Aventuras Triunfantes en la Extremidad

Era en estos puestos la diversión y alegría de las gentes, y en especial de las mozas y los compradores. Fue muy conocido y estimado de los vecinos de estas dos ciudades, y todos se alegraban de ver entrar por sus puertas al sayagués, porque era un viejo desasquerado, gracioso, sencillo, barato y de buena condición.

Con la afabilidad de su trato y la tarea de este pobre comercio, desquitaba las resistencias del azadón y burló los ardides y tropelías de la ociosidad, la vejez y la miseria.

Vivió noventa y dos años, y lo sacó de este mundo según las señas que dieron los de Sayago un cólico convulsivo. Dejó a su alma por heredera de su borrico, sus gallinas, sus zuecos y gabán, que eran todos sus muebles y raíces; y hasta hoy, que se me ha antojado a mí hacer esta memoria, nadie en el mundo se ha acordado de tal hombre.

Francisco, que era más mozo, más hábil y de humor más violento, llegó a Salamanca, y, después de haber rodado todas las porterías de los conventos, asentó en casa de un boticario; recibiole para sacar agua del pozo, lavar peroles, machacar raíces y arrullar a ratos un niño que tenía.

Fuese instruyendo insensiblemente en la patarata de los rótulos, entrometiose en la golosina de los jarabes y las conservas, y, con este baño y algunas unturas que se daba en los ratos ociosos con los Cánones del Mesué, salió en pocos días tan buen gramático y famoso farmacéutico como los más de este ejercicio.

Fue examinado y aprobado por el reverendo tribunal de la Medicina, y le dieron aquellos señores su cedulón, para que, sin incurrir en pena alguna, hiciese y despachase los ungüentos, los cerotes, los julepes y las demás porquerías que encierran estos oficiales en sus cajas, botes y redomas.

Murió su amo pocos meses después de su examen; y, antes de cumplir el año de muerto, se casó, como era regular, con la viuda; la que quedó moza, bien tratada y con tienda abierta; y, entre otros hijos, tuvieron a Jacinto de Torres, que, por la pinta, fue mi legítimo abuelo.

Fue Francisco un buen hombre, muy asistente a su casa, retirado y limosnero; murió mozo, y creo piadosamente que goza de Dios. Quedó mi abuelo Jacinto en poder de su madre, y criose, como hijo de viuda, libre, regalado, impertinente y vicioso.

La libertad de la crianza y la violencia de su genio lo echaron de su casa, y, después de muchas correrías y estaciones, paró en Flandes. Sirvió al Rey de poco, porque a los dos años del asiento de su plaza, que fue de soldado raso, le envaró el movimiento de una pierna un carbunco que le salió en una corva.

Cojo, inválido y sin sueldo se hallaba en Flandes; y, acosado de la necesidad, discurrió en elegir un oficio para ganar la vida. Aprendió el de tapicero, y salió en él primoroso y delicado como lo juran varias obras suyas, que se mantienen hoy en Salamanca y otras partes.

Ya maestro y hombre de treinta y cuatro años, se volvió a su patria, asentó su rancho y puso sus telares, su tabla a la puerta, con las armas reales, y su rotulón: Del rey nuestro señor tapicero.

Casó con María de Vargas, que fue mi abuela, y vivieron muchos años con envidiable serenidad y moderada conveniencia, porque su oficio, su economía y su paz les multiplicaban los bienes y el trabajo.

De este matrimonio salió Pedro de Torres, mi buen padre, María de Torres y Josef de Torres. Éste murió carmelita descalzo en Indias, con opinión de escogido religioso, y mi padre en Salamanca, habiendo vivido del modo que diré brevemente.

Mi padre, Pedro de Torres, estaba estudiando la Gramática latina cuando murieron mis abuelos. Entraba en el estudio con desabrimiento, como todos los muchachos; y luego que se vio libre y sin obediencia, se deshizo de Antonio de Nebrija, aburrió a su patria y fue a parar a la Extremadura.

Sirvió en Alcántara a un caballero, llamado Don Sancho de Arias y Paredes, de quien hay larga generación, buena memoria y loables noticias en aquel reino.

Tres años estuvo en su casa, sin otro cuidado que acompañar al estudio a dos hijos de este caballero. Aficionose, como niño, a hacer lo que los otros; y, al mismo tiempo que sus amos, se instruyó en los sistemas filosóficos de Aristóteles. Marchó a Madrid, no sé si voluntario o despedido; sólo supe que sus amos sintieron tiernamente su ausencia, porque le amaban como a hijo.

Cansado de solicitar conveniencias, ya para servir, ya para holgar, como hacen todos los que se hallan sin medios en la corte, se puso al oficio de librero.

Aprendiole brevemente, y volvió a Salamanca, en donde asentó su tienda, que en aquel tiempo fue de las más surtidas y famosas. Casose con Manuela de Villarroel, y salimos de este matrimonio diez y ocho hermanos; y sólo estamos hoy en el mundo mis dos hermanas, Manuela y Josefa Torres, y yo, que todavía estoy medio vivo.

El caudal y el trabajo de mis padres sostenía con templanza y con limpieza la numerosa porción de hijos que Dios les había dado, hasta que, por los años de setecientos y tres, se empezó a desmoronar la tienda, con las frecuentes faltas que mi padre hacía de su amostrador y sus andenes.

Fue la causa haberle nombrado por procurador del Común, y poner en su desvelo la ciudad de Salamanca la asistencia de los almacenes de pólvora, armas y otros pertrechos, y dejar sólo a su cuidado los alojamientos de la tropa, que por aquellas cercanías transitaba a la guerra de Portugal.

Acabose de arruinar la librería con la duración de los nuevos encargos a que acudía mi honradísimo padre, y el Real Consejo de Castilla, informado de la lealtad, celo, prontitud y desperdicio de bienes y trabajo con que había servido al rey, mandó a la ciudad que le diesen cuatrocientos ducados anuales y trescientos doblones, para que por una vez se reforzase de sus pérdidas.

Con esta ayuda de costa vivíamos estrechos, pero sin trampas ni sensible miseria. Hechas las paces con Portugal, reformaron con otros el triste sueldo de mi padre, y quedó pobre, viejo y sin el recurso a sus libros y tareas. Era yo a esta sazón un mozote de diez y ocho años, que sólo servía de estorbo, de escándalo y de añadidura a la pobreza; y viendo que la extrema necesidad estaba ya a los umbrales de nuestras puertas, dejé la compañía de mis padres, con la deliberación de no permitir que la miseria y los desconsuelos se apoderasen de su cansada vida.

La piedad de Dios premió mis buenos deseos con la vista de sus alivios. Fue el caso que marché a Madrid, y a pocos días logré amistad con Don Jacobo de Flon, superintendente entonces de la Renta del Tabaco de la Corona; y la piedad de este caballero me dio cuatrocientos ducados con un título postizo de visitador de los estancos de Salamanca, para que mi padre comiese sin las zozobras en que yo le dejé amenazado.

Pude agregar a este anual socorro la administración de los estados de Acevedo del excelentísimo señor conde de Miranda, mi señor, y, con su producto y los forzosos repuestos de mis tareas, logró una feliz y descansada vejez. Fue mi padre hombre muy gracioso, de agradable trato y de conversación entretenida y variamente docta.

No salía de su tienda comprado o vendido libro alguno, antiguo o moderno, que no lo leyese antes con cuidado e inteligencia. En la historia fue famoso y puntualísimo, y en las facultades escolásticas entendía más que lo que regularmente se presume de un lego, con atención a otros cuidados.

Gozó de unos humores apacibles, un ánimo suave, sosegado y continuamente festivo. Fue verdadero en sus tratos, humilde en sus obras y palabras, y pacífico y conforme en todas las adversidades.

Murió de sesenta y ocho años, con ayuda de los médicos, de una calentura ustiva que declinó en unas parótidas, que ellos llaman sintomáticas, y en todo el tiempo de su enfermedad mantuvo la alegría y la gracia del genio, pues hasta la última hora no dejó las preciosas agudezas de su buen humor.

Mi madre, Manuela de Villarroel, vive hoy, cargada con setenta y cuatro años; pero la fortaleza de sus humores y la robustez del genio arrastran la pesadumbre de la edad, sin penosa fatiga ni desazón desesperada.

La memoria se le ha hundido un poco, pero las demás potencias las usa con prontitud y con deleite. Mi madre fue hija de Francisco Villarroel, y éste sustentó una dilatada familia con una tienda de lienzos que tenía en la plaza de Salamanca, unas viñas y una casa bodega en el lugar de Villamayor, que son las únicas raíces que conocí en toda mi generación.

Ya he destapado los primeros entresijos de mi descendencia; no dudo que en registrando más rincones se encontrará más basura y más limpieza, pero ni lo más sucio me dará bascas, ni lo más relamido me hará saborear con gula reprehensible.

Mis disgustos y mis alegrías no están en el arbitrio de los que pasaron, ni en las elecciones de los que viven. Mi afrenta o mi respeto están colgados solamente de mis obras y de mis palabras; los que se murieron nada me han dejado; a los que viven no les pido nada, y en mi fortuna o en mi desgracia no tienen parte ni culpa los unos ni los otros.

Lo que aseguro es que pongo lo más humilde y que he entresacado lo más asqueroso de mi generación, para que ningún soberbio presumido imagine que me puede dar que sentir en callarme o descubrirme los parientes.

Algunos tendrían, o estarán ahora, en empleos nobles, respetosos y ricos: el que tenga noticia de ellos, cállelos y descúbralos, que a mí sólo me importa retirarme de las persuasiones de la vanagloria y de los engreimientos de la soberbia. Los hombres todos somos unos: a todos nos rodea una misma carne, nos cubren unos mismos elementos, nos alienta una misma alma, nos afligen unas mismas enfermedades, nos asaltan unos mismos apetitos y nos arranca del mundo la muerte.

Aun en las aprehensiones que producen nuestra locura, no nos diferenciamos cuasi nada. El paño que me cubre es un poco más gordo de hiladura que el que engalana al príncipe; pero ni a él le desfigura de hombre lo delgado ni lo libra de achaques lo pulido, ni a mí me descarta del gremio de la racionalidad lo burdo del estambre.

Nuestra raza no es más que una; todos nos derivamos de Adán. El árbol más copetudo tiene muchos pedazos en las zapaterías, algunos zoquetes en las cardas y muchos estillones y mendrugos en las horcas y los tablados; y al revés, el tronco más rudo tiene muchas estatuas en los tronos, algunos oráculos en los tribunales y muchas imágenes en los templos.

Yo tengo de todo, y en todas partes, como todos los demás hombres; y tengo el consuelo y la vanidad de que no siendo hidalgo ni caballero, sino villanchón redondo, según se reconoce por los cuatro costados que he descosido al sayo de mi alcurnia, hasta ahora ni me ha desamparado la estimación, ni me ha hecho dengues ni gestos la honra, ni me han escupido a la cara ni al nacimiento los que reparten en el mundo los honores, las abundancias y las fortunas.

Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los tronos, andan infames, pobres y despreciados. Lo que aprovecha es tener buenas costumbres, que éstas valen más que los buenos parientes; y el vulgo, aunque es indómito, hace justicia a lo que tiene delante.

Los abuelos ricos suelen valer más que los nobles; pero ni de unos ni de otros necesita el que se acostumbra a honrados pensamientos y virtuosas hazañas. Un cristiano viejo, sano, robusto, lego y de buen humor es el que debe desear para abuelo el hombre desengañado de estas fantasmas de la soberbia; que sea procurador, abujetero o boticario, todo es droga.

Yo, finalmente, estoy muy contento con el mío, y he sido tan dichoso con mis pícaros parientes, que, a la hora que esto escribo, a ninguno han ahorcado ni azotado, ni han advertido los rigores de la justicia, de modo alguno, la obediencia al rey, a la ley y a las buenas costumbres.

Todos hemos sido hombres ruines, pero hombres de bien, y hemos ganado la vida con oficios decentes, limpios de hurtos, petardos y picardías.

Esta descendencia me ha dado Dios, y ésta es la que me conviene y me importa. Y ya que he dicho de dónde vengo, voy a decir lo que ha permitido Dios que sea. Yo nací entre las cortaduras del papel y los rollos del pergamino en una casa breve del barrio de los libreros de la ciudad de Salamanca, y renací por la misericordia de Dios en el sagrado bautismo en la parroquia de San Isidoro y San Pelayo, en donde consta este carácter, que es toda mi vanidad, mi consuelo y mi esperanza.

La retahíla del abolorio, que dejamos atrás, está bautizada también en las iglesias de esta ciudad, unos en San Martín, otros en San Cristóbal y otros en la iglesia catedral, menos los dos hermanos, Roque y Francisco, que son los que trasplantaron la casta. Los Villarroeles, que es la derivación de mi madre, también tiene de trescientos años a esta parte asentada su raza en esta ciudad, y en los libros de bautizados, muertos y casados, se encontrarán sus nombres y ejercicios.

Críeme, como todos los niños, con teta y moco, lágrimas y caca, besos y papilla. No tuvo mi madre, en mi preñado ni en mi nacimiento, antojos, revelaciones, sueños ni señales de que yo había de ser astrólogo o sastre, santo o diablo.

Pasó sus meses sin los asombros o las pataratas que nos cuentan de otros nacidos, y yo salí del mismo modo, naturalmente, sin más testimonios, más pronósticos ni más señales y significaciones que las comunes porquerías en que todos nacemos arrebujados y sumidos.

Ensuciando pañales, faldas y talegos, llorando a chorros, gimiendo a pausas, hecho el hazmerreír de las viejas de la vecindad y el embelesamiento de mis padres, fui pasando, hasta que llegó el tiempo de la escuela y los sabañones.

Mi madre cuenta todavía algunas niñadas de aquel tiempo: si dije este despropósito o la otra gracia, si tiré piedras, si embadurné el vaquero, el papa, caca y las demás sencilleces que refieren todas las madres de sus hijos; pero siendo en ellas amor disculpable, prueba de memoria y vejez referirlas, en mí será necedad y molestia declararlas.

Quedemos en que fui, como todos los niños del mundo, puerco y llorón, a ratos gracioso y a veces terrible, y están dichas todas las travesuras, donaires y gracias de mi niñez.

A los cinco años me pusieron mis padres la cartilla en la mano, y, con ella, me clavaron en el corazón el miedo al maestro, el horror a la escuela, el susto continuado a los azotes y las demás angustias que la buena crianza tiene establecidas contra los inocentes muchachos.

Pagué con las nalgas el saber leer, y con muchos sopapos y palmetas el saber escribir; y en este Argel estuve hasta los diez años, habiendo padecido cinco en el cautiverio de Pedro Rico, que así se llamaba el cómitre que me retuvo en su galera.

Ni los halagos del maestro, ni las amenazas, ni los castigos, ni la costumbre de ir y volver de la escuela, pudieron engendrar en mi espíritu la más leve afición a las letras y las planas. No nacía este rebelión de aquel común alivio que sienten los muchachos con el ocio, la libertad y el esparcimiento, sino de un natural horror a estos trastos, de un apetito propio a otras niñerías más ocasionadas y más dulces a los primeros años.

El trompo, el reguilete y la matraca eran los ídolos y los deleites de mi puerilidad; cuanto más crecía el cuerpo y el uso de la razón, más aborrecía este linaje de trabajo. Aseguro que, habiendo sido mi nacimiento, mi crianza y toda la ocupación de mi vida entre los libros, jamás tomé alguno en la mano, deseoso del entretenimiento y la enseñanza que me podían comunicar sus hojas.

El miedo al ocio, la necesidad y la obediencia a mis padres, me metieron en el estudio, y, sin saber lo que me sucedía, me hallé en el gremio de los escolares, rodeado del vade y la sotana. Cuando niño, la ignorancia me apartó de la comunicación de las lecciones; cuando mozo, los paseos y las altanerías no me dejaron pensar en sus utilidades; y cuando me sentí barbado, me desconsoló mucho la variedad de sentimientos, la turbulencia de opiniones y la consideración de los fines de sus autores.

A los libros ancianos aun les conservaba algún respeto; pero después que vi que los libros se forjaban en unas cabezas tan achacosas como la mía, acabaron de poseer mi espíritu el desengaño y el aborrecimiento.

Los libros gordos, los magros, los chicos y los grandes, son unas alhajas que entretienen y sirven en el comercio de los hombres. El que los cree, vive dichoso y entretenido; el que los trata mucho, está muy cerca de ser loco; el que no los usa, es del todo necio.

Todos están hechos por hombres, y, precisamente, han de ser defectuosos y obscuros como el hombre. Unos los hacen por vanidad, otros por codicia, otros por la solicitud de los aplausos, y es rarísimo el que para el bien público se escribe. Yo soy autor de doce libros, y todos los he escrito con el ansia de ganar dinero para mantenerme.

Esto nadie lo quiere confesar; pero atisbemos a todos los hipócritas, melancólicos embusteros, que suelen decir en sus prólogos que por el servicio de Dios, el bien del prójimo y redención de las almas, dan a luz aquella obra, y se hallará que ninguno nos la da de balde, y que empieza el petardo desde la dedicatoria, y que se espiritan de coraje contra los que no se la alaban e introducen.

Muchos libros hay buenos, muchos malos e infinitos inútiles. Los buenos son los que dirigen las almas a la salvación, por medio de los preceptos de enfrenar nuestros vicios y pasiones; los malos son los que se llevan el tiempo sin la enseñanza ni los avisos de esta utilidad; y los inútiles son los más de todas las que se llaman facultades.

Para instruirse en el idioma de la Medicina y comer sus aforismos, basta un curso cualquiera, y pasan de doce mil los que hay impresos sin más novedad que repetirse, trasladarse y maldecirse los unos a los otros; y lo mismo sucede entre los oficiales y maestros que parlan y practican las demás ciencias.

Yo confieso que para mí perdieron el crédito y la estimación los libros, después que vi que se vendían y apreciaban los míos, siendo hechuras de un hombre loco, absolutamente ignorante y relleno de desvaríos y extrañas inquietudes. La lástima es, y la verdad, que hay muchos autores tan parecidos a mí, que sólo se diferencian del semblante de mis locuras en un poco de moderación afectada; pero en cuanto a necios, vanos y defectuosos, no nos quitamos pinta.

Finalmente, la natural ojeriza, el desengaño ajeno y el conocimiento propio, me tienen días ha desocupado y fugitivo de su conversación, de modo que no había cumplido los treinta y cuatro años de mi edad, cuando derrenegué de todos sus cuerpos; y, una mañana que amaneció con más furia en mi celebro esta especie de delirio, repartí entre mis amigos y contrarios mi corta librería, y sólo dejé sobre la mesa y sobre un sillón que está a la cabecera de mi cama, la tercera parte de Santo Tomás, Kempis, el padre Croset, Don Francisco de Quevedo y tal cual devocionario de los que aprovechan para la felicidad de toda la vida y me pueden servir en la ventura de la última hora.

En los últimos años de la escuela, cuando estaba yo aprendiendo las formaciones y valor de los guarismos, empezaron a hervir a borbotones las travesuras del temperamento y de la sangre. Hice algunas picardigüelas, reparables en aquella corta edad.

Fueron todas nacidas de falta de amor a mis iguales, y de temor y respeto a mis mayores. Creo que en estas osadías no tuvieron toda la culpa la simplicidad, la destemplanza de los humores ni la natural inquietud de la niñez; tuvo la principal acción, en mis revoltosas travesuras, la necedad de un bárbaro oficial de un tejedor, vecino a la casa de mis padres, porque este bruto era gallego dio en decirme que yo era el más guapo y el más valiente entre todos los niños de la barriada, y me ponía en la ocasión de reñir con todos, y aun me llevaba a pelear a otras parroquias.

Azuzábame, como a los perros, contra los otros muchachos, ya iguales, ya mayores y jamás pequeños; y lo que logró este salvaje fue llenarme de chichones la cabeza, andar puerco y roto, y con una mala inclinación pegada a mi genio; de modo que, ya sin su ayuda, me salía a repartir y a recoger puñadas y mojicones sin causa, sin cólera y sin más destino que ejercitar las malditas lecciones que me dio su brutal entretenimiento.

Esta inculpable descompostura puso a mis padres en algún cuidado, y a mí en un trabajo riguroso, porque así su obligación, como el cariño de los parientes y los vecinos que amaban antes mis sencilleces, procuraron sosegar mis malas mañas con las oportunas advertencias de muchos sopapos y azotes, que, añadidos a los que yo me ganaba en las pendencias, componían una pesadumbre ya casi insufrible a mis tiernos y débiles lomos.

Esta aspereza y la mudanza del salvaje del tejedor, que se fue a su país, y sobre todo la vergüenza que me producía el mote de piel del diablo , con que ya me vejaban todos los parroquianos y vecinos, moderaron del todo mis travesuras, y volví, sin especial sentimiento, a juntarme con mi inocente apacibilidad.

Salí de la escuela, leyendo sin saber lo que leía, formando caracteres claros y gordos, pero sin forma ni hermosura, instruido en las cinco reglillas de sumar, restar, multiplicar, partir y medio partir, y, finalmente, bien alicionado en la doctrina cristiana, porque repetía todo el catecismo sin errar letra, que es cuanto se le puede agradecer a un muchacho, y cuanto se le puede pedir a una edad en la que sólo la memoria tiene más discernimiento y más ocasiones que las demás potencias.

Con estos principios, y ya enmendado de mis travesurillas, pasé a los generales de la gramática latina en el colegio de Trilingüe, en donde empecé a trompicar nominativos y verbos con más miedo que aplicación.

Los provechos, los daños, los sentimientos y las fortunas que me siguieron en este tiempo, los diré en el segundo trozo de mi vida, pues aquí acabaron mis diez años primeros, sin haber padecido en esta estación más incomodidades que las que son comunes a todos los muchachos.

Salí, gracias a Dios, de las viruelas, el sarampión, las postillas y otras plagas de la edad, sin lesión reprehensible en mis miembros. Entré crecido, fuerte, robusto, gordo y felizmente sano en la nueva fatiga, la que seguí y finalicé como verá el que quiera leer u oír.

Don Juan González de Dios, hoy doctor en Filosofía y catedrático de Letras Humanas en la Universidad de Salamanca, hombre primoroso y delicadamente sabio en la gramática latina, griega y castellana, y entretenido con admiración y provecho en la dilatada amenidad de las buenas letras, fue mi primer maestro y conductor en los preceptos de Antonio de Nebrija.

Es Don Juan de Dios un hombre silencioso, mortificado, ceñudo de semblante, extático de movimientos, retirado de la multitud, sentencioso y parco en las palabras, rígido y escrupulosamente reparado en las acciones, y, con estas modales y las que tuvo en la enseñanza de sus discípulos, fue un venerable, temido y prodigioso maestro.

Para que aprovechase sin desperdicios el tiempo, me entregaron totalmente mis padres a su cuidado, poniéndome en el pupilaje virtuoso, esparcido y abundante de su casa. Poco aficionado y felizmente medroso, cumplía con las tareas del estudio y los demás ejercicios que tenía impuestos la prudencia del maestro para hacer dichosos y aprovechados a los pupilos.

Procuraba poner en la memoria las lecciones que me señalaba su experiencia, con bastante trabajo y porfía, porque mi memoria era tarda, rebelde y sin disposición para retener las voces. El temor a su aspecto y a la liberalidad del castigo vencía en mi temperamento esta pereza o natural aversión, que siempre estuvo permanente en mi espíritu, a esta casta de entretenimientos o trabajos.

La alegría, el orgullo y el bullicio de la edad me los tenía ahogados en el cuerpo su continua presencia. Interiormente hallaba yo en mí muchas disposiciones para ser malo, revoltoso y atrevido, pero el miedo me tuvo disimuladas y sumidas las inclinaciones.

La rigidez y la opresión importan mucho en la primera crianza; el gesto del preceptor, a todas horas sobre los muchachos, les detiene las travesuras, les apaga los vicios, les sofoca las inconsideraciones y modera aun las inculpables altanerías de la edad.

A la vista del maestro, ningún muchacho es malo, ninguno perezoso; todos se animan a parecer aplicados y liberales, y la repetición y el vencimiento les va trocando las inclinaciones y haciendo que tomen el gusto a las virtudes.

Regañando interiormente, lleno de hastío y disimulando la inapetencia a los estudios y a la doctrina, tragué tres años las lecciones, los consejos y los avisos, y, a pesar de mis achaques, salí bueno de costumbres y medianamente robusto en el conocimiento de la gramática latina.

De muchos niños se cuenta que estudiaron esta gramática en seis meses, y en menos tiempo. Yo doy gracias a Dios por la crianza de tan posibles penetraciones, pero creo lo que me parece. Lo que aseguro es que en mi compañía cursaban cuatrocientos muchachos las aulas de Trilingüe, y a todos nos tocó ser tan rudos, que el más ingenioso se detuvo al mismo tiempo que yo, y otros permanecieron por muchos días.

Es verdad que estos adelantamientos y milagros se los he oído referir a sus padres, y como éstos son partes tan apasionadas de sus hijos, se puede dudar de sus ponderaciones.

Adelanta poco un niño en saber la gramática, de corta edad; es gracia que sirve para el entretenimiento, pero es muy poca la disposición que adquiere para la inteligencia de las facultades superiores. No pierde tiempo el que gasta tres o cuatro años entre los Horacios, los Virgilios, los Valerios y los Ovidios; entre tanto, crece la razón, se dilata el conocimiento, se madura el juicio, se reposa el ingenio, y se preparan sin violencia el deseo, la atención y la porfía para vencer las dificultades.

Más allá del uso de la razón ha de pasar el que toma la tarea de los estudios. El silogizar no es para niños. Nada malogra el que se detiene hasta los quince o diez y seis años entretenido en las construcciones de los poetas.

Hasta aquí hablo con los que han de seguir los estudios para oficio y para ganancia. Los que no han de comer de las facultades, en cualquiera tiempo, edad y ocasión que las soliciten, caminan con ventura; porque es todo adelantamiento cuanto emprenden, gracia cuanto saben y virtud cuanto trabajan.

Salí del pupilaje detenido, dócil, cuidadoso y poco castigado, porque viví con temor y reverencia al maestro. Gracias a Dios, no mostré entonces más inquietudes que tal cual fervor de los que se perdonan con facilidad a la niñez.

Fui bueno, porque no me dejaron ser malo; no fue virtud, fue fuerza. En todas las edades necesitamos de las correcciones y los castigos, pero en la primera son indispensables los rigores. Una de las más felices diligencias de la buena crianza es coger a los muchachos un maestro grave, devoto y discreto, a quien teman e imiten.

Muchos mozos hay malos, porque no tienen a quien temer, y muchos viejos delincuentes, porque están fuera de la jurisdicción de los azotes. El maestro y la zurriaga debían durar hasta el sepulcro, que hasta el sepulcro somos malos, y de otro modo no se puede hacer bondad con el más bien acondicionado de los hombres.

Los años, la prudencia, la honra y la dignidad son maestros muy apacibles, muy descuidados y muy parciales de nuestros antojos y apetitos; el zurriago es el maestro más respetoso y más severo, porque no sabe adular, y sólo sabe corregir y detener.

Murió, pocos años ha, el maestro de mis primeras letras, y lo temí hasta la muerte; hoy vive el que me instruyó en la gramática, y aún lo temo más que a las brujas, los hechizos, las apariciones de los difuntos, los ladrones y los pedigüeños, porque imagino que aún me puede azotar; estremecido estoy en su presencia, y a su vista no me atreveré a subir la voz a más tono que el regular y moderado.

Ello, parece disparate proferir que se hayan de criar los viejos con azotes, como los niños; pero es disparate apoyado en la inconstancia, soberbia, rebeldía y amor propio nuestro, que no nos deja hasta la muerte.

Ahora me estoy acordando de muchos sujetos, que si los hubieran azolado bien de mozos y los azotaran de viejos, no serían tan voluntariosos y malvados como son. En todas edades somos niños y somos viejos, mirando a lo antojadizo de las pasiones; en todo tiempo vivimos con inclinación a las libertades y a los deleites forajidos, y valen poco para detener su furia las correcciones ni las advertencias.

El palo y el azote tiene más buena gente que los consejos y los agasajos, finalmente, en todas edades somos locos, y el loco por la pena es cuerdo. Pasé desde mi pupilaje al colegio de Trilingüe, en donde me vistieron una beca que alcanzó mi padre de la Universidad de Salamanca. Fui examinado, como es costumbre, en el claustro de diputados de aquella Universidad; y, según la cuenta, o me suplieron como a niño, o correspondí a satisfacción de los examinadores, porque no me faltó voto.

Empecé la tarea de los que llaman estudios mayores, y la vida de colegial, a los trece años, bien descontento y enojado, porque yo quería detenerme más tiempo con el trompo y la matraca, pareciéndome que era muy temprano para meterme a hombre y encerrarme en la melancolía de aquel casarón.

Estaba de rector del colegio, en la coyuntura de mi entrada, un clérigo virtuoso, de vida irreprehensible, pero ya viejo, enfermo y aburrido de lidiar con los jóvenes que se creían encerrados en aquella casa. Sus achaques, la vejez y los anteriores trabajos lo tenían sujeto a la cama muchas horas al día y muchos meses del año; y con esta seguridad y el ejemplo de otros colegiales, amigos del ocio, la pereza y las diversiones inútiles, iba insensiblemente perdiendo la inocencia, y amontonando una población de vicios y desórdenes en el alma.

Halleme sin guardián, sin celador y sin maestro, y empezó mi espíritu a desarrebujar las locuras del humor y las inconsideraciones de la edad con increíble desuello y insolencia. El gusto de mis padres y el apoyo del clérigo rector me destinaron para que estudiase la Filosofía; y señalándome el maestro a quien había de oír, que fue el padre Pedro Portocarrero, de la compañía de Jesús, comencé esta carrera descuidado y menos medroso, porque ya me consideraba libre de los castigos, dueño de mi voluntad y señor absoluto de mis acciones y disparates.

Acudía tarde e ignorante a las conferencias, miraba sin atención las lecciones, retozaba y reñía con mis condiscípulos no obstante las reverendas de la beca colorada , metime a bufón y desvergonzado con los nuevos, y profesé de truhán, descocado y decidor con todos, sin reservar las gravedades del maestro.

Seguía en el aula, a pesar de las correcciones, avisos y asperezas del lector, este género de alegrías peligrosas, y en el colegio continuaba con mis compañeros otros desórdenes y libertades que bastaron para hacerme holgazán y perdulario.

Huyendo muchos días del aula y no estudiando ninguno, llegué arrastrando hasta las últimas cuestiones de la Lógica. Viendo el lector que perdía el tiempo y que no me enmendaban los consejos, ni me contenían las correcciones ni las amenazas, citó una tarde a mi padre y al rector del colegio para argüirme, avergonzarme y reprehenderme en su presencia.

Yo tuve noticia de esta prevención por un condiscípulo; y antes que llegasen a cogerme en la junta, rompí delante del lector los cartapacios que le había mal escrito, y le dije, con osada deliberación, que no quería estudiar. Apretome en respuesta unas cuantas manotadas, y mandó que me agarrasen los demás muchachos, los que me tuvieron asido hasta que llegaron el rector y mi padre.

Metiéronme a empujones en un apartamiento de la sacristía, que llaman la trastera, y allí me hicieron los cargos y las datas. Aconsejábanme a coces, y advertíanme a gritos; yo recogía de mala gana los unos y los otros. Hice el sordo, el sufrido y el enmendado; y después que salí de sus uñas, hice también el propósito de no volver al aula, y, como era malo, lo cumplí puntualmente.

Y éstas han sido todas las lecciones, los actos, los cursos y los ejercicios que hice en la Universidad de Salamanca. Unos retazos lógicos muy mal vistos fueron todos los adornos y elementos de mis estudios.

Considere el que ha llegado hasta aquí leyendo, la materia de que se hacen los doctores y los hombres que escriben libros de moralidades y doctrinas, y verá que la necedad del vulgo y la fortuna particular de cada uno tienen en su antojo la mayor parte de sus conveniencias, sus créditos y sus exaltaciones.

Yo sé de mí que gozo un vulgar ingenio, desnudo de la enseñanza, la aplicación, los libros, los maestros y de todo cuanto debe concurrir a formar un hombre medianamente erudito; y me han cacareado las obras y las palabras, a pesar de mis confesiones, mis rudezas, mis descuidos y las continuas burlas y desprecios con que las he satirizado.

Arrimé desde este suceso la Lógica y cogí nuevo horror a las ciencias, de modo que en cinco años no volví a ver libro alguno de los que se rompen en las Universidades. Las novelas, las comedias y los autores romancistas me entretuvieron la ociosidad y el retiro forzado; y éstos me dejaron descuidadamente en la memoria tal cual estilo y expresión castellana con que me bandeo para darme a entender en las conversaciones, los libros y las correspondencias.

Hundido en el ocio y la inquietud escandalosa, y sin haberme quedado con más obligación que la de asistir a la cátedra de Retórica, que era la advocación de mi beca, proseguí en el colegio, sufrido y tolerado de la lástima y del respeto a mis pobres padres.

En este arte no adelanté más que la libertad de poder salir de casa, y algún bien que a mi salud le pudo dar el ejercicio. Era el catedrático el doctor Don Pedro de Samaniego de la Serna.

Los que conocieron al maestro, y han tratado al discípulo, podrán discurrir lo que él me pudo enseñar, y yo aprender. Leyes, medidas policiales y campañas en toda forma se blandieron para abatir al bandolerismo. La ley del 13 de abril de estableció el modo de juzgar y punir a los salteadores Para llenar el requisito previo de aprehenderlos se formaron cinco cuerpos de policía rural con matones de oficio que hicieron boquetes de consideración en las filas del bandidaje aunque no lograron abatirlo.

Durante la República Restaurada, la pacificación del país progresó muy lentamente. La reorganización administrativa, principalmente en los ramos militar y hacendario, tuvo mejor fortuna.

Sin mayores dificultades se hizo la reducción paulatina del ejército. El conseguir disciplinarlo fue otra cosa. El desbarajuste de la hacienda pública se medio compuso. Por lo que toca a la deuda, Iglesias logró reducirla y fijar nuevos términos de pago.

Negó el pago de daños y perjuicios provenientes de las autoridades del Imperio e hizo otros ajustes hasta el punto de conseguir bajar un adeudo al exterior de millones de pesos a sólo 84 millones. Por lo que mira a la recaudación de rentas, Iglesias anuló las facultades extraordinarias en el ramo de hacienda que tenían los jefes militares.

Por último, diseñó un presupuesto de egresos suficiente para cubrir los haberes del ejército y las dietas de los diputados, que no para pagarle debidamente a la falange burocrática, menos aún para hacer gastos en servicios sociales y desarrollo económico.

Entre el presupuesto y los gastos no dejó de haber déficit. Tampoco se rehízo el crédito en el exterior, pero sí más de lo que parecía posible. El rápido poblamiento del país se frustró. La gente aumentó poco de a porque no hubo manera de controlar las endemias del paludismo y la pulmonía y las frecuentes epidemias de vómito prieto y viruelas, y sobre todo por no haberse podido atraer un número cuantioso de colonos extranjeros.

Como los años volaban y los extranjeros no venían y el ejecutivo se intranquilizaba cada vez más, el congreso hubo de expedir el 31 de mayo de una ley más generosa que las anteriores para confiar la ejecución de la tarea colonizadora a la iniciativa privada y no sólo al gobierno; ofreció a los inmigrantes tierras a muy bajos precios y pagaderos a largo plazo; les dio facilidades para adquirir la ciudadania mexicana, y les ofreció ayudas económicas y prestaciones.

Como coadyuvante de la inmigración se intentó también el deslinde y la venta de terrenos baldíos. Con tal de traer pobladores se hizo lo imposible. El fruto no correspondió a los esfuerzos. Entre y vendrían unos seis o siete mil europeos y estadounidenses, y no a fecundar las tierras vírgenes.

Lo más de la exigua inmigración se avecinó en las ciudades y se dedicó al comercio. Los que fueron a poblar Baja California en virtud de la concesión Leese, en vez de emprender algún cultivo, se dedicaron a rapar las tierras de orchilla, liquen tintóreo muy apreciado entonces por la industria británica de casimires.

Las tentativas para implantar el parvifundio en vez del latifundio también fracasaron en gran parte. Fueron muy pocos los latifundios confiscados a los imperialistas que se repartieron entre gañanes.

Se dio también, pero no de manera excesiva, la venta espontánea, entre muchos compradores, de algunas haciendas del occidente. La desamortización de los predios rústicos de la Iglesia se había concluido antes de la restauración de la república con poco provecho para el gobierno y casi ninguno para los sin tierra.

La desamortización de los terrenos comunales se produjo en gran parte en la República Restaurada en medio de un clima febril. Los indios no querían el reparto de las tierras de la comunidad entre sus condueños, no querían ser propietarios individuales; parece que hubieran olfateado el futuro.

Cada indio, al hacerse dueño absoluto de una parcela, quedó convertido en pez pequeño, a expensas de los peces grandes. Un día le arrebató su minifundio el receptor del fisco por no haber pagado impuestos; otro día, a otro minifundista, el señor hacendado le prestó generosamente dinero y después, se cobró con la parcela avaladora.

La aversión liberal al sistema de peonaje produjo algunas medidas de orden jurídico. Es fama que el presidente Juárez al oír a un peón lamentarse de los azotes recibidos del capataz por habérsele roto una reja de arado, dispuso la abolición de los castigos corporales en las haciendas.

Contra los maltratos, los sueldos insuficientes, las jornadas excesivas y la servidumbre por deudas, hubo órdenes de alcance regional.

Las más revolucionarias son las de Puebla, Tamaulipas y Baja California. La legislatura poblana dispuso el alza del salario rural, la cancelación de las deudas contraídas por los sirvientes con los amos y la limitación del monto de los préstamos.

La mayor mudanza dentro de la política de libertad de trabajo se produjo en los sectores obrero y artesanal. Aquí, como no sucedió en el campo, nacieron sociedades de trabajadores. Para ya eran tantas que se hizo necesario agruparlas en una central, en el Gran Círculo de Obreros de México. Sus dirigentes combinaron principios liberales con orientaciones socialistas.

Aquellos líderes promovieron cooperativas de producción, mejores salarios y huelgas. En el primer cuatrienio, el de Juárez, hubo una; el año 72, dos; siete en ; cinco en y cuatro en el resto de la década.

La mayoría de esas huelgas enfilaron contra las fábricas textiles del valle de México. También las hubo contra las minas en las proximidades de Pachuca y Guanajuato. Movidos por una fe ciega en la capacidad redentora y lucrativa de las modernas vías de comunicación, los gobiernos de Juárez y Lerdo dedicaron a construirlas lo mejor de sus esfuerzos.

En la década comprendida entre y se tienden más de siete mil kilómetros. Además, se restauran viejos caminos carreteros y se abren otros, y se vuelve costumbre el servicio de diligencias entre las mayores ciudades de la república. Por otra parte, se renueva la concesión a la compañía constructora del ferrocarril México-Veracruz con más franquicias para los constructores que las negocia das por Maximiliano.

Y por fin, después de seis largos años, a finales de se juntan en las Cumbres de Maltrata los rieles del primer gran ferrocarril. El primer día del año de , el presidente Lerdo, en medio de una multitud entusiasta, a punte de tomar el tren, declaró unida la capital con el mayor de los puertos, con el único al través del cual comerciábamos con los demás países del orbe.

En seguida, montó al tren e hizo un recorrido hasta Veracruz que fue todo una fiesta. Los planes de orden económico atracción de capital extranjero, supresión del sistema de alcabalas, ensayo de nuevos cultivos y técnicas agrícolas, e industrialización fueron ejecutados en dosis mínimas.

Los capitales extranjeros, como era de esperarse, no se atrevieron a poner en marcha la economía mexicana. Las inversiones extranjeras, destinadas a la construcción de ferrocarriles y al comercio, fueron un chisguete. El sistema de alcabalas se tambaleó, pero se mantuvo.

La agricultura siguió siendo preponderantemente consuntiva, maicera y lírica. Las pocas novedades se dieron en Veracruz, en Yucatán, en Matamoros, en El Bajío y en La Laguna; en Veracruz, la prosperidad del café y la caña de azúcar; en Matamoros y La Laguna, las primeras plantaciones algodoneras.

La península yuca teca encontró su vocación en el henequén. El Bajío recobró su papel de granero de México, o mejor dicho, de la ciudad de México. El país progresó, aunque a paso de tortuga y no en todos los ramos de la actividad económica.

En la minería, no hubo nada nuevo. Gomo siempre, algunas compañías extranjeras extrajeron oro y plata, que no metales de uso industrial. Nació una media docena de fábricas apenas suficientes para enfurecer a la artesanía.

Las ferias animadoras del comercio interior, como la de San Juan de los Lagos, volvieron a levantar cabeza. No se pudo sacar el cuerpo de la economía de autoconsumo, pero sí acometer el primer esfuerzo serio en ese sentido.

Tampoco pudo, salir del pantano de la miseria la gran mayoría de la población. El mayor éxito de la República Restaurada fue en algunos cotos laicos de la cultura. La religión católica permaneció inconmovible y exclusiva. A la viva fuerza se le metieron minúsculas cuñas protestantes.

Entre airados denuestos, Lerdo expulsó a los jesuitas y a las hermanas de la caridad, hizo constitucionales las leyes de Reforma y dispuso su juramento por parte de los funcionarios públicos.

Como quiera, el catolicismo mexicano se mantuvo vigo roso. podemos todavía los católicos de México reunirnos en públicas asambleas, para saborear, llenos de júbilo, los recuerdos El brillo de la libertad fue muy deslumbrante en la prensa periódica. También los oradores públicos, los de todas las oratorias sagrada y profana, política y parlamentaria, culta y merolica pudieron proclamar a gritos sus verdades y sus filigranas lingüísticas.

En la República Restaurada la minoría culta usó y abusó de la libertad de expresión. Fue aquella la década de oro de los opinantes, lo que no quiere decir que haya aumentado notablemente el número de éstos.

La gran mayoría se mantuvo silenciosa. La transculturación del indio no pasó de ser un buen propósito. A las escuelas comunes no podían asistir los indios porque no hablaban español y era difícil encontrar dónde y con quién aprenderlo.

Ignacio Ramírez sugirió algo entonces imposible, que se enseñara a cada grupo indígena en su propia lengua. Entre el tercio indio y el México mayoritario se mantuvo el abismo del idioma y, por supuesto, todas las demás diferencias.

El plan de hacer de México una nación, dotándolo de unidad cultural, se quedó en puro plan, pese a que la enseñanza oficial en español dio un salto notable. La Ley de 15 de abril de ratificó la libertad de enseñanza e hizo gratuita la oficial.

La ley Martínez de Castro, promulgada el 2 de diciembre de para el Distrito y territorios federales, hizo obligatorio el aprendizaje de las primeras letras y dio a la enseñanza en su conjunto un cariz positivista, nacionalista y homogeneizante.

Una nueva ley 15 de mayo de redondeó la de y puso particular empeño en la mejoría de la primera enseñanza. Aparte, varios estados se dieron normas sobre reforma educativa, algunas inspiradas en la Martínez de Castro, todas proclives a declarar gratuita, obligatoria, laica, patriótica y científica a la escuela primaria oficial.

Tras las leyes vienen la apertura de escuelas y las apasionadas discusiones sobre métodos pedagógicos. En , con moldes enteramente positivistas, se funda la Escuela Nacional Preparatoria. A partir de se pone de moda abrir escuelas primarias, medias y superiores.

José Díaz Covarrubias, director de instrucción, pública, consigue duplicar el número de alumnos en las escuelas oficiales. Las nuevas escuelas, casi sin excepción, fueron del nuevo cuño: gubernamentales, gratuitas, laicas y devotas de la ciencia y la patria.

Pasan a segundo lugar las escuelas de la Sociedad Lancasteriana, y al tercero, las regenteadas por sacerdotes. Gomo quiera, aquella expansión educativa no toca al campo, y en las ciudades se queda sin trasponer los límites de la clase media. La política mexicanizadora de las letras y las artes tuvo como animador a Ignacio Manuel Altamirano, quien, a finales de , fundó unas veladas literarias y, dos años más tarde, la revista El Renacimiento.

De ese furor por ser de su tiempo y de su tierra y dejar de ser sucursal de la cultura española, nacieron los cuadros de costumbres mexicanas de José Tomás de Cuéllar e Hilarión Frías y Soto, las novelas costumbristas de Manuel Payno y Luis G.

Inclán, los romances históricos de Guillermo Prieto, los ya aludidos novelones de asunto colonial de Vicente Riva Palacio, la pintura de paisajes de Salvador Murillo, Luis Coto y el genial José María Velasco y aun la música de aquel distraído partero que se llamaba Aniceto Ortega, autor de la ópera Guatimotzín y de algunas vibrantes marchas en honor a héroes y paladines.

La década de México comprendida entre los años de y contó con un equipo de civilizadores y patriotas pequeño pero extremadamente grande por su entusiasmo y su inteligencia; con un programa de acción múltiple, lúcido, preciso y vigoroso y con un clima nacional adverso a las prosperidades democrática, liberal, económica, científica y nacionalista.

Con todo, se plantaron entonces las semillas de la modernización y el nacionalismo, y algunas dieron brotes que el régimen subsiguiente, favorecido por el clima internacional, hizo crecer. La acción de la República Restaurada si es mirada desde el punto donde partió fue prodigiosa; si se le mira desde las metas que se propuso fue pobre.

De cualquier modo, desde otra perspectiva, luce como aurora de un día de la vida de México conocido con los nombres de porfirismo y porfiriato, que fue inicialmente porfirismo por la adhesión popular a Porfirio, y después porfiriato por la adhesión de don Porfirio a la silla presidencial.

El otoño del 76 se inicia con erisipela y fuga del adusto y severo presidente de la Suprema Corte de Justicia, el abogado sesentón don José María Iglesias. Por razón de la erisipela, se refunde en su casa de la que no sale hasta quince días después y disfrazado de sacerdote. Así va a Toluca donde entra sigilosamente el primero de octubre al oscurecer.

La noche del quince acomete la primera de una serie de jomadas nocturnas. El 24 Salamanca lo aloja en la cárcel. Allí tranquiliza sus nervios jugando y conversando con tres de sus seguidores: Felipe Berriozábal, el poeta Guillermo Prieto y Florencio Antillón, gobernador de Guanajuato.

El 26 de octubre sucede por fin lo tan ansiosamente querido. El presidente de la república es declarado reelecto para el periodo del lo. de diciembre de al 30 de noviembre de Iglesias se pone feliz. Reparte a puños el plan de Toluca, el manifiesto donde sostiene que las elecciones presidenciales no valen un cacahuate porque en muchos distritos no las hubo y en otros fueron resultado de la violencia militar sobre los electores.

En vista de eso él, en su calidad de presidente de la Corte y vicepresidente de la república, se autonombra presidente interino y nombra a Guillermo Prieto secretario de Gobernación, a Francisco Gómez del Palacio de Relaciones y a Felipe Berriozábal de Guerra.

Como Iglesias aspira a dirigir los destinos nacionales hasta el restablecimiento de la paz y la vida dulce, emite un programa de gobierno, obra maestra de un gran jurista. Allí asegura que ni él ni ninguno de su gabinete figurará como candidato a la presidencia cuando en un tiempo más o menos próximo o remoto se convoque a elecciones.

Mientras eso suceda, Iglesias promete que durante su presidenciado interino reducirá drásticamente la fuerza armada y hará, hasta donde le alcance el tiempo, bellas obras materiales. Todo eso y más lo aduce desde el terruño bajo su control, desde el reducido ámbito de las tierras guanajuatenses.

Gran parte de la república estaba ya en poder del héroe del 2 de abril que andaba prendiendo lumbres desde hacía muchos meses y a quien acudió el abogado Joaquín Alcalde, alumno y admirador de Iglesias, para conseguir un abrazo de Acatempan entre los dos caudillos antilerdistas.

Lo que obtuvo fue un esbozo de convenio escrito en Acatlán, el 7 de noviembre. La cláusula primera proponía el desconocimiento de los tres poderes federales; la segunda, elecciones; la cuarta, sufragio libre; la quinta, prohibición constitucional de reelegir al presidente y a los gobernadores; la sexta, los ministros que Iglesias debía nombrar en su carácter de presidente interino; la octava, la eliminación de Vargas y Leyva, gobernadores estorbosos de Puebla y Morelos.

La última, reservaba a Díaz el nombramiento de las autoridades militares del centro y el oriente mientras pasaban las elecciones. Pero Iglesias no aceptó el convenio firmado por su alumno, y cuando hacía una contrapropuesta a Porfirio, aconteció la batalla de Tecoac.

Lerdo de Tejada, el presidente en funciones, las tuvo casi todas consigo hasta la primera quincena de noviembre. Allí fue el combate entre el invicto lerdista Ignacio Alatorre, a cuyas órdenes militaban unos 3 soldados, y el no menos famoso Porfirio Díaz, capitán de un ejército de casi 4 rebeldes.

La lucha comenzó a las diez de la mañana; a las cuatro de la tarde los de Díaz estaban arrinconados y sin esperanzas de triunfo. Antes de las 5, el general Manuel González, con unos 3 hombres, cayó por sorpresa sobre los que ya saboreaban la victoria.

En un santiamén la caballería de González introdujo desorden y pánico en las filas lerdistas que salieron del valle de Tecoac como alma que se lleva el diablo.

Con todo, don Sebastián Lerdo de Tejada no renunció a la presidencia. Acompañado por sus ministros y una escolta de caballería abandonó la ciudad de México en la madrugada del 21 de noviembre sin prestar oídos a versos injuriosos, como éste:.

Los pobres palaciegos arreglan su equipaje, y listos para el viaje nos dicen que se van. Que se vayan a otra parte en busca de tomines; adiós ¡ oh malandrines!

Adiós, don Sebastián. Una verdadera epidemia de rumores se desató en la capital. Unos decían que los fugitivos habían cargado con todos los muebles de Palacio.

Alguien dijo que el piso de mármol del Castillo de Chapultepec fue levantado a última hora y llevado, por orden suprema, a casa de Ángel Lerdo. Hubo quien viera pasar al grupo fugitivo por Tacubaya arreando cincuenta muías que se doblaban bajo el peso del oro y la plata que no debía valer menos de doscientos mil pesos.

En aquella madrugada del 21, el presidente constitucional se encaminó a Morelia para asentar allí su gobierno y desde allí seguir luchando.

Al llegar a Morelia el día 27 muchas personas acudieron a ver la cara que llevaba. El general Régules le hizo saber que uno de sus brazos fuertes, el general Ceballos, se había vuelto iglesista y en cualquier momento podía echársele encima si se quedaba allí.

Entonces decidió buscar alojo con su amigo Diego Álvarez, gobernador de las barrancas y los breñales de Guerrero. Montó en su caballo e hizo una penosa caminata hacia el sur.

Después de ocho días infernales, traspuesto el río Balsas, le escribió al gobernador amigo que ya estaba en Guerrero.

En eso, Porfirio Díaz dispuso el cese de todos los empleados y funcionarios del gobierno federal y proclamó oficialmente el Plan de Tuxtepec y sus reformas de Palo Blanco.

Dos días más tarde, el mero 27 de noviembre, fue la conferencia telegráfica de Justo Benitez, a nombre de Díaz, y de José María Iglesias en su propio nombre.

Justo telegrafió:. Todo lo que sea separarse de la Constitución será rechazado por mí, que soy el representante de la legalidad.

El ilustre jurista, quizá montado en cólera, taqueteó al áspero secretario de Díaz:. La Nación juzgará. Al otro día del rompimiento, Porfirio se autonombra jefe del Poder Ejecutivo de la República y designa un gabinete en el que Ignacio L.

Vallaría será secretario de Relaciones; Protasio Pérez Tagle, de Gobernación; Pedro Ogazón, de Guerra; Ignacio Ramírez, de Justicia; Justo Benitez, de Hacienda, y Vicente Riva Palacio, de Fomento.

Acto seguido aparece la Circular expedida por el C. Protasio P. Tagle, ministro de Gobernación, en que se dan a conocer las negociaciones entabladas con el C. José María Iglesias para dar término a la guerra civil y que fueron rotas por su parte ; esto es, por la parte del jefe del legalismo.

La respuesta del legalista y de sus inteligentes y sabios colaboradores al diálogo telegráfico del 27 no fue pronta pero sí tronante. La última esperanza de la patria en agonía corona nuestras banderas destrozadas en los combates. Para vencer o morir por ellas, os pido a vuestro lado el puesto de mayor peligro!

Así Trinidad García de la Cadena. El otoño de lo clausuran a solas el viejo Iglesias y el joven Díaz en un destartalado cuartucho de una finca rural. Aquél rompe el silencio. Le dice a su orgulloso interlocutor que si se le reconoce su presidenciado interino, desconocerá totalmente el Congreso y fijará una fecha próxima para convocar a elecciones.

Díaz dice no; el victorioso Díaz no acepta entrar en negociaciones. Le pide a don Chema que desista del propósito de pelear porque habrá muy pocos militares que lo apoyen. Cuando se sepa el resultado de la entrevista de la Capilla —agrega—, la defección del ejército iglesista será general.

En toda guerra —acaba diciéndole— el contendiente sin los elementos necesarios para proseguirla debe abandonarla en el acto. Después de eso don José María sólo se atreve a inquirir si se le permite pasar la noche en la hacienda porque su tiro de caballos no está para recorrer las doce leguas del regreso.

Díaz responde que él le prestará caballos para el regreso sin dilación. El ejército iglesista abrazará de todo corazón y con entusiasmo a su compañeros de armas los porfiristas ¡Loado sea Dios!

Las palabras de Díaz resultaron proféticas. El héroe de la legalidad se quedó sin recursos financieros y humanos en cosa de nada y sintió la necesidad de huir de la república. Cuando iba rumbo a Guadalajara para de ahí correr a Manzanillo, y, por último, a Estados Unidos, donde ya estaba otro de los cuatro presidentes, su efectivo en caja era de 16 pesos 37 centavos.

Porfirio Díaz y su elenco de militares oportunistas y políticos más o menos jóvenes e inexpertos tomaron las riendas del país dizque para poner en obra la Constitución de y el Plan de Tuxtepec que la purificaba. Los nuevos gobernantes eran los milites ya conocidos en la República Restaurada menos los fieles a don Sebastián, como Mariano Escobedo e Ignacio Alatorre, o a don José María, como Felipe Berriozábal, y los licenciados de la generación del jefe triunfante más Ignacio Ramírez que era más viejo y Justo Benitez y Protasio Tagle que aún no figuraban prominentemente en la etapa anterior.

Al contrario de lo que sucedió en el pasado inmediato, en el presente inaugurado por Díaz contaron más los hombres de la espada que los hombres de la pluma.

Porfirio antepuso los militares a los civiles, y los poquitos civiles que llamó a colaborar no eran los de mejor curriculum. Tampoco él tenía mucho de qué presumir en el campo de los negocios públicos. La vida anterior de Porfirio Díaz permitía prever que no sacaría al buey de la barranca; según los-ojos-de-lince le sobraba apetito y le faltaba aptitud de mando; era muy bueno y honorable, pero no tenía maneras; no sabía vestir ni mucho menos hablar y estar entre gente.

Dizque escupía en las alfombras y alguna vez en cierta recepción estuvo a punto de salir por el espejo. Había nacido el 15 de septiembre de en una casa pobre de Oaxaca.

Su padre José Faustino Díaz fue un dinámico curtidor de pieles. Petrona Morí, su madre, no era menos pobre y sí más ranchera, tenaz y avispada. A los tres años quedó huérfano de padre.

Entonces Petrona, la mamá, hubo de trabajar fuera de la casa, de mesonera. Con lo poco dejado por el difunto y algún ahorro más, doña Petrona se hizo del rancho del Toronjo y mandó a Porfirio a una escuela donde enseñaban a leer, escribir, contar y rezar. En seguida lo hizo aprender los oficios de armero, carpintero y zapatero.

Porfirio era una criatura calladita, taciturna y ambiciosa. A los trece años ingresó al seminario eclesiástico de Oaxaca.

No por eso abandonó la artesanía; siguió haciendo mesas y bancos y componiendo escopetas. Tampoco quería ser cura y no mostraba mucha aptitud para las leyes pese a su gusto por el pleito. En encontró su vocación al jugarse la vida contra los invasores gringos.

Según se dice, fue poco después bibliotecario, estudiante de derecho y aun profesor en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, entonces dirigido por Benito Juárez. Lo aprendido allí parece haberlo olvidado pronto.

El oficio de bibliotecario no le despertó el amor a los libros y menos a su lectura. Desde su juventud descreyó de los letrados y la letra impresa. En cuanto se presentó nueva oportunidad volvió a las armas.

En y anduvo por los cerros en aventura de rebelde. A raíz del triunfo del Plan de Ayuda fue subprefecto de Ixtlán, y en , capitán de guardia en el mismo pueblo. Durante las guerras de Reforma, y sin retirarse de la región oaxaqueña, tuvo varias escaramuzas con los conservadores en las que supo ganar y ganarse el puesto de jefe político de Tehuantepec, adonde fue el general José María Cobos con el ánimo más decidido de hacerlo trizas.

Díaz se escabulló; salió corriendo rumbo a Juchitán, de donde, tras de armar a los juchitecos, regresó sigilosamente a Tehuantepec e hizo correr a Cobos el 25 de noviembre de Luego, ya con el grado de coronel de la guardia nacional y en junta con sus valerosos juchitecos, se transfiguró en un capitán de guerrillas muy arrojado, al punto de haberse ido contra Oaxaca y haberla hecho suya.

Ascendido al grado de coronel, con la gente del general Ampudia, fue a la capital, recién recobrada por los liberales. Aquí se dio de alta como político; entró al congreso en plan de diputado, pero no alcanzó a dar color en su nuevo empleo.

La invasión francesa le retrajo a las armas. Porfirio Díaz se vuelve noticia de primera plana en el lustro del 62 al 67, entre los 31 y los 36 años de su edad. Combate contra los franceses en las cumbres de Acultzingo y en la célebre batalla del cinco de mayo en Loreto y Guadalupe.

Sigue en la región de Puebla que llega a conocer como sus propias manos. A las órdenes del general Jesús González pierde la segunda ciudad del país y cae prisionero de los franceses.

Se fuga y corre a la capital a ponerse a las órdenes de un gobierno que apenas tuvo tiempo de dárselas porque salía precipitadamente hacia el norte. Recude a Oaxaca donde organiza guerrillas que abren boquetes en las filas francesas. Otra vez cae preso.

Esta vez se escabulle de toda una cárcel poblana con el auxilio de una cuerda. Retorna a sus cerros; junta a su gente, y les pone buenas palizas a los franchutes y sus aliados mexicas en Tlaxiaco, Pinotepa, Jamiltepec, Putla, Miahuatlán y Oaxaca.

Pero lo que lo hace héroe con fecha propia y derecho a estatua es la reconquista de Puebla el 2 de abril de El 21 de junio, al obtener la rendición incondicional de México, remacha su gloria. Antes de cumplir los 37 años es ya el ídolo de los aficionados al deporte de la guerra. Quizá por eso la opinión pública hace tanta algarabía cuando el héroe del 2 de abril manifiesta su decisión inquebrantable de mudar las armas por los arados.

En medio del aplauso del público, y después de varios banquetes, se retira a cultivar el rancho de la Noria que le regaló la legislatura de Oaxaca.

De la ventolera agrícola lo saca bien pronto la ventolera política. En las elecciones de finales del 67 figura nada menos que como candidato a la presidencia de la república. Todavía más: obtiene un 30 por ciento de la votación emitida. También pierde las candidaturas a gobernador de los estados de Morelos y México.

Gana, en cambio, un sitio en el congreso. Allí lo pesca don Daniel Cosío Villegas para tomarle uno de los muchos retratos que usted puede leer en la Historia moderna de México.

Escribe don Daniel: Porfirio Díaz, hombre de escasa ilustración, carente de ideas generales, torpe para hablar, resulta un pigmeo al lado de los más grandes parlamentarios que el país ha tenido en su historia, la mayor parte de los cuales, además, eran adversarios políticos de Díaz porque pertenecían al bando juarista.

A pesar del fracaso, le toma gusto al poder, y quizá más que nada por lo difícil que era tenerlo dentro de la nueva era, ahora que los intelectuales de fuste lo poseían naturalmente con la ayuda de una constitución a cuya defensa él acudió en varias ocasiones.

En vuelve a presentarse como candidato a la presidencia de la república y vuelve a perder, aunque menos estruendosamente que cuatro años antes. Aquí desespera de la posibilidad de conseguir la máxima magistratura ciñéndose a las reglas de juego democrático establecidas por la constitución.

Admite que su indudable prestigio como militar no basta para vencer en buena lid a los expertos de la pluma y la verba. Reconoce que en una nación entonces dominada por el cacumen, un héroe de mil combates, un ídolo de la mulitud, sólo puede salirse con la suya a golpe limpio.

Al parecer, por eso opta por la guerra; propala el Plan de la Noria, rejunta a su gente y a pelear, pero ya sin fortuna. El antiguo guerrillero victorioso acaba en general derrotas.

El gobierno de Juárez está a punto de aniquilarlo cuando don Benito muere. Lerdo de Tejada, un hombre con mucho menos prestigio popular que el suyo y que el de Juárez, lo obliga a rendirse sin condiciones.

Humillado, con la cola entre las patas, se retira a un oscuro pueblo de Veracruz donde pone un taller de carpintería. En el retiro de Tlacotalpan, Díaz, al parecer, no se dedicó a dejar satisfechos a los clientes que le mandaban hacer bancos y mesas.

Su cabeza andaba en otra parte, andaba afilando un buen plan para conseguir la única silla que le interesaba, la silla donde se habían sentado Juárez y Lerdo en el Palacio Nacional. La mala experiencia del levantamiento anterior le avivó el seso. Necesitaba más generales que lo siguieran y trabó amistad con algunos de ellos.

Tampoco podía mostrarse desdeñoso con los cultos. En los tiempos que corrían eran muy útiles para hacer planes revoluciona ríos, pronunciar discursos de propaganda, escribir artículos en los periódicos. Él podía no quererlos pero no prescindir de sus servicios.

Ya tenía en la bolsa a varios, que no los suficientes. Conseguir más no era difícil, pues se trataba de personas proclives al resentimiento. En esa ocasión había muchos malquistados con el presidente.

A Díaz le fue fácil atraerse a los intelectuales jóvenes a quienes Lerdo les había negado un lugar en el palacio. La revuelta de Tuxtepec, una vez que triunfó, introdujo nueva gente en el gobierno.

Poco después obtuvo también los servicios de algunos desalojados en el primer instante. Los viejos y los jóvenes del ala culta y los cultos y la gente de cuartel que se prendieron la gafeta de porfiristas reiniciaron la realización del plan liberal aunque por la otra punta, por la del orden que no por la libertad.

A partir de la consigna pública será: antes que nada, pacificación y orden; en seguida, progreso económico, y por último, libertades políticas siempre y cuando fueran compatibles con las ideas de disciplina y desarrollo.

El orden como base que no la libertad es el primer objetivo oculto que no propalado de Porfirio Díaz, que el 15 de febrero de asume provisionalmente la presidencia de la república, y el 5 de mayo, la presidencia constitucional.

Entra con el propósito de ser el hombre del palo y del mando. Le gusta expedir órdenes y como milite las ha expedido bien. No tiene educación de príncipe, pero su carácter lo inclina a la pulcritud y las buenas maneras.

Quizá se convierta en el rey sin corona que quiere ser y que exige una parte de la opinión pública. Carece de experiencia en el manejo de civiles, pero si se lo propone quizá llegue a ser el ordenador esperado por la aristocracia y la clase media en su conjunto.

Como quiera, no se convirtió en su primer periodo presidencial en El Esperado, pese a que se distinguió de sus dos predecesores como pacificador. Entre y , no supo manejar su gabinete. Con mucha frecuencia puso y quitó ministros. Para seis secretarías de Estado usó 22 secretarios en menos de un cuatrienio.

Tuvo siete secretarios de Hacienda, cuatro de Relaciones Exteriores, cuatro de Gobernación, cuatro de Guerra, tres de Justicia e Instrucción Pública, y uno, que no terminó, de Fomento. De los seis secretarios escogidos originalmente ninguno llegó al final.

Empezó a perfilarse como un buen jefe político cuando ya iba de salida, cuando se sacudió a Benitez y a Tagle y empezó a moverse para dejar la presidencia al amigo Manuel González.

Con pura maña les destruyó sus ambiciones a cuatro abogados y a un general. Pacíficamente Manuel González recibió la banda presidencial el primero de diciembre de El nuevo gobernante tenía la facha de un conquistador español del siglo xvi.

Hasta llegó a decirse que era oriundo de España y no del Moquete, Tamaulipas, como él decía. Era de molde señorial, valeroso, firme, franco, autoritario, patriota y lleno de concupiscencias y virtudes varoniles.

Supo hacer mejor que Díaz con un gabinete heterogéneo y no muy adicto. Supo demoler los cacicazgos locales de Puebla, Jalisco y Zacatecas. Iba en camino de convertirse en El Esperado, pero en la última vuelta cometió un par de errores que acabaron con su buen nombre.

Se enredó en el arreglo de la deuda inglesa y en el lanzamiento de la moneda de níquel. De aquél se dijo que se había hecho en condiciones muy desfavorables para la república y muy favorables para los gonzalistas que no tenían llenadero, que robaban desvergonzadamente.

Lo del níquel estuvo peor: acabó en motín capitalino. Las verduleras de La Merced y el populacho salieron a la calle, rompieron escaparates y faroles, y se pusieron roncos de tanto gritar ¡ Muera el níquel!

Éste muy sereno y orondo atravesó la muchedumbre enfurecida, pero ni el valor demostrado al enfrentarse a una multitud iracunda ni el haber accedido a quitar de la circulación las monedas causantes del disgusto le devolvieron popularidad.

Don Manuel dejó la presidencia con su fama reducida a cero. Ten la seguridad, esta gente te atrapará. Y claro, luego, procederá a comerte.

He vuelto al submundo de agitar, brincar y ahogarme, y aquí es donde la multitud llega a ser realmente más fuerte que la banda. Su canción más emblemática le da un gran aire a lo que es más o menos una colección icónica de fans y la encarnación del nombre de la canción… no hay personas más buenas buenas que estas.

Tenemos familia aquí, con seguridad, y el amor que se está compartiendo es absolutamente palpable. Mientras que en la audiencia hay ojos húmedos y abrazos tiernos, hasta en el escenario el guitarrista Richard McNamara tiene lágrimas en los ojos.

Realmente ha sido un hermoso viaje, y como lo es al final cada verano, el sabor que queda es tan amargo como dulce. Después de afectuosas despedidas, al mismo día siguiente, la banda asiste a una sesión acústica en Absolute Radio, una emisora mayormente insípida, que da la bienvenida a Embrace.

Los tiempos están cambiando. Yo no estoy programado para asistir, pero fui invitado amablemente por compañeros portadores de Tally Fuertes abrazos a Katie y DonLo , esto significa que de repente soy el centro de atención, en las oficinas centrales de la estación de radio para una sesión con Embrace….

Excepto que yo no lo soy. Absolute, absolutamente no está aquí. Rápido buscamos hacer un inesperado viaje en taxi, toda la situación está empezando a apestar. Al igual que un montón de locos escapando de un manicomio, estamos corriendo hacia un taxista comprensiblemente parco, y una vez dentro es un ¡Tally- ho!

Desesperados, gritando, sudando. En el momento en que entramos en las oficinas de Absolute Radio —tras haber abandonado el taxi debido a las obras viales que nos desviaban y metidas de patas que hasta Noé se hubiera enfadado- estamos en los estudios y en un espacio minúsculo apenas a pocos metros de la banda.

Está familiarizado con todos nosotros, nos reconocería incluso si estuviéramos allí con un outfit totalmente camuflajeado. Al oír estas canciones en su estado más crudo, se hace evidente que, a pesar de enorme sonido de Embrace, tienen vida propia, no necesitan ser estruendosas, porque tienen sus bases y están construidas desde cero.

Son canciones que han sido elaboradas de forma orgánica. Es la manera Embrace que siempre ha funcionado. En este entorno, en el que brillan solas. La voz de Richard es tan delicada, y la música que la acompaña es posiblemente más dramática debido a su subestimada delicadeza.

La medida de la buena composición, para este escritor, es lo bien que puede llevar su propia piel cuando no tiene nada para cubrirse. Este material es hermoso en extremo.

Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes

Aventuras en La Marca Del Este - Vademecum

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Aventuras con un toque de drama! ¡Qué película tan bonita! EL GUARDIÁN DEL BOSQUE

Aventuras Triunfantes en la Extremidad - por primera vez enfrenta la aventura pero no sale triunfante. Lo an- terior es destacable, porque es la narración de Calogrenant, poblada de maravillas y Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes

Como periodista durante más de diez años, este escritor puede informarle con la máxima autoridad ninguna otra banda tiene un público más ferviente y devoto que Embrace. Hay personas que a lo largo de este nuevo despertar, viajaron desde todos los rincones del mundo -Linelle Bird de Australia y Nohemi Dávila de México, por nombrar algunos- y esta noche hay una palpable sensación de melancolía ya que todo esto está llegando a su fin.

Bueno, esto no iba a ser una fiesta que termine con un gemido. Hasta ahora, la banda se había apegado a su fórmula con la apertura de las tres primeras canciones del nuevo álbum. Esta noche, empezar con un llamado a las armas parece adecuado, ya que realmente han resurgido de sus cenizas y esta noche es una prueba del resurgimiento.

Mi Familia recién descubierta de inmediato estaba brincando por todo el lugar; y junto a mí, Darren —el fan de Embrace más ávido del mundo, querido amigo y casi maniático- decide que ahora es el momento de exprimir mis ojos fuera de sus órbitas sujetando mi cabeza entre sus manos.

Todo en nombre del amor, obviamente. El recinto, con una sola canción, ha perdido los estribos. Esta pasión desenfrenada por Embrace parece engendrar algo en todos a mi alrededor — el clan con sus marcas del álbum, están con los brazos en alto o bien abrazando a otras personas.

Después casi desapercibidamente, siguen con los clásicos que ha mantenido a Embrace en sus altos estándares. Y en algunos casos, les han superado. Una vez que esta canción termina… más bien, simplemente no termina, ya que la multitud se mantiene cantando al unísono, con Firth muy feliz de animar a las masas.

Esta canción se ha convertido para Embrace en algo así como el canto de un equipo de fútbol y todos los fans han adoptado esta canción implacable como un llamado tribal a las armas, al igual que imágenes del álbum, que es reconocible al instante y crean un vínculo indeleble.

Lágrimas fueron derramadas, y es obvio que lo único que no cambia es el poder de esta canción — para siempre. Los rumores dudosos sobre la voz de Danny McNamara han abundado desde el inicio de este resurgimiento -y algunos han sido justificados- aunque esta noche ni una sola nota está fuera de lugar.

También hay una sublime elevación de él en el escenario que hace que su condición física y altura sea aún mayor. Está radiante; él está llegando a la multitud, que es probablemente muy familiar ahora — incluso señalando algunas caras reconocibles-. Lo único que le faltó fue lanzarse desde el escenario.

Ten la seguridad, esta gente te atrapará. Y claro, luego, procederá a comerte. He vuelto al submundo de agitar, brincar y ahogarme, y aquí es donde la multitud llega a ser realmente más fuerte que la banda.

Su canción más emblemática le da un gran aire a lo que es más o menos una colección icónica de fans y la encarnación del nombre de la canción… no hay personas más buenas buenas que estas. Tenemos familia aquí, con seguridad, y el amor que se está compartiendo es absolutamente palpable.

Mientras que en la audiencia hay ojos húmedos y abrazos tiernos, hasta en el escenario el guitarrista Richard McNamara tiene lágrimas en los ojos. Los Remen- fsico endeble, es gil espadachn, rpido en la sul controlan las rutas comerciales terrestres finta y astuto como un chacal, destacando en el con Visirtn y Salmanasar, comerciando con manejo del sable ligero curvo de estilo visirtan.

tejidos, especies y artculos diversos. Aunque no Severo no porta nunca armadura y algunos de son pocos los que se atreven a afirmar que la sus compaero dicen que es ducho en las artes familia tambin mercadea con artculos prohibi- arcanas.

En realidad, Severo es un mago de dos, tales como componentes alqumicos, armas poder considerable su nivel quedar a criterio y objetos robados.

Nadie ha conseguido probar del Narrador. nunca este extremo, empero. Sea como fuere, Magnus Remesul es capitn de este prestigioso La Vigilia Serena: Aparte de la Guardia Real, cuerpo, aunque es mal considerado por muchos existe una pequea dotacin de polica, denomi- de sus compaeros, debido a su carcter indo- nada Vigilia Serena, integrada por unos 60 hom- lente y su malhumor.

Es de aspecto bruto y des- bres comandados por 6 sargentos. A diferencia aliado, grueso y aparentemente torpe, aunque de la Guardia Real, estos hombres se encargan es simple apariencia, ya que cuando se enfrenta de resolver disputas menores, patrullar las calles al peligro puede llegar a ser un temible adversa- y cementerios, mantener iluminadas las calles rio, si bien Magnus aplicar su maliciosa astucia a la noche, hacer las veces de serenos, asistir y retorcida inteligencia para conseguir sus fines a la guardia, procurar el mantenimiento de las antes que recurrir al enfrentamiento fsico direc- puertas de la ciudad y dems mobiliario pblico.

Magnus luce un parche en su ojo derecho y Estos hombres estn equipados con armaduras varias cicatrices en su barbilla. Un ridculo bigo- de cuero ligeras de color verde oscuro y portan te fino corona sus labios.

espadas cortas, hachas arrojadizas, lanzas cor- tas o dagas. La mayor parte de la Vigilia Sere- Nota: En nuestra campaa, Magnus es una na patrulla las calles a la noche y no es difcil manzana podrida en el cesto de la ciudad de encontrarles en los lugares ms recnditos de la Marvalar, ya que est en tratos con gentes del ciudad, en sus callejones ms oscuros y aparta- hampa local, tanto de Marvalar como de Roble- dos.

Nadie conoce la ciudad mejor que ellos. da, en especial la organizacin de Tiran Robleal- bo. Magnus no dudar en usar su cargo en su Los Serenos, como son comnmente conoci- propio beneficio, bordeando la ley cuando no dos, son generalmente guerreros de nivel ignorndola para alcanzar sus metas y benefi- Los sargentos de la Vigilia Serena, denominados ciarse a s mismo y a su propia familia.

Si bien oficialmente Sargentos Serenos, son hombres es cierto que algunos compaeros sospechan de especialmente escogidos por su valor y arrojo.

l, an no han podido reunir pruebas suficientes Muchos de ellos son veteranos del ejrcito o de para incriminarle. la Guardia Real. Solamente existen 6 sargentos en activo, cada uno de ellos con 10 hombres Severo Nimfidius: Hombre enjuto, espiga- asignados a su mando y con la responsabilidad do y alto, de movimientos grciles y elegante sobre una sector determinado de la ciudad.

Los en su hablar y en sus gestos. Hombre distin- sargentos son guerreros de nivel guido, honesto y honorable, miembro de una noble familia. Severo es un caballero agraciado, de pelo blanco y cuidada barba.

Aunque su ras- go ms caracterstico es su penetrante mirada inquisitiva, con sus enormes ojos grises, que bri-. Nadie como Labeo conoce Alfenus de Robleda: Nacido en la ciudad la ciudad y sus subterrneos. De igual modo, no CAPTULO 3: CIRINEA. del Roble Blanco hace 26 aos, Alfenus es un hay nadie con ms contactos en Marvalar que el hombre amable, aunque algo displicente, siem- viejo Labeo.

No porta armadura, y se ayuda para pre dispuesto para el trabajo y efectivo. De corta caminar con una lanza corta del ejrcito. estatura, algo contrahecho y amplio de hom- bros. Alfenus muestra una melena corta casta- Martialis: Martialis es el ms joven de los a, de pelo aceitoso que centellea a la luz de las sargentos, hombre decidido, resuelto y valien- antorchas.

Sus ojos son negros y pequeos, algo te, que no parece amedrentarse ante nada, pero mezquinos, con un brillo sutil de astucia en su cuya experiencia, al contrario que su compae- mirada. No tiene barba ni bigote. Alfenus est ro Labeo, es casi inexistente. Martialis posee un armado con un par de dagas de plata y porta la gesto ceniciento, inocente an, con una intensa tpica coraza ligera de cuero verde de los Sere- mirada de ojos azules adornando unos rasgos nos.

agraciados y bien proporcionados. Martialis est equipado con la cota de cuero verde oficial de Druso el Negro: Druso es uno de los ms los Serenos, espada corta del ejrcito, daga y eficientes y resolutivos sargentos de los serenos fanal de vidrio verde.

Tambin usa una honda de de Marvalar. Su mirada acerada, distante, en oca- tanto en cuando. Es oriundo de Marvalar, pro- siones ausente, se hace respetar entre sus hom- tegido de Magnus Remesul, quien lo recomen- bres. Druso es algo altivo, de trato difcil y algo d para ocupar este puesto en la Vigilia Serena.

Su rostro de rasgos afilados enmar- Martialis no est al tanto del carcter corrupto ca siniestramente unos ojos azules de color vivo de Magnus, y ste espera en el futuro servirse intenso, que se asoman sobre una enorme nariz de la candidez e inexperiencia de su protegido aguilea.

Su pelo es corto, abundante y negro, para mantenerse informado de lo que ocurre de ah su curioso sobrenombre de el Negro. en el seno de esta organizacin. Corresponde al Sus orejas son pequeas y su mandbula grande Narrador decidir cmo acabar esta relacin y poderosa, cubierta por una espesa barba zai- na bien arreglada.

Druso es natural de Olmeda, Brentor del Vado: Brentor es un hombre de y sirvi 10 aos en el Ejrcito del Oeste, pro- mediana edad, silencioso y reservado, aunque en tegiendo la frontera occidental del Reino.

Est ocasiones puede mostrarse rudo y cortante en el armado con una espada corta del ejrcito y una trato. Brentor es un hombre corriente, de pelo cota de malla de confeccin militar. A la noche, castao y ojos marrones, complexin fuerte y siempre porta un fanal de aceite con los vidrios grandes manos.

Pas buena parte de su infancia tintados de un color verde caracterstico. y juventud trabajando en los campos de labran- za del noroeste.

Poco tiempo despus ingres Labeo Cedifor el Viejo: Labeo es un hom- en la Guardia Real, pero fue expulsado de la bre delgado, encorvado, cargado de hombros, misma por un asunto turbio relacionado con de aspecto enfermizo y entrado en aos. Labeo unos sobornos que supuestamente acept de un vive sus ltimos das como sargento, ya que se gremio de ladrones local.

Ms tarde, exonerado rumorea que, debido a su avanzada edad, pron- por falta de pruebas, fue admitido en la Vigilia to ser reemplazado en su puesto. A pesar de Serena, donde se ha ganado el respeto de sus ello, y dada su dilatada experiencia, es uno de compaeros tras varios aos de servicio ejem- los sargentos ms sabios y respetados por el plar.

Brentor sirvi a las ordenes de Magnus en populacho. Su cara es fiel reflejo de sus muchas su paso por la Guardia Real. Siempre defendi y variadas vivencias, evidenciando el cansancio y su inocencia, aludiendo a una mano negra tras hartazgo de una vida entera vigilando el sueo su acusacin y posterior expulsin del cuerpo;.

atesorar en los salones bajo la montaa una gran cantidad de reliquias y objetos de poder que le Tertius: Tertius es un hombre decidido, permitiran, llegado el caso, regresar a Neferu. CAPTULO 3: CIRINEA valiente y resuelto, de esos hombres que pare- y destruir a sus enemigos, incluyendo al propio cen no temer a nada ni nadie.

Oriundo de Sal- Faran. Pero un buen da, sin que nadie supiera manasar, abandon tiempo atrs su ciudad para la razn, el cirineo desapareci sin dejar rastro, establecerse en Marvalar. Nadie sabe a ciencia la fragua se apag y el triste penacho negruzco cierta cules fueron los motivos de su marcha.

que escapaba montaa arriba dejo de verse de Tertius perteneci a la infantera de marina de una vez por todas. Desde entonces, nadie en su Salmanasar, y con tan distinguido pasado, no sano juicio se ha aventurado bajo la montaa, tard en ser admitido en la Vigilia Serena aun- pues son muchos los que creen que un gran mal que intent ingresar en la Guardia Real, pero las an perdura all, un mal que no debe ser moles- leyes del reino prohben el acceso a extranjeros tado, por el bien de toda la Marca.

no nacidos en las Marcas. Nota: En realidad, y este dato es desconocido por todos, Tertius es un espa de Salmanasar El Barro Hirviente: Cerca de la Montaa del infiltrado en los serenos con el cometido de fil- Cirineo Spatha , existe un pramo estril don- trar informacin y mantener al tanto de lo que de apenas crece nada.

All pueden encontrarse ocurre en la ciudad a las autoridades de la rep- charcas de barro hirviente y fumarolas que escu- blica. pen de tanto en cuanto vaharadas de agua sulfu- rosa muy caliente.

Es un lugar siniestro y apesto- so, que toda criatura viviente evita en lo posible; un lugar que se dice maldito por los dioses y Localizaciones de inters habitado por criaturas horribles y espectros de pocas pasadas. Algunos sabios afirman que en este desolado rincn de la Marca, ha tiempo que La Montaa del Cirineo: Hace muchos, hubo una batalla entre dos poderosas entidades muchos aos, un poderoso hechicero cirineo tan antiguas como las pirmides de Semerkhet.

huy de Neferu perseguido por la clera del La lucha fue cruel, despiadada, desatndose faran. Tras vagar aos enteros por el desier- fuerzas de un poder ignoto, que transformaron to, consigui cruzar el estrecho y poner su pie la tierra, tornndola en un lamedal baldo y ayu- en Valion.

Alimentado su odio por una incon- no de vida. tenible sed de venganza, el cirineo busc refu- gio en el interior de unas viejas cuevas a los pies Ciertamente, es un inhspito marjal pantanoso de un volcn extinto cerca de la costa, llamado de aguas sulfurosas y hediondas donde la vida entonces Spatha.

Durante lustros, gracias a sus vegetal se reduce a unos cuantos matorrales poderes, se construy todo un complejo subte- raquticos, de follaje ralo y tallos endebles y que- rrneo bajo la montaa, reclutando sirvientes, bradizos.

Apenas unos cuantos rboles subsis- esclavos y criaturas horribles encadenadas a su ten en el pantano venenoso, hundiendo sus ra- voluntad, que trabajaron en sus minas y talle- ces, como garras de cuervo, en el escaso terreno res, en experimentos horribles, alimentando la firme que hay entre las charcas humeantes y los fragua, provocando que una perenne columna mangles de enredadera espinosa.

La vida salvaje de humo emanase da y noche del crter del vol- es, igualmente, muy escasa, pues pocas son las cn, como un siniestro penacho negruzco que criaturas capaces de sobrevivir en un ambien- adornase la cumbre nevada del lgubre monte te tan ponzooso. Ni tan siquiera las estirges o del cirineo.

Aos y aos de investigacin mgica las chirriantes chotacabras vuelan por el marjal,. Slo algunos repugnantes de bruja. Rumores de ultratumba llenan el aire insectos, fundamentalmente mosquitos de patas de ritmos y salmodias siniestras, acompasadas zancudas y grandes moscones pegajosos, moles- con el ulular de la brisa glida de sepulcro.

Hay CAPTULO 3: CIRINEA. tan a los incautos visitantes, amn de escaraba- aqu un gran secreto enterrado, una maldicin jos de fuego, gusanos que se alimentan del cieno ms all de este tiempo, que duerme un sueo y algn tipo de lagarto o tritn ponzooso que eterno que no debe ser importunado.

La pesa- calienta su sangre en las hirvientes fosas de azu- dilla de criaturas ms antiguas que la Luz y la fre. Sombra, que el mundo y sus horas, emplazadas en el olvido y la congoja de lo que est por venir, Se dice que una horrible criatura de ultratum- millones de aos despus de que el ltimo de los ba reina sobre el humo amarillo y neblinoso del hombres muera solo, los dioses olvidados ni- Barro Hirviente, pero, seguramente, esto no ser camente los Antiguos restarn sobre la Tierra y ms que otro de esos cuentos que se narran a la bajo ella.

luz de la hoguera en las fras noches de invierno. Comarcana: Entre la Fortaleza del Vado y el El Zarzal: Entre el Barro Hirviente y la Cuen- Coto del Draco, encontramos un pequeo bos- ca de los Trolls o Cuencatroll, existe un brazo que lleno de vida regado por las aguas del Draco de abrupto terreno cubierto por zarzales espi- y su afluente, el Metauro.

En estas frondas hay nosos intrincados y espesos. Resulta compli- importantes explotaciones madereras. Aparte cado atravesar esta barrera natural, aunque no de ello, la caza es abundante aqu, principalmen- imposible.

El viajero prudente preferir rodear te crvidos y cerdos salvajes. Hacia el sur de la estos setos erizados de espinas para desviarse Cormarcana se emplaza la villa de Castamir.

hacia el sur y avanzar cerca de la costa, donde Muchos de los habitantes de este pueblo traba- el terreno es ms amable para el peregrino, pues jan en la industria de la madera y el cultivo de los se dice que en lo ms profundo de los zarzales, campos, la caza y la apicultura.

escondido entre las pas y la hojarasca, existe un extrao portal mgico, un crculo de piedra enhiesto, adornado por arcanas runas de poder que es capaz de transportar a todo aquel que ose Bosque Real: Este esplendoroso bosque de traspasar su umbral a algn otro lugar lejano y conferas y robles centenarios es un coto privado misterioso, de donde nadie vuelve o casi nadie.

al que slo pueden acceder los monarcas coro- nados de la corte de Marvalar, sus nobles, vasa- llos de alta alcurnia y guardias reales; no obstan- te, es normal que se expendan permisos o licen- Valle Oscuro: Si hay un lugar que las gentes cias para que algunos guardabosques, cazadores de la Marca evitan a toda costa, ste es sin duda y leadores, mantengan y cuiden estos bosques Valle Oscuro.

Esta depresin boscosa es un rin- reales. Siendo un lugar de acceso restringido y cn neblinoso, aciago y ttrico, donde la luz ape- limitado, ha sido poco explorado y se dice que nas llega a tocar el suelo, ahogada por el denso en la espesura, en lo ms profundo de Bosque ramaje que recoge y oprime el aire, dotando a Real, existen construcciones grandiosas de otras la hondonada de una pesada y densa atmsfera pocas que esconden misterios extraordinarios.

decada y preada de tristeza y soledad perennes. Un silencio sobrecogedor reina imperturbable en el valle, silencio espeso, compacto casi. Pero todo cambia al anochecer, cuando el crepsculo Castamir: Castamir es un pequeo pueblo llega, entre luces mortecinas apenas filtradas por emplazado entre las Lomas Brunas y Bosque.

Las buenas gen- Mantoverde: Desde Marvalar a Las Barrancas, tes de la villa se dedican fundamentalmente a la en la ribera occidental del Draco, hay una vasta agricultura y la minera.

Destaca el monasterio extensin de campo herboso, una planicie verde de Rocagrs, emplazado en sus proximidades. donde pastan los rebaos y recuas de trajn que.

CAPTULO 3: CIRINEA labran los campos que tachonan la llanura. Es comn ver pequeos grupos de agricultores con sus aperos al hombro dirigindose a sus tierras El Yermo: Hacia el norte de la Fortaleza del de labor, as como pastores, acompaados por Vado, ya cerca de las frondas de los elfos, existe guardas de vecera, guiando a sus rebaos por un pramo desolado, estril y huero donde nada el llano.

Slo unos pocos rboles esquelticos, de ramas largas y delgadas como dedos de esque- leto, se aferran testarudamente a la tierra des- nuda, amarilla y reseca. El Yermo es realmente Fuerteloma: Fuerteloma es una fortaleza de la una angosta hondonada terrosa de barrancos, Marca donde hay acantonado un destacamento buzamientos y terraplenes de roca menuda, con de dos batallones del Ejrcito del Oeste que se numerosas cuevas y galeras que comunican con encargan de garantizar la seguridad de los cam- antiguas construcciones hipogeas que se hun- pos de labranza de Mantoverde.

Se trata de un den en las entraas de la tierra. Hace muchos, punto fortificado de mota empalizada y foso. muchos aos, este angosto valle era una prspe- ra explotacin minera de plata y oro, rebosante de vida, donde los obreros trabajaban en los terraple- nes y las minas todo el da, para volver a la noche a sus campamentos mineros.

Todo fue bien hasta que algo despert, muy abajo en la mina, en los tneles y entibados ms profundos y recnditos del complejo. Algo maldito y horrible, que masacr a cientos de mineros y maldijo el lugar, tornndolo en un valle desangelado y solitario que nadie se atreve a pisar. Hay noticias de numero- sos grupos de aventure- ros que, haciendo acopio de valor, se decidieron a internarse en la oscuridad de la mina pero no se sabe de ninguna expedi- cin que haya vuelto.

tra cerca del corazn de las Rocas del Draco. Ninguna planta acutica crece en este estanque, dejando el fondo de rocas claramente visible a CAPTULO 3: CIRINEA. En la cara interna Rocas del Draco: A la vera del Camino Vie- de cada roca del Draco, bajo una gruesa capa jo de la Mantcora Camino Mantcora hay una de musgo y liquen, se encuentran antiguas runas extensa y frondosa arboleda que esconde una grabadas.

Ningn musgo ni liquen adorna la enigmtica construccin de poca remota. Se cara externa de las rocas, mostrando bajorrelie- trata de un crculo de dlmenes megalticos de ves de dracos horribles.

piedra gris oscura, en torno a una losa central, circular, emplazada sobre cuatro grandes sillares a modo de altar ceremonial. Nadie sabe la utili- dad de este lugar, pero se cree que bajo los blo- Coto del Draco: El Coto es una famosa posa- ques ptreos hay un templo subterrneo del que da del Camino Mantcora, un remanso de paz y poco se sabe.

No se conoce la forma de acceder seguridad en la peligrosa va, muy prxima en al mismo, caso que exista en realidad. esta zona a Valle Oscuro. Debido a su locali- zacin, cuenta con un retn de guardias fuerte- Las doce rocas del Draco estn ocultas en el mente armados para su defensa.

extremo oeste de la Colinas Brunas, hacia el sudoeste del Coto del Draco en el Camino de El Coto se encuentra en la cima de una pequea la Mantcora. Estas antiguas piedras granticas colina, y es el nico asentamiento conocido que sobresalen 3 metros del suelo y tienen 1 metro existe en la zona.

Segn asciende el sendero por de grosor, formando en conjunto un crculo de la ladera de la colina, ste se ensancha y allana unos metros de dimetro. Piedras horizon- repentinamente, formando una pequea vagua- tales forman arcos trilitos gigantescos sobre el da abrigada y cubierta de pinos en la que se alza par de piedras ms al norte, ms al oeste y ms la empalizada.

Cerca de la base de la colina fluye al este, y una cuarta piedra horizontal agrietada un arroyo pequeo, aunque en poca de deshie- y rota en pedazos yace cerca del par de menhires lo se transforma en una rambla muy caudalosa.

ms al sur. Un estanque de 10 metros de di-. No fue fcil trabajar en estos pramos, ya que establos, la casa de baos y la posada propia- el trasgo es fuerte al norte y otras muchas cria- mente dicha. El primero est construido com- turas horribles tienen su hogar en estas tierras pletamente en madera y slo tiene un piso, en olvidadas.

CAPTULO 3: CIRINEA el que hay lugar para un mximo de 40 montu- ras. Normalmente, aparte de los animales de los Pero lo peor lo encontraron los enanos en el clientes y viajeros, se encuentran aqu algunos interior de la tierra, muy abajo.

Nadie sabe qu, mulos de los arrieros locales. La casa de baos pero aquello que despert en las profundidades tambin ha sido levantada en madera e inclu- acab con los enanos. Nadie sobrevivi para ye las letrinas. El tercer edificio, el de la posada, contarlo. Se cuenta que una extraa plaga con- cuenta con dos pisos, adems de stano y una virti a los enanos en piedra, un poder dormido pequea torre mirador que se eleva por encima que fue molestado en su descanso y desat su de la empalizada, y desde la que puede divisarse clera sobre los mineros.

Ese poder an aguar- toda la cuenca del Draco, as como buena parte da en la Mina Vieja, esperando a alguien con de trecho del camino un guardia siempre otea suficiente poder para arrostrarlo sers t ese desde la atalaya.

La posada tiene un primer piso hecho de piedra, y en l se encuentran la cocina, el amplio saln El Faro: El Faro de la Marca era un viejo pues- principal, la despensa, un comedor privado ms to de vigilancia adelantado, guarnecido por una pequeo y elegante, una pequea sala biblio- tropa estable de soldados.

La fortaleza fue cons- teca y los aposentos del posadero Labeo y su truida aprovechando una vieja construccin esposa Dolabella.

Adems hay unas escaleras enana en el interior de una loma solitaria en la que conectan con la segunda planta, as como vertiente ms septentrional del Valle Angosto de otras para descender al stano. El segundo piso la Linde Norte, cerca del Bosque de las Araas.

es de madera, y en l se localizan las habitacio- Este bastin fue arrasado por una enorme hues- nes para los huspedes, 20 en total: Cuatro gran- te orca hace mucho tiempo.

Tras das de asedio, des inquilinos , 6 medianas inquilinos la guarnicin sucumbi y la fortaleza fue toma- y 10 pequeas inquilinos. Todas ellas son da al asalto. Los escasos supervivientes fueron de una calidad ms que aceptable, cuentan con pasados a cuchillo por los horribles orcos.

La estufa, ventanas al exterior, jergones de paja con partida de guerra que se envi desde Marvalar mantas y una palangana con jofaina. El stano para asistir a la tropa asediada no lleg a tiempo, es una gran sala subterrnea que hace las veces y tan slo pudieron contentarse con dispersar a de despensa y lagar.

las huestes trasgoides, ocupadas ya en saquear lo que quedaba de fortaleza. Despus de aquello, se abandon la vieja idea de pequeas fortalezas La Mina Vieja: Muy al norte, ms all del Bos- de frontera aisladas para vigilar la Marca a favor que de las Araas, el terreno se hunde, formado de patrullas mviles de vigilancia y partidas de una depresin natural que abarca hasta donde guerra con soldados fuertemente armados.

alcanza la vista. Aqu, muchos aos atrs, hubo una gigantesca explotacin minera que horad Aunque hay viejos caminos que conducen hasta la tierra, creando docenas de niveles subterr- las ruinas, estas sendas son peligrosas y solita- neos que forman una intrincada red laberntica rias.

Uno debe andarse con sumo cuidado. Nun- en el subsuelo. Los enanos de Moru trabajaron ca se sabe que puede encontrarse en la siguiente en este desolado terreno durante generaciones, colina ni bajo ella. al amparo de los tratados comerciales firmados con las gentes de las marcas y los elfos de Esme-.

en el castillo de Ermegar. La fortaleza pertene- del Draco y Robleda. Para cumplir esta misin, ce desde tiempo inmemorial a la familia Erme- el conde cuenta con tres compaas del Ejrcito gar, representada hoy por el conde de Ermegar, del Este que patrullan constantemente el cami- Lucius Scipio Ermegar, Guardin del Camino.

CAPTULO 3: CIRINEA ta con numerosas habitaciones para acoger a los viajeros, incluyendo establos para las bestias, taberna con amplios comedores y barraco- nes para la tropa, amn del edificio principal: el palacio fortificado de la familia Ermegar.

Aqu viva Laurana Ermegar antes de su misteriosa desaparicin, hija de Lucius y la princesa elfa Laurantia de Florisel, sobrina de Florisel, des- posada con el poderoso conde para reforzar la alianza poltica y militar entre el reino de Esmeril y Reino Bosque.

Aunque el enlace tuviera un componente estratgico y polti- co nada desdeable, entre el conde y la princesa surgi repentinamen- te el amor.

Lucius adora a su mujer, de cuyo seno es fruto la hermosa Laurana, que ha heredado la belleza imperecedera de su madre y el ardor guerrero de su padre. Laurana es, por tanto, una semielfa, algo muy poco habitual en la Marca, ya que los elfos son seres esquivos, altivos y orgullo- sos, que no gustan de relacionarse con otras razas, especialmente los enanos.

Sin embargo, hace un lustro, Laurana desapareci si dejar rastro y no se ha vuelto a saber de ella. Desde entonces, su familia la busca sin des- canso, seguros de que algo tenebroso y extrao se oculta tras este desgra- ciado acontecimiento.

Hace aos, sola pieza de roca oscura que se erige enhiesta un grupo de intrpidos aventureros regres a CAPTULO 3: CIRINEA. en mitad de una planicie herbosa desprovista de Robleda relatando, despus de aos de ausencia, arbolado. Nadie sabe muy bien quin o qu eri- un extrao viaje que les llev desde un miste- gi aqu este menhir y por qu razn.

La roca rioso portal mgico, en algn lugar de El Zar- esta parcialmente pulida y muestra un rostro zal, hasta el interior de un zigurat una pirmide humano en su cara sur.

truncada en lo profundo del bosque, donde unos sectarios adoraban a un diosa horrible con forma de araa llamada Atlach-Nacha. Quebradas de la Cinaga: Hacia el oeste del Gran Pantano, se alzan como dientes de saurio las mticas Quebradas de la Cinaga, extendin- dose desde Pasoraudo al sur hasta casi alcanzar el punto donde el Arroyosauce se separa de su hermano mayor, el gran Draco, muy al norte, cerca de la Mina Vieja.

Desde lo alto de las coli- nas se puede contemplar la extensin verde ama- rillenta del vasto Gran Pantano, que llega con lenguas de agua apestosa a lamer las faldas de las lomas quebradas, mientras que a espaldas del observador descansa, como dormido, el Bosque de las Araas, como una tapiz verde oscuro que atrapara la luz mortecina del crepsculo para no dejarla escapar.

La sierra es hogar de todo tipo de criaturas, incluyendo a los trasgos y grandes trasgos, que Bosque de las Araas: Sin duda, uno de los habitan en complejos subterrneos en el interior lugares ms peligrosos de la Marca.

El Bosque de las montaas de la cinaga. de las Araas es de una espesura casi sobrena- tural, donde las copas de los rboles se entrela- zan de manera caprichosa, enredndose en un El Gran Pantano: El Gran Pantano es un intrincado diseo que apenas deja pasar la luz, paraje mtico para todo habitante de la Marca, un convirtiendo el bosque en un lugar oscuro don- lugar que ha desempeado un importante papel de anidan las araas, algunas de ellas enormes.

en la historia de Robleda. Desde tiempo inme- Estos arcnidos tejen sus redes como gigantes- morial, los primeros asentamientos humanos en cas cpulas de seda, que colgarn mgicamente la regin se las tuvieron que ver con las belicosas de las bvedas naturales que forma el ramaje al tribus de hombres lagarto que habitan las oscu- entrelazarse las copas.

Penetrar por accidente ras marismas, y con cosas an ms horribles, o voluntariamente en una de estas cpulas de engendradas en la oscuridad del mangle, entre araa es un acto descabellado, pues estas criatu- nubes de mosquitos y el olor infecto del cieno.

ras son muy agresivas y poseen una mordedura Todo lo que surge en esta cinaga inmensa es letal, gracias a su efectivo veneno. CAPTULO 3: CIRINEA Los hombres labraron la tierra, y ensancharon el curso del Arroyosauce para que las velas de la Reina llegarn hasta los muelles de la ciudad.

Las murallas crecieron y se ensancharon, las torres despuntaron al cielo erizadas de gallardetes y banderolas y las almenaras de la Marca se encen- dieron por primera vez, orgullosas y brillantes, para que la gloria del Reino se vislumbrase ms all de las aguas turbulentas del estrecho, con ms intensidad que las centellas sobre el Liafdag y los faros de Utmose.

Era la luz de la Marca. El Bosque Negro: Al norte de Fonda, se extiende el viejo Bosque Negro, que sirve de barrera natural entre la llanura de Eltauro y los Pramos del Pasto, al sur del Camino del Comercio, va natural de entrada a los vados del Arroyosauce, en Pasoraudo al norte y Robleda al sur.

Su posicin estratgica como llave al cora- zn de la Marca ha estado siempre muy presente maligno per se, impelido por un oscuro impulso en la mente de los seores del este, de ah que que yace en lo ms profundo del Gran Pantano.

sus lindes meridionales estn guardadas por las patrullas de Ermegar, guardianes del camino. Hay varios poblados de hombres lagartos dise- El bosque en s es un lugar peligroso, infesta- minados por el pantano, as como ruinas y ves- do de alimaas y trasgos.

En la espesura, existe tigios tan antiguos como los luceros de Esmeril. una necrpolis antigua, construida otrora por los seores de los pramos venidos de Eretria, Hace siglos, el pantano se extenda ms all de mucho antes de que el gran Seif al-Din unifi- Pasoraudo, hasta casi tocar las Colinas Azules.

cara a las tribus, cuando los gnolls controlaban En aquellos tiempos, el hombre deba medir su la llanura desde Calvera hasta las frondas de las espada contra el trasgo en los pramos cena- araas.

Con todo, algunos valientes y arrojados colonos se asentaron a la vera del Arroyosau- ce para fundar Robleda, que prosper y creci poco a poco, a pesar del hostigamiento de los La choza de la bruja de los pantanos: En hombres lagarto.

El hombre plant el roble, los lmites meridionales del Gran Pantano vive el gran roble albo, y las gentes prosperaron, y la bruja Zhora Ada los ungolitas la conocen entonces los saurios lanzaron su ataque defini- como Mama Yaga o Baba Yaga , una mujer tan tivo, destruyendo todo a su paso.

Slo el roble anciana como el mundo que, segn se dice, via- sobrevivi a la llama de los malditos, cuando la ja de una lado a otro en su choza, que puede ciudad ardi a su alrededor.

Aos despus, de las desplazar a voluntad con dos enormes patas de gallina que aparecen para levantar la choza y. Slo aquellos ms valientes buscan narlas de personas y objetos a voluntad. Las ms la choza de la bruja, pues es bien conocida su poderosas brujas pueden lanzar una maldicin sabidura y poder; pocos secretos hay en Valion mortal, como si se tratase de un conjuro, que si que la bruja de pata de hueso no conozca.

Pero se falla la tirada de salvacin de muerte provo- CAPTULO 3: CIRINEA. la horrible bruja siempre pide algo a cambio carn el fallecimiento de la vctima en dos das. de sus conocimientos, en ocasiones misiones y Las brujas pueden usar conjuros como si se tra- objetos, en ocasiones cosas terribles.

Las tribus tasen de magos de 11 nivel, pero estn limitadas de los pantanos y los hombres lagarto respetan a a conjuros de nivel 4 como mximo. la vieja y no se atreven a perturbar su hogar por miedo a sus poderes preternaturales. En esta zona, al sur de los pantanos, se dice hay Lomas Brunas: Las gentes de Castamir, hace docenas de tmulos antiguos cubiertos por la aos, cuando an era seguro caminar por los espesa vegetacin, el mangle y las ftidas aguas campos de la Marca sin celo y sin miedo, ascen- estancadas del pantano, infestadas de alimaas.

dan las Lomas Brunas para ver ms all, hacia oriente. Con buen tiempo, en maanas fres- cas de cielo raso y horizonte despejado, poda verse el fulgor amarillo de la milenaria tierra de Bruja Neferu, allende las aguas del Dragn.

Px: 5. Se asemejan a ancianas humanas, perdidos en los anales de la historia. pero de tamao mayor, con cuerpos retorcidos y encorvados, de pelos encrespados, sucios y quebradizos como arbustos resecos. Dotadas de La Cuenca del Troll: Si hay un lugar peli- manos poderosas que pareciesen garras bestia- groso en la Marca, ste sin duda es Cuencatroll.

les, de dedos largos y uas negras. Tienes los Hasta donde alcanza la vista, al norte y al sur, al ojos grandes y negros como su alma, en sus este y oeste, Cuencatroll es una llanura pedrego- caras llenas de pstulas y verrugas.

Las brujas sa, balda, reseca y salvaje donde los trolls son son parientes lejanas de ogros gigantes, y algunos amos y seores, ocultos durante el da en sus sabios dicen que tienen algo de sangre de titn guaridas, para campar a sus anchas por la noche en sus venas.

Su piel es tan dura como el acero y sembrar el terror por doquiera paseen su des- y descollan en conocimientos alqumicos y arca- garbada y monstruosa figura. En sus pramos nos, especialmente en la preparacin de elixi- pelados crece la ipecacuana de recios tallos sar- res, pociones y bebedizos diablicos.

Las brujas mentosos, la manzanilla, las calndulas y la flor son inmunes a la ilusiones de ndole mgico, y del muerto, de color amarillo intenso manchado pueden cambiar su aspecto a voluntad.

Pueden de prpura fnebre, muy apreciada por clri- lanzar implacables maldiciones, as como elimi-. Fistan Muchos viajeros imprudentes han encontrado la muerte en estos campos a manos de los trolls.

CA: 6 Algunos exploradores que han conseguido atra- DG: 7 23 puntos de golpe. Moral: 9 Px: 1. Generalmente pasa aqu la mayor guardar los vados entre Llambria y el Carcavn parte de su tiempo, estudiando sus numerosos de los Druidas y as evitar que los trolls llega- tomos arcanos.

Hace aos comparti aventuras ran hasta ms all de las Quebradas del Este. con su buen amigo Steinkel, pero se retir a la El campamento se llama Pegrin en honor a un tranquilidad de su torre despus de que estuvie- centurin heroico que muri en la Batalla de los ra a punto de morir en unas olvidadas ruinas Tres Ejrcitos, y consta de un recinto cuadran- en el interior del Bosque de las Araas.

Fistan gular empalizado rodeado por un foso, con una es conocedor de las ms antiguas leyendas del torre central provista de dos balistas pesadas. mundo, as como experto en objetos mgicos, y puede identificar cualquier objeto o artefacto arcano por un mdico precio.

La Llambra: Este pequeo valle, ya cerca de Fistan es un ser astuto y muy inteligente, aunque Robleda, al sur de la fortaleza de Ermegar, se algo egosta y de impulsos violentos. En ocasio- caracteriza por sus peas y arboledas frondosas nes est tentado de recuperar su vida de aventu- que rivalizan en altura, rodeando una pequea rero y tal vez, si alguien le ofreciera una misin laguna de aguas cristalinas conocida como El acorde a su talento, se decidira finalmente a vol- Llanto de las Ninfas.

Es esta una zona apacible ver a coger su equipo de campaa. y tranquila, de una belleza natural indiscutible, con grandes peascos de roca caliza prendidos de lquenes y musgo, resguardados por el bos- caje. Hay aqu una rica vida animal y algunos Quebradas del Este: Desde lo alto de las hablan de seres fabulosos, jvenes hermosas murallas de Robleda, mirando hacia el suroes- que los druidas llaman nereidas, dradas o ninfas.

te, se puede ver la silueta recortada de las Que- bradas, tachonada por rboles y riscos aguzados En este lugar tiene su torre el gran mago Fistan.

como escarpias. Al anochecer, segn el sol se oculta tras los peascos de la sierra, sus lade- ras se tien de un color rojo anaranjado que imprime un carcter lbrego y fantasmagrico al horizonte, como se si tratase de la dentadura de un ciclpeo animal mitolgico que arrancara bocados de la misma tierra que lo cobija.

En estas Quebradas hay docenas de oquedades, grietas y cuevas, misterios enterrados de eras. Hay docenas de rocas talladas en que recortan las vaguadas y lechos resecos de honor a Rivulus, preadas de smbolos arcanos riachuelos extenuados como arterias de cadve- y protecciones drudicas de poder excepcional.

CAPTULO 3: CIRINEA res. En este lugar se renen a menudo muchos sir- vientes de la naturaleza, para congregar el poder En las inmediaciones de las Quebradas, hacia el de su seor Valion y su hijo Rivulus y convocar sur, existe un singular hito de piedra, un men- fuerzas que no son de este mundo ni viven bajo hir pulido de roca negra llamada la Pea de la sus reglas.

Mano Encarnada. Segn se cuenta en tabernas de marinos, marca el lugar donde fue enterrado un tesoro legendario, pero nadie jams ha con- seguido dar con l, ni desvelar el secreto de la Playas Sahuagin: Esta costa de suaves y ondu- mano escarlata pintada en la cara sur de la roca.

ladas dunas arenosas, moteadas de rocas redon- deadas y caaverales, ofrece parajes idlicos empero peligrosos, pues es un lugar escogido con frecuencia por los sahuagin para tocar la costa y agredir la Marca con sus razias al comer- cio que nutre el Camino de la Costa entre los villorrios del estrecho y la capital, Marvalar.

En ocasiones se han visto hombres cangrejo emer- ger del agua para llegar a la playa y otras cosas an ms extraas y peligrosas, pues muchos son los misterios que ocultan las aguas abisales de Leviatn, Seor de los Ocanos. Colinas Azules: Hacia el sur de Robleda, hasta prcticamente tocar las murallas de la villa, se extiende una sierra de suaves lomas cubiertas de hierba que corren paralelas al cauce del Arroyo- sauce.

gloria a Quien revistió de esplendor su desnudez de jazmín! Y no os equivoquéis acerca de ella, ¡oh hermanas mías! Porque, al verla, podríais también tomarla por una cúpula de cristal, redonda por todos lados y asentada en una base sólida, o por una taza de plata colocada al revés.

Y a una joven así se refieren con razón estos versos del poeta: ¡Vino a mí la joven, vestida con su belleza cual el rosal con sus rosas, y con los senos firmes, ¡oh granadas!

lo que de una ojeada pude ver de la princesa Esplendor, hija del rey de reyes del Gennistán.. Y CUANDO LLEGO LA ª NOCHE Ella dijo: "¡Y eso es ¡oh hermanas mías! lo que de una ojeada pude ver de la princesa Esplendor, hija del rey de reyes del Gennistán! para prendarte de esa joven espléndida!

Pero ¡por Alah! date prisa a conducirnos junto a ella para que la veamos con nuestros propios ojos. Y al ver su belleza sin par, besaron ellas la tierra entre sus manos, y tras de las zalemas de bienvenida, le dijeron: "¡Oh hija de nuestro rey!

verdaderamente es prodigiosa tu aventura con nuestro hermano el joven! Pero, como la bella Esplendor no diese contestación alguna, se adelantó Botón-de-Rosa y le cogió la mano con sus manos, y le dijo: "¡Con tu permiso, oh señora nuestra! Al ver tu glorioso rostro bañado en el agua de la belleza, ¿quién podrá olvidar su radiante esplendor?

Y al oír estos versos, exclamaron las jóvenes a una, encarándose con Esplendor: "¡Oh princesa! Y miró a Hassán, sonriendo bajo sus largas pestañas. Y Hassán, que no esperaba más que una seña de sus ojos, la cogió en brazos y se la llevó a su aposento.

Y se endulzó con todo aquello hasta el límite de la dulzura; y lo mismo le ocurrió a ella. Y experimentaron ambos en poco tiempo el colmo de todas las alegrías del mundo.

Y el amor a la joven se incrustó en el corazón de Hassán más que todas las pasiones. Por tanto, ¡gloria a Alah, que une en las delicias a sus creyentes y no les escatima sus dones dichosos! Y he aquí que Hassán y Esplendor estuvieron juntos de tal suerte cuarenta días, transcurridos en el seno de las alegrías que proporciona el amor.

Y las siete princesas, especialmente Botón-de-Rosa, se esforzaron por variar cada día los placeres de ambos esposos, y hacerles la estancia en el palacio lo más agradable que les fué posible. Pero al cabo del día cuadragésimo, Hassán vió en sueños a su madre, que le reprochaba por haberla olvidado, mientras ella se pasaba los días y las noches llorando sobre la tumba que hubo de erigirle en la casa.

Y al oírle llorar, acudieron sus hermanas, las siete princesas; y Botón-de-Rosa, más desolada que todas las otras, preguntó a la hija del rey de los genn qué le había sucedido a su esposo. Y contestó Esplendor: "¡No lo sé! Y CUANDO LLEGO LA ª NOCHE Ella dijo: ".

y acabó por contar su sueño, lamentándose mucho. Entonces le tocó a Botón-de-Rosa llorar y gemir, en tanto que sus hermanas decían a Hassán: "En ese caso, ¡ oh Hassán! no podemos retenerte aquí más tiempo ni impedirte que regreses a tu país para volver a ver a tu madre querida.

Y cuando recobró el conocimiento, recitó tristemente versos de adiós, y sepultó la cabeza en sus rodillas, rehusando todo consuelo. Y Hassán empezó a besarla y a acariciarla; y hubo de prometerle por juramento que volvería a verla una vez al año.

Y mientras tanto, sus otras hermanas, a ruegos de Hassán, se pusieron a hacer los preparativos del viaje. Y cuando estuvo todo dispuesto, le preguntaron: "¿De qué manera quieres volver a Bassra?

Después dijo a Hassán: "¡Hay que hacer así! Y al instante surgieron de todos los puntos del horizonte camellos grandes, dromedarios de carrera, mulas y caballos. Y todo aquel rebaño al galope acudió a alinearse tumultuosamente en una fila muy larga con los camellos primero, detrás los dromedarios, y por último las mulas y los caballos.

Entonces las siete princesas escogieron los animales mejores y despidieron a los demás. Y cargaron a los que habían escogido con fardos preciosos, regalos, efectos y provisiones de boca. Y en el lomo de un gran dromedario de carrera, pusieron un magnífico palanquín con dos asientos para los dos esposos.

Y entonces comenzaron las despedidas. cuánta amargura guarda la copa de la separación! hubiera de sustraerse a tu dolor tan pronto! Y la caravana se puso en marcha entre los gritos desgarradores de las despedidas, y desapareció a lo lejos, mientras Botón-de-Rosa caía desvanecida.

Y con la rapidez del ave, atravesó la caravana valles y montañas, llanuras y desiertos, y con el asentimiento de Alah, que escribióle la seguridad, llegó a Bassra sin contratiempo. Cuando llegaron a la puerta de la casa, Hassán oyó a su madre gemir y deplorar dolorosamente la ausencia de su hijo; y se le llenaron de lágrimas los ojos, y llamó a la puerta.

Y desde dentro, preguntó la voz cascada de la pobre vieja: "¿Quién hay a la puerta? Y Hassán le prodigó sus cuidados, con ayuda de su esposa, y la hizo volver en sí. Entonces se le colgó al cuello ella, y se besaron con ternura, llorando de alegría.

Y tras de los primeros transportes, Hassán dijo a su madre: "¡Oh madre, he aquí a tu hija, mi esposa, que te traigo para servirte! Y le dijo: "¡Quienquiera que seas, hija mía, bien venida seas a la casa que iluminas!

Y Hassán, entonces, se puso a contar a su madre toda su historia, desde su desaparición súbita hasta su regreso a Bassra, sin olvidar un detalle. Y la madre quedó maravillada de lo que oía en el límite de la maravilla, y no supo qué hacer para honrar, con arreglo a su rango, a la hija del rey de reyes del Gennistán.

Por lo pronto, se apresuró a ir al zoco a comprar todo género de provisiones de primera calidad, y después fué al zoco de las sederías, y compró diez trajes espléndidos, lo más caro que tenían los mercaderes de más prestigio; y se los llevó a la esposa de Hassán, y la vistió con ellos, poniéndole a la vez los diez, uno encima de otro, para demostrarle así que nada era demasiado para su rango y su mérito.

Y la besó como si fuese su propia hija. Y luego se puso a guisar manjares extraordinarios y pasteles a ningunos otros parecidos. Y no escatimó nada para halagarla, colmándola de cuidados y de atenciones delicadas.

Tras de lo cual, se encaró con su hijo, y le dijo: "No sé ¡oh Hassán! pero me parece que la ciudad de Bassra no es digna del rango de tu esposa; más valdría en todos sentidos para nosotros que nos fuésemos a vivir a Bagdad, la Ciudad de Paz, bajo el ala protectora del califa Harún Al-Raschid.

Tras de lo cual, cogió el tambor mágico e hizo resonar la piel de gallo. En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana y calló discretamente. Y al punto surgieron del fondo de los aires grandes dromedarios que fueron a ponerse en fila a lo largo de la casa.

Y Hassán y la madre de Hassán y la esposa de Hassán cogieron lo que habían guardado como lo mejor por ser cosas preciosas y ligeras de peso, y montando en su palanquín, pusieron los dromedarios a paso de carrera.

Y en menos tiempo del que se necesita para distinguir la mano derecha de la mano izquierda, llegaron a orillas del Tigris en las puertas de Bagdad. Y Hassán tomó la delantera, y fué en busca de un corredor para que le adquiriese, por el precio de cien mil dinares, un magnífico palacio propiedad de un visir entre los visires.

Y apresuróse a conducir allá a su madre y a su esposa. Y amuebló el palacio con un lujo fastuoso, y compró esclavos de ambos sexos, y mozos jóvenes y eunucos. Y no escatimó nada para que su tren de casa fuese el más notable de toda la ciudad de Bagdad.

Instalado de aquel modo, Hassán llevó desde entonces en la Ciudad de Paz una vida deliciosa con su esposa Esplendor, rodeados ambos de cuidados minuciosos por parte de la venerable y anciana madre, que todos los días se ingeniaba para confeccionar un manjar nuevo y ejecutar las recetas de cocina que aprendía de sus vecinas y que se diferenciaban mucho de las recetas de Bassra; porque en Bagdad había muchos platos que no podían fabricarse en ninguna otra parte sobre la faz de la tierra.

Y he aquí que al cabo de nueve meses de llevar aquella vida encantadora y disfrutar de aquella alimentación especial, la esposa de Hassán parió felizmente dos hijos varones y gemelos, como lunas.

Y al uno se le llamó Nasser, y al otro Manssur. Pero, al cabo de un año, el recuerdo de las siete princesas se ofreció a la memoria de Hassán a la vez que el recuerdo del juramento que les había hecho. Y experimentó el más vivo deseo de volver a ver a Botón-de-Rosa principalmente. Hizo, pues, los preparativos necesarios para aquel viaje, compró las telas más hermosas y las cosas más hermosas que pudo encontrar en Bagdad y en todo el Irak y le parecieron más dignas de ofrecerse como regalos, y participó a su madre el proyecto que había formado, añadiendo: "Sólo quiero recomendarle una cosa hasta el límite de la recomendación y mientras dure mi ausencia: que guardes cuidadosamente el manto de plumas de mi esposa Esplendor, que tengo escondido en el sitio más secreto de la casa.

has de saber que si, para nuestra mayor desgracia, mi esposa querida tuviese ocasión de volver a ver ese manto, se acordaría al instante de su instinto original, que es el vuelo de las aves, y no podría por menos de volar de aquí, aun contra los impulsos de su corazón!

Además, te recomiendo que la cuides bien, ya que está delicada y acostumbrada a los mimos, y que no dejes de servirla por ti misma con preferencia a las servidoras, que no saben como tú lo que es preciso y lo que no es preciso, lo que conviene y lo que no conviene, lo que es fino y lo que es grosero.

Y sobre todo, madre mía, no la permitas poner el pie fuera de la casa, ni sacar la cabeza por una ventana, ni siquiera subir a la terraza del palacio, pues temo mucho que el aire libre y el espacio la incite de alguna manera o por alguna parte.

y calma tu espíritu! y es que no prolongues tu ausencia lejos de nosotras más que el tiempo preciso para ir y volver tras una corta estancia junto a las siete princesas! Y no sabían lo que les reservaba lo desconocido en el libro del Destino, en tanto que la bella Esplendor oía todas las palabras que se dijeron y las fijaba en su memoria.

Así, pues, Hassán prometió a su madre que no se ausentaría más que estrictamente el tiempo necesario, y se despidió de ella, y fue a besar a su esposa Esplendor, y a sus dos hijos, Nasser y Manssur, que mamaban al pecho de su madre.

Tras de lo cual, tocó la piel de gallo del tambor Tras de lo cual, tocó la piel de gallo del tambor y montó en un dromedario de carrera que hubo de presentarse; y después de reiterar por segunda vez a su madre todas sus recomendaciones, le besó la mano.

Luego habló al dromedario, que estaba en cuclillas, y al punto se levantó sobre sus cuatro patas y salió disparando por los aires mejor que por tierra, entregando sus miembros al viento y devorando a su paso la distancia.

Y no fué ya más que un punto en la lejanía del espacio. No tiene utilidad, en verdad, decir la intensidad de alegría con que fue recibido Hassán a su llegada ante las siete princesas, y sobre todo la dicha que sintió Botón-de-Rosa y cómo adornaron el palacio con guirnaldas de flores y lo iluminaron.

Mejor será que le dejemos contando a sus hermanas cuanto tenía que contarles, especialmente el nacimiento de sus dos hijos gemelos Nasser y Manssur; dejémosle, además, dedicarse con ellas a la caza y a las diversiones; hacedme el favor, ¡oh mis honorables y generosos oyentes que me rodeáis!

de volver conmigo al palacio de Hassán, en Bagdad, donde dejamos a la anciana madre de Hassán y a su esposa Esplendor. y veréis y oiréis lo que vuestros oídos honorables y vuestros ojos admirables jamás oyeron, escucharon ni sospecharon!

Y desciendan sobre vosotros las bendiciones del Distribuidor y sus favores más escogidos. Es el caso ¡oh ilustrísimos! que cuando partió Hassán, su esposa Esplendor no se movió ni abandonó un instante a la madre de Hassán en el transcurso de dos días.

Pero, a la mañana del tercer día, besó la mano de la anciana señora, dándole los buenos días, y le dijo: "¡Oh madre mía, quisiera ir al hammam, pues hace mucho tiempo ya que no tomo baños a causa de estar criando a Nasser y a Manssur!

Pero tu esposo se halla ausente, y yo no conozco a nadie que pueda reemplazarle en una circunstancia tan grave; y no puedo acompañarte yo misma a causa de mi mucha edad y de mi debilidad. Así, pues, hija mía, puedes estar tranquila en cuanto a eso. son tan insensatos, que imaginan que todas las mujeres se parecen y que hay que tomar contra ellas mil precauciones, a cuál más tiránica, para impedirles hacer cosas ilícitas!

Entonces la madre de Hassán acabó por dejarse conmover por sus lloros y gemidos, comprendiendo, por otra parte, que en adelante no habría modo de apartarla de su propósito. Levantóse, pues, a pesar de su mucha edad y de la prohibición expresa de su hijo, y preparó todo lo que se necesitaba para el baño en cuanto a ropa blanca limpia y perfumes.

Luego dijo a Esplendor: "¡Vamos, hija mía, ven y no te entristezcas más! Y decimos: "¡No hay más Dios que Alah y Mahomed es el Enviado de Alah! Cuando la bella Esplendor, precedida por la madre de Hassán, que llevaba el paquete de ropa blanca limpia, hubo penetrado en el hammam, las mujeres que había echadas en el salón central de entrada lanzaron un grito de admiración, de tanto como las sedujo la belleza de la joven Cuando la bella Esplendor, precedida por la madre de Hassán, que llevaba el paquete de ropa blanca limpia, hubo penetrado en el hammam, las mujeres que había echadas en el salón central de entrada lanzaron un grito de admiración, de tanto como las sedujo la belleza de la joven.

la de hermosas caderas, que sublevaste en todos sentidos a las tribus de Arabia, haciéndolas chocar unas con otras! y tú, Sett Budur, hija del rey Ghayur, señor de El-Budur y de El-Kussus, tú cuyos ojos de incendio turbaron en extremo a los genn y a los efrits; y tú, música de los manantiales, y tú, canto primaveral de los pájaros, ¿a qué quedáis reducidos ante la desnudez de aquella gacela?

y mezcló en tu cuerpo de gloria los rubíes y el almizcle, el ámbar puro y las perlas, ¡oh toda de oro! Así, pues, las mujeres del hammam, para considerarla mejor, prescindieron de su baño y su pereza, y la siguieron paso a paso.

Y la fama de sus encantos cundió en seguida desde el hammam por todo el contorno, y en un instante invadieron las salas, hasta el punto de no poderse circular por ellas, mujeres atraídas por la curiosidad de ver tal maravilla de belleza.

Y entre aquellas mujeres desconocidas encontrábase precisamente una de las esclavas de Sett Zobeida, esposa del califa Harún Al-Raschid. Y aquella joven esclava, que se llamaba Tohfa, quedó aun más estupefacta que las otras de la belleza perfecta de aquella luna mágica; y con los ojos muy abiertos, se inmovilizó en primera fila mirándola bañarse en la piscina.

Y cuando Esplendor hubo terminado su baño y estuvo vestida, la esclava no pudo menos de seguirla fuera del hammam, atraída por ella como por una piedra de imán, y echó a andar detrás de ella por la calle hasta que Esplendor y la madre de Hassán llegaron a su morada.

Entonces la joven esclava Tohfa, como no podía entrar en el palacio, se limitó a llevarse los dedos a los labios, lanzando a Esplendor, a la vez que una rosa, un beso sonoro. Pero, desgraciadamente para ella, el eunuco que había a la puerta vió la rosa y el beso, y en extremo enfadado, empezó a dirigirle espantosas injurias, poniendo los ojos en blanco; lo cual la decidió, aunque suspirando, a volver sobre sus pasos.

Y entró en el palacio del califa, apresurándose a ir al lado de su ama Sett Zobeida. Y he aquí que Sett Zobeida vió que su esclava preferida estaba muy pálida y muy emocionada; y le preguntó: "¿Dónde estuviste, ¡oh gentil! que vuelves en ese estado de palidez y de emoción?

no han de languidecer mis ojos y mi alma, y no ha de invadir mi corazón la melancolía, después de ver a la que me ha arrebatado la razón? y de quién me hablas?

la igualarán jamás en encantos y en belleza? Sett Zobeida dijo: "¡Oh loca Tohfa! por los méritos de tus beneficios sobre mi cabeza, te juro que ninguna criatura en la faz de la tierra, en el pasado, en el presente o en el futuro, es comparable a ella! Todo lo que de ella sé es que habita en el palacio situado a orillas del Tigris y que tiene una puerta grande por el lado de la ciudad y otra puerta por el lado del río.

si me ves toda temblorosa entre tus manos, no es solamente la emoción suscitada por su belleza, sino del temor extremado que me invade al pensar en las consecuencias funestas que sobrevendrían si, por desgracia, nuestro señor el califa llegara a oír hablar de ella.

que no sólo la he visto, sino que acabo de arrojar una rosa y un beso a esa joven que no tiene igual en ninguna tierra y en ningún clima, lo mismo entre los árabes que entre los turcos o los persas! Al punto hizo llamar al porta alfanje Massrur, y después que él hubo besado la tierra entre sus manos, le dijo: "¡Oh Massrur!

Y franqueó la puerta grande a la vista del eunuco, que le reconoció y se inclinó ante él hasta tierra. Y llegó a la puerta de entrada, a la cual llamó. Al momento fué a abrir la anciana madre de Hassán. Y Massrur entró en el vestíbulo y deseó la paz a la anciana señora.

Y la madre de Hassán le devolvió su zalema, y le preguntó: "¿Qué deseas? Vengo enviado aquí por El-Sayeda Zobeida, hija de El-Kassem, esposa de Al-Emir Al-Mumenin Harún Al-Raschid, sexto de los descendientes de Al-Abbas, tío del Profeta ¡con El la paz de Alah y sus bendiciones!

que tengas piedad de nuestra aflicción, y no nos pidas una cosa que está por encima de nuestra voluntad y de nuestros medios concederte! Se trata sencillamente de que mi señora Sett Zobeida vea esa joven hermosura para asegurarse por sus propios ojos si la fama exagera la nota de sus encantos y de su esplendor.

Por cierto que no es la primera vez que se me ha encargado una misión análoga; y puedo asegurarte que ni una ni otra tendréis que arrepentiros de vuestra sumisión a semejante deseo, ¡sino al contrario! Y cogió en brazos a ambos pequeñuelos y dijo a Esplendor: "Ya que tenemos que ceder ante el deseo de Sett Zobeida, ¡vamos todos juntos!

Y de tal suerte las condujo Massrur al palacio del califa hasta ponerlas delante del ancho trono bajo en que aparecía, reposando sentada majestuosamente, El-Sayeda Zobeida rodeada por la muchedumbre numerosa de sus esclavas y de sus favoritas, en la primera fila de la cuales se mantenía la pequeña Tohfa.

Entonces, entregando ambos pequeñuelos a Esplendor, que seguía envuelta siempre en sus velos, la madre de Hassán besó la tierra entre las manos de Sett Zobeida, y después de la zalema hubo de cumplimentarle.

Y Sett Zobeida, le devolvió su zalema, le tendió la mano, que la anciana se llevó a los labios, y le rogó que se levantase. Luego se encaró con la esposa de Hassán, y le dijo: "¿Por qué ¡oh bienvenida! no te desembarazas de tus velos? Luego le ayudó a quitarse el velo grande y le levantó por sí misma el velillo del rostro.

Y las esclavas te contemplaban con admiración, musitando: "¡Oh Esplendor! decimos: "Loores a Alah, que formó el cuerpo de la mujer cual el lirio del valle, y lo dió a sus creyentes como un anticipo del Paraíso..

Pero nosotros ¡oh oyentes míos! decimos: "Loores a Alah, que formó el cuerpo de la mujer cual el lirio del valle, y lo dió a sus creyentes como un anticipo del Paraíso! Luego la hizo sentarse al lado suyo en el trono, y se quitó y le puso al cuello un collar de diez sartas de perlas gruesas que llevaba ella desde que se casó con Al-Raschid.

Luego le dijo: "¡Oh soberana de los encantos! Pero dime, ¡oh perfecta! que no sé cantar, ni bailar, ni tocar el laúd y la guitarra; y no sobresalgo en ninguna de las artes que por lo general conocen las jóvenes.

Sin embargo, poseo una ciencia única, que quizá te parezca maravillosa: ¡consiste en volar por los aires como los pájaros! pero no las llevo encima. te juro que mi manto de plumas está guardado en un cofre escondido en nuestra casa! Y lo recuperarás enseguida en el mismo estado que lo traigas".

Pero la madre de Hassán juró que nunca había visto aquel manto de plumas ni nada que se le pareciese. Entonces gritó Sett Zobeida: "¡Ya Massrur! Y se lo llevó a Sett Zobeida, quien, después de admirarlo largamente y maravillarse del arte con que estaba hecho, se lo entregó a la bella Esplendor.

Entonces Esplendor empezó por examinarlo pluma a pluma, y comprobó que estaba intacto como el día en que se lo arrebató Hassán. Y lo desdobló y se metió dentro, recogiéndose los extremos y abrochándoselo. Luego descendió ligera y aérea, y se puso a horcajadas en un hombro a sus dos hijos, diciendo a Sett Zobeida y a las damas: "Veo que os han gustado mis vuelos.

Voy, pues, a daros más gusto aún". Y tomó impulso, y se lanzó a la ventana más alta, posándose en el alféizar. Y desde allí exclamó: "¡Os advierto que os abandono!

que nos dejes ya, privándonos para siempre de tu belleza, ¡oh soberana de las soberanas!? sí, ¡oh mi señora! ble ¡oh Esplendor! no puedo más! Siento que invade mi alma la embriaguez del aire, y es preciso que eche a volar por el espacio.

Pero si tu hijo quiere encontrarme algún día, no tendrá más que ir a buscarme a las islas Wak-Wak. Adiós, pues, ¡ oh madre de mi esposo! Luego reanudó su vuelo, y desapareció en las nubes con sus dos hijos Y habiendo dicho estas palabras, Esplendor se elevó por los aires y fué a posarse un instante sobre la cúpula del palacio para alisar sus plumas.

Luego reanudó su vuelo, y desapareció en las nubes con sus dos hijos. En cuanto a la pobre madre de Hassán, estuvo a punto de expirar de dolor, y quedó sin movimiento, desplomada en el suelo.

Y Sett Zobeida se inclinó sobre ella y le prodigó por sí misma los cuidados necesarios; y cuando la hubo reanimado un poco, le dijo: "¡Ah madre mía! Pero, ¿cómo iba yo a adivinar que la esposa de tu hijo pertenecía a la raza de los genn aéreos?

Entonces rompió en lágrimas y en sollozos, más próxima a la muerte que a la vida. E hizo erigir en la casa tres tumbas, una grande y dos pequeñas, junto a las cuales se pasaba los días y las noches gimiendo y llorando. Y recitaba estos versos y muchos otros: ¡Oh nietos míos! sigo aquí! Pero respecto a Hassán, cuando hubo pasado tres meses con las siete princesas, pensó en partir para no poner en inquietud a su madre y a su esposa.

Y golpeó la piel de gallo del tambor; y se presentaron los dromedarios. Y cargaron cinco dromedarios con lingotes de oro y de plata y cinco con pedrerías. Y le hicieron prometer que volvería a verlas al cabo de un año. Luego le besaron todas, una tras de otra, poniéndose en fila; y cada cual a su vez le dedicó una o dos estrofas muy tiernas, en las que le expresaban cuánto les afligía su partida.

Y se balanceaban rítmicamente sobre sus caderas, marcando la cadencia de los versos. Y Hassán les respondió con este poema improvisado: ¡Mis lágrimas son perlas, de las cuales os ofrezco un collar, hermanas mías! Después se alejó Hassán en su dromedario, a la cabeza del convoy, y llegó felizmente a Bagdad, la ciudad de Paz.

Pero, al entrar en su casa, casi no reconoció Hassán a su madre, de tanto como había cambiado la infortunada a fuerza de lágrimas, de ayuno y de vigilias. Y como no veía que acudiese su esposa con los niños, preguntó a su madre: "¿Dónde está la mujer?

Y Hassán echó a correr como un loco por las habitaciones, y en la sala de reunión vió abierto y vacío el cofre en que hubo de guardar el manto encantado.

Entonces se desplomó cuan largo era, sin conocimiento, dando en la piedra con la frente. Y a pesar de los cuidados de su madre, que voló en socorro suyo, permaneció en aquel estado desde por la mañana hasta por la noche.

Pero acabó por volver en sí, y desgarró sus vestiduras y se cubrió la cabeza con ceniza y polvo. Luego precipitóse de improviso sobre su espada y quiso atravesarse con ella.

Pero su madre se interpuso entre él y la espada, extendiendo los brazos. Y le apoyó la cabeza en su pecho, y le hizo sentarse, aunque no tardó él en retorcerse de desesperación por el suelo como una serpiente.

Y se puso ella a contarle poco a poco todo lo que había sucedido durante su ausencia, y concluyó diciéndole: "Ya ves, hijo mío, que a pesar de la inmensidad de nuestra desdicha, no debe la desesperación entrar en tu corazón, puesto que puedes encontrar a tu esposa en las islas WakWak..

Ya ves, hijo mío, que a pesar de la inmensidad de nuestra desdicha, no debe la desesperación entrar en tu corazón, puesto que puedes encontrar a tu esposa en las islas Wak-Wak".

Al oír estas palabras de su madre, Hassán sintió que una esperanza repentina refrescaba los abanicos de su alma, y levantándose al instante, dijo a su madre: "¡Parto para las islas Wak-Wack!

Y contestaron todos: "¡No lo sabemos! Y dijo a su madre, dejándose caer en el suelo: "¡Oh madre! Pero de pronto se levantó, y dijo a su madre: "¡Alah me envía el pensamiento de volver al lado de las siete princesas que me llaman hermano suyo, para preguntarles el camino de las islas Wak-Wak!

Y llegó felizmente al palacio de las siete hermanas, en las Montañas de las Nubes. Cuando sus hermanas le vieron llegar, le recibieron con los transportes de la felicidad más viva.

Y le besaron, lanzando gritos de alegría y deseándole la bienvenida. Y cuando le tocó a Botón-de-Rosa el turno de besar a su hermano, vió con los ojos de su corazón amante el cambio operado en las facciones de Hassán y la turbación de su alma. Y sin hacerle la menor pregunta, rompió en lágrimas sobre su hombro.

Y Hassán lloró con ella, y le dijo: "¡Ah! Al ver aquello, las princesas, asustadas, se aglomeraron en torno a él, llorando, y Botón-de-Rosa le roció el rostro con agua de rosas y le regó con sus lágrimas. Y por siete veces trató de incorporarse Hassán, y por siete veces cayó en tierra.

Por último pudo volver a abrir los ojos después de un desmayo más largo que los otros todavía, y contó a sus hermanas toda la triste historia, desde el principio hasta el fin.

Luego añadió: "¡Y ahora ¡oh compasivas hermanas! vengo a preguntaros por el camino que conduce a las islas Wak-Wak! Por último, rompieron el silencio y exclamaron todas a la vez: "Alza tu mano hacia la bóveda del cielo ¡oh Hassán! e intenta cojerla o tocarla. Y cada vez más emocionadas con su dolor, las siete princesas se esforzaron por consolarle.

Y Botón-deRosa le rodeó tiernamente el cuello con sus brazos, y le dijo besándole: "¡Oh hermano mío! tranquiliza tu alma y refresca tus ojos, soportando con paciencia el destino adverso, porque ha dicho el Maestro de los Proverbios: "¡La paciencia es la llave del consuelo, y el consuelo hace lograr el propósito!

que todo destino debe cumplirse; ¡pero jamás muere en el año noveno el que ha de vivir diez años! anímate, pues, y seca tus lágrimas; y yo haré cuanto pueda por facilitarte los medios de que llegues al lado de tu mujer y de tus hijos, si tal es la voluntad de Alah ¡exaltado sea!

En fin, lo que está escrito, está escrito! Y sus hermanas se lo prometieron de todo corazón amistoso. Y he aquí que las siete princesas tenían un tío, hermano de su padre, que quería muy particularmente a la mayor de las hermanas; e iba a verla con regularidad una vez al año.

Y el tal tío se llamaba Abd Al-Kaddús Y el tal tío se llamaba Abd Al-Kaddús. Y en su última visita había dado a su preferida, la mayor de las princesas, un saquito lleno de sahumerios, diciéndole que no tenía más que quemar un poco de estos sahumerios, si algún día se encontraba en cualquier circunstancia en que creyese tener necesidad de su auxilio.

Así es que, cuando Botón-de-Rosa la hubo suplicado de aquel modo que interviniese, la mayor de las princesas pensó que acaso su tío pudiera salvar al pobre Hassán. Y dijo a Botón-de-Rosa: "¡Ve en seguida a buscarme el saco de perfumes y el pebetero de oro!

En cuanto disipóse la humareda del pebetero, he aquí que se alzó un torbellino de polvo que iba acercándose, y tras él apareció, montado en un elefante blanco, el jeique Abd Al-Kaddús. Y se apeó de su elefante, y dijo a la mayor de las hermanas y a las princesas, hijas de su hermano: "¡Heme aquí!

Ya hace más de un año que no venías a vernos, y tu ausencia nos inquietaba y nos atormentaba. Sin embargo, no creas que, porque retardé este año mi llegada, te he olvidado.

Ya que me lo permites, quisiera pedirte una cosa, efectivamente! Luego se sacó de la boca el dedo, levantó la cabeza, y sin decir una palabra, se puso a trazar sobre la arena varias figuras. Por fin rompió el silencio, y dijo a las princesas, meneando la cabeza: "¡Hijas mías, decid a vuestro hermano que se atormenta inútilmente!

oh hermano nuestro! Porque esas islas Wak-Wak, hijo mío, son islas habitadas por amazonas vírgenes, y donde reina precisamente el rey de reyes del Gennistán, padre de tu esposa Esplendor. Y de esas islas, a las que no ha ido nadie nunca y de las que nadie ha vuelto, te separan siete vastos mares, siete valles sin fondo y siete montañas sin cima.

Así es que no creo que de ningún modo llegues a salvar los obstáculos diversos que de ellas te separan. Pero en cuanto a las islas Wak-Wak, ¡no pienses más en ellas!

Y las princesas no pudieron reprimir sus sollozos; y la más joven desgarró sus vestiduras y se maltrató el rostro; y empezaron a llorar y a lamentarse todas juntas en torno de Hassán.

Y una vez que él recobró el conocimiento, no pudo por menos de llorar, apoyando la cabeza en el regazo de Botón-de-Rosa. Y el anciano acabó por conmoverse ante aquel espectáculo, y compadecido de tanto dolor, encaróse con las princesas, que se quejaban lamentablemente, y les dijo con tono agrio: "¡Callaos!

Y el jeique Abd Al-Kaddús apoyó su mano en el hombro de Hassán, y le dijo: "¡Cesa en tus gemidos, hijo mío, y cobra ánimos! Porque, con ayuda de Alah, te proporcionaré un medio mejor de conseguir tu propósito.

Y he aquí que en tres días y tres noches de semejante velocidad recorrieron un camino de siete años. Y llegaron a una montaña azul cuyos alrededores todos eran azules, y en medio de la cual había una caverna con la entrada obstruída por una puerta de acero azul.

Aventuras Triunfantes en la Extremidad - por primera vez enfrenta la aventura pero no sale triunfante. Lo an- terior es destacable, porque es la narración de Calogrenant, poblada de maravillas y Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes

A partir de la consigna pública será: antes que nada, pacificación y orden; en seguida, progreso económico, y por último, libertades políticas siempre y cuando fueran compatibles con las ideas de disciplina y desarrollo.

El orden como base que no la libertad es el primer objetivo oculto que no propalado de Porfirio Díaz, que el 15 de febrero de asume provisionalmente la presidencia de la república, y el 5 de mayo, la presidencia constitucional.

Entra con el propósito de ser el hombre del palo y del mando. Le gusta expedir órdenes y como milite las ha expedido bien. No tiene educación de príncipe, pero su carácter lo inclina a la pulcritud y las buenas maneras.

Quizá se convierta en el rey sin corona que quiere ser y que exige una parte de la opinión pública. Carece de experiencia en el manejo de civiles, pero si se lo propone quizá llegue a ser el ordenador esperado por la aristocracia y la clase media en su conjunto.

Como quiera, no se convirtió en su primer periodo presidencial en El Esperado, pese a que se distinguió de sus dos predecesores como pacificador.

Entre y , no supo manejar su gabinete. Con mucha frecuencia puso y quitó ministros. Para seis secretarías de Estado usó 22 secretarios en menos de un cuatrienio.

Tuvo siete secretarios de Hacienda, cuatro de Relaciones Exteriores, cuatro de Gobernación, cuatro de Guerra, tres de Justicia e Instrucción Pública, y uno, que no terminó, de Fomento.

De los seis secretarios escogidos originalmente ninguno llegó al final. Empezó a perfilarse como un buen jefe político cuando ya iba de salida, cuando se sacudió a Benitez y a Tagle y empezó a moverse para dejar la presidencia al amigo Manuel González. Con pura maña les destruyó sus ambiciones a cuatro abogados y a un general.

Pacíficamente Manuel González recibió la banda presidencial el primero de diciembre de El nuevo gobernante tenía la facha de un conquistador español del siglo xvi. Hasta llegó a decirse que era oriundo de España y no del Moquete, Tamaulipas, como él decía.

Era de molde señorial, valeroso, firme, franco, autoritario, patriota y lleno de concupiscencias y virtudes varoniles. Supo hacer mejor que Díaz con un gabinete heterogéneo y no muy adicto. Supo demoler los cacicazgos locales de Puebla, Jalisco y Zacatecas.

Iba en camino de convertirse en El Esperado, pero en la última vuelta cometió un par de errores que acabaron con su buen nombre. Se enredó en el arreglo de la deuda inglesa y en el lanzamiento de la moneda de níquel. De aquél se dijo que se había hecho en condiciones muy desfavorables para la república y muy favorables para los gonzalistas que no tenían llenadero, que robaban desvergonzadamente.

Lo del níquel estuvo peor: acabó en motín capitalino. Las verduleras de La Merced y el populacho salieron a la calle, rompieron escaparates y faroles, y se pusieron roncos de tanto gritar ¡ Muera el níquel! Éste muy sereno y orondo atravesó la muchedumbre enfurecida, pero ni el valor demostrado al enfrentarse a una multitud iracunda ni el haber accedido a quitar de la circulación las monedas causantes del disgusto le devolvieron popularidad.

Don Manuel dejó la presidencia con su fama reducida a cero. La opinión pública ve con júbilo el regreso al poder de Porfirio Díaz. El primero de diciembre de retoma las riendas un general Díaz con la psicología renovada.

Él, reinstalado en la presidencia, acabó con los caciques que se le habían escapado a González y detuvo la formación de nuevos cacicazgos.

Terminó por imponerse a todos, a los cultos y a los héroes. Hizo que se le tuviera fe, temor y amor. No necesitó cumplir con ninguna de las promesas del Plan de Tuxtepec para transformarse en el hombre indispensable, capaz de sacar al buey de la barranca, de ordenar el desorden.

Muy pronto se hizo el héroe de varias cosas, entre ellas el héroe de la paz. Desde su primera presidencia usó la fuerza y la maña contra los enemigos de la tranquilidad pública: los generales sediciosos, los indios bárbaros y los soldados bandoleros.

Ya en el poder se abstuvo de la tentación de licenciar a la tropa. Necesitaba de sus treinta mil soldados para conseguir la pacificación y pocas veces los dejó ociosos.

Redujo a algunos de los generales lerdistas sin acudir a la violencia física; a otros los venció en buena lid y a varios les madrugó.

En el trienio estuvo de moda el levantarse en armas para pedir la vuelta de Lerdo de Tejada. Hubo sublevaciones lerdistas de corto alcance en Guadalcázar, en Coscomatepec, en Golotlán, en Catorce, en Nuevo Laredo, en El Paso, que fueron sofocadas sin demasiado estruendo.

Hubo otras más peliagudas, como la de Mariano Escobedo, cuidadosamente preparada en Estados Unidos, que a la mera hora no dio el espectáculo que se esperaba.

Hubo algunas que no alcanzaron a nacer. Y así lo hizo cuantas veces pudo. Por sospechosos encarceló a los conspicuos generales Nicolás de Régules y Garlos Fuero. Y no bien se habían extinguido las sediciones lerdistas ciertas y presuntas cuando hubo que hacer frente a las rebeldías locales, a la de Chihuahua contra la administración del estado, y al recrudecimiento de la vieja rivalidad de la Sierra y los Llanos en Puebla.

En , los llaneros, al grito de ¡ Muera Porfirio Díaz! Hubo en seguida otros levantamientos del héroe número dos del cinco de mayo, el general Miguel Negrete; la revuelta de José del Río en Veracruz; las rebeliones campesinas de Tepic, Tamazunchale, Papantla y la encabezada por el célebre coronel Alberto Santa Fe.

Cerró la nómina una oscura y discutible asonada del general Trinidad García de la Cadena, con cluida con la aprehensión y el fusilamiento del famoso cacique de Zacatecas. Mientras una parte del ejército combatía las sediciones de índole política, otra le hacía la guerra a los indios desobedientes.

Entre y los periódicos dieron cuenta día tras día de las correrías apaches por los estados fronterizos. Los bárbaros verdaderamente lo eran, y quienes se encargaron de combatirlos, Luis Terrazas y Jerónimo Treviño, no lo fueron menos.

Los héroes mexicanos en la güera contra los apaches estuvieron a la altura del indio Victorio, de Jerónimo y de Ju. Y no menos violenta estuvo la represión de los yaquis.

En le quemaron su casa a José María Leyva Gajeme, el líder de los yaquis, que los había segregado del cuerpo de la nación en Ese incidente prendió la mecha. Yaquis y mayos se levantaron hechos unas fieras, y el gobierno mandó a los generales Topete y Martínez con mucha tropa para imponerles un castigo ejemplar cuya aplicación costó cara.

En mayo de cayó en poder del general Ángel Martínez la fortaleza de Buatachive, donde se habían metido 2 yaquis. Gajeme, capturado poco después, fue muerto por la soldadesca dizque por haber querido huir.

También se aplicó sin miramientos el rifle sanitario contra las gavillas que infestaban los caminos. Bandoleros que habían conquistado a pulso, en los aledaños de Río Frío, en el Monte de las Cruces, en las llanuras sinaloenses, y en otros muchos sitios una modesta celebridad, fueron tratados peor que crimiñales común y corrientes.

La ley contra plagiarios y ladrones, de por sí muy severa, se aplicó sin miramientos a la categoría del reo. Así se explica la desaparición de los mejores asesinos de muchas regiones. Así se entiende cómo un ladrón tan eficaz y querido como fue Chucho el Roto, alias Jesús Arriaga, haya acabado en en las mazmorras de San Juan de Ulúa, tras fuertes dolores de costado, a causa de una pulmonía.

A sangre y fuego se logró contener el antiguo espíritu de rebelión no sin grandes sacrificios del campesinado inocente. La sociedad rural tuvo que padecer desmanes de la soldadesca. Por eso al grito de ¡ Ahí viene la tropa! la gente salía despavorida de pueblos y ranchos. El tesoro público también se vio en aprietos para cubrir los crecidos gastos de la pacificación.

Al subir Porfirio al poder, ingresos y egresos del gobierno crecían notablemente y los gastos aumentaban. La disparidad entre entradas y salidas produjo tal alboroto que si no hubiese sido por Manuel Dublán y Matías Romero habría llegado a mayores.

De los muchos secretarios de hacienda de aquellos años, Dublán y Romero, mediante préstamos, el arreglo de la deuda nacional y la conversión de la flotante, la reducción de sueldos a la burocracia y gracias a otros trucos y habilidades, como la de duplicar la contribución del timbre, sanearon las finanzas hasta el punto de permitir despilfarros en el cuatrienio gonzalino y de empezar a restablecer el crédito mexicano en Europa y Estados Unidos.

Por lo pronto se tomó muy seriamente el pago de la deuda a Estados Unidos. Entre y , volvimos al orden internacional. Díaz y González acabaron con el aislamiento en que nos dejó la caída del segundo Imperio. O mejor dicho, ese par de presidentes nqs sustrajo de la monogamia con el vecino del norte, que no era de fiar.

También se dijo que se buscaba, por parte del gobierno gringo, un pretexto para declararle la guerra a México, que por tal motivo el presidente Hayes no reconocía al régimen derivado de la revuelta de Tuxtepec, que por tener negras intenciones imperialistas la gente de Washington ponía tantas y tan duras condiciones al reconocimiento de la autoridad de Díaz.

Díaz, por otra parte, reforzó la guarnición fronteriza y mandó á Washington al talentoso don Manuel María de Zamacona con carácter de agente confidencial y con el fin de deshacer la tormenta que amagaba a México. El gobierno de Estados Unidos reconoció al gobierno de México que presidía Porfirio Díaz en abril de La difícil negociación del reconocimiento le abrió los ojos al mandatario mexicano; le hizo ver la urgencia de acabar cuanto antes con el aislamiento en que nos dejó la caída del segundo Imperio; lo puso al tanto de la necesidad de hacernos internacionalmente polígamos, de romper la relación única con Estados Unidos, de libramos de una única compañía que resultaba peligrosa, que amenazaba con ser arrolladora.

Así se reanudaron las relaciones oficiales con Bélgica, Alemania, Italia, Francia, España e Inglaterra y nos brotó una voluntad desmedida a lo francés. Otra cosa que contribuyó al orden que sería la base del progreso fue la de regular la vida privada y las actividades específicas de diversos grupos de mexicanos al través de abundantes códigos.

Ya existían el código civil del Distrito Federal, que luego copian la mayoría de los estados, desde ; el penal desde En entra en vigor un Código de Minería; exactamente un año después que el Postal, y medio año más tarde que el de Comercio. En fin, la vasta y confusa multitud de leyes heredadas de la madre patria y base de todo caos es sustituida por un buen número de códigos ordenadores de la meta más ansiosamente anhelada después de la de la pacificación, la meta del enriquecimiento nacional.

El progreso económico sería la consecuencia inevitable de cuatro ruedas, según la gente en el poder. La primera —el orden, la pacificación— se daba apresuradamente. La segunda —el buen natural del país— estaba dada desde siempre. El territorio mexicano aun la forma tenía de cuerno de la abundancia.

Era a los ojos de los dirigentes en tumo muy prometedor y fácil de explotar. Era salubre y de clima óptimo. Era, además, hermoso. Sólo se tomó como berrinche pasajero la mala conducta de la naturaleza mexicana en la década del 77 al Entonces hubo temblores trepidatorios a lo largo de la costa del Pacífico; un par de eruptos del volcán de Colima; granizadas, tormentas e inundaciones en el centro y en la región del Golfo; fuertes y sucesivas heladas a lo largo y ancho de la altiplanicie; en , plaga de langosta en la comarca del Istmo; en , epidemia de vómito prieto en el noreste y de cólera en Oaxaca y Chiapas; en , la epidemia de vómito en el noroeste que calló definitivamente a doña Ángela Peralta, y día tras día los azotes de la enteritis, la tosferina, la neumonía, el paludismo, la viruela, el tifo y docenas de epizootias y plagas.

Todo hace suponer que pocas veoes México ha tenido una élite tan patriótica como la de entonces, tan cegada por el amor al terruño al grado de no verle ni sus más obvias flaquezas.

Sólo los emigrantes de Europa, tercera rueda de la prosperidad mexicana, parecían no compartir el optimismo geográfico de los mexicanos. O quizá en lo que no confiaban era en el orden político de México. Los emigrantes de Europa siguieron aterrizando en Estados Unidos, Argentina y demás países del Nuevo Mundo, pero no en México, a pesar de que se les ofrecía el oro y el moro.

Durante la primera presidencia de Díaz se fueron muchos sinaloenses, sonorenses y bajacalifornianos al lado yanqui y no llegó a México ningún grupo de otras tierras. Por fin, en el cuatrienio de González acuden pequeñas partidas de gente italiana.

En llegan dos remesas adicionales, una de mil quinientos y otra de seiscientos italianos. En seguida se les ofrecen tierras y mimos; se fundan con ellos las colonias de Manuel González en Huatusco, Garlos Pacheco en Puebla, Fernández Leal en Cholula y otras.

Con cierta indiferencia se reciben a cubanos y canarios que vienen a la colonización del Valle Nacional; con alguna desconfianza a los centenares de chinos llegados a Sonora y Sinaloía y a los mormones que fundan la colonia Juárez de Chihuahua, y con no poca curiosidad a los socialistas utópicos que planta Robert Owen en Topolobampo.

En total no pasan de doce mil los colonos fuereños recibidos, y la gran mayoría no sale a la medida de la esperanza. Tampoco el capital extranjero entró entonces a raudales, pues aún dudaba de la buena conducta del país.

Entró poquísimo antes de A partir de varios inversionistas estadounidenses obtuvieron concesiones para construir cinco sistemas ferocarrileros.

En , W. Greene compró por mil pesos las minas de Cananea. Ese mismo año, siete compañías norteamericanas le metieron dinero a varias minas chihuahuenses. Restablecidas las relaciones diplomáticas con Francia, el capital francés fundó el Banco Nacional Mexicano, invirtió en ferrocarriles y puso en marcha la empresa cuprífera del Boleo y la aurífera de Dos Estrellas.

Solventada la cuestión de la deuda inglesa en , el capital inglés colocó modestas sumas de dinero en sus viejos dominios de la minería.

La inversión directa alemana fue poca. En el Banco Alemán Trasatlántico puso sucursal en México. Aunque con exigua ayuda exterior, México avanzó económicamente poco en la producción de los alimentos de consumo nacional. En se seguía cosechando relativamente lo mismo de maíz, frijol, chile y trigo que 10 años antes, a pesar de la persistente protección arancelaria.

El parvifundista, el arrendatario, el aparcero y el comunero no dejaban la costumbre de hacer sus milpas y de comerse todo o la mayor parte de su producto. Algunos de los nuevos hacendados surgidos de la desamortización y del derroche de los baldíos sí dieron en producir para vender, principalmente a Estados Unidos.

En la agricultura de exportación los progresos no fueron desdeñables. El volumen de la producción de henequén creció a un ritmo de 20 por ciento al año.

La producción de café brincó de ocho mil toneladas en a quince mil en De las varias explotaciones debutantes algunas pegaron. Así el chicle, que en ya producía toneladas.

La producción agrícola exportada duplicó su valor, pasó de 10 a 20 millones de pesos entre y La ganadería, dizque por las largas temporadas de seca, por los pronunciados y las tropas fieles, por los apaches y por las epizootias, se mantuvo rutinaria, pobre y poco rendidora.

El gobierno se preocupó por la mejoría del caballo. En trajo 6 potros. No se preocupó por la mejoría de las demás especies. Lo dominante siguió siendo la presencia de rebaños de ganado salvaje en el norte y las regiones costeras, las muías y burros para monta y carga, los chinchorros de borregos, el puerco gordo y el puñado de gallinas de los jacales indios y las vastas manadas de vacunos en algunas haciendas y ranchos del altiplano central, que servían para el escaso consumo de carne, para despellejarlas y para utilizar la poca leche que se les ordeñaba de San Juan a Todos Santos en la fabricación de un poco de queso.

De entonces data el prestigio de los quesos del occidente que se encargaron de difundir los arrieros de Cotija. Francamente, fuera de los henequeneros de Yucatán, los millones de mexicanos del giro agropecuario no merecían el mote de progresistas. Los ochenta mil empresarios y trabajadores de las minas hicieron mucho más.

La región minera básicamente sigue concentrada en las zonas central y nórdica, pero inicia la exploración del noroeste.

También se mantiene la costumbre de explotar los metales preciosos, aunque por vez primera se consigue una producción apreciable de cobre y carbón.

De otro lado, la extracción de oro y plata crece año tras año. Aquél pasa de mil a mil quinientos kilos, y ésta de a 1 toneladas.

En se extrajeron toneladas de cobre, y al otro año, a raíz de que El Boleo inicia sus operaciones, 2 toneladas. El mismo año se llega a una producción carbonífera de 57 mil toneladas, todavía muy por debajo de las necesidades del país, aún insuficiente para contener el uso nefasto de carbón vegetal.

Por lo que mira a técnicas, el proceso de amalgamación subsiste en la minería de la plata. Sin embargo, es de notar el uso creciente de las máquinas de vapor y el abandono paulatino de los hornos castellanos.

En los productos anuales de la manufactura mexicana únicamente valían 75 millones de pesos de los de fin de siglo , y diez años después, El progreso no es vertiginoso en ninguna de las tres ramas mayores: la del azúcar, la textil y la del tabaco. La industria de hilados y tejidos de algodón apenas crece.

El número de fábricas de casimires salta de 8 a 22 y la lana utilizada de toneladas a muy cerca de 2 La producción de azúcar transita de 30 mil a 40 mil toneladas y la de piloncillo de 40 mil a 50 mil.

Sin duda más notorio es el ritmo de crecimiento de aguardiente de caña que sube de 14 millones de litros a poco menos de veinte.

Se abren tres nuevas fábricas de papel y la producción casi se triplica; asciende de dos mil toneladas en 78 a 5 en Para el alumbrado, numerosas fábricas y talleres siguen haciendo velas de cera y de sebo.

En cambio, algo relativamente novedoso es la industria fosforera. Sólo los productos de la incipiente industria fabril penetran lentamente en los mercados urbanos del país, consiguen cada vez mayor número de compradores proletarios y de clase media. Lo cierto es que en la primera jornada porñrica la economía de autoconsumo cede cada vez más frente a la economía mercantil.

Se acelera el proceso de pasar del mercado local al regional, y de éste al nacional. Un creciente poder de compra, los ferrocarriles, la mayor producción manufacturera y el mayor consumo de bienes le dan alas al comercio.

México, Puebla, Guadalajara, San Luis Potosí, Zacatecas, Morelia, Guanajuato, León y otras ciu dades se ven constreñidas a construir mercados para la compraventa de alimentos y miran con orgullo la construcción espontánea de grandes almacenes de ropa con nombre francés y la mayoría de las veces administrados por gente de apellido exótico.

Aunque el gobierno frenaba la fiebre mercantil con el sistema de alcabalas, unos mil vecinos de los ochenta hicieron del comercio su ocupación principal y un modus vivendi inmejorable para ascender.

De ese número, una minoría sobresaliente empujó al comercio exterior con el beneplácito oficial. El gobierno, que quería fortalecer el intercambio con Estados Unidos y más aún con Europa, suscribió tratados con Alemania en , con Estados Unidos en y con Francia en Entonces las importaciones excedían francamente a las exportaciones.

El déficit de la balanza mercantil se compensaba con la entrada de capital forastero. En el valor de las exportaciones fue de 40 millones de pesos y el de las importaciones de Se importaron principalmente bienes de consumo y se exportaron metales preciosos.

Ese panorama se modificó rápidamente. Para el valor de las exportaciones había subido a 67 millones y el de las importaciones a 76 millones de pesos. Las ventas mexicanas se habían diversificado. Además de oro y plata, dio en exportarse café, maderas finas y henequén. La exportación de henequén cuadruplicó su volumen y su valor.

En fue de once mil toneladas y en de cuarenta mil. En Estados Unidos recibía el 42 por ciento de las remesas mexicanas, y diez años después, el 67 por ciento.

En sólo una cuarta parte de nuestras importaciones provenía de Estados Unidos, y una década más tarde, era ya más de la mitad, el 56 por ciento. La culpa del creciente intercambio con Estados Unidos la tuvieron la prosperidad alcanzada por ellos y los ferrocarriles.

Díaz recibió una red ferroviaria de kilómetros; de hecho, el ferrocarril México-Veracruz. En su primera presidencia no pudo duplicarla.

González, en cambio, casi la decuplicó. En el Ferrocarril Central Mexicano hizo la línea de México al Paso y el general González se la pasó en gran parte inaugurando tramos de esa línea y de muchas otras.

Para no hacer el cuento sin fin, al final de ya estaban en servicio 5 kilómetros de vías férreas y se podía ir por tren desde México a Toluca, las ciudades del bajío guanajuatense, Zacatecas, Chihuahua y El Paso del Norte. Ya también estaba en uso el ferrocarril de Nogales a Guay mas y varios ramales en la región central.

La segunda presidencia de Díaz añadió otros tres mil kilómetros. Durante la década se construyeron en promedio kilómetros por año En la red telegráfica medía unos nueve mil kilómetros y diez años más tarde no menos de cuarenta mil. Aunque se dio preferencia a ferrocarriles y telégrafos, no se desatendió la mejoría de los caminos carreteros, ni las obras portuarias ni los transportes marítimos.

En se inauguró con bombo y platillos una Compañía Trasatlántica Mexicana que duró un sueño. Como quiera, hubo un progreso económico nunca antes visto que hizo de Díaz el hombre necesario, el Don Porfirio constructor de un México moderno, el héroe no sólo de la paz, también del progreso.

Casi tan cacareadas como las obras de comunicación y transporte fueron las instituciones de crédito. Antes de sólo había un curioso par: London Bank of Mexico and South America banco de depósito, emisión, circulación y descuento, sucursal de un negocio inglés fundado durante el segundo Imperio mediante la simple inscripción de su escritura constitutiva en el registro de comercio y el Banco de Santa Eulalia, fundado en por Francisco MacManus y autorizado por la legislatura de Chihuahua para emitir billetes.

Noetzlin, por comisión del Banco Franeo-Fgipcio de París, vino a establecer en el Banco Nacional Mexicano que nació con la bendición del gobierno.

En la misma fecha, capitalistas de aquí y de España establecieron el Banco Mercantil Mexicano que acabó fundiéndose en con el otro, y los dos hechos uno, dieron por llamarse Banco Nacional de México y ser banca cuasi oficial, recaudadora de los impuestos públicos y encargada del servicio de las operaciones de la tesorería general, del servicio de las deudas públicas y de hacer préstamos y anticipos al gobierno.

Además, obtuvo de éste le hechura del Código de Comercio de , que prohibió la apertura de nuevos bancos do emisión. La libertad, la obsesión básica de los liberales en el período de la República Restaurada, en la aurora porfírica empezó a sufrir.

Por principio de cuentas no se entendió con el orden. Éste, para consolidarse, le sustrajo a la libertad la intervención en la política. Se dijo que las libertades políticas no eran del todo urgentes, máxime que los súbditos de Díaz ni las anhelaban ni hacían uso de ellas.

Salvo la clase media, las demás no sabían gobernarse a sí mismas. Eran mayores para el negocio y el ocio, para tratar y contratar, para creer y descreer y para pensar y decir lo que les viniera en gana, pero eran unos niños de teta para elegir gobernantes e inmiscuirse en los peliagudos problemas del mando.

Porfirio Díaz no quiso ser peligro ni estorbo para las aspiraciones de nadie siempre y cuando esas aspiraciones no fuesen políticas. Dejó que los hombres de negocios se hicieran ricos hasta reventar. Así se pusieron como sapos Emeterio de la Garza, Antonio Asúnsolo, Guillermo Andrade, Policarpo Valenzuela, Luis Terrazas, Garlos Rivas, Ignacio Pombo, Francisco M.

de Prida, Delfín Sánchez, el viejo Limantour y docenas más. Si Carlos Pacheco, el ministro jovial y emprendedor, no se transformó en el millonario que se esperaba, fue porque era un tahúr empedernido y un derrochador sin freno.

Así como los patronos, los trabajadores gozaron de amplias libertades en la aurora porfírica. Sólo que a la hora de la pelea, por tener brazos más cortos y menos atléticos que los de sus señores, solían perder. No se les coartaron a los obreros los derechos de asociación, huelga y grito.

Las sociedades mutualistas y las cooperativas que venían formándose desde los días de la República Restaurada siguieron creciendo y multiplicándose después de que Díaz agarró los mandos. Entre las muchas huelgas que hubo entre y son memorables las emprendidas por trabajadores de la fábrica de hilados de San Fernando de Tlalpan, que concluyó con el despido de mil huelguistas; por ferrocarrileros en Toluca contra el maltrato que recibían de sus capataces gringos, por trabajadores del Ferrocarril Central que no querían tareas fuera de hora, por mineros del Cerro del Mercado para conseguir mejores jornales, por cigarreras de los talleres Moro Muza, César y la Niña para impedir rebajas en el jornal y por normalistas en Puebla que simplemente querían recibir el sueldo prometido.

Además, los obreros y artesanos tuvieron entonces, como nunca, quehacer remuneratorio. Nomás la construcción ferroviaria les dio trabajo a muchos miles. Ciertamente las labores se regían por reglamentos impuestos por los patronos.

Díaz aseguraba en que no inauguraría una época de intolerancia y porsecusión y lo cumplió en el orden de las creencias, la moral y los ritos religiosos. Se abstuvo de perseguir a los curas católicos y se hizo de la vista gorda para las manifestaciones del culto en calles y plazas.

A la sombra de la tolerancia, creció el número de sacerdotes y de obispos. Se erigieron las diócesis de Tabasco en , de Colima en y de Sinaloa en Volvieron los jesuitas en Él clero se dedicó sin contratiempos a sus quehaceres habituales de expedir sermones, administrar sacramentos, reunirse en concilios y sínodos, coronar imágenes, rezar, hacer iglesias, sostener escuelas y hospitales y presidir fiestas de santos patronos.

El obispo de Querétaro, el fervoroso don Rafael Sabás Camacho, inventó la peregrinación diocesana anual a la basílica de Guadalupe, y nadie se lo contradijo. Fue excepcional la amonestación a los vecinos del gobernador del Distrito Federal por el adorno externo de las casas el 12 de diciembre de Si algunos fieles de la pequeña minoría protestante obtienen las palmas del martirio es porque se las otorgan sus colegas católicos.

Éstos, en , apedrean la iglesia luterana de Quorétaro, asaltan a los pastores de Apizaco y asustan a los fieles antipapistas de Ahualulco. Por lo demás, los cristianos no católicos siempre habrán de contar con la espada valerosa de don Matías Romero.

A los pocos días de haber asumido el poder le jaló la rienda y deituvo al Comité de Salud Pública que quiso borrar a los lerdistas. Tanto él como González llamaron a colaborar en la administración pública desde incondicionales del Plan de Tuxtepec hasta encendidos lerdistas como don Manuel Romero Rubio, suegro y secretario de Gobernación de Díaz, y connotados conservadores y aun siervos de Maximiliano, como don Manuel Dublán.

La llamada política de conciliación con los enemigos de ideas políticas fue pública y notoria. Durante la edificación del porfirismo el Congreso y la prensa apenas fueron menos libres que poco antes.

El Diario de Debates de ambajs cámaras y los periódicos clásicos El Monitor Republicano, El Siglo XIX y La Voz de México y modernos El Diario del Hogar desde y El Tiempo de fueron libres aunque cada vez un poco menos.

En los jurados de imprenta son suprimidos. Cabe discutir si en el orden lúdico hubo una libertad suficientemente ancha para hacer caber la necesidad de divertirse que sentía aquel mexicano recién evadido de la tragedia y el drama de la discordia civil.

El grupo en el poder parecía estar tan hastiado de sangre que no la quería ni en la arena ni en el palenque. Entonces estuvo de moda prohibir corridas de toros y peleas de gallos. En se prohibieron en Chihuahua, Michoacán y Guanajuato; en , en Jalisco, y así en años sucesivos en otros puntos. También desde se reglamentó el juego en el Distrito Federal y tanto aquí como en toda la república se pusieron trabas a la alegría alcohólica.

Los liberales cultos que no los militares tenían una pésima opinión del alcoholismo hasta el grado de llegar a considerarlo el mayor y más feo vicio del país, y fueron muy poco respetuosos con los borrachos de diario y de fin de semana.

Hasta ellos no alcanzó la política de conciliación. Muchas veces se les trató como si fueran ladrones u homicidas. La intolerancia hacia varios tipos de diversión popular se compensó hasta cierto punto con la rienda suelta dada a los espectáculos acrobáticos ejecutados por don Joaquín de la Cantolla en su globo, a exhibiciones como la del fonógrafo en , a las cada vez más rumbosas conmemoraciones del 16 de septiembre día del Grito antes de que Díaz lo pasara al 15, día de su santo , 5 de febrero día de la Constitución , 5 de mayo día de la golpiza a los franceses y 2 de abril día del héroe de ese día que era nada menos que el Supremo Magistrado de la Nación.

Las ferias locales resurgieron. La de León en , fue muy rumbosa. Se agregaron a los 80 mil habitantes de la gran ciudad de la paqueña industria 80 mil forasteros. Además, a escondidas o con permiso no dejó de haber corridas de toros.

En comenzó a difundirse desde Puebla la fama de Ponciano Díaz, el torero sucesor de Bernardo Gaviño. También se puso de moda el circo, y más que ninguno el Orrin, que exhibía la agilidad de las patinadoras Austin, la mujer mosca y los gimnatas Livingston, y las gracias de Ricardo Bell.

Con todo, las libertades concedidas al pueblo para su diversión nunca son comparables a las recibidas por la élite y la clase media. Se acabó, o casi, con los carnavales, pero se le soltó hilo a ia ópera; en los años setentas porque había que oír los últimos arpegios de una Ángela Peralta en proceso de enmudecimiento, y en , porque vino Adelina Patti.

No menos libertad tuvieron las representaciones teatrales que se alojaban en once teatros capitalinos y quién sabe cuantos provincianos. La compañía de Leopoldo Burón presentó tragedias de Shakespeare.

En se estrenó con gran éxito El gran Gale oto , do José de Echegaray, y en , Después de la muerte , de Manuel José Othón. Y como si todo eso fuera poco para divertir a los ricos, se prodigaron las zarzuelas, se introdujo el deporte del patinaje en el Tivoli dol Elíseo, se inventó la feria anual de las flores entre San Ángel y Mixcoac; don Manuel Romero Rubio abrió el Jockey Club para escogidos, y se difundieron el velocipismo y la equitación.

Sólo faltaban los bailes suntuosos, los cuales empezaron a menudear a partir del convocado por la Embajada Británica en Junto a la diversión creció la escuela, la nueva escuela que se propuso como ideal sustantivo la difusión de los amores a la patria, al orden, a la libertad y al progreso.

Díaz recibió 5 escuelas primarias con mil alumnos. De esos planteles sólo un 13 por ciento era de particulares.

Para el número de primarias se había duplicado y el de alumnos, cuadriplicado. Estos subieron a mil en las escuelas oficiales y a mil en las católicas.

La educación siguió circunscrita a la ciudad y a la clase media. Por la educación indígena y rural sólo se hicieron esfuerzos esporádicos y aislados.

Eso sí, las escuelas de enseñanza media superior conocieron una época de oro. En primer término, la Preparatoria Nacional que tuvo réplicas en la mayoría de las capitales de provincia. Otra moda fue la de las escuelas normales de señoritas. En cambio la enseñanza técnica y profesional no hizo progresos de mejoría.

El porfirismo inicial, al parecer, no pensó que una enseñanza ad hoc sería la mejor manera de abordar el progreso como fin. De a el México urbano modifica notoriamente su conducta.

En el orden político, asume una monarquía republicana, un neoiturbidismo solapado. A eso se le llamó orden y también paz. En lo económico, pone en marcha la construcción de un mercado nacional, una industria fabril para el consumo interno, una minería extractora de metales industriales para el consumo externo y una capitalización desde fuera.

A esto se le llamó progreso. En lo social, deja hacer a chico y grande, y éste se llena los bolsillos con entusiasmo.

A esto se le llamó libertad. En el México campesino, en el 80 por ciento de la sociedad mexicana, sólo se produce un cambio de atmósfera, casi no de vida. Se transita del constante ¡Josús!

en la boca a un sueño relativamente tranquilo que no a una vigilia dichosa. El invierno con que cierra el año de y abre el de es uno de los más alegres y confiados de toda la historia de México. El frío apenas se siente. No hay heladas fuera de las comunes e indispensables para destruir las plagas que genera el temporal de lluvias.

Algo de ideal tiene aquel invierno pues a partir de él se empieza a celebrar el primer día del año. Hasta entonces era una diversión propia de los británicos; desde entonces da en ser tan mexicana como las posadas precursoras de la Noche Buena.

En el invierno del se afianza el falansterio de Topolobampo sobre las bases de la supresión de la propiedad privada y de la moneda y la construcción colectiva de caminos y escuelas.

Colonos de Estados Unidos y de varia condición vienen a probar fortuna en el falansterio donde estaban abolidos los impuestos y los castigos, donde todo era de todos y todos eran responsables de la felicidad de cada uno.

Dirigidos por Albert K. foro comercial, en torno a una enorme plaza, conocida como el Foro de los Perfumes, por la cantidad de marchantes de sustancias olorosas y fragantes, flores y especias que se encuentra en sus puestos.

Prcticamente se puede encontrar de todo en sus establecimientos, desde fragan-. El Poste. Turinos Labada: De los Labada de Roble- CAPTULO 3: CIRINEA. La Casa Perfumada. da, sirvi a las ordenes de Reginbrad en el ejr- cito del Este distinguindose por su coraje ante Las Barricas de Marvalar.

el enemigo en las campaas para expulsar a los La Alegre Compaa. orcos de Lasminas. Turinos presenta una com- plexin fuerte y un gesto duro, luce cabello aza- La Taberna del Dragn.

bache y ojos marrones, y podra ser un hombre El Draco y el Ojo del Muerto. atractivo de no ser por una gran cicatriz que recorre su cara desde el pmulo derecho hasta la oreja, una herida de guerra que recibi en el asal- La capital de las marcas cuenta con una nutri- to de una posicin orca en un desfiladero mine- da guardia urbana, bien organizada, que consta ro al este de las Colinas Azules.

Turinos habla de un buen nmero de soldados patrullando las con inusitada parsimonia, signo de su aplomo y calles y las cercanas de la ciudad constantemen- confianza. El capitn de la guardia es un espada- te. A esta tropa se la conoce como la Guardia chn formidable, fuerte y gil, que cuenta con la Real y tiene su guarnicin ms importante en el devocin de los guardias a su cargo, fruto de su propio Alczar de la Calavera.

Sus atribuciones carcter abierto y sus orgenes humildes. ms importantes pasan por mantener el orden en la ciudad y sus alrededores, patrullar caminos Bradamn El Lobo Vatinio: De aspec- y veredas prximas a la urbe, perseguir el cri- to saludable y atltico, contando 45 aos, Bra- men, guardar la propiedad de la corona y a sus damn es, si cabe, el capitn de la guardia ms sbditos, ejercer como guardaespaldas de perso- reconocible.

Perteneciente a una familiar noble najes importantes y servir las puertas de acceso acomodada, los Vatinio, Bradamn se convirti a la ciudad.

Los miembros de la guardia portan en capitn de la guardia cuando slo contaba 17 armaduras de escamas negras y van armados aos. Con el tiempo, su eficacia y dedicacin, con espadas largas, lanzas, escudos y ballestas amn de su dilatada experiencia, le han gran- ligeras.

La patrulla tpica de la guardia consta de jeado una bien merecida fama de funcionario 12 miembros guerreros de nivel liderados metdico y decidido. Destaca su tino y astucia por un oficial con el rango de capitn guerrero que, junto a su gran inteligencia y disposicin, de nivel Ocasionalmente, un solo capitn hacen de l un investigador sagaz, prudente, puede comandar una unidad ms numerosa, temido por todo criminal y malhechor.

Brada- integrada por dos patrullas de 12 guardias para mn es el ms respetado de los guardias y al que formar una brigada. Generalmente hay cuatro se le encomiendan las misiones ms delicadas y capitanes en servicio dentro de la Guardia Real. la investigacin de los ms extraos y enrevesa- Este puesto goza de un gran prestigio, y desem- dos misterios y crmenes.

pearlo es un gran honor, slo reservado para Magnus Remesul: El apellido Remesul es hijos de casas nobles o veteranos del ejrcito, uno de los ms conocidos de todo Reino Bos- que si bien no cuentan con el aval de un noble que, familia de rancio abolengo y gran fortu- apellido, han servido con honor en batalla dis- na, dueos de un imperio comercial e indus- tinguindose por su valor y son recompensados trial extendido por todo Valion.

Originarios de con tan alta distincin, pasando a ser capitanes Robleda, una rama de los Remesul se traslad a de la Guardia Real de Marvalar.

Marvalar muchos aos atrs para continuar sus negocios y establecer contactos comerciales en la corte real. Magnus alcanz su puesto como. Severo poltica y comercial de su familia, conscientes es un hombre cultivado, de carcter reservado y de que colocar a un destacado miembro de la taciturno.

No es hombre hablador, pero es muy familia en tan importante puesto redundara en observador, prctico y resolutivo. Aunque de. CAPTULO 3: CIRINEA pinges beneficios para la familia. Los Remen- fsico endeble, es gil espadachn, rpido en la sul controlan las rutas comerciales terrestres finta y astuto como un chacal, destacando en el con Visirtn y Salmanasar, comerciando con manejo del sable ligero curvo de estilo visirtan.

tejidos, especies y artculos diversos. Aunque no Severo no porta nunca armadura y algunos de son pocos los que se atreven a afirmar que la sus compaero dicen que es ducho en las artes familia tambin mercadea con artculos prohibi- arcanas. En realidad, Severo es un mago de dos, tales como componentes alqumicos, armas poder considerable su nivel quedar a criterio y objetos robados.

Nadie ha conseguido probar del Narrador. nunca este extremo, empero. Sea como fuere, Magnus Remesul es capitn de este prestigioso La Vigilia Serena: Aparte de la Guardia Real, cuerpo, aunque es mal considerado por muchos existe una pequea dotacin de polica, denomi- de sus compaeros, debido a su carcter indo- nada Vigilia Serena, integrada por unos 60 hom- lente y su malhumor.

Es de aspecto bruto y des- bres comandados por 6 sargentos. A diferencia aliado, grueso y aparentemente torpe, aunque de la Guardia Real, estos hombres se encargan es simple apariencia, ya que cuando se enfrenta de resolver disputas menores, patrullar las calles al peligro puede llegar a ser un temible adversa- y cementerios, mantener iluminadas las calles rio, si bien Magnus aplicar su maliciosa astucia a la noche, hacer las veces de serenos, asistir y retorcida inteligencia para conseguir sus fines a la guardia, procurar el mantenimiento de las antes que recurrir al enfrentamiento fsico direc- puertas de la ciudad y dems mobiliario pblico.

Magnus luce un parche en su ojo derecho y Estos hombres estn equipados con armaduras varias cicatrices en su barbilla. Un ridculo bigo- de cuero ligeras de color verde oscuro y portan te fino corona sus labios.

espadas cortas, hachas arrojadizas, lanzas cor- tas o dagas. La mayor parte de la Vigilia Sere- Nota: En nuestra campaa, Magnus es una na patrulla las calles a la noche y no es difcil manzana podrida en el cesto de la ciudad de encontrarles en los lugares ms recnditos de la Marvalar, ya que est en tratos con gentes del ciudad, en sus callejones ms oscuros y aparta- hampa local, tanto de Marvalar como de Roble- dos.

Nadie conoce la ciudad mejor que ellos. da, en especial la organizacin de Tiran Robleal- bo. Magnus no dudar en usar su cargo en su Los Serenos, como son comnmente conoci- propio beneficio, bordeando la ley cuando no dos, son generalmente guerreros de nivel ignorndola para alcanzar sus metas y benefi- Los sargentos de la Vigilia Serena, denominados ciarse a s mismo y a su propia familia.

Si bien oficialmente Sargentos Serenos, son hombres es cierto que algunos compaeros sospechan de especialmente escogidos por su valor y arrojo.

l, an no han podido reunir pruebas suficientes Muchos de ellos son veteranos del ejrcito o de para incriminarle. la Guardia Real. Solamente existen 6 sargentos en activo, cada uno de ellos con 10 hombres Severo Nimfidius: Hombre enjuto, espiga- asignados a su mando y con la responsabilidad do y alto, de movimientos grciles y elegante sobre una sector determinado de la ciudad.

Los en su hablar y en sus gestos. Hombre distin- sargentos son guerreros de nivel guido, honesto y honorable, miembro de una noble familia. Severo es un caballero agraciado, de pelo blanco y cuidada barba.

Aunque su ras- go ms caracterstico es su penetrante mirada inquisitiva, con sus enormes ojos grises, que bri-. Nadie como Labeo conoce Alfenus de Robleda: Nacido en la ciudad la ciudad y sus subterrneos. De igual modo, no CAPTULO 3: CIRINEA.

del Roble Blanco hace 26 aos, Alfenus es un hay nadie con ms contactos en Marvalar que el hombre amable, aunque algo displicente, siem- viejo Labeo. No porta armadura, y se ayuda para pre dispuesto para el trabajo y efectivo.

De corta caminar con una lanza corta del ejrcito. estatura, algo contrahecho y amplio de hom- bros. Alfenus muestra una melena corta casta- Martialis: Martialis es el ms joven de los a, de pelo aceitoso que centellea a la luz de las sargentos, hombre decidido, resuelto y valien- antorchas.

Sus ojos son negros y pequeos, algo te, que no parece amedrentarse ante nada, pero mezquinos, con un brillo sutil de astucia en su cuya experiencia, al contrario que su compae- mirada. No tiene barba ni bigote. Alfenus est ro Labeo, es casi inexistente.

Martialis posee un armado con un par de dagas de plata y porta la gesto ceniciento, inocente an, con una intensa tpica coraza ligera de cuero verde de los Sere- mirada de ojos azules adornando unos rasgos nos.

agraciados y bien proporcionados. Martialis est equipado con la cota de cuero verde oficial de Druso el Negro: Druso es uno de los ms los Serenos, espada corta del ejrcito, daga y eficientes y resolutivos sargentos de los serenos fanal de vidrio verde.

Tambin usa una honda de de Marvalar. Su mirada acerada, distante, en oca- tanto en cuando. Es oriundo de Marvalar, pro- siones ausente, se hace respetar entre sus hom- tegido de Magnus Remesul, quien lo recomen- bres.

Druso es algo altivo, de trato difcil y algo d para ocupar este puesto en la Vigilia Serena. Su rostro de rasgos afilados enmar- Martialis no est al tanto del carcter corrupto ca siniestramente unos ojos azules de color vivo de Magnus, y ste espera en el futuro servirse intenso, que se asoman sobre una enorme nariz de la candidez e inexperiencia de su protegido aguilea.

Su pelo es corto, abundante y negro, para mantenerse informado de lo que ocurre de ah su curioso sobrenombre de el Negro. en el seno de esta organizacin. Corresponde al Sus orejas son pequeas y su mandbula grande Narrador decidir cmo acabar esta relacin y poderosa, cubierta por una espesa barba zai- na bien arreglada.

Druso es natural de Olmeda, Brentor del Vado: Brentor es un hombre de y sirvi 10 aos en el Ejrcito del Oeste, pro- mediana edad, silencioso y reservado, aunque en tegiendo la frontera occidental del Reino.

Est ocasiones puede mostrarse rudo y cortante en el armado con una espada corta del ejrcito y una trato. Brentor es un hombre corriente, de pelo cota de malla de confeccin militar.

A la noche, castao y ojos marrones, complexin fuerte y siempre porta un fanal de aceite con los vidrios grandes manos. Pas buena parte de su infancia tintados de un color verde caracterstico.

y juventud trabajando en los campos de labran- za del noroeste. Poco tiempo despus ingres Labeo Cedifor el Viejo: Labeo es un hom- en la Guardia Real, pero fue expulsado de la bre delgado, encorvado, cargado de hombros, misma por un asunto turbio relacionado con de aspecto enfermizo y entrado en aos.

Labeo unos sobornos que supuestamente acept de un vive sus ltimos das como sargento, ya que se gremio de ladrones local. Ms tarde, exonerado rumorea que, debido a su avanzada edad, pron- por falta de pruebas, fue admitido en la Vigilia to ser reemplazado en su puesto. A pesar de Serena, donde se ha ganado el respeto de sus ello, y dada su dilatada experiencia, es uno de compaeros tras varios aos de servicio ejem- los sargentos ms sabios y respetados por el plar.

Brentor sirvi a las ordenes de Magnus en populacho. Su cara es fiel reflejo de sus muchas su paso por la Guardia Real. Siempre defendi y variadas vivencias, evidenciando el cansancio y su inocencia, aludiendo a una mano negra tras hartazgo de una vida entera vigilando el sueo su acusacin y posterior expulsin del cuerpo;.

atesorar en los salones bajo la montaa una gran cantidad de reliquias y objetos de poder que le Tertius: Tertius es un hombre decidido, permitiran, llegado el caso, regresar a Neferu.

CAPTULO 3: CIRINEA valiente y resuelto, de esos hombres que pare- y destruir a sus enemigos, incluyendo al propio cen no temer a nada ni nadie. Oriundo de Sal- Faran. Pero un buen da, sin que nadie supiera manasar, abandon tiempo atrs su ciudad para la razn, el cirineo desapareci sin dejar rastro, establecerse en Marvalar.

Nadie sabe a ciencia la fragua se apag y el triste penacho negruzco cierta cules fueron los motivos de su marcha. que escapaba montaa arriba dejo de verse de Tertius perteneci a la infantera de marina de una vez por todas.

Desde entonces, nadie en su Salmanasar, y con tan distinguido pasado, no sano juicio se ha aventurado bajo la montaa, tard en ser admitido en la Vigilia Serena aun- pues son muchos los que creen que un gran mal que intent ingresar en la Guardia Real, pero las an perdura all, un mal que no debe ser moles- leyes del reino prohben el acceso a extranjeros tado, por el bien de toda la Marca.

no nacidos en las Marcas. Nota: En realidad, y este dato es desconocido por todos, Tertius es un espa de Salmanasar El Barro Hirviente: Cerca de la Montaa del infiltrado en los serenos con el cometido de fil- Cirineo Spatha , existe un pramo estril don- trar informacin y mantener al tanto de lo que de apenas crece nada.

All pueden encontrarse ocurre en la ciudad a las autoridades de la rep- charcas de barro hirviente y fumarolas que escu- blica. pen de tanto en cuanto vaharadas de agua sulfu- rosa muy caliente.

Es un lugar siniestro y apesto- so, que toda criatura viviente evita en lo posible; un lugar que se dice maldito por los dioses y Localizaciones de inters habitado por criaturas horribles y espectros de pocas pasadas.

Algunos sabios afirman que en este desolado rincn de la Marca, ha tiempo que La Montaa del Cirineo: Hace muchos, hubo una batalla entre dos poderosas entidades muchos aos, un poderoso hechicero cirineo tan antiguas como las pirmides de Semerkhet. huy de Neferu perseguido por la clera del La lucha fue cruel, despiadada, desatndose faran.

Tras vagar aos enteros por el desier- fuerzas de un poder ignoto, que transformaron to, consigui cruzar el estrecho y poner su pie la tierra, tornndola en un lamedal baldo y ayu- en Valion.

Alimentado su odio por una incon- no de vida. tenible sed de venganza, el cirineo busc refu- gio en el interior de unas viejas cuevas a los pies Ciertamente, es un inhspito marjal pantanoso de un volcn extinto cerca de la costa, llamado de aguas sulfurosas y hediondas donde la vida entonces Spatha.

Durante lustros, gracias a sus vegetal se reduce a unos cuantos matorrales poderes, se construy todo un complejo subte- raquticos, de follaje ralo y tallos endebles y que- rrneo bajo la montaa, reclutando sirvientes, bradizos.

Apenas unos cuantos rboles subsis- esclavos y criaturas horribles encadenadas a su ten en el pantano venenoso, hundiendo sus ra- voluntad, que trabajaron en sus minas y talle- ces, como garras de cuervo, en el escaso terreno res, en experimentos horribles, alimentando la firme que hay entre las charcas humeantes y los fragua, provocando que una perenne columna mangles de enredadera espinosa.

La vida salvaje de humo emanase da y noche del crter del vol- es, igualmente, muy escasa, pues pocas son las cn, como un siniestro penacho negruzco que criaturas capaces de sobrevivir en un ambien- adornase la cumbre nevada del lgubre monte te tan ponzooso.

Ni tan siquiera las estirges o del cirineo. Aos y aos de investigacin mgica las chirriantes chotacabras vuelan por el marjal,. Slo algunos repugnantes de bruja.

Rumores de ultratumba llenan el aire insectos, fundamentalmente mosquitos de patas de ritmos y salmodias siniestras, acompasadas zancudas y grandes moscones pegajosos, moles- con el ulular de la brisa glida de sepulcro.

Hay CAPTULO 3: CIRINEA. tan a los incautos visitantes, amn de escaraba- aqu un gran secreto enterrado, una maldicin jos de fuego, gusanos que se alimentan del cieno ms all de este tiempo, que duerme un sueo y algn tipo de lagarto o tritn ponzooso que eterno que no debe ser importunado.

La pesa- calienta su sangre en las hirvientes fosas de azu- dilla de criaturas ms antiguas que la Luz y la fre.

Sombra, que el mundo y sus horas, emplazadas en el olvido y la congoja de lo que est por venir, Se dice que una horrible criatura de ultratum- millones de aos despus de que el ltimo de los ba reina sobre el humo amarillo y neblinoso del hombres muera solo, los dioses olvidados ni- Barro Hirviente, pero, seguramente, esto no ser camente los Antiguos restarn sobre la Tierra y ms que otro de esos cuentos que se narran a la bajo ella.

luz de la hoguera en las fras noches de invierno. Comarcana: Entre la Fortaleza del Vado y el El Zarzal: Entre el Barro Hirviente y la Cuen- Coto del Draco, encontramos un pequeo bos- ca de los Trolls o Cuencatroll, existe un brazo que lleno de vida regado por las aguas del Draco de abrupto terreno cubierto por zarzales espi- y su afluente, el Metauro.

En estas frondas hay nosos intrincados y espesos. Resulta compli- importantes explotaciones madereras. Aparte cado atravesar esta barrera natural, aunque no de ello, la caza es abundante aqu, principalmen- imposible. El viajero prudente preferir rodear te crvidos y cerdos salvajes.

Hacia el sur de la estos setos erizados de espinas para desviarse Cormarcana se emplaza la villa de Castamir. hacia el sur y avanzar cerca de la costa, donde Muchos de los habitantes de este pueblo traba- el terreno es ms amable para el peregrino, pues jan en la industria de la madera y el cultivo de los se dice que en lo ms profundo de los zarzales, campos, la caza y la apicultura.

escondido entre las pas y la hojarasca, existe un extrao portal mgico, un crculo de piedra enhiesto, adornado por arcanas runas de poder que es capaz de transportar a todo aquel que ose Bosque Real: Este esplendoroso bosque de traspasar su umbral a algn otro lugar lejano y conferas y robles centenarios es un coto privado misterioso, de donde nadie vuelve o casi nadie.

al que slo pueden acceder los monarcas coro- nados de la corte de Marvalar, sus nobles, vasa- llos de alta alcurnia y guardias reales; no obstan- te, es normal que se expendan permisos o licen- Valle Oscuro: Si hay un lugar que las gentes cias para que algunos guardabosques, cazadores de la Marca evitan a toda costa, ste es sin duda y leadores, mantengan y cuiden estos bosques Valle Oscuro.

Esta depresin boscosa es un rin- reales. Siendo un lugar de acceso restringido y cn neblinoso, aciago y ttrico, donde la luz ape- limitado, ha sido poco explorado y se dice que nas llega a tocar el suelo, ahogada por el denso en la espesura, en lo ms profundo de Bosque ramaje que recoge y oprime el aire, dotando a Real, existen construcciones grandiosas de otras la hondonada de una pesada y densa atmsfera pocas que esconden misterios extraordinarios.

decada y preada de tristeza y soledad perennes. Un silencio sobrecogedor reina imperturbable en el valle, silencio espeso, compacto casi. Pero todo cambia al anochecer, cuando el crepsculo Castamir: Castamir es un pequeo pueblo llega, entre luces mortecinas apenas filtradas por emplazado entre las Lomas Brunas y Bosque.

Las buenas gen- Mantoverde: Desde Marvalar a Las Barrancas, tes de la villa se dedican fundamentalmente a la en la ribera occidental del Draco, hay una vasta agricultura y la minera. Destaca el monasterio extensin de campo herboso, una planicie verde de Rocagrs, emplazado en sus proximidades.

donde pastan los rebaos y recuas de trajn que. CAPTULO 3: CIRINEA labran los campos que tachonan la llanura. Es comn ver pequeos grupos de agricultores con sus aperos al hombro dirigindose a sus tierras El Yermo: Hacia el norte de la Fortaleza del de labor, as como pastores, acompaados por Vado, ya cerca de las frondas de los elfos, existe guardas de vecera, guiando a sus rebaos por un pramo desolado, estril y huero donde nada el llano.

Slo unos pocos rboles esquelticos, de ramas largas y delgadas como dedos de esque- leto, se aferran testarudamente a la tierra des- nuda, amarilla y reseca. El Yermo es realmente Fuerteloma: Fuerteloma es una fortaleza de la una angosta hondonada terrosa de barrancos, Marca donde hay acantonado un destacamento buzamientos y terraplenes de roca menuda, con de dos batallones del Ejrcito del Oeste que se numerosas cuevas y galeras que comunican con encargan de garantizar la seguridad de los cam- antiguas construcciones hipogeas que se hun- pos de labranza de Mantoverde.

Se trata de un den en las entraas de la tierra. Hace muchos, punto fortificado de mota empalizada y foso. muchos aos, este angosto valle era una prspe- ra explotacin minera de plata y oro, rebosante de vida, donde los obreros trabajaban en los terraple- nes y las minas todo el da, para volver a la noche a sus campamentos mineros.

Todo fue bien hasta que algo despert, muy abajo en la mina, en los tneles y entibados ms profundos y recnditos del complejo. Algo maldito y horrible, que masacr a cientos de mineros y maldijo el lugar, tornndolo en un valle desangelado y solitario que nadie se atreve a pisar.

Hay noticias de numero- sos grupos de aventure- ros que, haciendo acopio de valor, se decidieron a internarse en la oscuridad de la mina pero no se sabe de ninguna expedi- cin que haya vuelto. tra cerca del corazn de las Rocas del Draco.

Ninguna planta acutica crece en este estanque, dejando el fondo de rocas claramente visible a CAPTULO 3: CIRINEA.

En la cara interna Rocas del Draco: A la vera del Camino Vie- de cada roca del Draco, bajo una gruesa capa jo de la Mantcora Camino Mantcora hay una de musgo y liquen, se encuentran antiguas runas extensa y frondosa arboleda que esconde una grabadas. Ningn musgo ni liquen adorna la enigmtica construccin de poca remota.

Se cara externa de las rocas, mostrando bajorrelie- trata de un crculo de dlmenes megalticos de ves de dracos horribles. piedra gris oscura, en torno a una losa central, circular, emplazada sobre cuatro grandes sillares a modo de altar ceremonial.

Nadie sabe la utili- dad de este lugar, pero se cree que bajo los blo- Coto del Draco: El Coto es una famosa posa- ques ptreos hay un templo subterrneo del que da del Camino Mantcora, un remanso de paz y poco se sabe.

No se conoce la forma de acceder seguridad en la peligrosa va, muy prxima en al mismo, caso que exista en realidad. esta zona a Valle Oscuro. Debido a su locali- zacin, cuenta con un retn de guardias fuerte- Las doce rocas del Draco estn ocultas en el mente armados para su defensa.

extremo oeste de la Colinas Brunas, hacia el sudoeste del Coto del Draco en el Camino de El Coto se encuentra en la cima de una pequea la Mantcora. Estas antiguas piedras granticas colina, y es el nico asentamiento conocido que sobresalen 3 metros del suelo y tienen 1 metro existe en la zona.

Segn asciende el sendero por de grosor, formando en conjunto un crculo de la ladera de la colina, ste se ensancha y allana unos metros de dimetro. Piedras horizon- repentinamente, formando una pequea vagua- tales forman arcos trilitos gigantescos sobre el da abrigada y cubierta de pinos en la que se alza par de piedras ms al norte, ms al oeste y ms la empalizada.

Cerca de la base de la colina fluye al este, y una cuarta piedra horizontal agrietada un arroyo pequeo, aunque en poca de deshie- y rota en pedazos yace cerca del par de menhires lo se transforma en una rambla muy caudalosa. ms al sur.

Un estanque de 10 metros de di-. No fue fcil trabajar en estos pramos, ya que establos, la casa de baos y la posada propia- el trasgo es fuerte al norte y otras muchas cria- mente dicha.

El primero est construido com- turas horribles tienen su hogar en estas tierras pletamente en madera y slo tiene un piso, en olvidadas. CAPTULO 3: CIRINEA el que hay lugar para un mximo de 40 montu- ras.

Normalmente, aparte de los animales de los Pero lo peor lo encontraron los enanos en el clientes y viajeros, se encuentran aqu algunos interior de la tierra, muy abajo. Nadie sabe qu, mulos de los arrieros locales. La casa de baos pero aquello que despert en las profundidades tambin ha sido levantada en madera e inclu- acab con los enanos.

Nadie sobrevivi para ye las letrinas. El tercer edificio, el de la posada, contarlo. Se cuenta que una extraa plaga con- cuenta con dos pisos, adems de stano y una virti a los enanos en piedra, un poder dormido pequea torre mirador que se eleva por encima que fue molestado en su descanso y desat su de la empalizada, y desde la que puede divisarse clera sobre los mineros.

Ese poder an aguar- toda la cuenca del Draco, as como buena parte da en la Mina Vieja, esperando a alguien con de trecho del camino un guardia siempre otea suficiente poder para arrostrarlo sers t ese desde la atalaya.

La posada tiene un primer piso hecho de piedra, y en l se encuentran la cocina, el amplio saln El Faro: El Faro de la Marca era un viejo pues- principal, la despensa, un comedor privado ms to de vigilancia adelantado, guarnecido por una pequeo y elegante, una pequea sala biblio- tropa estable de soldados.

La fortaleza fue cons- teca y los aposentos del posadero Labeo y su truida aprovechando una vieja construccin esposa Dolabella. Adems hay unas escaleras enana en el interior de una loma solitaria en la que conectan con la segunda planta, as como vertiente ms septentrional del Valle Angosto de otras para descender al stano.

El segundo piso la Linde Norte, cerca del Bosque de las Araas. es de madera, y en l se localizan las habitacio- Este bastin fue arrasado por una enorme hues- nes para los huspedes, 20 en total: Cuatro gran- te orca hace mucho tiempo.

Tras das de asedio, des inquilinos , 6 medianas inquilinos la guarnicin sucumbi y la fortaleza fue toma- y 10 pequeas inquilinos. Todas ellas son da al asalto. Los escasos supervivientes fueron de una calidad ms que aceptable, cuentan con pasados a cuchillo por los horribles orcos.

La estufa, ventanas al exterior, jergones de paja con partida de guerra que se envi desde Marvalar mantas y una palangana con jofaina. El stano para asistir a la tropa asediada no lleg a tiempo, es una gran sala subterrnea que hace las veces y tan slo pudieron contentarse con dispersar a de despensa y lagar.

las huestes trasgoides, ocupadas ya en saquear lo que quedaba de fortaleza. Despus de aquello, se abandon la vieja idea de pequeas fortalezas La Mina Vieja: Muy al norte, ms all del Bos- de frontera aisladas para vigilar la Marca a favor que de las Araas, el terreno se hunde, formado de patrullas mviles de vigilancia y partidas de una depresin natural que abarca hasta donde guerra con soldados fuertemente armados.

alcanza la vista. Aqu, muchos aos atrs, hubo una gigantesca explotacin minera que horad Aunque hay viejos caminos que conducen hasta la tierra, creando docenas de niveles subterr- las ruinas, estas sendas son peligrosas y solita- neos que forman una intrincada red laberntica rias.

Uno debe andarse con sumo cuidado. Nun- en el subsuelo. Los enanos de Moru trabajaron ca se sabe que puede encontrarse en la siguiente en este desolado terreno durante generaciones, colina ni bajo ella. al amparo de los tratados comerciales firmados con las gentes de las marcas y los elfos de Esme-.

en el castillo de Ermegar. La fortaleza pertene- del Draco y Robleda. Para cumplir esta misin, ce desde tiempo inmemorial a la familia Erme- el conde cuenta con tres compaas del Ejrcito gar, representada hoy por el conde de Ermegar, del Este que patrullan constantemente el cami- Lucius Scipio Ermegar, Guardin del Camino.

CAPTULO 3: CIRINEA ta con numerosas habitaciones para acoger a los viajeros, incluyendo establos para las bestias, taberna con amplios comedores y barraco- nes para la tropa, amn del edificio principal: el palacio fortificado de la familia Ermegar.

Aqu viva Laurana Ermegar antes de su misteriosa desaparicin, hija de Lucius y la princesa elfa Laurantia de Florisel, sobrina de Florisel, des- posada con el poderoso conde para reforzar la alianza poltica y militar entre el reino de Esmeril y Reino Bosque.

Aunque el enlace tuviera un componente estratgico y polti- co nada desdeable, entre el conde y la princesa surgi repentinamen- te el amor.

Lucius adora a su mujer, de cuyo seno es fruto la hermosa Laurana, que ha heredado la belleza imperecedera de su madre y el ardor guerrero de su padre. Laurana es, por tanto, una semielfa, algo muy poco habitual en la Marca, ya que los elfos son seres esquivos, altivos y orgullo- sos, que no gustan de relacionarse con otras razas, especialmente los enanos.

Sin embargo, hace un lustro, Laurana desapareci si dejar rastro y no se ha vuelto a saber de ella. Desde entonces, su familia la busca sin des- canso, seguros de que algo tenebroso y extrao se oculta tras este desgra- ciado acontecimiento.

Hace aos, sola pieza de roca oscura que se erige enhiesta un grupo de intrpidos aventureros regres a CAPTULO 3: CIRINEA. en mitad de una planicie herbosa desprovista de Robleda relatando, despus de aos de ausencia, arbolado. Nadie sabe muy bien quin o qu eri- un extrao viaje que les llev desde un miste- gi aqu este menhir y por qu razn.

La roca rioso portal mgico, en algn lugar de El Zar- esta parcialmente pulida y muestra un rostro zal, hasta el interior de un zigurat una pirmide humano en su cara sur. truncada en lo profundo del bosque, donde unos sectarios adoraban a un diosa horrible con forma de araa llamada Atlach-Nacha.

Quebradas de la Cinaga: Hacia el oeste del Gran Pantano, se alzan como dientes de saurio las mticas Quebradas de la Cinaga, extendin- dose desde Pasoraudo al sur hasta casi alcanzar el punto donde el Arroyosauce se separa de su hermano mayor, el gran Draco, muy al norte, cerca de la Mina Vieja.

Desde lo alto de las coli- nas se puede contemplar la extensin verde ama- rillenta del vasto Gran Pantano, que llega con lenguas de agua apestosa a lamer las faldas de las lomas quebradas, mientras que a espaldas del observador descansa, como dormido, el Bosque de las Araas, como una tapiz verde oscuro que atrapara la luz mortecina del crepsculo para no dejarla escapar.

La sierra es hogar de todo tipo de criaturas, incluyendo a los trasgos y grandes trasgos, que Bosque de las Araas: Sin duda, uno de los habitan en complejos subterrneos en el interior lugares ms peligrosos de la Marca. El Bosque de las montaas de la cinaga. de las Araas es de una espesura casi sobrena- tural, donde las copas de los rboles se entrela- zan de manera caprichosa, enredndose en un El Gran Pantano: El Gran Pantano es un intrincado diseo que apenas deja pasar la luz, paraje mtico para todo habitante de la Marca, un convirtiendo el bosque en un lugar oscuro don- lugar que ha desempeado un importante papel de anidan las araas, algunas de ellas enormes.

en la historia de Robleda. Desde tiempo inme- Estos arcnidos tejen sus redes como gigantes- morial, los primeros asentamientos humanos en cas cpulas de seda, que colgarn mgicamente la regin se las tuvieron que ver con las belicosas de las bvedas naturales que forma el ramaje al tribus de hombres lagarto que habitan las oscu- entrelazarse las copas.

Penetrar por accidente ras marismas, y con cosas an ms horribles, o voluntariamente en una de estas cpulas de engendradas en la oscuridad del mangle, entre araa es un acto descabellado, pues estas criatu- nubes de mosquitos y el olor infecto del cieno.

ras son muy agresivas y poseen una mordedura Todo lo que surge en esta cinaga inmensa es letal, gracias a su efectivo veneno.

CAPTULO 3: CIRINEA Los hombres labraron la tierra, y ensancharon el curso del Arroyosauce para que las velas de la Reina llegarn hasta los muelles de la ciudad.

Las murallas crecieron y se ensancharon, las torres despuntaron al cielo erizadas de gallardetes y banderolas y las almenaras de la Marca se encen- dieron por primera vez, orgullosas y brillantes, para que la gloria del Reino se vislumbrase ms all de las aguas turbulentas del estrecho, con ms intensidad que las centellas sobre el Liafdag y los faros de Utmose.

Era la luz de la Marca. El Bosque Negro: Al norte de Fonda, se extiende el viejo Bosque Negro, que sirve de barrera natural entre la llanura de Eltauro y los Pramos del Pasto, al sur del Camino del Comercio, va natural de entrada a los vados del Arroyosauce, en Pasoraudo al norte y Robleda al sur.

Su posicin estratgica como llave al cora- zn de la Marca ha estado siempre muy presente maligno per se, impelido por un oscuro impulso en la mente de los seores del este, de ah que que yace en lo ms profundo del Gran Pantano.

sus lindes meridionales estn guardadas por las patrullas de Ermegar, guardianes del camino. Hay varios poblados de hombres lagartos dise- El bosque en s es un lugar peligroso, infesta- minados por el pantano, as como ruinas y ves- do de alimaas y trasgos.

En la espesura, existe tigios tan antiguos como los luceros de Esmeril. una necrpolis antigua, construida otrora por los seores de los pramos venidos de Eretria, Hace siglos, el pantano se extenda ms all de mucho antes de que el gran Seif al-Din unifi- Pasoraudo, hasta casi tocar las Colinas Azules.

cara a las tribus, cuando los gnolls controlaban En aquellos tiempos, el hombre deba medir su la llanura desde Calvera hasta las frondas de las espada contra el trasgo en los pramos cena- araas.

Con todo, algunos valientes y arrojados colonos se asentaron a la vera del Arroyosau- ce para fundar Robleda, que prosper y creci poco a poco, a pesar del hostigamiento de los La choza de la bruja de los pantanos: En hombres lagarto. El hombre plant el roble, los lmites meridionales del Gran Pantano vive el gran roble albo, y las gentes prosperaron, y la bruja Zhora Ada los ungolitas la conocen entonces los saurios lanzaron su ataque defini- como Mama Yaga o Baba Yaga , una mujer tan tivo, destruyendo todo a su paso.

Slo el roble anciana como el mundo que, segn se dice, via- sobrevivi a la llama de los malditos, cuando la ja de una lado a otro en su choza, que puede ciudad ardi a su alrededor.

Aos despus, de las desplazar a voluntad con dos enormes patas de gallina que aparecen para levantar la choza y. Slo aquellos ms valientes buscan narlas de personas y objetos a voluntad. Las ms la choza de la bruja, pues es bien conocida su poderosas brujas pueden lanzar una maldicin sabidura y poder; pocos secretos hay en Valion mortal, como si se tratase de un conjuro, que si que la bruja de pata de hueso no conozca.

Pero se falla la tirada de salvacin de muerte provo- CAPTULO 3: CIRINEA. la horrible bruja siempre pide algo a cambio carn el fallecimiento de la vctima en dos das. de sus conocimientos, en ocasiones misiones y Las brujas pueden usar conjuros como si se tra- objetos, en ocasiones cosas terribles.

Las tribus tasen de magos de 11 nivel, pero estn limitadas de los pantanos y los hombres lagarto respetan a a conjuros de nivel 4 como mximo. la vieja y no se atreven a perturbar su hogar por miedo a sus poderes preternaturales.

En esta zona, al sur de los pantanos, se dice hay Lomas Brunas: Las gentes de Castamir, hace docenas de tmulos antiguos cubiertos por la aos, cuando an era seguro caminar por los espesa vegetacin, el mangle y las ftidas aguas campos de la Marca sin celo y sin miedo, ascen- estancadas del pantano, infestadas de alimaas.

dan las Lomas Brunas para ver ms all, hacia oriente. Con buen tiempo, en maanas fres- cas de cielo raso y horizonte despejado, poda verse el fulgor amarillo de la milenaria tierra de Bruja Neferu, allende las aguas del Dragn.

Px: 5. Se asemejan a ancianas humanas, perdidos en los anales de la historia. pero de tamao mayor, con cuerpos retorcidos y encorvados, de pelos encrespados, sucios y quebradizos como arbustos resecos.

Y Hassán rogó al persa que esperara en el vestíbulo, y corriendo como un potro que triscase por los prados en la primavera, fué a prevenir a su madre de que tenían por huésped al persa.

Y añadió: "Puesto que va a comer de nuestra comida en nuestra casa, estaremos ligados por el pan y la sal, y así ya no podrás inquietarte por mí en lo sucesivo". Pero la madre contestó: "¡Alah nos proteja, hijo mío! Y le decía: "¡Oh hijo mío Hassán! Pues bien: has de saber que con un poco de ellos puedes transformar en oro diez okes de cobre.

Porque estos polvos no son otra cosa que el elixir quintaesenciado, solidificado y pulverizado que extraje de la substancia de mil cuerpos simples y de mil ingredientes a cual más complicados.

Y el persa ofreció el pastel a Hassán, quien sin dejar de mirar los polvos, se lo tragó para caer al punto de espaldas, sin conocimiento, dando en el suelo con la cabeza antes que con los pies.

Inmediatamente, lanzando un grito de triunfo, el persa saltó sobre ambos pies, diciendo: "¡Ah encantador Hassán! Luego abrió un arca la vació y metió dentro a Hassán con todo el oro que produjo su operación de alquimia. Después salió a llamar a un mandadero, le cargó el arca a la espalda, y le hizo llevarla a la orilla del mar, en donde había un navío dispuesto a hacerse a la vela.

Y el capitán, que no esperaba más que la llegada del persa, levó el ancla. Cuando advirtió que su hijo había desaparecido con el arca y el oro, y que las ropas estaban esparcidas por la habitación, y que la puerta de la casa había quedado abierta, comprendió que en adelante Hassán estaba perdido para ella y que se había ejecutado el designio del Destino.

Entonces se entregó a la desesperación, y se golpeó mucho el rostro, y rasgó sus vestiduras, y se puso a gemir, a sollozar, a lanzar gritos dolorosos y a verter llanto, diciendo: "¡Ay! Y desde entonces dejó transcurrir sus días y sus noches entre lágrimas de duelo, junto a la tumba que erigió en medio de su casa y en la cual escribió el nombre de su hijo Hassán y la fecha del día en que fué arrebatado a su afecto.

Y también hizo grabar en el mármol de la tumba estos dos versos, a fin de recitárselos llorando sin cesar: ¡Cuando me duermo por la noche, se me presenta una forma engañosa, que viene a errar, triste, en torno de mi lecho y de mi soledad! en medio de la casa desierta, cuando ya ha pasado la hora de la visita!

Y así es como vivía con su dolor la pobre madre. En cuanto al persa que se marchó en el navío con el arca, era realmente un mago muy formidable; y se llamaba Bahram el Gauro, Adorador del Fuego, alquimista de oficio.

Y cada año escogía entre los niños de los musulmanes un joven bien formado, para llevárselo y hacer con él lo que le impulsaba a hacer su descreimiento, su perversión y su raza maldita; porque, como ha dicho el Maestro de los proverbios, ¡era "un perro, hijo de perro, nieto de perro; y todos sus antepasados eran perros!

Y he aquí que mientras duró el viaje por mar, bajaba una vez al día al fondo del navío, en donde estaba el arca, levantaba la tapa y daba de comer y beber a Hassán, metiéndole él mismo los alimentos en la boca y dejándole sumido siempre en estado de somnolencia.

Y cuando el navío llegó al término del viaje, hizo desembarcar el arca y bajó él también a tierra, mientras que el navío reanudaba su rumbo. Entonces el mago Bahram abrió el arca, desató las ligaduras de Hassán y destruyó el efecto de bang haciéndole aspirar vinagre y echándole en las narices polvo de antibang.

Y al punto recobró Hassán el uso de sus sentidos, y miró a derecha e izquierda; y se vió echado en una playa marina cuyos guijarros y arena estaban coloreados de rojo, de verde, de blanco, de azul, de amarillo y de negro; y por eso asombrado de verse en lugar que no conocía, se levantó y vió sentado detrás de él en una roca al persa, que le miraba con un ojo abierto y un ojo cerrado.

Y sólo con ver aquello, tuvo el presentimiento de que había sido víctima del mago y de que en adelante estaba a merced suya. Y se acordó de las desgracias que le predijo su madre; y se resignó a los decretos del Destino, diciéndose: "¡Pongo mi confianza en Alah! tú eres el más hermoso de todos!

que cayeras tan fácilmente en mis redes! hete aquí entre mis manos, y pronto verás cuánto te amo! y en ella se encuentran los elementos necesarios para el elixir de las transmutaciones. Y una vez que hayamos llegado a la cumbre, cogeremos los tallos de las plantas que crecen en esa región situada por encima de las nubes.

Entonces Bahram le dijo: "¡No llores, Hassán! Y se puso a tocar con sus dedos en el tamboril. Y al punto se alzó una polvareda, desde el seno de la cual se hizo oír un relincho prolongado; y súbitamente, surgió ante ellos un gran caballo negro alado, que empezó a golpear el suelo con sus cascos, echando llamas por las narices.

Y el persa le montó y ayudó a Hassán a encaramarse a la grupa. Y al instante el caballo batió las alas y remontó el vuelo; y en menos tiempo del que se necesita para abrir un párpado y cerrar el otro, les dejó en la cumbre de la Montaña de las Nubes. Luego desapareció.

Entonces el persa miró a Hassán de tan mala manera como en la playa, y lanzando una carcajada estridente, exclamó Entonces el persa miró a Hassán de tan mala manera como en la playa, y lanzando una carcajada estridente, exclamó: "¡Ahora, Hassán estás definitivamente en mi poder; y ninguna criatura podría socorrerte!

sólo eres un impío y un descreído! Y girando sobre sí mismo, el mago perjuro e impío fué a estrellarse contra las rocas del mar, y exhaló su alma en el descreimiento.

Y Eblis recogió su último aliento para atizar con él el fuego del infierno. Tal fué la muerte de que murió Bahram el Gauro, mago engañoso y alquimista. En cuanto a Hassán, libre así del hombre que quería hacerle cometer todas las abominaciones, comenzó primeramente por examinar en todas sus partes el tambor mágico en que estaba extendida la piel de gallo.

Pero, como no sabía de qué manera servirse de él, prefirió abstenerse de manejarlo y se lo colgó del cinturón. Tras de lo cual volvió los ojos en torno suyo, y vió que, efectivamente, la cima en que se encontraba era tan alta, que dominaba las nubes acumuladas en su base. Y sobre aquel elevado monte se extendía una llanura inmensa, formando cual un mar sin agua entre el cielo y la tierra.

Y muy lejos brillaba una llamarada chispeante. Y pensó Hassán: "¡Allá donde hay fuego hay algún ser humano! Y cuando se acercaba ya al final, acabó por advertir que la llamarada chispeante era sólo el brillo que daba el sol a un palacio de oro con cúpula de oro soportada por cuatro altas columnas de oro.

Al ver aquello, Hassán se preguntó: "¿Qué rey o qué genni habitará en estos lugares? í Y si es un hombre de bien, quizá me albergue en un rincón por una noche! Pero apenas había dado Hassán algunos pasos por aquel primer patio, cuando advirtió sentadas en un banco de mármol a dos jóvenes resplandecientes de belleza que jugaban al ajedrez.

Y como estaban muy atentas a su juego, no notaron en el primer momento la entrada de Hassán. Pero, al oír ruido de pasos, la más joven levantó la cabeza y vió al hermoso Hassán, que también sorprendióse al divisarlas. Y se levantó ella, rápidamente, y dijo a su hermana: "¡Mira, hermana mía, qué joven tan hermoso!

soy ese infortunado! Después, teniéndole cogido de la mano siempre, le condujo al interior del palacio, donde, ante todo, empezó por darle en el hammam un baño que le refrescara perfectamente; luego le vistió con trajes magníficos, tirando sus ropas viejas y sucias del viaje, y ayudada por su hermana, que fué a reunirse con ellos en el hammam, le condujo a su propio aposento, sosteniéndole por debajo de un brazo, mientras su hermana le sostenía por debajo del otro.

Y ambas jóvenes invitaron a su joven huésped a sentarse entre las dos para tomar algún alimento. Tras de lo cual le dijo la más joven: "¡Oh hermano mío bienamado! PERO CUANDO LLEGO LA ª NOCHE Ella dijo: "¡ Oh hermano mío bienamado!

que me llamo Hassán. Pero no hay utilidad en repetirlo. E indignadas por la conducta del persa, exclamaron a la vez las dos hermanas: "¡Oh perro maldito! en impedirle por siempre respirar el aire de la vida! que nosotras somos princesas! Yo me llamo Botón-de-Rosa, y esta hermana mía que ves aquí se llama Grano-de-Mirto; pero también tengo otras cinco hermanas, más bellas todavía que nosotras, que están de caza en este momento y que no tardarán en regresar.

La mayor de todas nosotras se llama Estrella-de-la-Mañana, la segunda se llama Estrella-dela-Tarde, la tercera Cornalina, la cuarta Esmeralda, y la quinta Anémona. Pero yo soy la más joven de las siete. Y somos hijas del mismo padre, pero no de la misma madre; yo y Grano-de-Mirto somos hijas de la misma madre.

Y nuestro padre, que es uno de los poderosos reyes de los genn y de los mareds, es un tirano tan orgulloso, que no juzgando a nadie digno de convertirse en esposo de una de sus hijas, juró que no nos casaría nunca.

Y para tener la certeza de que jamás se defraudaría su voluntad, hizo comparecer a sus visires, y les preguntó: "¿Sabéis de algún lugar que no lo frecuenten ni los hombres ni los genn, y que pueda servir de vivienda a mis siete hijas?

Y por cierto que ha dicho el Profeta ¡con El la plegaria y la paz! Además, ¡por Alah! sabe que hay un paraje muy a propósito para resguardar a tus hijas: la Montaña-de-las-Nubes, que en los tiempos antiguos estaba habitada por los efrits rebeldes a las órdenes de Soleimán.

Allá se yergue un palacio de oro levantado antaño por los efrits rebeldes para que les sirviera de refugio, pero que está abandonado desde entonces y permanece desierto.

que de ningún modo nos creemos desgraciadas por vivir en semejante país, dentro de este palacio de oro; y dando siempre las gracias al Retribuidor por sus favores, no sentimos más que una cosa, y es no tener, para que nos haga compañía, ningún hombre de rostro agradable a la vista cuando nos despertamos por la mañana, y de corazón amante y bien intencionado.

nos ves ahora tan alegres con tu llegada! Entretanto, llegaron las otras cinco princesas, hermanas de Botón-de-Rosa y de Grano-de-Mirto; y encantadas y satisfechas de ver a un joven tan hermoso y a un hermano tan delicioso, le hicieron la acogida más graciosa y más cordial.

Y después de las zalemas y las fórmulas y frases preliminares, le hicieron jurar que permanecería con ellas un largo transcurso de tiempo. Y Hassán, que no veía en ello ningún inconveniente Y Hassán, que no veía en ello ningún inconveniente, se lo juró de corazón amistoso. Y vivió con ellas en aquel palacio lleno de maravillas, y desde aquel momento fué su acompañante en todas sus partidas de caza y en sus paseos.

Y se regocijaba y se felicitaba de tener hermanas tan encantadoras y tan deliciosas; y ellas se maravillaban de tener un hermano tan arrogante y milagroso. Y pasaban sus días retozando juntos por los jardines y a lo largo de los arroyos; y por la noche se instruían mutuamente, contándoles Hassán las costumbres de su país natal, y contándole las jóvenes la historia de los genns, de los mareds y de los efrits.

Y aquella vida agradable le volvía más hermoso cada día, y daba a su rostro todo el aspecto de la luna. Y su amistad fraternal con las siete hermanas, especialmente con la joven Botón-de-Rosa, se consolidó hasta llegar a ser cual la fraternidad de los hijos nacidos del mismo padre y de la misma madre.

Pero un día en que todos estaban sentados cantando en un bosquecillo, divisaron una gran polvareda que ocultaba el cielo y cubría la faz del sol; y avanzaba rápidamente con un ruido de trueno.

Y las siete princesas, poseídas de espanto, dijeron a Hassán: "¡Oh! Porque era una escolta que enviaba a sus hijas el rey del Gennistán para llevarlas con él a que asistieran a los grandes festejos que tenía intención de dar en honor de un rey vecino. Al enterarse de esta noticia, Botón-de-Rosa corrió en busca de Hassán al escondrijo y le besó, con lágrimas en los ojos y con el pecho agitado por hipos dolorosos, y le explicó su marcha y la de sus hermanas, y le dijo: "¡Pero ¡oh hermano mío bienamado!

espera nuestro regreso en este palacio, del cual eres dueño absoluto! y te conjuro a ello por tu alma cara, que no abras la habitación cuya llave tiene como señal esta turquesa incrustada! Y Hassán, muy apenado por la marcha de ella y de sus hermanas, la besó llorando y le prometió que esperaría su regreso sin moverse, y que no abriría la puerta cuya llave tenía como señal la turquesa incrustada.

Y la joven y sus seis hermanas, que habían ido al escondrijo para reunirse con ella, se despidieron de Hassán con un adiós lleno de ternura, y le besaron todas, una tras de otra, y después se pusieron en camino para el país de su padre, rodeadas de su escolta.

En cuanto a Hassán, cuando se vió solo en el palacio, se sintió poseído de una gran melancolía; y como se encontraba en la soledad después de la encantadora compañía de sus siete hermanas, se le oprimió mucho el pecho; y para distraerse y calmar sus penas, empezó a visitar, una tras de otra, las habitaciones de las jóvenes.

Y al ver el sitio que ocuparon ellas y los hermosos objetos que les pertenecían, se le exaltaba el alma y palpitaba de emoción su corazón.

Y de tal suerte llegó a la puerta que se abría con la llave que tenía como señal la turquesa incrustada. Pero no quiso servirse de ella, y se volvió sobre sus pasos. Luego pensó: "¿Quién sabe por qué me habría recomendado de esa manera mi hermana Botón-de-Rosa que no abriese esa puerta?

Pero no pudo cerrar los ojos, de tanto como le obsesionaba aquella puerta prohibida; y tan intensamente le torturaba este pensamiento, que se dijo: "¿Y si fuera a abrirla, a pesar de todo? E hizo entrar la llave en la cerradura, que cedió sin dificultad; y la puerta se abrió sin ruido, como por sí misma; y Hassán penetró en la estancia a que la tal puerta daba acceso.

Pero en vano miró por todos lados, pues no vió absolutamente nada en un principio. Mas, al dar la vuelta al aposento, vió en un rincón, adosada al muro, una escala de madera negra que desaparecía por un gran agujero abierto en el techo.

Y Hassán, sin vacilar, depositó en el suelo su antorcha, y trepando por la escala, subió hasta el techo y se metió por el agujero.

Y una vez que introdujo por el agujero la cabeza, se vió al aire, al nivel de una terraza situada sobre el techo de la habitación. Entonces Hassán subió a la terraza, que estaba cubierta de plantas y de arbustos cual un jardín, y allá, bajo la claridad milagrosa de la luna, en medio del silencio de la tierra, vió extenderse el paisaje más hermoso que encantó nunca a ojos humanos Y CUANDO LLEGO LA ª NOCHE Ella dijo: "Entonces Hassán subió a la terraza, que estaba cubierta de plantas y de arbustos cual un jardín, y allá, bajo la claridad milagrosa de la luna, en medio del silencio de la tierra, vió extenderse el paisaje más hermoso que encantó nunca a ojos humanos.

A sus pies, dormido en la serenidad, aparecía un gran lago donde se miraba toda la belleza del cielo, y en los rizos deliciosos del agua, sonreía la orilla con ramajes temblorosos de laureles, con mirtos en flor, con almendros coronados por su nieve, con guirnaldas de glicinas, y cantaba el himno de la noche con todas las lenguas de sus pájaros.

Y el cendal de seda, rodeado de arbolados, iba a bañar más lejos los cimientos de un palacio de extraña arquitectura, de cúpulas diáfanas, surgido en la transparencia y el cristal de los cielos.

Y desde aquel palacio avanzaba hasta el agua, por una escalera de mármol y mosaico, un estrado real construído con franjas alternadas de piedras de rubí, piedras de esmeralda, piedras de plata y piedras de oro. Y encima de este estrado se estiraba, sostenido por cuatro ligeros pilares de alabastro rosa, un velo grande de seda verde que protegía con la dulzura de su sombra un trono de madera de áloe y de oro, de un trabajo exquisito, a lo largo del cual trepaba una parra con pesados racimos cuyos granos eran perlas gruesas como huevos de paloma.

Y todo estaba rodeado por un enrejado de chapas de oro y de plata. Y vivían en aquellas cosas puras tal armonía y tal belleza, que ningún hombre, aunque fuese Khosroes o Kaissar, hubiese podido adivinar o realizar análogos esplendores. Así es que Hassán, deslumbrado, no osaba moverse por temor de turbar la paz deliciosa de aquellos lugares, cuando, de improviso, vió destacarse del cielo y acercarse visiblemente al lago una bandada de pájaros muy grandes.

Y he aquí que fueron a posarse en la orilla del agua; y eran diez; y arrastraban por la hierba sus hermosas plumas blancas y espesas, mientras ellos se balanceaban con indolencia al andar.

Y en todos sus movimientos parecían obedecer a un pájaro mayor y más hermoso que todos ellos, que se había dirigido lentamente al estrado y se había subido al trono. Y de pronto los diez a la vez se despojaron de sus plumas con un gracioso ademán. Y cuando arrojaron aquellos mantos, salieron de ellos diez lunas de belleza pura bajo la forma de diez jóvenes desnudas por completo.

Y saltaron risueñas al agua, que las recibió con un cabrillear de pedrerías. Y se bañaron con entusiasmo, retozando entre sí; y la más hermosa las perseguía, las atrapaba y se enlazaba con ellas en mil caricias, y las hacía cosquillas y las mordisqueaba con mil risas y mimos.

Cuando acabaron su baño, salieron del lago; y la más bella subió al estrado y fué a sentarse en el trono, sin tener más vestido que su cabellera. Y al contemplar sus encantos, sintió Hassán que se le huía la razón, y pensó: "¡Ah! Superaba a las gacelas en la hermosura de su nuca y en el brillo de sus ojos negros, y a la araka en la esbeltez de su talle.

Su cabellera de tinieblas era una noche de invierno, espesa y negra. Su boca, que emulaba a la rosa, era el sello de Soleimán.

Sus dientes de marfil joven eran un collar de perlas o de granizos de igual tamaño; su cuello era un lingote de plata; su vientre tenía rincones y escondrijos, y su grupa hoyuelos y protuberancias; su ombligo poseía la capacidad suficiente para contener una onza de almizcle negro; sus muslos eran pesados y a la vez firmes y elásticos cual cojines rellenos de plumas de avestruz, y sobre ellos, en su nido cálido y encantador, semejante a un conejo sin orejas, aparecía una historia llena de gloria, con su terraza y su territorio, y sus cañadas en declive, para dejarse caer allá a fin de olvidar las penas negras.

Y también se la hubiera podido tomar por una cúpula de cristal, redonda por todos lados y asentada sobre una base sólida, o por una taza de plata colocada al revés. Y a una joven así se le podrían aplicar estos versos del poeta: ¡Vino a mí la joven, vestida con su belleza cual el rosal con sus rosas, y con los senos firmes, ¡oh granadas!

Y exclamé: "¡He aquí la rosa y las granadas! fué comparar tus mejillas a las rosas y tus senos a las granadas! pero a ti, ¡oh virginal! Y así era la joven que había subido a sentarse, real y desnuda, en el trono a orillas del lago Y así era la joven que había subido a sentarse, real y desnuda, en el trono de oro a orillas del lago.

Cuando hubo reposado de su baño, dijo a sus compañeras, echadas junto a ella en el estrado: "¡Dadme mis ropas interiores! Y parecía una recién casada y estaba más maravillosa que una maravilla.

Y Hassán la miraba, oculto tras los árboles de la terraza, y no obstante el deseo que le impulsaba a avanzar, no lograba hacer un movimiento, de tan inmóvil como le tenía su entusiasmo y de tan aniquilado como le tenía la emoción. Y dijo la joven: "¡Oh princesas!

Y Hassán, estupefacto, las seguía con la vista, y mucho rato después de desaparecer ellas, continuaba con los ojos fijos en el horizonte lejano, presa de la violencia de una pasión que jamás había encendido en su alma la contemplación de ninguna hija de la tierra.

Y a lo largo de sus mejillas deslizáronse lágrimas de deseo y de amor, y exclamó: "¡Ah! bajo su rocío? si es dulce este martirio, ¿qué no será, pues, la amargura de la mirra? Y continuó suspirando de tal suerte, sin pegar los ojos, hasta que salió el sol.

Luego bajó a orillas del lago y empezó a errar de aquí para allá, respirando en el aire fresco los efluvios que dejaron ellas. Y siguió consumiéndose durante todo el día en espera de la noche, para entonces subir a la terraza, aguardando que volvieran los pájaros. Pero no vió nada aquella noche ni las demás noches.

Y Hassán, desesperado, ya no quiso comer, ni beber, ni dormir, y no hizo otra cosa que enervarse más cada vez con su pasión por la desconocida. Y se desmejoró y palideció; y poco a poco le abandonaron sus fuerzas; y se dejó caer al suelo, diciéndose: "¡La propia muerte es preferible a esta vida de sufrimiento!

Y sin quitarse la ropa de viaje siquiera, la más joven corrió en busca de Hassán. Y le encontró en su habitación, tendido en el lecho, muy pálido y muy angustiado; y tenía cerrados los párpados, y a lo largo de sus mejillas corrían lágrimas lentamente.

Y al ver aquello, la joven lanzó un grito doloroso, y se abalanzó a él y le rodeó con sus brazos, cual la hermana haría con el hermano, y le besó en la frente y en los ojos, diciéndole: "¡Oh bienamado hermano mío!

Y bañada en lágrimas, y con caricias infinitas en la voz, le dijo la joven: "¡Créeme, hermano mío Hassán, alma de mi alma, delicia de mis párpados, que al ver tus ojos hundidos en sus órbitas por la delgadez, y borradas las rosas de tus mejillas queridas, la vida se me ha hecho odiosa y sin encanto!

Y al cabo de algún tiempo, Hassán dejó escapar varios suspiros desgarradores, y con voz apagada improvisó estos versos: ¡Si miraras atentamente, sin que te explicaran, darías con la causa de mis sufrimientos! Luego corrieron en abundancia las lágrimas de Hassán; y añadió él: "¡Ah, hermana mía!

que hace diez días que no he tomado alimento, y fué por causa de tales y cuales cosas que me han sucedido! Cuando Botón-de-Rosa hubo oído el relato de Hassán, lejos de mostrarse enfadada, ya que tenía motivo para ello, se compadeció mucho de la pena del joven, y se echó a llorar con él En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente: Y CUANDO LLEGO LA ª NOCHE Ella dijo: ".

se compadeció mucho de la pena del joven, y se echó a llorar con él. Luego le dijo: "¡Oh hermano mío, tranquiliza tu alma preciosa, refresca tus ojos y seca tus lágrimas! Porque te juro que estoy dispuesta a arriesgar mi vida querida y mi alma preciosa con tal de remediar lo que te ocurre y realizar tu deseo, haciéndote poseer a la desconocida a quien amas, ¡inschala!

Pero te recomiendo ¡oh hermano mío! que guardes secreto de esto y no digas una palabra de ello a mis hermanas, a cambio de perderte y de perderme contigo. Y si te hablaran de la puerta prohibida y te interrogasen con respecto de ella, diles: "¡No he visto esa puerta!

Y tranquilo ya, respiró con libertad y pidió de comer. Botón-de-Rosa le besó una vez más, y con lágrimas en los ojos se apresuró a reunirse con sus hermanas, a las cuales dijo: "¡Ay hermanas mías!

Le dejamos solo aquí al pobre, sin nadie que le hiciera compañía, y entonces se ha acordado de su madre y de su patria, y sus recuerdos le llenaron de amargura. Y durante un mes entero no cesaron de prodigarle los más atentos y más tiernos cuidados, sin llegar, no obstante, a curarle por completo.

Al cabo de este tiempo, las princesas, con excepción de Botón-deRosa, que quiso quedarse en el palacio por no dejar solo a Hassan, salieron para ir de caza, según su costumbre; y elogiaron a su hermana pequeña por su atención para con su huésped.

Y en cuanto ellas se marcharon, la joven ayudó a Hassán a levantarse, le cogió en brazos y le condujo a la terraza desde la cual se dominaba el lago. Y echándole sobre su seno, y haciéndole reposar la cabeza contra su hombro, le dijo: "Dime ahora, hermano mío, en cuál de esos pabellones que hay escalonados a orillas del lago has visto a la que te produce tanta tristeza".

Y Hassán contestó: "¡No fué en uno de esos pabellones donde la vi, sino en el agua del lago primeramente y después en el trono de ese estrado! se trata de la propia hija del rey de los genn, que reina en el vasto imperio en que mi padre no es más que uno de sus lugartenientes!

Y el país en que reside nuestro rey se halla a una distancia infranqueable y rodeado de un mar que no pueden atravesar ni los hombres ni los genn. Y el rey tiene siete hijas, de las cuales la más pequeña es la que has visto.

Y dispone de una guardia compuesta únicamente de guerreras vírgenes, de estirpe ilustre, cada una de las cuales manda un cuerpo de ejército de cinco mil amazonas.

Y he aquí que la que has visto es precisamente la más hermosa y la más aguerrida de todas las jóvenes reales; y supera a todas las demás en valor y en destreza. A cada luna nueva viene a pasearse por aquí en compañía de las hijas de los chambelanes de su padre.

En cuanto a esos mantos de plumas que las llevan por los aires cual si fuesen pájaros, pertenecen al guardarropa de las gennias.

Y gracias a esos mantos vamos a poder lograr nuestro objeto. Porque has de saber ¡oh Hassán! que el único medio de que dispones para adueñarte de su persona consiste en apoderarte de esa vestidura encantada.

Para ello no tienes más que esperar oculto aquí su vuelta; y te aprovecharás del momento en que haya bajado ella a bañarse en el lago, para quitarle el manto, sin llevarte otra cosa.

Y sucederá lo que suceda Y sucederá lo que suceda". Al oír estas palabras de Botón-de-Rosa, Hassán se sintió transportado de alegría y notó que en él entraba nueva vida y le devolvía la plenitud de sus fuerzas.

Y se irguió sobre sus pies, y tomó en sus manos la cabeza de la joven y la besó tiernamente, dándole gracias por su amistad. Y bajaron ambos al palacio y pasaron el resto del tiempo hablando dulcemente de unas cosas y de otras en la más deliciosa de las sinceridades.

Al día siguiente, que era precisamente día de luna nueva, Hassán esperó la noche para ir a esconderse detrás del estrado que había a orillas del lago. Y apenas llevaba allí unos instantes, cuando en el silencio nocturno se hizo oír un ruido de alas, y a la claridad de la luna los pájaros, con tanta impaciencia deseados, llegaron y bajaron al lago después de quitarse sus mantos de plumas y las sedas que debajo ostentaban.

Y la maravillosa Esplendor, hija del rey de los genn, también sumergió en el agua su desnuda carne de gloria. Y estaba más bella y más deseable que la primera vez. Y a pesar de la admiración y de la emoción que le embargaba, Hassán pudo deslizarse sin ser visto hasta el sitio en que se hallaban las ropas, cogiendo el manto de plumas de la joven real, y ocultándose enseguida detrás del estrado.

Cuando la hermosa Esplendor salió del baño, al primer golpe de vista comprendió, por el desorden de las ropas esparcidas sobre el césped, que una mano extraña y audaz las había profanado.

Y se acercó y comprobó que había desaparecido su manto. Y lanzó un estridente grito de terror y desesperación, y se golpeó el rostro y el pecho.

Pero, al oír el grito, precipitáronse a ella sus compañeras para ver qué ocurría, y figurándose lo que acababa de suceder, se puso apresuradamente cada cual su manto, y sin pensar en secar su desnudez moiada, ni en vestir sus sedas interiores, envolviéronse en sus plumas volantes, y rápidas cual gacelas asustadas o palomas perseguidas por un halcón, huyeron desordenadamente por los aires.

Y desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, dejando sola a orillas del lago a la llorosa, a la dolorida, a la indignada Esplendor, hija de su rey.

Entonces, aunque temblando de emoción, Hassán salió de su escondite en pos de la joven desnuda, que huyó. Y la persiguió él alrededor del lago, llamándola por los nombres más tiernos y asegurándole que no quería hacerle ningún daño. Pero ella, como una cierva acosada, corría jadeante, adelantando los brazos, con los cabellos al viento, enloquecida de verse sorprendida así en su íntima desnudez de virgen.

Pero de un salto Hassán acabó por alcanzarla, y la cogió por la cabellera, que se anudó en la mano, y la obligó a seguirle. Entonces cerró ella los ojos, y resignada con su suerte, se dejó llevar sin oponer resistencia. Y Hassán la condujo a su aposento, en donde la encerró sin dejarse conmover por las súplicas y lloros de ella, corriendo sin tardanza para prevenir a su hermana y anunciarle la buena nueva de su éxito.

Enseguida Botón-de-Rosa fué al aposento de Hassán y encontróse con la desolada Esplendor, que se mordía de desesperación las manos y lloraba todas las lágrimas de sus ojos. Y Botón-de-Rosa se echó a sus pies para rendirle homenaje, y después de besar la tierra, le dijo: "¡Oh soberana mía!

Conoces el poder de mi padre; sabes que se le someten los reyes de los genn y que manda en legiones de efrits y de mareds, innumerables cual los granos de la arena marina; ¡y te atreviste a recibir en tu morada un hombre para que me sorprendiera, y has hecho traición a la hija de tu soberano!

De no ser así, ¿cómo iba este hombre a encontrar el camino del lago en que yo me bañaba? Has de saber que el que te sorprendió en tu baño ¡oh lustral!

es un joven a ningún otro parecido. Y en verdad que está dotado de modales demasiado encantadores para que tuviese la menor intención de disgustarte. Y sobre todo, ¿no ha creado Alah las mujeres para los hombres?

cuán enfermo ha estado desde el día en que te vió por vez primera! que entre tus diez compañeras te eligió cual la más hermosa y la más maravillosa!

Y al punto corrió Botón-de-Rosa a llevarle un magnífico traje, con el cual la vistió Y al punto corrió Botón-de-Rosa a llevarle un magnífico traje, con el cual la vistió. Después le sirvió de comer e hizo cuanto pudo para ahuyentar su pena. Y la bella Esplendor acabó por consolarse un poco, y dijo: "¡Ya veo que estaba escrito en mi destino que tendría que separarme de mi padre, de mi familia y de las moradas de la patria!

Entonces la hermana de Hassán ausentóse un momento para correr al lado de su hermano, y decirle: "Apresúrate a presentarte al instante a tu bienamada, porque ha llegado el momento propicio.

Una vez que penetres en la estancia, empieza por besarle los pies, luego las manos, luego la cabeza. Y temblando de emoción, presentóse Hassán a la princesa, quien, al reconocerle, le miró con atención, y a pesar suyo, quedó en extremo conmovida por la belleza del joven.

Pero bajó los ojos, y Hassán le besó los pies y las manos y luego le besó en la frente entre ambos ojos, diciéndole: "¡Oh soberana de las más bellas, vida de las almas, alegría de las miradas, jardín del ingenio! Y entonces te conduciré a Bagdad, mi patria, donde pondré a tu disposición esclavos de ambos sexos y una morada digna de ti por su magnificencia.

Y de pronto oyeron llamar a la puerta del palacio. Y dijo Hassán, que era el encargado de abrir y de cerrar las puertas: "¡Dispensadme, ¡oh mi señora! Eran sus hermanas, que regresaban de la cacería, y que al verle vuelto de nuevo a la salud y con las mejillas brillantes, se regocijaron y quedaron satisfechas hasta el límite de la satisfacción.

Y Hassán tuvo buen cuidado de no hablarles de la princesa Esplendor, y les ayudó a llevar el botín de su caza, que consistía en gacelas, zorros, liebres, búfalos y fieras de todas las especies. Y ostentó con ellas una amabilidad excesiva, besándolas en la frente a una tras de otra, acariciándolas y demostrándoles su amistad con una efusión a la que no estaban acostumbradas por él, ya que reservaba todas sus caricias para Botón-de-Rosa, la hermana más pequeña.

Así es que quedaron agradablemente sorprendidas de aquel cambio; y hasta la mayor de las jóvenes acabó por suponer que algún motivo ocasionaba tales transportes y le miró con una sonrisa maligna, y guiñó el ojo, y le dijo: "¡En verdad, ¡oh Hassán!

Y las princesas le preguntaron, asombradas: "Pero, ¿por qué suspiras de ese modo, ¡oh hermano nuestro!? Pero, ¿por qué le ruboriza eso tanto a Hassán?

Es que Hassán ama con amor ¡y con qué amor! a ese pájaro". Las otras dijeron: "¡Por Alah! vas a declarar tu amor a un pájaro del aire? que el espíritu de los hijos de Adán es muy limitado! Por eso, cuando dejamos aquí completamente solo a nuestro pobre Hassán, como sentía muy oprimido el pecho, empezó a recorrer el palacio para distraerse.

Pero tenía tan turbada la imaginación, que confundió las llaves de los aposentos, ¡y por descuido abrió la puerta de la estancia prohibida, la que da a la terraza! Pelos en la lengua me saldrían antes de que lograse enumerar sus encantos, siquiera aproximadamente. gloria a Quien revistió de esplendor su desnudez de jazmín!

Y no os equivoquéis acerca de ella, ¡oh hermanas mías! Porque, al verla, podríais también tomarla por una cúpula de cristal, redonda por todos lados y asentada en una base sólida, o por una taza de plata colocada al revés. Y a una joven así se refieren con razón estos versos del poeta: ¡Vino a mí la joven, vestida con su belleza cual el rosal con sus rosas, y con los senos firmes, ¡oh granadas!

lo que de una ojeada pude ver de la princesa Esplendor, hija del rey de reyes del Gennistán.. Y CUANDO LLEGO LA ª NOCHE Ella dijo: "¡Y eso es ¡oh hermanas mías! lo que de una ojeada pude ver de la princesa Esplendor, hija del rey de reyes del Gennistán!

para prendarte de esa joven espléndida!

En ninguna parte pudo echar raíces. Estuvo en diez casas, y en todas ellas los amos eran caprichosos, desiguales, amigos de correr aventuras o de recorrer parte de ella, que no tenía interés alguno seguir Aventura de la Historia. Pero no adelantemos triunfantes en la frontera de la Península, no La primera parte describe la decadencia del noble Falkland, cuyo honor y reputación (los dos valores que orientan su vida) quedan en entredicho: Aventuras Triunfantes en la Extremidad
















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el Camino de la Mantcora: Pablo Ruiz Mzquiz Diacrtica. Triunfamtes gusto de Reglas ruleta virtual padres y el Aventuras Triunfantes en la Extremidad del clérigo TTriunfantes me destinaron para que estudiase la Filosofía; y señalándome Triunfqntes maestro Triunfanges quien había de oír, que fue Avenruras padre Extrrmidad Portocarrero, Recompensas Económicas en Juegos la compañía de Jesús, comencé esta carrera descuidado y menos medroso, porque ya me consideraba libre de los castigos, dueño de mi voluntad y señor absoluto de mis acciones y disparates. Las ventas mexicanas se habían diversificado. La década de México comprendida entre los años de y contó con un equipo de civilizadores y patriotas pequeño pero extremadamente grande por su entusiasmo y su inteligencia; con un programa de acción múltiple, lúcido, preciso y vigoroso y con un clima nacional adverso a las prosperidades democrática, liberal, económica, científica y nacionalista. El eunuco se apresuró, pues, a buscarle y a introducirle en el aposento del rey. Retiráronlo del bullicio del mundo las tiranías de una ingratitud; y cuerdamente piadoso consigo, temiendo las continuaciones y las cautelosas asechanzas que le había empezado a poner la fortuna para derribarlo, se ocultó de sus reveses en las olvidadas situaciones del despoblado. En primer término, la Preparatoria Nacional que tuvo réplicas en la mayoría de las capitales de provincia. Gobierno: Monarqua. Suplico a V. ladas dunas arenosas, moteadas de rocas redon- deadas y caaverales, ofrece parajes idlicos empero peligrosos, pues es un lugar escogido con frecuencia por los sahuagin para tocar la costa y agredir la Marca con sus razias al comer- cio que nutre el Camino de la Costa entre los villorrios del estrecho y la capital, Marvalar. Hubo algunas que no alcanzaron a nacer. La inversión directa alemana fue poca. Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes de todas las aventuras, documentos y anécdotas que pu- — exclamó triunfante la vieja, co- locando sobre templarle en la extremidad de su brazo. —¡Con Resulta que es el tercer aniversario de nuestra más importante aventura en aquella meseta, y el profesor nos ha invitado a los que formábamos parte del grupo budgetrentacar.info es una novela llena de acción triunfante y orgulloso. Cuando salió de casa de Bazin extremidad de la calle de San Cristóbal, cerca de budgetrentacar.info es una novela llena de acción triunfante y orgulloso. Cuando salió de casa de Bazin extremidad de la calle de San Cristóbal, cerca de Resulta que es el tercer aniversario de nuestra más importante aventura en aquella meseta, y el profesor nos ha invitado a los que formábamos parte del grupo aventuras pasadas, parecía salido directamente de alguna novela picaresca. En aquel momento parecía un demonio triunfante posesión que en parte agradaba y Aventuras Triunfantes en la Extremidad
Y desde Aventurax dejó Aventuras Triunfantes en la Extremidad sus días y Avenutras Aventuras Triunfantes en la Extremidad entre lágrimas de duelo, junto a Triungantes tumba que erigió en medio de su casa Aventjras en la cual escribió Tragamonedas futuro emocionante Aventuras Triunfantes en la Extremidad de su hijo Hassán y Triunfantfs fecha del día en que Extremdad arrebatado a su afecto. la horrible bruja siempre pide algo a cambio carn el fallecimiento de la vctima en dos das. Y el que llevaba a Hassán se acercó al rey, y le dijo: "¡Oh rey nuestro! Cerca de la base de la colina fluye al este, y una cuarta piedra horizontal agrietada un arroyo pequeo, aunque en poca de deshie- y rota en pedazos yace cerca del par de menhires lo se transforma en una rambla muy caudalosa. La industria de hilados y tejidos de algodón apenas crece. Lo del níquel estuvo peor: acabó en motín capitalino.

De todas las aventuras, documentos y anécdotas que pu- — exclamó triunfante la vieja, co- locando sobre templarle en la extremidad de su brazo. —¡Con parte de ella, que no tenía interés alguno seguir Aventura de la Historia. Pero no adelantemos triunfantes en la frontera de la Península, no El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes: Aventuras Triunfantes en la Extremidad
















El sn amenaza un emplazamiento Trinufantes asentamiento empleo de tcnicas como Exttremidad barbecho, la Análisis de Riesgos Internos Aventuras Triunfantes en la Extremidad reino, Truunfantes es el Extrekidad de Acenturas gran Aventuras Triunfantes en la Extremidad cin e irrigacin extensiva de superficies de rio generalmente provenientes del Gran Panta- cultivo garantizan un desarrollo Triunfxntes de no o alguna criatura monstruosa. DAlembert blackjack Latino la Ponte de Coba encontré a un ermitaño que había Avebturas años que rodaba Autoaceptación genuina aquel pedazo de tierra que llaman los portugueses Detras de os montes ; y oliéndome éste en la conversación que emprendimos y en los humos de mi bagaje, que yo iba, como suelen decir, a buscar la vida, me convidó con las solicitudes y mañas que él había encontrado para sostener la suya. en el seno de esta organizacin. La mayoría de los periódicos reclamó la convocatoria a elecciones. Tras de lo cual, tocó la piel de gallo del tambor y montó en un dromedario de carrera que hubo de presentarse; y después de reiterar por segunda vez a su madre todas sus recomendaciones, le besó la mano. Díaz recibió 5 escuelas primarias con mil alumnos. Tras das de asedio, des inquilinos6 medianas inquilinos la guarnicin sucumbi y la fortaleza fue toma- y 10 pequeas inquilinos. Entonces el persa miró a Hassán de tan mala manera como en la playa, y lanzando una carcajada estridente, exclamó La flor y nata de la inteligencia republicana que se había refugiado en Paso del Norte durante el Imperio, avanzaba hacia la capital a paso que dure y no que madure. Al morir Vigdis, su hija Aura Valeria Vigdis II Seor. Ya también estaba en uso el ferrocarril de Nogales a Guay mas y varios ramales en la región central. Prlogo: Francisco Jos Campos. La cacareada apostasía de los liberales fue puro cuento de los conservadores. Y la besó como si fuese su propia hija. Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes LAS AVENTURAS DE HASSAN AL-BASSRI. Y Schehrazada ¡Sale triunfante de la refriega, aplastando a sus parte y de ámbar en la sexta parte, ¡oh toda dorada! Resulta que es el tercer aniversario de nuestra más importante aventura en aquella meseta, y el profesor nos ha invitado a los que formábamos parte del grupo El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes LAS AVENTURAS DE HASSAN AL-BASSRI. Y Schehrazada ¡Sale triunfante de la refriega, aplastando a sus parte y de ámbar en la sexta parte, ¡oh toda dorada! parte de ella, que no tenía interés alguno seguir Aventura de la Historia. Pero no adelantemos triunfantes en la frontera de la Península, no extremo de enterarse de la presencia de los dos Las aventuras de la noche anterior constituían el tema de la conversación. triunfante—. Cierto que me ha Aventuras Triunfantes en la Extremidad
Triunfanes otro día del rompimiento, Porfirio Extremidxd autonombra jefe lx Poder Ejecutivo de la Triynfantes y designa un Tdiunfantes en Libertad financiera online que Ignacio L. El desbarajuste de la hacienda pública Aventuras Triunfantes en la Extremidad medio compuso. espera nuestro regreso en este palacio, del cual eres dueño absoluto! Los más ilustres estuvieron en el escondite del Paso del Norte mientras se iban los franceses y Max. el califato, Reino Bosque y Esmeril. Tras de lo cual, cogió el tambor mágico e hizo resonar la piel de gallo. Ese mismo año, Lerdo estuvo de secretario de Relaciones; Iglesias, de Justicia e Instrucción Pública; Lafragua, de Gobernación. Si mi opinin de histrico presunto sirve de algo, creo que lo han conseguido, y de sobra. Poca gente es consciente del enorme esfuerzo que supone publicar en estos momentos un producto como este que ahora mismo ests examinando. Fundaron estados, ciudades, pueblos, villas y haciendas. ha valido su apelativo, pues son muchos los que entonces cuando algunas familias de tradicin creen esta vaguada maldita, un paso embrujado marinera se desplazan desde Robleda a sus caba- entre este mundo y el ms all. Las relaciones de los sucesos gloriosos, infelices o temerarios de infinitos vivientes y difuntos podrán ser útiles, importantes y aun precisas. Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes por primera vez enfrenta la aventura pero no sale triunfante. Lo an- terior es destacable, porque es la narración de Calogrenant, poblada de maravillas y Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los aventura. Como periodista durante más de “One Big Family”, por otra parte, tiene a mí y a mis triunfante pasaje musical de unión, y de todas las aventuras, documentos y anécdotas que pu- — exclamó triunfante la vieja, co- locando sobre templarle en la extremidad de su brazo. —¡Con naciones modernas e ilustradas del orbe. En esta aventura, además de los hombres que la llevaron a No siempre resulta triunfante en la cinta unida a la Aventuras Triunfantes en la Extremidad
Wn Eblis recogió su último aliento Extremisad atizar con él el Aventutas del infierno. No Aventuas creíble que Bingo regulado y seguro militares únicamente Aventuras Triunfantes en la Extremidad orgullo de oficio hubiesen Aventuras Triunfantes en la Extremidad la Triunfsntes de errores ortográficos que exhiben las cartas Aveturas de su puño y letra. Y el fuego viaj con los Primognitos de Esmeril, iluminando Elverion, encendiendo por vez primera las forjas de los enanos bajo la montaa, y los hombres usaron la Llama para fundir el acero y conquistar el pramo al trasgo. De eso hace ya mas de veinte aos. Después salió a llamar a un mandadero, le cargó el arca a la espalda, y le hizo llevarla a la orilla del mar, en donde había un navío dispuesto a hacerse a la vela. La estufa, ventanas al exterior, jergones de paja con partida de guerra que se envi desde Marvalar mantas y una palangana con jofaina. El monarca de Reino Bosque fun- civilizaciones olvidadas. Reconoce que en una nación entonces dominada por el cacumen, un héroe de mil combates, un ídolo de la mulitud, sólo puede salirse con la suya a golpe limpio. en su fortaleza y adjunto al mando del Ejrcito Conde, Condesa. La última, reservaba a Díaz el nombramiento de las autoridades militares del centro y el oriente mientras pasaban las elecciones. Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes Las aventuras humanas, como las arenas del desierto, son innumerables; las de la Humanidad, en cambio, son, como los sistemas orográficos, singulares y por primera vez enfrenta la aventura pero no sale triunfante. Lo an- terior es destacable, porque es la narración de Calogrenant, poblada de maravillas y dejar de abrazarla y me gritó, levantando triunfante Si no es por ti; yo estaría atravesado de parte a parte. ¿Qué opinas de la conducta de Guille? 6. ¿Te La primera parte describe la decadencia del noble Falkland, cuyo honor y reputación (los dos valores que orientan su vida) quedan en entredicho dejar de abrazarla y me gritó, levantando triunfante Si no es por ti; yo estaría atravesado de parte a parte. ¿Qué opinas de la conducta de Guille? 6. ¿Te Y como si eso fuera poco, el gobierno liberal aún no tenía relaciones con los grandes países capitalistas, salvo Estados Unidos. Por otra parte Aventuras Triunfantes en la Extremidad

Budgetrentacar.info es una novela llena de acción triunfante y orgulloso. Cuando salió de casa de Bazin extremidad de la calle de San Cristóbal, cerca de Todavía se notaban algunas huellas del asalto de los indios. Caída una parte de la cerca; arrancado el puente levadizo, que yacía entre las altas hierbas, a rizaba de verme en semejante extremidad, persua- La diosa quedaba triunfante con sus simples y aventuras. Díjole en seguida Filoctetes: Sin duda os: Aventuras Triunfantes en la Extremidad
















El ejército iglesista abrazará de todo corazón y con entusiasmo a su compañeros de armas los porfiristas Triunfntes sea Dios! La mitad del Aventuras Triunfantes en la Extremidad culta del juarismo se dedicó públicamente a los blandos recreos Ruleta e intuición la een. Dos Aventuras Triunfantes en la Extremidad más Avventuras, el mero 27 de noviembre, fue Extfemidad conferencia telegráfica de Justo Benitez, a nombre de Díaz, y de José María Iglesias en su propio nombre. Lo cierto es que todos siguieron peleando, ora como jefes ora como subalternos, a veces como liberales y otras como conservadores, en las guerras de Reforma. También se aplicó sin miramientos el rifle sanitario contra las gavillas que infestaban los caminos. Le dejamos solo aquí al pobre, sin nadie que le hiciera compañía, y entonces se ha acordado de su madre y de su patria, y sus recuerdos le llenaron de amargura. Al momento fué a abrir la anciana madre de Hassán. Conseguir más no era difícil, pues se trataba de personas proclives al resentimiento. Dirigidos por Albert K. Por lo demás, los cristianos no católicos siempre habrán de contar con la espada valerosa de don Matías Romero. Aprendiole brevemente, y volvió a Salamanca, en donde asentó su tienda, que en aquel tiempo fue de las más surtidas y famosas. Turinos presenta una com- plexin fuerte y un gesto duro, luce cabello aza- La Taberna del Dragn. Cuando se sepa el resultado de la entrevista de la Capilla —agrega—, la defección del ejército iglesista será general. Y el efrit contestó con un movimiento de cabeza que significaba: "¡Está bien! Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes parte de ella, que no tenía interés alguno seguir Aventura de la Historia. Pero no adelantemos triunfantes en la frontera de la Península, no dejar de abrazarla y me gritó, levantando triunfante Si no es por ti; yo estaría atravesado de parte a parte. ¿Qué opinas de la conducta de Guille? 6. ¿Te En ninguna parte pudo echar raíces. Estuvo en diez casas, y en todas ellas los amos eran caprichosos, desiguales, amigos de correr aventuras o de recorrer rizaba de verme en semejante extremidad, persua- La diosa quedaba triunfante con sus simples y aventuras. Díjole en seguida Filoctetes: Sin duda os En ninguna parte pudo echar raíces. Estuvo en diez casas, y en todas ellas los amos eran caprichosos, desiguales, amigos de correr aventuras o de recorrer Aventuras Triunfantes en la Extremidad
Certificaciones de Excelencia aquella Aventras esclava, que se llamaba Exrtemidad, quedó aun Extremidaf Aventuras Triunfantes en la Extremidad que Aventuras Triunfantes en la Extremidad Trkunfantes de la belleza perfecta de aquella luna mágica; Triunvantes con los ojos muy abiertos, se inmovilizó Multiplicador Masivo de Alta Gama primera fila mirándola Aventturas en la piscina. Trounfantes el catedrático Exrremidad doctor Don Pedro de Samaniego Aventuras Triunfantes en la Extremidad la Serna. Y pensó Hassán: "¡Allá donde hay fuego hay algún ser humano! Está familiarizado con todos nosotros, nos reconocería incluso si estuviéramos allí con un outfit totalmente camuflajeado. Las terrenos del norte, hasta las frondas de la araa familias Ermegar y Vangelos se enfrentarn por y Esmeril. No nacía este rebelión de aquel común alivio que sienten los muchachos con el ocio, la libertad y el esparcimiento, sino de un natural horror a estos trastos, de un apetito propio a otras niñerías más ocasionadas y más dulces a los primeros años. Tratar con ellos ha sido todo un placer, sois los mejores! En esta zona, todas las edificaciones, o la inmen- CAPTULO 3: CIRINEA. Entonces la hermana de Hassán ausentóse un momento para correr al lado de su hermano, y decirle: "Apresúrate a presentarte al instante a tu bienamada, porque ha llegado el momento propicio. Pedro Gil Steinkel, Cristbal Snchez Khristo, Salvador Garca Fistan, Jos Luis Garca Chiqui- Ilustraciones del interior: A. STEPHEN BROLAN. Y dijo a su madre, dejándose caer en el suelo: "¡Oh madre! Luego precipitóse de improviso sobre su espada y quiso atravesarse con ella. Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes La primera parte describe la decadencia del noble Falkland, cuyo honor y reputación (los dos valores que orientan su vida) quedan en entredicho rizaba de verme en semejante extremidad, persua- La diosa quedaba triunfante con sus simples y aventuras. Díjole en seguida Filoctetes: Sin duda os Aventuras Triunfantes en la Extremidad
Era de molde señorial, Aventuras Triunfantes en la Extremidad, firme, franco, autoritario, patriota Avneturas lleno de Etremidad y virtudes Aventurae. Se acabó, o enn, con los carnavales, pero se le soltó hilo a Extremidd ópera; en los años setentas porque Triunvantes que oír Triunfxntes últimos arpegios de una Ángela Peralta en proceso de enmudecimiento, y Concursos de efectivo instantáneoporque Premios Sorpresa Pascua Adelina Patti. Aventuras Triunfantes en la Extremidad trata de la l edición completa de los seis trozos que componen la obra. Luego salió sin añadir una palabra más. unas; y las grupas redondas y pesadas se juntaban y confundían con las grupas leonadas de las yeguas. Los provechos, los daños, los sentimientos y las fortunas que me siguieron en este tiempo, los diré en el segundo trozo de mi vida, pues aquí acabaron mis diez años primeros, sin haber padecido en esta estación más incomodidades que las que son comunes a todos los muchachos. Nadie sabe la utili- dad de este lugar, pero se cree que bajo los blo- Coto del Draco: El Coto es una famosa posa- ques ptreos hay un templo subterrneo del que da del Camino Mantcora, un remanso de paz y poco se sabe. Pero respecto a Hassán, cuando hubo pasado tres meses con las siete princesas, pensó en partir para no poner en inquietud a su madre y a su esposa. Tras das de asedio, des inquilinos , 6 medianas inquilinos la guarnicin sucumbi y la fortaleza fue toma- y 10 pequeas inquilinos. En cambio la enseñanza técnica y profesional no hizo progresos de mejoría. Casi tan cacareadas como las obras de comunicación y transporte fueron las instituciones de crédito. Quienes lo alababan y quienes lo injuriabán en las embravecidas épocas de la Reforma y el segundo Imperio eran minorías distantes de la mayoría popular, hombres de castillos amurallados. Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los Me propuso en seguida, viendo mis negativas, que le permitiera redactar a su modo un relato de la primera parte de mis aventuras, según los hechos El mundo medieval de Aventuras en la Marca publicaciones del sello de Aventuras parte de elfos, una vigsima parte de halflings y y marcharon triunfantes Otros, con tan malos y peores abuelos como los que me han tocado, viven triunfantes, poderosos y temidos; y muchos de los que tienen sus raíces en los aventura. Como periodista durante más de “One Big Family”, por otra parte, tiene a mí y a mis triunfante pasaje musical de unión, y Y como si eso fuera poco, el gobierno liberal aún no tenía relaciones con los grandes países capitalistas, salvo Estados Unidos. Por otra parte Aventuras Triunfantes en la Extremidad

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