, intervenciones como la aportada por Esteban Mira Caballos con su noción de conquista pactada nos puedan estimular a ir construyendo un conocimiento y una interpretación cada vez más matizada, detallada y completa sobre ese pasado, que nos permita cada vez más entender mejor las creencias e intereses que movieron a nuestr s antepasad s en sus convivencias y en sus confrontaciones y usarlos como experiencia e inspiración para conservar lo digno, fértil e inspirador que tenga nuestra sociedad de hoy y luchar con contundencia para superar sus muchas indignidades sociales todavía vigentes, y que no necesitan aquí repetirse.

Es imperioso que en ese esfuerzo también seamos capaces de llevar ese conocimiento renovado de las formas de diálogos verbales simplificados y efímeros a formas de difusión masiva concreta que lo pongan con el máximo de claridad, rigor de datos y presentación de fuentes informativas al mayor alcance posible del público dominicano.

Opinión Rápida y larga reflexión sobre la conquista pactada propuesta por Esteban Mira Si hubo un elemento de pacto en el proceso de conquista-colonización, que al parecer fue una realidad histórica, fue un pacto no-generalizado, no universal, sino entre ciertos grupos de los aborígenes y los colonizadores.

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Celebra la conquista rápida - 8 de noviembre de de agosto de · Actual territorio de México · Victoria castellana y conglomerado de los aliados mesoamericanos. · El Imperio mexica La conquista rápida e inesperada de México alteró el curso de la historia española, europea y mundial. Cortés entendió pronto que los habitantes de México El 13 de agosto de los españoles, junto con sus cruciales aliados tlaxcaltecas y otras comunidades indígenas, lograron capturar a Cuauhté La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato omeya fue un proceso largo que duró quince años, del al , en el que se llegó a

La revista Proceso y el seguimiento de la Dirección Federal de Seguridad. Perfil criminológico del menor infractor del Distrito Federal: Un estudio de Grupos paramilitares en México: Los Halcones.

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Prosiguieron su viaje llegando a la región de Tabasco , en donde habitaban los mayas chontales. Se apoderaron de cuatro nativos, a uno de ellos lo llamaron Francisco , quien les sirvió como intérprete del idioma chontal. A lo largo de la costa fueron encontrando diversos asentamientos humanos.

Llegaron a mediados de junio a una isla donde encontraron un templo y cuatro indígenas muertos, los cuales aparentemente habían sido sacrificados al dios Tezcatlipoca , por lo que el lugar fue nombrado Isla de Sacrificios. Ahí Grijalva preguntó a Francisco por el motivo de aquellos sacrificios.

El intérprete maya chontal respondió que habían sido ordenados por los colhuas , pero la respuesta fue malinterpretada y se creyó que el lugar se llamaba Ulúa. Por la fecha que era, 24 de junio, el lugar fue bautizado como San Juan de Ulúa. En el lugar rescataron oro con los totonacas.

este era uno de los pueblos sometidos por los mexicas. Días más tarde llegaron los calpixques Pínotl, Yaotzin, y Teozinzócatl, quienes acompañados de Cuitlapítoc y Téntlil, se presentaron como embajadores del huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin. Grijalva pudo de esta forma percatarse que los aztecas —o mexicas— dominaban la región y que eran temidos y odiados por los pueblos sometidos.

Pedro de Alvarado fue enviado de regreso a la isla de Cuba para notificar y entregar los tesoros obtenidos a Diego Velázquez. Francisco de Montejo encabezó un viaje de reconocimiento al norte.

Descubrió el río Cazones y el Nautla , lugar que fue bautizado con el nombre de Almería. Mientras tanto en Santiago, Diego Velázquez no tenía noticias de los expedicionarios y se encontraba preocupado por la tardanza.

Por tal motivo, decidió enviar una carabela de rescate al mando de Cristóbal de Olid , quien logró llegar a Cozumel, pero al continuar su trayectoria, la nave se averió.

Olid abortó la misión y regresó a Cuba. Cuando el gobernador recibió a Pedro de Alvarado en la isla, quedó impresionado por el reporte del viaje.

De inmediato mandó a fray Benito Martín a España, para que este notificara al obispo Juan Rodríguez de Fonseca y al rey Carlos I las noticias de los territorios descubiertos.

Como soporte fue enviado el Itinerario de la armada y algunos objetos de oro. Sin haber recibido respuesta del nombramiento de adelantado , Diego de Velázquez organizó una tercera expedición. Ambos firmaron unas capitulaciones e instrucciones el día 23 de octubre de Diego de Velázquez firmó como adjunto del almirante y comandante en jefe Diego Colón y Moniz Perestrello , pues todavía no había recibido nombramiento por parte del rey de España.

El gobernador de Cuba temía que desde La Española o Jamaica alguien más se adelantara en una empresa similar. Se lograron reunir en total once embarcaciones. Tres aportadas por Diego de Velázquez, tres por Hernán Cortés y el resto por los capitanes que participaron en la expedición.

Pero a última hora el gobernador cambió de opinión y decidió destituir a Cortés, enviando a Amador de Lares a la entrevista y por otra parte bloqueando el suministro de insumos. Cortés decidió marcharse de Santiago evadiendo las órdenes y avisando al contador Lares, quien transmitió las noticias al gobernador Velázquez.

El día de los hechos este se apersonó en el muelle para inquirir sobre la situación y Cortés, rodeado de sus hombres armados, lo interpeló «Perdonadme, pero todas estas cosas se pensaron antes de ordenarlas.

Los capitanes designados por Cortés fueron: Pedro de Alvarado , Alonso de Ávila , Alonso Hernández Portocarrero , Diego de Ordás , Francisco de Montejo , Francisco de Morla , Francisco de Saucedo , Juan de Escalante , Juan Velázquez de León , Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval.

Como piloto mayor nombró a Antón de Alaminos quién conocía la zona por haber participado en las expediciones de Hernández de Córdoba en , de Juan de Grijalva en y de Juan Ponce de León a la Florida en Cortés pudo reunir quinientos cincuenta españoles de los cuales cincuenta eran marineros y a dieciséis caballos.

Además, según la crónica de Bartolomé de las Casas , llevó doscientos auxiliares, algunos nativos de la isla y otros esclavos negros.

El gobernador de Cuba realizó un segundo intento por detenerlo. Había enviado diversas cartas, una de ellas dirigida al propio Cortés, en la que se le ordenaba esperar.

Desde mediados del siglo XV el estado mexica se venía extendiendo por un gran territorio, sometiendo a diversos pueblos y volviéndolos tributarios, de ahí el calificativo de imperio. Hacia el huey tlatoani , o gobernante en turno, llamado Moctezuma Xocoyotzin continuaba las campañas militares de expansión.

Por otro lado, tras la caída de Tula , corría la leyenda de que el dios Quetzalcóatl que había partido del panteón mexica y que volvería algún día llegando por el mar del oriente, de donde nace el sol y en donde supuestamente vivían los dioses. Esta leyenda de Quetzalcóatl era bien conocida por los mexicas.

Dado que los primeros encuentros con los españoles terminaban en intercambios comerciales por el «rescate de oro», en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos, sin pelear, era sencillamente entregarles oro o mujeres y aceptar lo que trajeran para intercambiar.

Debido a esto, los intercambios se multiplicaron desde las primeras expediciones españolas pero el efecto fue el contrario al esperado por los aborígenes, pues se creó en los europeos la idea de que había tesoros inagotables en la zona, despertándose de esta manera su ambición. En el camino la embarcación capitaneada por Francisco de Morla sufrió una avería, lo cual retrasó a las demás naves que tuvieron que auxiliarla.

De la expedición de Hernández de Córdoba llevaban al intérprete bautizado como Melchorejo y de la expedición de Grijalva a la esclava jamaiquina. Al principio el jefe supremo o halach uinik y los jefes secundarios o batab de la isla se negaron a entrevistarse con los recién llegados.

Tres días después se presentó ante Cortés una persona que se dijo señor de toda la isla. Tras una larga charla, Cortés le habló sobre el rey de España y la fe católica, además de recalcar sus intenciones pacíficas si toda la gente de la isla se subordinaba ante España.

Aquel halach uinik aceptó las condiciones y mandó llamar a otros batabob de la isla. En este lugar, Cortés confirmó la presencia de otros dos españoles que hacia ocho años habían naufragado en el golfo de Darién y tras sobrevivir en un bote habían sido arrastrados por la corriente hasta las costas de la península donde fueron hechos prisioneros por los mayas.

De estos náufragos ya había escuchado hablar Cortés en Cuba y quería contactarlos para rescatarlos. Por recomendación del halach uinik , Cortés envió «cuentas verdes» como pago de rescate a los captores y escribió una carta dirigida a los náufragos, la cual confió a dos habitantes de la isla para que la entregaran en secreto y pagaran el rescate.

Además mandó dos barcos para que se acercaran lo más posible a aquellas costas, y esperaran como apoyo, el escape de los náufragos. Seis días les estuvieron esperando en esa costa sin tener noticia de los náufragos ni de los mensajeros enviados.

Al ver que esta situación no cambiaba, ambas naves decidieron regresar a Cozumel a encontrarse con Cortés para notificarle la situación. Dos días después Cortés decidió continuar su trayectoria hacia Veracruz , sin embargo, el mal tiempo les obligó a detenerse en la costa de la península de Yucatán y regresar a la isla para reparar la embarcación capitaneada por Juan de Escalante que se había dañado.

Al día siguiente, llegó a la isla una canoa con nativos y con el náufrago Jerónimo de Aguilar , a quién por su aspecto confundieron con uno de los mayas.

Tras entrevistarse con Andrés de Tapia fue llevado ante Cortés, se unió a la expedición y actuó en adelante como intérprete maya-castellano.

Aguilar declaró haberse entrevistado con otro compañero náufrago sobreviviente llamado Gonzalo Guerrero , pero este se había adaptado a la vida de la cultura maya y prefirió quedarse en Yucatán, pues en la población donde vivía había sido nombrado capitán de guerreros o nacom , era casado y tenía tres hijos.

Antes de partir y por consejo de Jerónimo de Aguilar, el halach uinik de Cozumel pidió a Cortés una carta o salvoconducto que describiera que la población no fuese agredida por futuras expediciones españolas a la isla, la cual fue otorgada.

La flota prosiguió el viaje costeando hasta Tabasco. En Potonchán decidieron aprovisionarse de agua y comida. Los mayas chontales , habitantes del lugar, permitieron el aprovisionamiento y les pidieron irse, pues no tenían suficiente comida para entregar a los expedicionarios.

Cortés se negó y ordenó el desembarco. El intérprete maya aprovechó la oportunidad para escapar y aconsejó a los mayas chontales realizar el ataque; ante la negativa y amenazas de los nativos que se preparaban para la guerra, Diego de Godoy leyó el requerimiento siendo esta la primera actuación notarial en México, posteriormente y ante la negativa de los nativos de someterse a los españoles, se inició la batalla de Centla el 14 de marzo de Los españoles lograron la victoria gracias a la superioridad de armas y en especial al temor que los nativos tenían a los caballos.

De esta forma, Jerónimo de Aguilar tradujo del español al maya, y doña Marina del maya al náhuatl para comunicarse con los mexicas. Malintzin, quien más tarde tuvo un hijo de Cortés que se llamó Martín apodado «el Mestizo» —igual que Martín Cortés , el otro hijo que tuvo el propio Cortés con su esposa española Juana de Zúñiga—, habría de convertirse en figura medular de la conquista, no solo por ser intérprete invaluable, sino porque con su presencia y actuación fue personaje clave en el surgimiento de una nueva raza.

De aquí que ella sea considerada como la madre y el símbolo del mestizaje que, casi medio milenio después, es representativo de la nacionalidad mexicana.

Y con relación a Cortés, sus propios colegas habrían de referirse a él como Malintzine que significa "amo de Malintzin".

Los españoles permanecieron en Santa María de la Victoria hasta el 12 de abril, fecha en que Cortés decidió continuar su camino hacia Ulúa dejando a un puñado de españoles en la recién fundada villa, para pacificar y poblar la región. Los españoles continuaron hacia el norte y llegaron el 21 de abril de a Chalchicueyecan, lugar previamente bautizado por Grijalva como San Juan de Ulúa.

Siguiendo las órdenes previas de Moctezuma Xocoyotzin , se acercaron a los recién llegados en una canoa para preguntar por el señor al mando de las embarcaciones. Cortés les entregó cuentas de vidrio verdes y amarillas, una silla y un casco, este último, a los ojos de los mexicas, evocaba al dios de la guerra Huitzilopochtli.

Habiendo desembarcado, y con el objeto de hacer alarde de su poderío militar e impresionar a los embajadores, Cortés organizó en la playa una carrera de caballos con disparos de artillería. Casi de inmediato salieron mensajeros hacia Tenochtitlan con los informes para el tlatoani.

Tan pronto recibió las noticias de lo que sucedía en la costa, Moctezuma Xocoyotzin quedó impresionado, ya no estaba convencido del regreso de Quetzalcóatl, pensó que podría tratarse de Tezcatlipoca o incluso Huitzilopochtli.

Les sugirió marcharse lo antes posible y envió nuevamente ricos presentes. La respuesta del tlatoani solo excitó la codicia de los soldados: Cortés y sus hombres se dieron cuenta de que la riqueza del imperio era grande y que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió avanzar hacia el interior.

Conforme a la ley española, si se fundaba una ciudad con cabildo , esta era autónoma, así que entre el 5 y 10 de julio de se creó la Villa Rica de la Vera Cruz que eligió cabildo inmediatamente. Durante la ausencia de dichos capitanes, Cortés fingió estar decidido a regresar a Cuba, pues de acuerdo a las instrucciones de Velázquez, los objetivos ya se habían conseguido.

Las «protestas» de sus amigos en favor de continuar la estancia en los territorios y poblar el lugar, cubrieron apariencias ante los ojos de los velazquistas.

Solo un engaño para hacerles creer el fingimiento del caudillo. Desde luego los regidores y funcionarios de la nueva villa fueron sus allegados. Como regidores fueron nombrados Alonso de Ávila , Pedro de Alvarado , Alonso de Alvarado y Gonzalo de Sandoval , como alguacil mayor Juan de Escalante y como procurador general Francisco Álvarez Chico.

Fue así como surgió el primer ayuntamiento en México. Se redactó la Carta del Cabildo , fechada el 10 de julio, en la cual «el concejo » comunicó a Carlos I la fundación de la villa, la designación como capitán general y justicia mayor de Hernán Cortés y se suplicó reiteradamente no otorgar el nombramiento de adelantado a Diego Velázquez, pues se le acusó de no haber administrado correctamente los asuntos de Cuba.

Incluso se pidió un juicio de residencia para el gobernador; en el texto se describieron las tierras descubiertas y se anexó el V del rey. Por otra parte, en España, cuando el almirante Diego Colón y Moniz Perestrello se enteró de los acontecimientos, escribió una carta al rey solicitando que no fallase ni a favor de Velázquez, ni a favor de Cortés, pues reclamaba para sí, los derechos de las capitulaciones de Santa Fe que incluían estos territorios.

Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala , pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas. Los gobernantes o teuctlis habían conocido a Juan de Grijalva, logrando una buena relación con los españoles.

En la entrevista, Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a cambio de sellar una alianza militar de españoles y totonacas. Ahí empezó la insidia política de Cortés que habría de permitirle capitanear una rebelión de pueblos sometidos que sería determinante en la conquista de los territorios del Imperio mexica.

Durante esos días llegaron, de forma regular, cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos pero Cortés aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto.

Con temor, los totonacas siguieron el consejo. El caudillo español jugaba un doble papel: se entrevistó con los recaudadores y puso a dos de ellos en libertad fingiendo no conocer la actitud de los totonacas, además envió un falso mensaje de paz al tlatoani de Tenochtitlan, prometiendo ayudarlo para someter a los «alzados».

La estratagema del caudillo era obtener el apoyo incondicional del pueblo totonaca y engañar a Moctezuma. este habló de forma secreta con el teuctli de Quiahuiztlán, a quien dijo que ya podía considerarse libre de su yugo y le recomendó «liberar» a los otros tres recaudadores.

Motelchiuh regresó feliz a Tenochtitlan con los recién liberados. En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos totonacas que dejaron de pagar tributo. Cortés asistió con la caballería y pudo vencerlos rápidamente, lo que convenció a los tecuhtlis de Quiahuiztlán y Cempoala de la efectividad de las fuerzas españolas y no dudaron en refrendar la alianza.

Los totonacas aportaron mil trescientos guerreros a la empresa de Cortés. El acuerdo se realizó sobre la base de que, una vez derrotados los mexicas , la nación totonaca sería libre. Después de la partida de los emisarios, Alonso de Grado y Alonso de Ávila fueron nombrados alcaldes sustitutos de la Villa Rica de la Vera Cruz.

Poco después de dicho nombramiento, un grupo inconforme de amigos de Diego Velázquez decidió regresar a Cuba, entre los que estaban fray Juan Díaz , Juan Velázquez de León , Diego de Ordás , Alonso de Escobar, Juan Escudero, el piloto Diego Cermeño, y los marineros Gonzalo de Umbría y Alfonso Peñate.

Como resultado Juan Escudero y Diego Cermeño fueron sentenciados a morir en la horca, a Gonzalo de Umbría se le cortó parte de un pie, y a los demás se le puso bajo arresto.

Cuando los amotinados fueron puestos en libertad, se convirtieron en incondicionales del caudillo. Los que estaban a favor de la aventura, no necesitaban artificios para decidirse: Pues, ¿de qué condición somos los españoles para no ir adelante, y estarnos en partes que no tengamos provecho de guerra?

El alguacil mayor de la Villa Rica, Juan de Escalante , quedó al cuidado de la guarnición con un pequeño grupo de soldados, en su mayoría viejos y heridos; las órdenes de Escalante incluían brindar el apoyo necesario al pueblo totonaca, ante eventuales hostilidades que perpetrasen los mexicas y vigilar la costa.

Mientras tanto, el gobernador de la isla de Jamaica , Francisco de Garay , envió una expedición de exploración con tres navíos y doscientos setenta hombres al mando de Alonso Álvarez de Pineda al Golfo de México.

Después de haber navegado desde la Florida hasta el río Pánuco fueron avistados por Escalante, quien de inmediato avisó a su capitán. Cortés creyó que eran embarcaciones enviadas por Velázquez y decidió poner una trampa en la playa para capturar a los nuevos expedicionarios, pero la argucia solo funcionó con siete hombres que desembarcaron en un bajel y el resto de la expedición pudo regresar a Jamaica.

Al inicio, la trayectoria de los conquistadores no fue fácil. Pasaron por Ixcalpan Rinconada y después Xalapa , donde fueron bien recibidos, así como Xicochimalco. Continuaron a Monte Grande, que tomó el nombre de Puerto de Dios, y siguieron a Teoizhuacán y Ayahualulco ; cruzaron la Sierra de Puebla por el Cofre de Perote con abastecimiento muy limitado de agua; se dirigieron hacia el norte pasando por los poblados de Altotonga , Xalacingo y Teziutlán hasta llegar a Zautla , donde fueron recibidos por el gobernante local Olintetl.

Cuando este fue cuestionado para saber si era tributario de los mexicas, su respuesta fue: «¿Acaso existe alguien que no sea vasallo de Moctezuma? El tecuhtli de Ixtacamaxtitlán, quien también era vasallo de Moctezuma, envió una invitación a los españoles y trató de convencerlos de seguir su ruta hacia Cholula para evitar el cruce por territorios tlaxcaltecas, pero Mamexi advirtió a Cortés de una posible celada y le propuso enviar mensajeros de paz a los dirigentes tlaxcaltecas para conformar una alianza en contra de los mexicas.

Cortés, convencido de la fidelidad de los totonacas, siguió el consejo y prosiguió el itinerario preestablecido.

El objetivo principal del ejercicio bélico era la captura de prisioneros. Bajo estas circunstancias de animadversión llegó Cortés al territorio de Tlaxcala al mando del ejército totonaca-español, el cual era numéricamente muy inferior con respecto a la densa población de Tlaxcala que se conformaba por los pinomes, los otomíes y los tlaxcaltecas , quienes vivían asentados en cientos de pequeñas localidades.

Los principales representantes eran Xicohténcatl Huehue «el Viejo» , Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Hueyolotzin. Maxixcatzin se inclinó por sellar la alianza y luchar contra sus acérrimos rivales, pero Xicohténcatl Axayacatzin argumentó la posibilidad de que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían mostrado por el oro, los pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales evidenciaba más un comportamiento humano que divino.

La resolución fue atacar a los recién llegados: de lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en caso de derrota se culparía a los otomíes de haber actuado en desobediencia a las órdenes del senado y se firmaría la alianza.

El 2 de septiembre de un grupo de quince indígenas sirvió de anzuelo, se dejó perseguir por los extranjeros hasta el desfiladero de Tecóac, donde Xicohténcatl Axayacatzin había preparado una emboscada con un gran número de guerreros otomíes.

Ante la situación el propio Cortés leyó el requerimiento pero no fue atendido. Durante la noche que siguió, Cortés y sus hombres consideraron por primera vez la posibilidad de que su reducido ejército fuese aniquilado, estableciendo su campamento en el cerro de Tzompachtepetl. Buscando siempre la alianza, Cortés envió mensajeros de paz recibiendo una respuesta de Xicohténcatl irónica: «¿Paces?

Allí haremos los paces, hartándonos de vuestras carnes y honrando a nuestros dioses con vuestros corazones». De cualquier forma, las subsecuentes batallas no fueron victorias fáciles para el ejército conformado por españoles y totonacas.

Por su parte, Xicohténcatl envió espías con comida y regalos a la guarnición española, pero éstos fueron descubiertos rápidamente. Cortés ordenó amputarles manos y pulgares a manera de escarmiento.

El espionaje tlaxcalteca resultó un fracaso pues los espías delataron la posición y planes de su ejército. Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó a Xicohténcatl Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de paz.

Los guerreros tlaxcaltecas que combatieron como aliados a partir de ese momento fueron Piltecuhtli, Aexoxécatl, Tecpanécatl, Cahuecahua, Cocomitecuhtli, Quauhtotohua, Textlípitl y Xicohténcatl Axayacatzin.

Este último, sin embargo, nunca estuvo convencido de la alianza. A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas. Se sospechaba de veinte mil guerreros mexicas acampados en las inmediaciones de la ciudad para reforzar la emboscada; sin embargo, estos nunca aparecieron.

Los conquistadores continuaron su expedición hacia Huejotzingo ; atravesaron entre los dos volcanes vigías del valle, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl por un paraje boscoso que hoy lleva el nombre de Paso de Cortés.

Del otro lado, avistaron por primera vez el lago de Texcoco y la isla de la ciudad de México-Tenochtitlan. Cruzaron por Amaquemecan y Chalco - Atenco , donde embajadores de Moctezuma intentaron convencerlos para detener su marcha.

Tras una breve estancia en Ayotzinco continuaron la marcha hacia Mixquic , Cuitláhuac Tláhuac , Culhuacán e Iztapalapa. Al llegar a la ciudad, la población veía con asombro a los europeos y sus caballos. Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlan.

El tlatoani envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no visitar la ciudad pero todo fue inútil.

Cortés y sus hombres fueron recibidos por el huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin y un amplio séquito, en el que se encontraban el tlahtoani de Tlacopan Totoquihuatzin , el tlatoani de Tetzcuco Cacamatzin , Cuitláhuac , Tetlepanquetzaltzin , Itzcuauhtzin, Topantemoctzin, y algunos otros servidores.

Cortés entregó a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio que se llamaban margaritas y el gobernante entregó al caudillo un collar con ocho camarones de oro.

Posteriormente los españoles fueron alojados en el palacio de Axayácatl , cercano al recinto sagrado de la ciudad. Moctezuma era un guerrero experimentado, pero como hombre supersticioso, continuaba con la idea de que posiblemente los extraños visitantes eran semidioses. Mientras tanto en la costa, siguiendo los consejos de los conquistadores españoles , los totonacas dejaron de pagar el acostumbrado tributo a los mexicas.

El calpixque Cuauhpopoca dirigió a los guerreros mexicas y comenzó el ataque contra los totonacas, pero estos fueron defendidos por la guarnición española de la Villa Rica de la Vera Cruz.

Como resultado de la contienda, los españoles sufrieron siete bajas, entre ellas, Juan de Escalante quien logró incendiar la población de Nautla antes de la retirada de sus hombres pero murió más tarde a consecuencia de las heridas.

El tlahtoani , aterrado al ver la cabeza, prohibió las acciones militares y pidió mantener en secreto la noticia. De forma paralela mensajeros totonacas informaron los mismos sucesos a Cortés. Durante la breve estancia, los españoles habían descubierto accidentalmente tesoros escondidos en una de las recámaras principales del suntuoso palacio de Axayácatl ; pero también habían valorado el posible riesgo de una emboscada por parte de los mexicas y por tales motivos decidieron someter a Moctezuma.

Sorprendido, Moctezuma negó haber ordenado el ataque y mandó llamar a Cuauhpopoca , los emisarios mexicas fueron acompañados por Francisco de Aguilar , Andrés de Tapia y Gutiérrez de Valdelomar. A partir de ese momento el tlatoani fue vigilado por una escolta española. Cuando regresaron los emisarios, el tlahtoani otorgó el privilegio de juicio a Cortés; el proceso fue breve y se sentenciaron a morir en la hoguera a Cuauhpopoca, a su hijo y quince principales de Nautla.

Para prevenir una sublevación, Moctezuma fue entonces sometido con grilletes y se le obligó a presenciar la ejecución. Este audaz secuestro del emperador Moctezuma II por parte de Cortés, como hará también Francisco Pizarro con el inca o inga Atahualpa , recuerda mucho al que sufrió casi cien años antes el rey Juan II de Castilla , el llamado Golpe de Tordesillas , por parte de uno de los Infantes de Aragón ; quizá incluso al parecido de Juana la Loca , y con similares intenciones.

El pueblo mexica, en silencio y expectante, comenzó a dudar de su máximo dirigente por la sumisión mostrada. Permanentemente custodiado, Moctezuma continuó sus actividades cotidianas. Convivió con Cortés y sus capitanes, les mostró la ciudad y los alrededores.

Durante los siguientes días el conquistador pidió al tlahtoani que abandonase a sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. También averiguó los lugares de donde procedía el oro. Ante el asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes cristianas y se celebró una misa en la cúspide del Templo Mayor.

Se organizaron excursiones para inspeccionar las minas. Gonzalo de Umbría se dirigió hacia Zacatula en la región mixteca ; Diego de Ordás hacia Tuxtepec y Coatzacoalcos ; Andrés de Tapia y Diego Pizarro se dirigieron a la zona de Pánuco.

Nuevamente el tlahtoani accedió con la esperanza de que a cambio de entregar esos tesoros, los europeos se retiraran de Tenochtitlan. Para facilitar su transporte y reparto, todo el oro fue fundido en barras por los orfebres de Azcapotzalco , separándose el quinto del rey. Una pequeña comitiva de españoles fue enviada en búsqueda de oro a Tetzcuco.

Los guías eran Netzahualquentzin y Tetlahuehuezquititzin, ambos hermanos de Cacama. Debido a un malentendido, se sospechó de una posible traición de Netzahualquentzin, motivo por el cual fue sentenciado a morir en la horca.

Los rebeldes fueron arrestados y Cortés decidió nombrar a Coanácoch como nuevo tlahtoani de Tetzcuco. Moctezuma le insistió a Cortés que se retirase de la ciudad, pero la respuesta fue negativa.

La estancia se prolongó bajo la excusa de no contar con embarcaciones, pues estas habían sido destruidas. A pesar del malestar social de los mexicas por las acciones de los conquistadores españoles y el abyecto comportamiento del huey tlahtoani , este intentó por todos los medios evitar un levantamiento.

A petición de Cortés, dirigió un discurso solemne frente a su pueblo, en el cual, llorando, se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los españoles. Creía en las profecías y supersticiones, pero también temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo fuese masacrado.

Considerando tener un relativo control sobre Tenochtitlan, Cortés envió a la región de Coatzacoalcos a Juan Velázquez de León con cien hombres con el objetivo de fundar una colonia, para de esta manera, extraer oro y vigilar la costa.

Mientras eso ocurría en Tenochtitlan, los procuradores de la Villa Rica de la Vera Cruz, Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo , habían llegado a Sevilla.

Era octubre de cuando el obispo Juan Rodríguez de Fonseca se enteró de los acontecimientos, girando órdenes al contador de la Casa de Contratación Juan López de Recalde para incautar el tesoro que transportaban los procuradores.

Fray Benito Martín había conseguido ya en la corte el título de adelantado para Diego Velázquez de Cuéllar y solicitó que se otorgara plena autoridad al gobernador de Cuba para castigar la insubordinación de Cortés. Rodríguez de Fonseca aún tenía el control del Consejo de Castilla , el cual atendía los asuntos de las Indias, pero el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota y el secretario del rey Francisco de los Cobos y Molina quedaron impresionados por el oro traído de México.

El obispo de Badajoz abogó por Cortés ante el rey Carlos I. Por otra parte los procuradores acudieron a Martín Cortés, padre del caudillo, para tratar de conseguir mediante cartas una entrevista con el rey, quien al escuchar esta solicitud se mostró interesado en recibirlos y en conocer a los totonacas que habían traído en el viaje.

Los emisarios de Cortés llegaron tarde a Barcelona en donde encontrarían al rey, pero este, en constante movimiento, se había trasladado a Burgos.

No obstante, pudieron contactar al abogado Francisco Núñez y al consejero del rey Lorenzo Galíndez de Carvajal , quien decidió apoyarlos. Carlos I había sido elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico , además de atender los asuntos de la Guerra de las comunidades de Castilla , debería hacer frente al conflicto de la reforma luterana y viajar hacia Aquisgrán donde sería coronado.

Sin embargo, mostró gran interés en los asuntos de Indias. En Tordesillas el monarca sostuvo una reunión informal con los procuradores, pero fue hasta el 30 de abril de , en Santiago de Compostela , donde el comité del Consejo de Castilla escuchó finalmente a los procuradores. El comité estaba conformado por el cardenal Adriano de Utrecht , el canciller imperial Mercurino Arborio Gattinara , el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota, el arzobispo de Palermo Jean Carondelete , el arzobispo de Granada Antonio de Rojas Manrique , el comendador mayor de Castilla Hernando de la Vega, y el obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca.

Además estuvieron presentes en la reunión el doctor Diego Beltrán, Luis Zapata, Francisco de Aguirre, Lorenzo Galíndez de Carvajal , Pedro Mártir de Anglería , Bartolomé de las Casas , Juan de Sámano, y Francisco de los Cobos y Molina. A pesar de que el obispo de Burgos acusó a Cortés y sus hombres como desertores y traidores, el 17 de mayo de el comité decidió aplazar la resolución hasta escuchar nuevas pruebas tanto de Velázquez como de Cortés.

Diego Velázquez, desconociendo aún los últimos sucesos en España, confiscó en la isla de Cuba los bienes de Cortés y de algunos de sus hombres.

Organizó un ejército que constaba de diecinueve embarcaciones, mil cuatrocientos hombres, ochenta caballos, veinte piezas de artillería y mil auxiliares cubanos. Designó a Pánfilo de Narváez como capitán con órdenes secretas para arrestar o matar a Cortés.

Cuando Rodrigo de Figueroa, juez de residencia de La Española, se enteró de los planes de Velázquez, consideró que la pugna no era beneficiosa para la corona y por tal motivo envió al oidor juez Lucas Vázquez de Ayllón junto con el alguacil de Santo Domingo Luis de Sotelo y el escribano Pedro de Ledesma para detener la expedición.

Adicionalmente, el 18 de febrero de notificó directamente a Velázquez las órdenes de Figueroa pero el gobernador de Cuba prosiguió con sus planes, desatendiendo la petición oficial y desafiando la autoridad de Figueroa. En esa circunstancia, Vázquez de Ayllón decidió viajar simultáneamente a la Villa Rica de la Vera Cruz para tratar de negociar un acuerdo.

Las embarcaciones zarparon de Cuba el 5 de marzo de Participaron en la excursión de Narváez Juan Bono de Quejo, Leonel de Cervantes, el veedor inspector del gobernador de Cuba Gerónimo Martínez de Salvatierra, un sobrino homónimo de Velázquez conocido como «el Mozo», el alcalde de Trinidad Francisco Verdugo, Gaspar de Garnica, Baltasar Bermúdez y otros experimentados conquistadores.

También viajó Andrés de Duero, secretario de Velázquez pero amigo de Cortés, ya que Amador de Lares había muerto a principios de Los barcos hicieron escala en Cozumel , en donde rescataron a los sobrevivientes del naufragio de Alonso de Parada y fundaron una pequeña guarnición.

Se dirigieron hacia Tabasco llegando a Potonchan donde se encontraba la Villa de Santa María de la Victoria para reabastecerse de agua y en la etapa final del viaje fueron sorprendidos por una tormenta, perdiendo un barco y cincuenta hombres, entre ellos Cristóbal de Morante, quien había sido socio y capitán en la primera excursión a la península de Yucatán.

Llegaron a San Juan de Ulúa el 19 de abril pero los barcos de Vázquez de Ayllón habían llegado un par de días antes, por lo que el oidor pudo contactar a los hombres de la Villa Rica de la Vera Cruz, enterándose antes de los logros de Cortés. Al desembarcar, Pánfilo de Narváez decidió fundar la ciudad de San Salvador.

Hicieron contacto con los totonacas , a quienes informaron que pretendían arrestar a Cortés y liberar a Moctezuma. El tecutli gordo de Cempoala quedó impresionado ante las noticias, pero prefirió dar la bienvenida a los recién llegados, suministrándoles víveres durante tres semanas.

Los totonacas enviaron los acostumbrados regalos pero Pánfilo los guardó para sí, provocando la antipatía de sus seguidores. Narváez culpó al oidor de la situación y decidió arrestarlo. Vázquez de Ayllón, Pedro de Ledesma y algunos simpatizantes de Cortés fueron hechos prisioneros y enviados en un barco con dirección a Cuba.

El oidor no pudo hacer nada frente a los hombres de Narváez, pero cuando zarparon, amenazó al capitán del barco, en el sentido de que si este obedecía las órdenes de ir a Cuba lo condenaría a la horca; por tal motivo, la embarcación se dirigió hacia La Española.

Ahí, Vázquez de Ayllón denunció los hechos y envió cartas a España detallando la afrenta y el proceder violento de Narváez. Finalmente, lo sucedido fue contraproducente a los intereses de Diego Velázquez.

Una comitiva de Moctezuma, quien estaba sometido, se puso en contacto con Narváez, y pronto fueron enviados mensajes al huey tlatoani. este albergó nuevas esperanzas de ser liberado y mantuvo en secreto esta comunicación, pero no pudo ocultar las noticias de la llegada de las embarcaciones.

Cortés designó a fray Bartolomé de Olmedo y cinco emisarios para indagar las noticias de lo que ocurría. Sandoval, lejos de atender la petición, decidió apresar a los comisionados y enviarlos de inmediato a Tenochtitlan.

Narváez también envió cartas a Juan Velázquez de León pensando, equivocadamente, que el pariente del gobernador de Cuba sería un aliado. Cortés recibió con halagos a Vergara y Guevara, les pidió disculpas por el trato de Sandoval.

El caudillo organizó un banquete y les regaló oro, ante lo que los comisionados quedaron pasmados. Cortés los envió de regreso a la costa con una escolta y una carta de respuesta para Narváez.

Cuando Vergara y Guevara llegaron a San Salvador , comenzaron a repartir oro de forma secreta a los hombres de Narváez. La misiva de Cortés contenía palabras de bienvenida e invitación a los miembros de la expedición, pero de sorpresa por la nueva designación de Narváez.

Ante la expectativa, Cortés salió de Tenochtitlan marchando con parte de su ejército hacia la costa, dejando una guarnición de ochenta hombres al mando de Pedro de Alvarado , envió instrucciones a Velázquez de León y Rangel para que se reunieran con él en Cholula para ir de manera conjunta hacia Cempoala.

Las entrevistas con mensajeros sirvieron de espionaje, Andrés de Duero ayudó nuevamente a su amigo para sobornar a diferentes oficiales de Narváez.

Pocas horas antes de realizar el ataque sus espías informaron los pormenores de las posiciones de los contrincantes. Narváez se encontraba en Cempoala, confiado en que no atacarían por las condiciones del tiempo.

A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue veloz y certero. Diego Pizarro con sesenta hombres tenía órdenes de apoderarse de la artillería; Gonzalo de Sandoval con ochenta hombres debía capturar o matar a Narváez; Juan Velázquez de León enfrentaría a las fuerzas de su primo Diego Velázquez «el Mozo», sobrino del gobernador; Diego de Ordás tendría que capturar a las fuerzas comandadas por Salvatierra; finalmente, Andrés de Tapia y Cortés reforzarían con ayuda a cualquiera de los otros capitanes.

Cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar, pero era tarde. Los sobornos funcionaron, el jefe de artillería Bartolomé de Usagre había colocado cera en los cañones, la pólvora se había mojado, los hombres de Bermúdez no se encontraban en sus puestos y los espías de Cortés habían cortado las cinchas de las sillas de los caballos.

Pedro Sánchez Farfán llevó al prisionero herido ante los capitanes Gonzalo de Sándoval, Alonso de Ávila, y Diego de Ordás, quienes le quitaron las supuestas provisiones del rey, que resultaron ser tan solo las instrucciones de Velázquez.

La mayor parte de los hombres se rindieron convencidos de la riqueza de las tierras descubiertas y reconocieron a Cortés como nuevo jefe, incrementando así la fuerza militar del conquistador.

Entre los auxiliares viajaba un esclavo de raza negra enfermo de viruela. Un mensajero proveniente de Tenochtitlan informó a Cortés sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a todos los hombres que habían quedado al resguardo de la misma; así mismo, se enteró la comunicación secreta que había sostenido Moctezuma con Narváez.

Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso al capitán Pedro de Alvarado , quien otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl , la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados.

Pero Alvarado descubrió serios indicios [ ¿cuál? Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada de Cuauhquiyauac Águila en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan Punta de caña , la de Tezcacóac Serpiente de espejos y entonces comenzó la masacre. Fue una gran pérdida porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el Calmécac , los veteranos de guerra, los calpixques , los intérpretes de códices.

La presencia de los extranjeros ofendía al pueblo de Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del huey tlatoani , que nadie se había atrevido a contradecirlo. Moctezuma pidió al tlacochcálcatl jefe de armas de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la población enardecida con un discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles.

La rebelión ya no pudo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani , gritaba «¡Ya no somos tus vasallos! Además se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes.

Sitiaron el palacio durante más de veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes. De regreso en la ciudad y tras un enfrentamiento en Iztapalapa , Cortés pudo reunirse con sus compañeros en el palacio de Axayácatl desde el que se defendían de constantes ataques.

De acuerdo a Díaz del Castillo, Cortés había llegado con más de mil trescientos soldados, noventa y siete caballos, ochenta ballesteros, ochenta escopeteros, artillería y más de dos mil tlaxcaltecas.

Pedro de Alvarado había mantenido cautivo a Moctezuma, junto con algunos de sus hijos y varios sacerdotes. Después de estos sucesos ocurrió la muerte de Moctezuma Xocoyotzin. Díaz del Castillo dice que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para que hablara con su gente y los tranquilizara; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso.

Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida. El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan concejo eligió como nuevo tlatoani a un hermano de Moctezuma, Cuitláhuac.

En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible.

Para impedir la huida de los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó las vigas del palacio de Axaycácatl para improvisar puentes portátiles.

El 30 de junio de durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan. Ochenta tamemes tlaxcaltecas fueron previstos para transportar el oro y las joyas. Adelante marcharon Gonzalo de Sandoval, Antonio de Quiñones, Francisco de Acevedo, Francisco Lugo, Diego de Ordás, Andrés de Tapia, doscientos peones, veinte jinetes y cuatrocientos tlaxcaltecas.

En el centro transportando el tesoro, Hernán Cortés, Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Bernardino Vázquez de Tapia , la artillería, Malintzin y otras mujeres indígenas, Chimalpopoca con sus hermanas, los prisioneros mexicas y el grueso de las fuerzas españolas y aliadas.

En la retaguardia Pedro de Alvarado, Juan Velázquez de León, la caballería y la mayor parte de los soldados de Narváez. Solo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos ochocientos españoles y gran número de aliados, además de perder cuarenta caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas de hierro , así como la mayor parte del oro.

El propio Cortés fue herido en una mano. Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan , episodio en el que el cronista López de Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado en el puente de Toltacacalopan, mismo que fue desmentido por Díaz del Castillo.

Todos los cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche Triste :. La ruta que tomaron hacia Tlaxcala fue a través de Tlalnepantla , Atizapán , Teocalhueycan, Cuautitlán , Tepotzotlán , Xóloc, Zacamolco.

El 7 de julio los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba. Agotados tras días de ser perseguidos, y pese a la inmensa desigualdad de fuerzas, la habilidad militar de Cortés se centró en defenderse en círculo hasta conseguir matar al cihuacoatl o principal capitán de los mexicas, pues muerto este, los perseguidores se dispersarían y huirían y así fue, consiguiendo una victoria que hoy se estudia en las academias militares del mundo.

Debido a que el mayor número de bajas correspondía a los indios aliados, Hernán Cortés pensó que la alianza con los tlaxcaltecas había terminado tras la derrota, pero de forma contraria a sus predicciones fue recibido con benevolencia por el senado de Tlaxcala, a pesar de la oposición de Xicohténcatl.

Las fuerzas españolas comenzaron a reorganizarse, aunque tardaron más de un año para regresar a tomar la plaza de Tenochtitlan. Mientras tanto en la ciudad se desató una epidemia de viruela , enfermedad desconocida en América y a consecuencia de la cual mucha gente murió en un lapso corto.

Como daño colateral se presentó una hambruna , en razón del desquiciamiento de los sistemas de abastecimiento. Cuitláhuac mandó reconstruir el templo mayor, reorganizó el ejército y lo envió al valle de Tepeaca.

Intentó realizar alianza con los purépechas , pero el cazonci Zuanga después de considerar la oferta, se negó a aceptarla. También fueron enviados emisarios con intenciones de sellar la paz con los tlaxcaltecas, pero éstos se negaron rotundamente.

En noviembre de ese mismo año, Cuitláhuac murió de viruela al igual que el tlatoani de Tlacopan Totoquihuatzin. Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlacochcálcatl jefe de armas y se había pronunciado en contra de la actitud pasiva de Moctezuma.

Debido a que su madre era Tiacapantzin, heredera al trono de Tlatelolco , pudo reunir el apoyo de toda la ciudad. Cuando fue elegido nuevo tlatoani continuó con los trabajos de reconstrucción y fortificación la ciudad, pues suponía el regreso de los españoles, envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados por medio de la disminución o eliminación de tributos.

Buscó por segunda ocasión la alianza con el nuevo cazonci purépecha Tangáxoan Tzíntzicha , cuyo padre Zuanga también había muerto por la viruela; la negativa del heredero fue más violenta, los emisarios de Cuauhtémoc fueron asesinados en Tzintzuntzan. Los sobrevivientes españoles pasaron tres días en Hueyotlipan donde fueron auxiliados por los tlaxcaltecas.

Poco después Cortés y Maxixcatzin se reunieron en Tlaxcala para refrendar su alianza. Durante veinte días los conquistadores descansaron, atendieron a los heridos y se reorganizaron.

Poco antes a la última incursión a Tenochtitlan habían sido atacadas dos comitivas españolas. El primer ataque causó poco más de veinte bajas, algunos hombres de Narváez habían sido arrestados por las fuerzas de Cortés y eran conducidos al valle de México.

Los prisioneros nunca llegaron a su destino pues fueron sorprendidos por guerreros mexicas en Quecholac. El segundo ataque causó cuarenta y cinco bajas españolas y doscientas bajas tlaxcaltecas cuando una excursión al mando de Juan de Alcántara fue aniquilada en Calpulalpan.

Cortés decidió entonces emprender una campaña militar para castigar a la región, no solo para recuperar el honor y el ánimo de sus hombres, sino también para cortar la vía de suministros que recibía la ciudad de Tenochtitlan desde la costa oriental.

Con base en el discurso de Moctezuma, el caudillo español consideró que todos los mexicas y tributarios eran oficialmente vasallos de Carlos I y que cualquier acción adversa, por tal motivo, debía ser considerada como acto de rebeldía.

La lectura del requerimiento fue un procedimiento habitual para justificar legalmente los actos punitivos de la nueva campaña. Los tlaxcaltecas aportaron dos mil guerreros al mando de Tianquizlatoatzin, quien guio a Cortés a las zonas de Zacatepec , Acatzingo y Tepeaca.

El teuctli local se rindió el 4 de septiembre de Los prisioneros fueron esclavizados y se les marcó con hierro candente en la mejilla una «G» de «guerra». El caudillo español fundó la villa de Segura de la Frontera el 9 de septiembre de y desde el nuevo emplazamiento dirigió ataques a las localidades de Quecholac , Huaquechula , Itzocan , Tecamachalco , Zapotitlán , Izúcar y Chiautla.

El 30 de octubre, en Segura de la Frontera , Cortés redactó la segunda carta de relación , en la cual describió los últimos acontecimientos sin dar gran importancia al revés de Tenochtitlan. Alonso de Mendoza y Diego de Ordás fueron los responsables de llevar la misiva, pero zarparon con destino a la península ibérica hasta marzo de El jefe de carpinteros, Martín López, fue enviado por Cortés a Tlaxcala.

Su misión era cortar y preparar madera para construir trece bergantines, los cuales serían utilizados en el asalto anfibio a Tenochtitlan. Cuando López llegó a Tlaxcala, se enteró de que Maxixcatzin había muerto víctima de la viruela pero pudo obtener sin problema la ayuda de Xicohténcatl Huehue.

Alonso de Ávila y Francisco Álvarez Chico viajaron a Santo Domingo en busca de caballos, ballestas , pólvora , arcabuces y cañones. Por otra parte, Francisco de Solís viajó a Jamaica en una misión similar. Los gastos fueron financiados con el poco oro rescatado de Tenochtitlan y del almacenado previamente en Tlaxcala.

En esos días llegaron diferentes embarcaciones: una de ellas procedente de Cuba comandada por Pedro Barba , quien llevaba una carta de Velázquez dirigida a Narváez. El capitán de la nave y la tripulación decidieron unirse a Cortés.

Lo mismo sucedió con una embarcación capitaneada por Rodrigo Morejón. Desde Castilla , Juan de Burgos llegó al mando de una embarcación que hizo escala en las islas Canarias ; paralelamente, desde Sevilla llegó Juan de Salamanca, quien hizo escala en Santo Domingo.

En la zona del río Pánuco una expedición dirigida por Diego de Camargo bajo órdenes del gobernador de Jamaica , Francisco de Garay , había sido derrotada por los nativos huastecos. Para colmo, durante el escape una de las embarcaciones naufragó.

Los sesenta sobrevivientes y Camargo se unieron a Cortés. El gobernador de Jamaica envió embarcaciones de apoyo, cincuenta hombres al mando de Miguel Díez de Aux y cuarenta hombres al mando de Francisco Ramírez «el Viejo». Estos capitanes, al evaluar la situación, también decidieron unirse a las fuerzas de Cortés.

Con el objetivo de controlar la totalidad de la ruta hacia la costa oriental, Gonzalo de Sandoval fue designado para efectuar una nueva campaña en Zautla y Xalacingo. Con tan solo ocho bajas españolas, los pueblos fueron sometidos y al igual que en Tepeaca, los prisioneros fueron esclavizados y herrados.

Debido a que los tesoros fueron utilizados para conseguir los aprovisionamientos y se respetó además el quinto del rey , no hubo reparto de oro para los soldados. Algunos se inconformaron, entre ellos se encontraba Andrés de Duero, lo cual provocó el rompimiento de la larga amistad con Cortés.

Este decidió dejar partir a los inconformes de regreso a Cuba para evitar posibles sublevaciones y redactó ordenanzas militares y civiles para controlar a los que se quedaron. Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran contingente de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimecatecuhtli.

El objetivo de Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de Tenochtitlan. Los pueblos de Huexotla, Coatlinchan , Chalco , Amecameca , Tlalmanalco , Ozumba , y Mixquic , decidieron apoyar a los españoles proveyéndoles también de alimentos. Cuando las fuerzas españolas llegaron a Tetzcuco, el tlatoani Coanácoch huyó hacia Tenochtitlan para reunirse con Cuauhtémoc.

La población también evacuó la ciudad, yéndose en parte a Tenochtitlán en miles de barcas sin que Cortés pudiera evitarlo. Los tlaxcaltecas por su parte incendiaron el palacio de Nezahualpilli , en el cual se encontraban los códices texcocanos.

Allí recibió delegados de varias localidades de la región comunicando su apoyo a los españoles. Después de ocho días fortificando su recinto en Texcoco, y sin recibir ataques, Cortés avanzó hacia el sur sobre Iztapalapa con 15 jinetes, infantes y aliados indios, incluyendo un número indeterminado de texcocanos a las órdenes de Ixtlilxóchitl.

Tomó Itzapalapa, pero gran parte de los defensores pudieron ser evacuados en barcas. Por la noche los mexicas abrieron obras de contención provocando que la ciudad se inunde, por lo que Cortés debió evacuar la plaza esa misma noche, perdiendo las provisiones que había tomado.

Al día siguiente los mexicas envían un ejército por tierra, y tropas que atacan desde balsas y se retiran cuando los españoles intentan cargar. Sin poder evitar el hostigamiento de las barcas, sin atreverse a atacar al ejército de tierra, que era muy numeroso, y sin alimentos, Cortés opta por replegarse a Texcoco.

Pese a su temor de que haber sido rechazado evitara que continuaran pasando al bando español nuevas ciudades, recibe luego delegados de Otumba y otras poblaciones que le comunican su apoyo.

Al no tener comunicación directa con la costa, Cortés envió a Gonzalo de Sandoval con tropas para escoltar a parte de las fuerzas tlaxcaltecas a sus tierras. Durante esta expedición, obtuvieron ropa como botín. Posteriormente, Sandoval llegó a Veracruz para enviar correspondencia en nombre de Cortés y, al regresar, expulsó a la guarnición mexica de Chalco, donde la población se mostraba dispuesta a pasarse al bando español.

Mientras tanto, Cuauhtémoc había ordenado cortar las líneas de suministro españolas en Chalco y Huexotla, ya que el maíz de esa zona era de vital importancia. Después de alcanzar Veracruz, Sandoval derrotó a los mexicas en Chalco y regresó a Texcoco. El 15 de febrero de Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse cerca del lago.

Un gran número de tamemes y aliados tlaxcaltecas transportaron las tablas desde Tlaxcala hasta las orillas del lago de Texcoco y se excavaron zanjas para poner las embarcaciones en el agua. Una vez dispuestos los barcos, Cortés realizó una nueva salida para alcanzar los accesos a Tenochtitlán desde el oeste, dando vuelta a la laguna por el lado norte.

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By Kazrarr

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5 thoughts on “Celebra la conquista rápida”
  1. Ich entschuldige mich, aber meiner Meinung nach sind Sie nicht recht. Es ich kann beweisen. Schreiben Sie mir in PM, wir werden umgehen.

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